Capitulo 33.

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Intentamos ver la mayor cantidad de películas de la saga de Harry Potter, Meera se quedó el viernes después de nuestra charla sobre Shawn, todo el sábado y el domingo por la mañana me suplicó que la acompañara al comedor de personas sin hogar

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Intentamos ver la mayor cantidad de películas de la saga de Harry Potter, Meera se quedó el viernes después de nuestra charla sobre Shawn, todo el sábado y el domingo por la mañana me suplicó que la acompañara al comedor de personas sin hogar. No pude negarme, era una bonita labor además de que estaría acompañada de Meera.

Fue cuando estacionó frente al comedor que recordé quienes se encargaban de aquel lugar.

—Tendrás que conocerla, me voy a abstener a hacer un comentario fuera de lugar y no insinuaré que eres la competencia directa de su hija.

—Joder, Meera, ¿no tienes filtro?

—Lo cambio una vez al mes, en las reuniones mensuales de mi familia, lo prometo.

Salimos entre risas de su auto y con su brazo enredado en el mío nos guió hacia el comedor.

Cuando entramos me sorprendió lo grande que era, desde el exterior se veía mucho más pequeño. El local estaba pintado de un blanco estéril y a lo largo y ancho tenía bien distribuidas mesas y sillas para las personas que venían a comer. Meera nos llevó hacia una puerta localizada en una de las esquinas del salón y entró sin tocar, era la cocina. En el centro de esta había una mujer mayor quien hablaba con autoridad, pero sonaba dulce, su voz era empalagosa y su sonrisa de par en par en vez de parecer confortable provocaba escalofríos.

Conocía esa sonrisa.

—La mamá de tu enemiga—susurró Meera por lo bajo, con la intensión de que solo yo la escuchara, la golpeé con mi codo justo en las costillas a lo que ella pegó un grito—. ¡Mierda, eso dolió!

Los ojos de todos de inmediato se posaron en nosotras, la señora Xavier incluida, pero sin perder la sonrisa falsa.

—Meera, cariño, ¿pasa algo?

—No, señora Xavier, lo lamento—Como si fuera posible, la voz de Meera se dulcificó de una manera abismal, casi parecía una niña buena—. Es que... Uh...

—Tiene cólicos y son muy fuertes—la intenté salvar, pero la mirada de muerte que me dio la morena no era de agradecimiento.

Sin embargo, me siguió la corriente.

—¡Oh Dios, si! No me siento muy bien.

—Aw cariño, pudiste avisar—Creo que la mujer estaba arrugando su rostro, pero era imposible de ver por las veces que ese rostro me decía que había pasado por el quirófano, se veía un poco antinatural.

—¡Pero traje a Lucy! ¡Ella nos ayudará hoy!

Sentía la mirada perforadora de cada persona, fue imposible no sonrojarme.

—Oh. ¡Bienvenida al equipo, Lucy!—exclamó la señora Xavier mientras aplaudía, incentivando a los demás a hacerlo, era un escena algo bochornosa—. Como es tu primera vez te daremos una red para el cabello y una espátula. El mejor puesto es sin duda al frente, sirviendo la comida, ¿qué te parece?

La melodía de Lucy | Hijos de sus padres #1Where stories live. Discover now