Lucy era aquella chica que no conocía la palabra límites, quizás por eso no tenía muchos amigos y consideraba a su primo de dieciséis años como su psicólogo habitual y mejor amigo a tiempo completo.
Lucy nunca encajaba, era como una pieza de un romp...
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Me sonrojé furiosamente al ver su precioso rostro confundido, había hablado en francés, lo hice sin pensar, después de todo Shawn, el vecino, podría borrar cualquier pensamiento lógico de mi cabeza.
Aunque estaba avergonzada no tuve límites al detallarlo de pies a cabeza.
Sus pies—que debían ser del tamaño de pie grande, bastante normal considerando que era bastante alto—, estaban protegidos por unos lindos zapatos de vestir negro los cuales combinaban perfectamente con su pantalón planchado del mismo color, una correa de piel los sujetaba en sus caderas manteniendo el pantalón y camisa de vestir dentro de este. Dios, la camisa, cada botón estaba en su lugar, pero no pude evitar babear un poco al ver como tenía las mangas arremangadas a la altura de sus codos, algunas venas eran visibles. Dejé lo mejor para el final, su rostro era precioso, con una mandíbula firme, labios rellenos y los ojos más extraños que había visto en la vida, una combinación entre marrón y verde que por poco me hicieron jadear, su cabello arenoso y liso por un momento me impulsaron a extender mi mano y acariciarlo, pero de nuevo me detuve.
Una arruga en su ceño arruinaba su bonito rostro de bebé, pero lo entendía. Era una chica que jamás había visto y lo primero que hice fue alabarlo en francés, nada más faltaba ponerme de rodillas y hacerle un trabajo manual... o bucal en todo caso.
—Dime que no entendiste ni una sola palabra de lo que dije —supliqué, quería hacer un pequeño chiste, pero me contuve.
Shawn no dijo nada, solo parpadeó y negó con la cabeza.
—¡Eso es genial! Si hubieses entendido estaría muriéndome de la vergüenza.
—¿Es que dijiste algo fuera de lugar?—A penas Shawn habló quise desmayarme.
Era británico, solo conocía el acento por aquel actor de las películas de superhéroes, creía que el inglés británico era una propuesta abierta para tener sexo.
¿El francés es sexy? Mejor pregúntale a Shawn el británico y él te enseñará qué es sexy.
—Tal vez. Pero es mejor que olvidemos todo eso, por favor—Luego extendí mi mano, pero él no la tomó de inmediato—. Soy Lucy, Lucy McDugents y tú eres Shawn, aunque sin apellido.
De nuevo Shawn no dijo nada.
Entiendo, hombre de pocas palabras, dije en mi mente.
—Soy tu nueva vecina, llegué a noche, algo tarde y por eso no me presenté antes—Seguía sin decir nada, tampoco tomaba mi mano, por lo que algo cohibida la guardé de nuevo para mí—. Solo... quería presentarme.
Shawn seguía detallando mi rostro, pero a diferencia de mí él no hizo ningún escaneo demasiado evidente, solo estaba de pie mientras parpadeaba lentamente.
—También estoy aquí por Verá, vino hace un rato buscándote—seguí hablando tratando de sacar a flote la conversación unilateral con mi nuevo vecino—. Creo que le gustas, pero no lo escuchaste de mí.
