Capítulo 9: Sabor a fresa [+18]

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Por fin puedo moverme sin el vendaje. Se siente... Mayor libertad.

Me acerco al espejo del baño y observo la cicatriz de mi pecho, redonda y no muy grande... Algo abultada y circular.

Recuerdos de aquel día se agolpan en mi mente. La manera en la que un pequeño destello blanco atrajo mi atención, como sentía que una enorme fuerza me tiraba al suelo y como un fuerte ardor atacaba mi pecho para luego cerrar los ojos.

Algo se revuelve en mi estómago al recordar todo aquello...

Sacudo mi cabeza, abro el grifo y mojo mi rostro con algo de agua fría.

— En fin, no pensemos en eso, Atenea. ¿Vale?

Camino por el pasillo, pensativa y con la mirada fija en el techo.

— Ahora que ya no tengo el vendaje... Significa que Alexei... — Una sonrisa traviesa se dibuja en mi rostro. — Preparemos algo.

Le escribo a Sylvia y le digo que tiene la noche libre, junto con el resto de empleados.

Busco la lencería más erótica que tengo: una roja con encaje y transparencias por toda la tela junto con una liga con bordado que queda ajustada en mis muslos.

Dejo mi cabello caer, el cual llega hasta mis caderas, rozando mi trasero.

Me pongo unos tacones negros que se abrochan en los tobillos con una pequeña cadena dorada.

Oigo como la puerta de la mansión se abre y Alexei entra por ella.

Me acerco corriendo a mi móvil y lo conecto a un altavoz plateado, para qué música lenta y sensual comience a sonar.

* Suena Streets de Doja Cat *

Me siento en la cama, con las piernas cruzadas, esperando a que Alexei cruce la puerta, cosa que ocurre en cuestión de unos pocos minutos.

— Vaya, vaya... Menudo recibimiento — dice deslizando su lengua por su labio inferior.

— Ahora que no tengo la venda... — Me levanto y comienzo a caminar hacia él, contoneando mis caderas. — Creo... Que podemos jugar, señor Volkov. — Una sonrisa llena de satisfacción se dibuja en su rostro, para luego deslizar sus manos hasta mis caderas y pegar con fuerza mi torso al suyo.

— ¿Quiere jugar, señorita Morgan? — Su voz ronca hace que se me erice la piel.

— Sí... — De pronto, sus labios se estampan con los míos, sintiendo la calidez de los mismos.

Su lengua aparece y juega con la mía mientras nuestros labios se juntan una y otra vez.

Sus manos descienden hasta la parte trasera de mis muslos y me carga para llevarme hasta la cama y lanzarme sobre ella.

— No, no... Señor Volkov. — Me levanto de la cama, le agarro de la camisa negra y lo empujo a la cama. — Me toca a mí tener el control. — Sonrío lascivamente. Me acerco a uno de los cajones de la mesilla que hay al lado izquierdo de la cama, lo abro y saco una cinta negra de seda.

Me subo a la cama y me siento a horcajadas sobre él para luego alzar sus manos y atarlas.

Él no para de sonreír, sin perder cada detalle de mis movimientos.

Comienzo a besar sus labios, de nuevo, notando como su lengua se introduce en mi boca. Desciendo hasta su cuello y deslizo mi lengua por él, para luego morderlo y dejar una notable marca.

Muevo mis caderas para rozar mi sexo con el de él, haciendo que el bulto de sus pantalones aumente de tamaño.

Abro su camisa, rompiendo algún que otro botón.

Soy tuya - LR - (+18)Where stories live. Discover now