Capítulo 33: Un día cualquiera.

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Me encuentro entrenando con Xavier.

Llevamos cerca de una hora entrenando y todavía nos queda otra más...

No hago otra cosa que dar patadas a una especie de plástico negro relleno de espuma, hasta que las gotas de sudor caen por mi abdomen y mi rostro.

— Veo que nuestros entrenamientos están dando frutos — comenta Xavier mientras sujeta el plástico negro e intenta que su cuerpo no se tambalee por los golpes que le propino.

— Eso espero, ha pasado un mes desde que comenzamos. ¿He mejorado? — pregunto a la vez que cambio de pierna para volver a golpear el plástico.

— Bastante, puedo decir con seguridad que eres la mejor alumna que he tenido hasta ahora.

— ¿De verdad?

— Sin duda.

— Gracias... Con un poco de suerte, si Alexei ve que puedo defenderme bien me dejará de acosar con sus guardaespaldas.

— ¿En serio? ¿Sus guardaespaldas te siguen a todos lados?

— Por desgracia, sí... Cada movimiento que hago me están revisando sus guardaespaldas.

— Vaya, supongo que eso no es nada agradable.

— Pues no mucho la verdad — resoplo con lo poco que me queda de aliento. — Oye, ¿cuánto tiempo voy a estar dando patadas a esto?

— Un par de repeticiones y cambiamos de ejercicio.

— Está bien... — Hago un par de repeticiones más y me siento en el césped exhausta por la cantidad de patadas que le he propinado a aquel plástico. Mi respiración es agitada y las gotas de sudor caen por todo mi cuerpo.

— Cinco minutos de descanso y comenzamos con el siguiente ejercicio.

— Dios mío, dame un respiro. Se me va a caer la cabeza del cuerpo si sigo así.

— Bueno, procuraremos que eso no ocurra — dice Xavier a la vez que ríe.

La siguiente hora pasa relativamente rápido. Siento mis músculos arder y como varias gotas de sudor caer por mi agotado cuerpo.

Me tumbo en el césped y cierro los ojos, intentando que todo el calor que procesa mi cuerpo salga y consiga liberar algo de cansancio.

— Oye, Atenea. ¿Puedo preguntarte algo? — dice Xavier con lo que parece incomodidad.

— Claro, adelante.

— ¿Por qué Alexei me contrató para entrenarte?

— Verás... Es una larga historia, pero bueno... ¿Por dónde debería empezar? — Me pregunto a mí misma.

— Si no quieres no es necesario, tan solo tenía curiosidad por ello. — Xavier se sienta a mi lado.

— No, no te preocupes. Supongo que no me importa... — Respiro hondo. — Verás... Yo trabajo en la empresa de Alexei como becaria en Recursos Humanos y... — Mis ojos se abren como platos. — A ver, no quiero que pienses que esta es la típica historia de la becaria con su jefe y todo eso... Porque yo no soy así y Alexei tampoco.

— Tranquila, por lo que conozco de ti sé de sobra que no eres ese tipo de chica que busca acostarse con su jefe para tener un ascenso.

— Vale... En fin. Como trabajo en la sección de Recursos Humanos, antes, hace tiempo tenía un jefe: León... Digamos que de alguna manera él pensó que yo estaba enamorada de él y se propasó conmigo, de manera que Alexei tuvo que intervenir y al final fue despedido. Al cabo de un tiempo, pensando que todo se había acabado, recibí un tiro, en realidad no sé si fue para mí o para Alexei... Pero lo recibí yo. La cuestión es que descubrimos que todo fue obra de León. — Suspiro. — La cosa no termina ahí... Cuando salí del hospital y me incorporé en el trabajo recibí una bala de parte de León, a parte de que luego cuando viajé a Nueva York él apareció detrás mía y me atacó y volvió a amenazar... Así que supongo que esas son las razones por las cuales Alexei te contrató. — Digo pensando en la vez que fui secuestrada por un antiguo compañero de Alexei. Supongo que omitiremos eso...

— Vaya... Lo siento mucho. No tenía ni idea... Reconozco que al principio, al tratarse de Alexei Volkov sería por el tema de los acosadores y de la fama... Pero nunca me imaginé algo como lo que me has contado.

— Ya, bueno... Supongo que es lo que me ha tocado — dice con una sonrisa fugaz.

— Si puedo ayudarte con lo que sea... Aquí me tienes.

— Muchas gracias, Xavier.

— Bueno, creo que debería irme. Tengo el próximo entrenamiento en una hora.

— Oh, claro. Te acompaño a la salida.

[Por la tarde]

— ¡Hola! — digo nada más que Ava abre la puerta.

— Mi querida y desaparecida mejor amiga Atenea Morgan, como tú por aquí.

— Supongo que mi captor, el señor Alexei me ha dejado salir con tal de traer a este caballero de aquí — digo señalando a Arthur.

— Un gusto volver a verte, Arthur — dice Ava con una pequeña sonrisa.

— Señorita Morgan, permaneceré aquí. Si ocurre cualquier cosa no dude en avisarme — dice Arthur.

— Gracias — respondo antes de cerrar la puerta. — Bueno, cuéntame, ¿qué tal con Pietro?

— Ay, Atenea... No podría estar mejor. Es un encanto, detallista, amable, considerado, gracioso... Lo tiene todo.

— Cuidado, cuidado. Que se te cae la baba.

— Idiota... Y... ¿Tú qué tal con Alexei?

— Bien, haciendo que sus guardaespaldas me sigan a todos lados.

— Vaya... ¿Todavía sigue con eso?

— Sí, al parecer no le basta con el entrenamiento de autodefensa.

— Que coñazo... Yo no sería capaz de mover un músculo si tengo que entrenar dos horas.

— Bueno... Tampoco es para tanto... Además, Xavier es majo.

— ¿Está bueno?

— Ava...

— ¿Qué? Tan solo he hecho una pregunta. ¿Acaso alegrarse la vista de vez en cuando está mal?

— Supongo que es atractivo... Es ex- militar.

— Que fuerte...

— En fin, deberíamos ponernos a estudiar, ¿no crees?

— Vale, pero luego pedimos pizza y tomamos vino.

— No pienso negarme a ello.

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Buenasss.

Inesperadamente aquí estoy de nuevo. No pensaba publicar pero bueno tenía varias horas libres hoy así que he decidido escribir un poco.

Debo admitir que estos capítulos no son tan emocionantes como otros pero hay que calmar un poco la cosa antes de poner más drama.

En fin. Espero que os guste. 

No olviden dar like ni comentar.

Besooos.

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Soy tuya - LR - (+18)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن