Capítulo 11

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Con el paso de las horas, la ventisca acaba por volverse tormenta. Pero eso a Borja no le importa en lo absoluto, a la calamidad, solo le importa llegar al lugar indicado por los demonios mellizos. Lugar, que sin saberlo, fue antes el hogar de Rynna y de su familia.

—¿Y ese olor? —Se pregunta sin dejar de correr, hasta que se ve obligado a hacerlo por algo que llama su atención. —Esto...

Un minúsculo pétalo rojo sobre la nieve blanca es suficiente para hacer que el demonio detenga su ruta hacia el pueblo. Borja alza la mirada para ver que no está a más de un par de kilómetros del lugar; pero sentir el aroma que desprende ese pequeño pétalo, lo hace desviar su atención.

—¿Qué es esto? —Pregunta Gob, levantando el pequeño pétalo y mirándolo con curiosidad —¿No es de esas flores del árbol que está en el bosque?

—Vesta...— Borja nota el rastro en la nieve, que ligeramente se va borrando a causa de la tormenta —Más les vale haberla encontrado para cuando yo los encuentre a ellos. —Desvía su camino hacia Cántaro y sigue el rastro de los demonios.

...

Desde el bosque, Raksha ve con alivio cómo la calamidad se desvía de su camino. Después de todo, tal parece sí puede confiar en aquellos demonios; pero no demasiado.

—¿Raksha? —Pregunta Remena.

—Llama a Ryuka —Dice de inmediato —Dejaremos este lugar para ir a Cántaro.

—¿Y la razón es...?

—Stolas estuvo ahí y no hizo nada para eliminar su esencia —Remena guarda silencio —Los demonios tuvieron miedo cuando percibieron la esencia de Stolas. Si el demonio destruía el lugar, íbamos a perder la única pista que tendríamos para encontrarlo.

—¿Qué harán los demonios?

—Buscarán a Mika. Y nosotras buscaremos a su amo.

...

En el bosque, Vesta recorre cada rincón con la compañía de Mika, quien no hace más que solo caminar con la cabeza gacha.

—¿Estás bien? —Pregunta deteniéndose para acuclillarse junto al demonio.

—Estoy bien... —Sigue caminando.

A Vesta le sorprende un poco el oír la voz ronca de aquel demonio felino; pero por alguna razón, le parece normal.

¿Porqué nada de esto le resulta extraño? ¿Porqué todo es tan extrañamente familiar? ¿Cómo hacer para recordarlo?

—¿Porqué no sueles hablar? —Pregunta Vesta, buscando crear una conversación con el demonio.

—No suelo hablar con nadie... —Responde secamente —El amo... —Se interrumpe a si misma —Olvídalo.

Aquella pequeñísima muestra de insegurad en el demonio es suficiente para llamar la atención de Vesta. Definitivamente algo anda mal en este lugar; pero su mente sigue aun muy confundida como para formular alguna teoría al respecto.

—Mika —El demonio voltea para verla sin dejar de caminar —¿Cómo es mi padre? Realmente no puedo recordar nada de él. Pero, en ocasiones, no puedo evitar sentirme algo incómoda cuando lo tengo cerca. Es como si...

—¿Te asustara? —Aquella pregunta le resulta bastante extraña viniendo del demonio que acompaña al hombre; pero no estaba alejada de lo que realmente siente, o de lo que al menos cree sentir.

—¿Me asusta mi padre?

—Vaya, si que han caminado bastante —Stolas aparece detrás de ambas haciéndolas dar un pequeño salto de sorpresa —¿Qué te parece el lugar, Tesoro mío? —Pregunta mientras se inclina manteniendo una sonrisa agradable.

—Es... Bastante acogedor ¿De verdad crecí aquí?

—Claro que sí, cariño. Este inmenso bosque es tu bello hogar. Pero... —Su expresión cambia radicalmente a una seria y pensativa.

—¿Qué ocurre?

—No sé si será muy pronto. Pero creo que será mejor hacerte recordad todo de una vez —Besa su cabeza —Así podrás aclarar tu mente y recordar. Recordarnos.

—¿A quienes?

—A mí y a tu madre, claro está. Recordar esos momentos en los que fuimos felices hasta que... —Vesta lo mira confundida. Ahora la expresión de Stolas demuestra algo de tristeza.

—¿Padre?

—Así como hay momentos felices, hay momentos tristes, tesoro mío. Quisiera que no tuvieras que recordarlo; pero creo que es necesario que lo hagas. Es necesario que recuerdes ese día.

—¿Qué día?

—El día en el que la calamidad nos quitó algo que amabamos los dos. O mejor dicho, a alguien muy especial.

—¿La "Calamidad"?

—Un demonio creado hace ya varios siglos atrás, mucho antes de que nacieras... —Vesta permanece en silencio a la espera de que el hombre acabe de hablar —Su nombre es Borkoff Et daemonium daemoniorum —Vesta lo mira confundida al oír ese extraño nombre —Es un nombre bastante interesante para un demonio. Pero, con el paso del tiempo, la lengua se volvió muy floja para los humanos comunes y corrientes. Entonces deformaron su nombre a una palabra perezosa.

—¿Cuál es su nombre? —Stolas sonríe ante la curiosidad e ingeniudad de la chica, que no hace más que solo mirarlo con intriga.

—Borja... 

El bosque de los demonios (2): Fuera Del BosqueWhere stories live. Discover now