Capítulo 13

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En Cántaro, las tres brujar se dirigen a la casa antes señalada por los demonios para buscar esa pista importante que les permitirá dar con el responsable de todo el desastre.

—¿Qué es todo esto? —Pregunta Remena al ver todo el caos en el interior de la casa.

—Mika estuvo aquí. De eso no hay duda —Asegura Raksha —Eso, y que Stolas no entró en este lugar.

La bruja se apresura en entrar aquella leñera en la que estuvieron los demonios. Puede sentirlo. La esencia de Stolas es realmente fuerte en aquel lugar ¿Cómo pudo ser tan descuidado? ¿Por qué dejar una pista tan obvia en aquel lugar?

Mientras inspecciona minusiosamente el sitio, Raksha logra ver una especie de nota entre la madera que llama su atención. Una simple y diminuta hoja de papel que tiene escrito "La niña es mía". 

Raksha rompe el papel en mil pedazos al dejarse llevar por la ira; pero aquella acción le revela una nueva pista. Bastante importante cabe destacar.

—¿Raksha? —Remena y Ryuka ven a su hermana mayor completamente perdida con la mirada en sus manos.

—Miren esto —les enseña los trozos del papel en sus manos.

Por el reverso de la nota, un nombre escrito en letras negras hace que la Bruja mayor respire con nerviosismo.

—"Borkoff" —Lee Ryuka.

—Eso es lo que quiere —dice Remena.

—Desviar al demonio fue una buena idea —Mira a sus hermanas —Si el demonio hubiera sentido la esencia de Stolas, habría caído en su trampa y se habría dirigido directo hacia él.

—Pero habría encontrado a Vesta —Dice Ryuka.

—Y se habría regalado a Stolas para quedar a su merced. —Aclara Raksha.

—Raksha... —Remena mira a su hermana con preocupación —¿Qué podemos hacer?

—Debemos encontrar a Vesta, hacer que recupere la memoria, y evitar que Stolas tome su poder.

...

En el bosque Vesta camina junto a Stolas hasta llegar a lo que parece un caldera en medio de un claro. A pesar de lo hermoso del paisaje, aquel objeto llama su atención.

—Hija mía —Dice el hombre —Como ya entenderás, tú y yo no somos personas comunes y corrientes —Coloca una mano frente a ella —Tú y yo somos... Especiales —Dice al mismo tiempo que enciende una llama azul en la palma de su mano.

—¡Eso es...!

—Tú y yo podemos controlar el fuego a voluntad, tesoro mío —Vesta no quita los ojos del fuego, el cual usa Stolas para encender la caldera —Tu madre era una bruja. Y antes de morir, te entrego su poder cuando eras una bebé hace 15 años. Ella te entregó su fuego.

—Mi... ¿Madre? —Stolas la invita a ver dentro de la caldera. —Ella es...

—Rynna. La mujer más fuerte, hermosa y valiente que jamás conocí. —Sonríe mientras acaricia su mejilla —Ya es tiempo de recordar, hija mía. —Toma su mano para guiarla hacia la caldera —Recordar tu historia. Y volver a despertar ese poder tuyo.

Vesta se acerca a la caldera para poder ver en su interior. Una extraña sensación de Deja vú llega a ella en cuanto ve su reflejo en el agua ¿Ya había hecho esto antes?

Mientras observa el fondo negro de la caldera, Stolas permanece junto a Vesta, esperando a que el penúltimo paso de su plan inicie. 

—¿Logras ver algo, tesoro mío?

—Veo... una mujer. Ella es...

—Rynna, cariño. Tu madre y el amor de mi vida.

La caldera le enseña la imagen de una mujer agraciada y hermosa, de tez clara y cabello rojizo como el de ella. Luego, la imagen cambia y le enseña un lugar, un bosque oscuro en el que la mujer parece danzar entre los árboles mientras sostiene una suave sonrisa.

—Tu madre tenía un don especial, mi niña —La mujer de la imagen parece extender los brazos como si estuviera llamando a alguien 

—¿Quién...?

—Ese, hija mía. Es Borkoff, la calamidad de la humanidad. El demonio de los demonios.

—¿Cuál era ese don? —Ve a la mujer abrazar al demonio con toda confianza, con cariño. 

—Ella podía hacer de esas feroces y peligrosas criaturas, unas totalmente dóciles para que estuvieran con ella como si fueran sus mascotas.

Vesta observa con mucha atención aquella escena en la que su madre abraza al enorme lobo, que no hace más que permanecer inmóvil con la cabeza descansada sobre el regazo de la mujer, mientras acaricia suavemente su cabeza y parece cantar una canción.

La expresión en aquel demonio le produce una extraña nostalgia. Verlo de una manera tan dócil le hace dificil creer que es un denomio. Y mucho menos el que haya causado la muerte de su madre.

—No lo entiendo... —Stolas la mira algo confundido por su reacción. —No parece querer hacerle daño.

Stolas coloca la yema de su dedo sobre el agua para deshacer la escana actual y enseñarle otra completamente diferente. Vesta vuelva la mirada a la caldera, e inmediatamente se muestra sorprendida, asustada.

En el agua, Vesta ve un par de ojos amarillos que parecen estarla mirando directamente a ella. En ellos hay furia, rabia, dolor. En aquellos ojos, logra ver el reflejo del rostro de aquella mujer que lo tenía en sus brazos hace un momento. ¿Por qué?

—Tu madre amaba a ese demonio más que a nada en el mundo. —Dice Stolas —Pero también sabía que no podía quedar libre como lo está Mika. La razón del existir de ese demonio es destruir todo a su paso. Asesinar a cada humano sobre la faz de la tierra. Entonces tu madre creo una jaula para él y para todos esos demonios que amenazan la existencia de los humanos.

—El bosque de los demonios —Murmura Vesta.

¿De dónde conoce ese lugar? ¿Cómo sabe ese nombre? Un dolor punzante en su cabeza la obliga a llevar sus manos sobre ésta para presionar con fuerza.

Stolas mira a la chica con satisfacción al ver que su plan está comenzando a tomar forma. Posa sus manos sobe la cabeza de Vesta y comienza a tararear una melodía.

—Tranquila, tesoro mío —Deposita un suave beso sobre la cabeza de Vesta —Esto pasará. Cuando despiertes, todo será un poco más claro. —Vesta acaba cayendo dormida en los brazos del hombre. —Mika, tu turno —El demonio lo mira con nerviosismo —Y más te vale no echarlo a perder.

—Sí, amo.

El bosque de los demonios (2): Fuera Del BosqueWhere stories live. Discover now