Capitulo 32.

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Sus palabras hicieron que encendiera mis mejillas como un árbol de navidad, nos mantuvimos en silencio por un largo rato, él con su ceño fruncido viendo hacia sus manos y yo observándolo fijamente, como si quisiera leer más allá de lo que me mostraba

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Sus palabras hicieron que encendiera mis mejillas como un árbol de navidad, nos mantuvimos en silencio por un largo rato, él con su ceño fruncido viendo hacia sus manos y yo observándolo fijamente, como si quisiera leer más allá de lo que me mostraba.

—Siento a veces ser un poco invasiva—decidí romper el silencio primero, en respuesta él volvió a mirarme —. Tienes razón, soy demasiado curiosa, pero no puedes negar que causa curiosidad todo esto del tema de las familias del conservatorio. Cuando audicioné jamás pensé que me iba a encontrar algo que me recordara a una película de mafiosos.

—No somos mafiosos—recordó él.

—Pero lo pareciera—me defendí —. Meera me habla de las familias como si fueran intocables, forradas en billetes y que se salen con la suya cuando quieren.

—Meera es demasiado dramática.

—Sin embargo, hay mucha verdad dentro de su dramatismo. Por Dios, te comprometieron con una chica sin tu quererlo.

Shawn suspiró y como si fuera posible se recostó aún más en mi sofá, parecía agotado.

—El dinero es poder, mientras más dinero poseas tu poder también va a incrementar. Une a dos familias con dinero, vuelves a los cabecillas aún más poderosos, obtienes mayor control en lo que te dedicas, te sales con la tuya —me explicó como si le estuviera contando una historia a una niña de cinco años—. Así funcionan las cosas, es lo que he visto desde que tengo uso de razón.

—¿Y eso no te molesta?

—Lo aborrezco, ¿por qué crees que me fui de la casa de mi familia? Si estuviera ahí mi padre seguiría intentando convertirme en una versión de sí mismo. No voy a convertirme en mi padre, Lucy. No quiero una mujer trofeo en mi vida, no quiero dinero para ganar más poder, no quiero hacer miserable a las personas que me rodean. Solo quiero hacer música, enseñar, vivir y ser libre.

Medité sus palabras, Shawn me estaba explicando indirectamente el porqué no disfrutaba de los lujos de su familia y vivía tan apartado de ellos en un apartamento más sencillo.

Quería hacer música, era algo que teníamos en común. Recordé la melodía que tiende a tocar por las noches.

—Todas las noches tocas una melodía en tu cello—Noté como Shawn se tensó un poco poniéndose en alerta, me observaba fijamente, escuchando atento lo próximo que saldría de mi boca—. Cambia cada vez que la tocas, siempre agregas algo más.

—Lo hago.

—¿Es... tú manera de hacer música?

—¿Mi manera de hacer música?

—Ya sabes, ir sobre la marcha—Pude ver claramente como me entiendía, sin embargo, me seguí explicando —. Se te ocurre algo, lo tocas, lo escribes, también es mi ritual creativo.

Shawn parpadeó, sentí mi corazón bombear con fuerza, las mejillas de nuevo enrojeciendo, el sudor en mis manos, no entendía la razón de mi nerviosismo. Quizás era la manera en la que se limitaba a observarme con aquellos ojos calculadores que parecían querer atravesarme.

La melodía de Lucy | Hijos de sus padres #1Where stories live. Discover now