Capítulo 12.

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Era domingo por la noche cuando finalmente hice una videollamada con mi familia

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Era domingo por la noche cuando finalmente hice una videollamada con mi familia. Papá parecía a punto de llorar a través de la pantalla y mamá solo lo consolaba, mis hermanas también estaban ahí, Gwen le quitó el turno de palabra a todos parloteando sobre como estaba disfrutando su nueva habitación y como ella no me extrañaba ni un poquito, es más, insinuó que quedarme en los Estados Unidos sería lo mejor.

Cuando me despedí pude jurar ver una lágrima escaparse de los ojos de papá, por un momento yo también quise llorar, los extrañaba un montón.

Luego fue el turno de Lucas, habíamos pactado para hablar una vez terminara mi llamada con mis padres.

Sonreí divertida al ver al chico de cabello castaño al otro lado de la pantalla acompañado del pequeño Johan, que ya no estaba para nada pequeño.

—¡Es una conversación privada! Si quieres hablar con ella puedes hacerlo desde tu casa.

—¿Y que mamá esté detrás de la puerta chismeando?—Johan negó con la cabeza fervientemente—. Ahora por culpa de papá cree que cuando cierro la puerta es para ver pornografía y masturbarme.

—¿Y no es verdad?

—No consumo porno—dijo en modo automático.

Tanto Johan como yo rodamos los ojos. Era un chico, un puberto, obviamente consumía porno, en videos, novelas gráficas, animes, porno al fin.

—Si tío Bart dijo eso es porque lo más seguro era lo que aplicaba cuando tenía quince años—mencioné llamando la atención de los dos.

Los ojos de mis dos primitos brillaron al reconocer mi voz, sin poder evitarlo sonreí, no podía esperar para hacer algunas bromas con ellos al reencontrarnos.

—¡Lucy!—saludaron ambos.

—Hola chicos, díganme que están causando muchos problemas a la familia.

—No podríamos decepcionarte, después de todo eres la mejor maestra para meternos en problemas—alabó Johan y Lucas a su lado rodó los ojos. Johan lo notó—. ¿Qué? Tú eres el que sigue llamando a Lucy solo por ideas para tus bromas. Por cierto, Lucy, han decaído un poco.

—¡Eso no es cierto! Mis bromas son geniales.

De nuevo se sumergieron en una discusión absurda de quien había conseguido la rata más grande para usar en su broma de asustar a mamá en la cocina.

No creo que ninguna de mis tías estuviera feliz con la pequeña bromita de la rata.

—¡Solo lárgate de mi habitación! Necesito chismear con Lucy y todavía eres muy chico para escuchar palabras malsonantes.

—¿Eres idiota, Lucas? ¡Solo soy un año menor que tú!

Antes de que empezaran una nueva discusión absurda sobre el tema de sus edades los interrumpí.

La melodía de Lucy | Hijos de sus padres #1Where stories live. Discover now