Draco Malfoy.
Las horas pasaban, y yo me encontraba sentado en ese banco esperando que ella despertara. Acaricié su mano.
No me imaginaba por todo lo que tuvo que pasar, si yo sufrí.. no quería ponerme a pensar cómo se debió de sentir ella. No entendía por qué ella tenía la marca... yo solo quería evitar que esto pasara, yo quería que estuviera a salvo.
Es mi manzanita, yo no dejaría que nadie la lastimara.
Lastimosamente, lo hicieron sin que yo lo supiera.
Apreté su mano con la mía, trague en seco, la volteé a ver.. tan indefensa ahí dormida, yo quería estar siempre ahí para cuidarla, porque para mi, ella es lo más importante.
A mi no me importa muchas personas creo que mi lista es un poco corta: mi madre...Amélie... y creo que también entraría Crabbe y Goyle que son los que han estado conmigo desde que éramos niños.
Sentí mucha impotencia, había creído en los queme habían dicho que no pasaría nada. Solo fueron puras habladurías, y no cumplieron lo que me habían prometido, ella estaría a salvo.
¿A caso ella era de la que Snape había hablado?
Vi como se empezó a mover, me quedé viéndola, empezó a abrir sus ojos poco a poco, sonreí cortamente.
—¿Cómo estas?—pregunte.
—Algo.. confundida.—sonrió flojamente.—¿Y tú?
—Bien.—mentí.—Creo que ahorita vendrán los chicos..–me levante.— Me da gusto que no haya pasado a mayores. Iré a alistarme ¿te veo luego?
Ella asintió con su cabeza, me incline hacia ella y le di un beso en la cabeza.
—Cualquier cosa, me buscan.—murmuré.
La mire una vez más, sentí como mis ojos se empezaron a cristalizar, ella me miró, apreté mis labios.
—¿Qué tienes, mi niño?—preguntó confundida, sonreí mientras me soltaba a llorar.—Draco... ¿Qué paso?
—Lo lamento tanto.—dije, puse mis manos en mi muslos mientras me encorvaba llorando. Agache mi cabeza.—Lo siento, es mi culpa.
—¿De qué hablas....?—preguntó preocupada.
Me enderece y la mire, desvíe mi mirada a su brazo.
—Yo sólo quería que estuvieras bien, no quería que esto pasara... no quería que tú pasaras por esto.—dije arrepentido.—No entiendo por qué siempre que hago algo, lo arruino. Desde que era un niño, cuando trataba de ayudar... solo lo empeoraba.
—No... No Draco...no digas eso. Cuéntame qué tienes, ¿Por qué has estado tan triste últimamente? Me he dado cuenta.—dijo sentándose en la camilla.
Me acerqué a ella, y la abracé tomándola de sorpresa, me solté a llorar.
—Soy un monstruo, Amélie. Todo este tiempo solo quería olvidarme de lo que pasaba, estar junto a ti, abrazarte y llorar.—solloce.—Lo lamento tanto, lamento que tengas que pasar por esto.
—Me estás preocupando....
Me separé de ella, quedándome parado alado de la camilla y levante mi manga de mi chamarra enseñándola la marca, ella la miró y se quedó quieta.
—Me dijeron que sí tenía la marca, tú no tendrías que pasar por esto... que estarías a salvo, yo solo quería que tú no sufrieras, y-y te arrastre a esto.. tú tienes la marca, y yo no sabía, pensé que te estaba salvando todo este tiempo.—dije llorando.—Lo lamento tanto, Amélie.
—Draco.... no, mi niño. Ven, ven siéntate aquí.–se hizo a un lado, abrió sus brazos, me limpié mis mejillas y me senté, ella acarició mi ante brazo donde estaba la marca.–Parece que nos dijeron lo mismo.—me volteo a ver, sus ojos ya se encontraban cristalizados pero aún así sonrió.—Ninguno tiene la culpa, jugaron con nosotros para que tuviéramos la marca.
—No me quiero imaginar todo lo que sufriste.—murmuré.—Todos estos meses que no nos miramos... solo quería salir de mi casa, ir a la tuya, ir por ti y irnos los dos, no me importa a donde sea.—llore.— No quiero que te pase algo, no quiero que te alejes de mi, no quiero que mueras.
—Yo no moriré.—murmuró recargándose en mi hombro, ella al igual que yo estaba llorando.– Ni tú, no sabíamos por lo qué estábamos pasando últimamente... pero al parecer el destino quería que lo supiéramos.
Se separó de mi, la volteé a ver.
—¿Tú fuiste la que hizo eso de Katie Bell?—pregunte, ella apretó sus labios mientras lloraba y asentía.—¿Y la de hidromiel?—volvió a asentar.—¿Te lo encargaron tú sola esa tarea?—negó.—¿Quién más?
—Theo...—murmuró.
—Cariño...—la rodee con mis brazos.— Yo te ayudaré, no estarás sola en esto. Me tienes a mi, ni creas que se quedará esto así... creyeron que nos podían arruinar la vida, pero verás que no será así, por que tú y yo merecemos un final feliz.
—¿Te tocó el armario?—pregunto.
—Suspiré.—Sí.....
—¿Es por eso que te desaparecías por las tardes y noches...?
—Sí.—me separé de ella.— No quería que pensaras que estaba engañándote, o que no quería pasar tiempo contigo, me he sentido muy sólo todo este tiempo.. he llorado solo, en el baño, y he estado hablando con Myrtle.
—¿Myrtle...?—preguntó confundida, solté una risita mientras me limpiaba de nuevo las mejillas.
—Aunque no lo creas, me deja llorar sin molestar.—admití.—No tenía ninguno otro lado donde soltar todo lo que me estaba guardando.
—Siempre podrás venir conmigo, y llorar,sabes que yo jamás te juzgaré.—murmuró acariciando el dorso de mi mano.—Yo siempre seré tu lugar seguro, Draco.
—Te quiero, Amélie.—dije viéndola directo a los ojos.— Aparte de mi madre, eres la única persona que quiero conmigo... aún siendo un desastre, tú sigues aquí.
—Nuestros secretos hasta la tumba...—dijo, no pude evitar sonreír.—Claro que me acuerdo aún de eso, te daba mucha pena llorar cuando eras un niño, creías que me burlaría de ti... pero yo sabía que para ser un niño, sufrías mucho. Solo necesitas a alguien que te quiera, y yo siempre te recordaré lo mucho que me importas.
La volví abrazar. Le di un beso en la mejilla, y agarre su mano para jugar con ella.
—Ayer que no despertabas.. me estaba torturando pensando muchas cosas cuando descubrí que tenías la marca.—comente.
—Siempre has sido muy asustadizo, y paranoico desde que tenías 8 años... aún me acuerdo.—me miró.— Si tan solo te vieras desde mis ojos, Draco. Sabrías que para mi, eres hermoso, y que no deberías de ser tan inseguro y tan duro contigo.
—¿Cómo sabes.....?
—Me doy cuenta, te presionas mucho. Se que te cuestan muchas cosas, solo tienes miedo a sentir y a demostrarlo. Pero eres buena persona, y lo sabes... muy en el fondo.
Agache mi cabeza aun jugando con su mano, lo que había dicho era cierto, solo que nadie me lo había dicho. Y por primer vez, sentí bonito, me sentí más querido de lo que pensaba.
Estuchamos pisadas acercándose, me baje la manga al igual que ella, ya nos habíamos limpiado las mejillas, por la puerta de la enfermería apareció Nott.
Se acercó a nosotros arrastrando sus pies, tenía sus manos en el bolsillo de su pantalón. Una vez que llegó, nos volteo a ver.
—Blaise lo sabe....—murmuró y me miró.—sobre ya sabes que.
—Ya lo se yo también, Nott.—dije y me levante un poco mi manga, el miró mi antebrazo y suspiró pesadamente, se sentó en la camilla también.
—Nuestra vida es una mierda.—dijo, Amélie y yo asentimos concordando.