Capítulo 21.

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Todos se despidieron de Shawn con cariño, era un poco irreal de ver, más cuando mi tío Connor no dijo ni pío al yo seguir a Shawn para guiarlo a la que sería su habitación en los próximos días

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Todos se despidieron de Shawn con cariño, era un poco irreal de ver, más cuando mi tío Connor no dijo ni pío al yo seguir a Shawn para guiarlo a la que sería su habitación en los próximos días. Me había esperado una mirada amenazante por parte de este o al menos un comentario de advertencia, pero nada sucedió, solo le dio las buenas noches, más nada. Incluso tío Bart se comportó y no dijo un comentario fuera de lugar.

—Te escucho pensar desde aquí—dijo Shawn mirando hacia el frente mientras caminábamos por el pasillo del segundo piso, solo pude lanzarle una mirada—. Pensé que sería más complicado ganarse a los líderes.

—¿La verdad? Estoy sorprendida.

—¿Lo estás?

—Mucho. No entiendes lo que significa el hecho de que tío Connor solo te amenazó una sola vez, tampoco vi sus aires de malicia alrededor. Es... extraño.

—No sé si estás feliz o triste por ese hecho—se burló, nos hice detener frente a la puerta de la habitación de invitados.

—Ni feliz ni triste, de nuevo, estoy sorprendida. Y no solo fue con ellos. ¿Mis primos? Los tenías comiendo de la palma de tu mano. ¿Qué les estabas diciendo?

Shawn se encogió de hombros, abrió la puerta y entro a su habitación, fue directo a su maleta para abrirla. Le había advertido en el avión que era lo primero que tenía que hacer una vez estuviera en su habitación asignada, una broma clásica era la de arruinar el equipaje del otro, pero de nuevo todo estaba intacto.

—Parece que pasé la primera prueba—dijo él en cambio sacando algunas mudas de ropa de su maleta.

Pude ojear una delgada tela de ropa interior en la esquina de su cama, cosa que hizo que mis mejillas se sonrojaran.

No entré en la habitación, en cambio me quedé de pie bajo el marco de la puerta.

—¿Qué les dijiste?—insistí.

Shawn evitó una sonrisa, podía ver como quería embozarla, pero seguía evitando hacerlo por mí.

—Tenía ocho años, era la cena de navidad y estaba enojado. Papá me había hecho ensayar todo el día y el día anterior a ese, y el anterior a ese. Realmente me hizo ensayar las últimas semanas de navidad, dieciséis horas al día, solo hacia pausas para comer, ir al baño y dormir. ¿La razón? En la cena estaría presente Sergei Volkovich.

—Lo conozco, era aquel músico genio que tocaba el cello.

—Parecía que tocaba solo con mirar las cuerdas y como dices, el viejo ruso era muy bueno tocando el cello, pero era un imbécil. Papá quería que le cerrara la boca. Yo, un pequeño niño de ocho años que solo quería como regalo de navidad tener otro papá —Shawn rio sin ganas, yo no podía creer la manera en la que se estaba abriendo conmigo—. No llegué a tocar ninguna pieza, coloqué en la sopa de Sergei salsa picante a montones, más nunca le contestó el teléfono a papá, de hecho, creo que nunca más habló con él, ni siquiera fue invitado a su funeral.

La melodía de Lucy | Hijos de sus padres #1Where stories live. Discover now