Capitulo 3.

508 102 58
                                    

El día de mi partida papá estaba llorando, mamá aguantaba las lágrimas a mas no poder y Marta y Gwen celebraban el hecho de sus nuevas habitaciones

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El día de mi partida papá estaba llorando, mamá aguantaba las lágrimas a mas no poder y Marta y Gwen celebraban el hecho de sus nuevas habitaciones. Si volvía tendría la, ahora vieja, habitación de Gwen para mí.

Abracé a mi papá con fuerza, podía jurar que estaba escuchándolo sollozar. Rodé discretamente los ojos, papá era demasiado sentimental. Cuando llegó el turno de mamá, me apretó con fuerza a su cuerpo mientras recitaba una y otra vez los cuidados que debía tener ante los peligros a los que me enfrentaría en mi nueva travesía viviendo sola. Marta y Gwen solo se despidieron dándome un abrazo cada una, pero me di cuenta de que extrañaría como loca a mis hermanas pequeñas.

Antes de atravesar las puertas que me llevarían a migración me volví hacia mi familia. Mamá consolaba a papá, mis hermanas saludaron un poco triste, por un momento quise renunciar a todo, pero tomé una profunda respiración, alcé mi mano como último saludo y me di la vuelta.

Si tenía suerte los vería en navidad.

No habían pasado ni treinta minutos cuando ya mi madre estaba llamando a mi teléfono mientras estaba sentada en la sala de espera del aeropuerto.

Divertida contesté.

—Mamá, sigo en Paris—dije al contestar, sabía que llamaría para cerciorarse de que seguía en el país.

—Solo quería preguntar si estabas segura de tener todas tus cosas. ¿No hubo problemas con tu visa? ¿Ya el casero sabe que vas de camino? ¿Llevas tu cepillo de dientes? Porque si no llevaste tu cepillo de dientes podría...

—Mamá, está todo bien—respondí tranquila tratando de que mi madre se calmara—. Estoy bien.

—Es solo... Te quiero, cariño.

—Yo también te quiero—mascullé con un nudo en la garganta —. Te llamaré una vez esté instalada, ¿de acuerdo?

—Mejor cuando el avión toque suelo americano—propuso ella.

—Adiós, mamá.

Colgué entre risas, entendía la sobreprotección de mis padres. Las únicas veces que había salido del país fueron en mis vacaciones y siempre acompañada de mi familia. También, desde los siete hasta los diez me quedé en casa de mis tíos para estudiar, solo que no pudieron con Lucas y conmigo, su vecina de ese momento, la señora Charpentier, podría haberse mudado solo por el hecho de vernos todas las mañanas con nuestros rostros maliciosos, aquella señora fue nuestro mayor experimento.

Nunca me arrepentí de todas las bromas que le hicimos, al final, la señora Charpentier se había burlado de mi inglés en ese momento, ella era tan cruel como nosotros.

Antes de que el avión despegará recibí un mensaje de Lucas deseándome suerte en el viaje. No pregunté cómo había conseguido su teléfono, mi tía Daisy lo había castigado por su salida nocturna. De igual manera sabía que Lucas tenía sus métodos, después de todo era idéntico a su padre, bastante manipulador, su mamá muy pocas veces no caía en los encantos de sus chicos Pirce.

La melodía de Lucy | Hijos de sus padres #1Where stories live. Discover now