Sumisa ©

By Nicolebrayden

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Libro 1 Sumisa: Seduciendo al dragón rojo. #SAGAMENTIRAS Alex Deberaux había logrado tener un nombre en el ba... More

Sinopsis
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Multimedia
Prefacio
Prólogo
1| Falso.
2| Encuentros a medianoche.
3| Normas.
4| Objetivo.
5| Hacia un lugar inesperado
6| Bajo tierra
7| La hija y el culpable.
|8| Mamá.
9| Desterradas.
10| Elixir.
11| Un enemigo común.
12 | El nuevo órden.
13| Dvenadtsati.
14| Vuelta a casa.
15| Castigo.
16| Mentiras.
17| Salvado.
18| Esperanzas y miedos.
19|Prueba nueva.
20| Corazón, pobre corazón.
21| Cabos sueltos.
22| Sospechas.
24|Fiesta.
25| Señuelo.
26| Escape.
27| La llave.
Nota
28| Centro de investigación
29| Regreso a casa.
30 | Confesiones.
31| Castigo.
32| Crimen.
33| Regalo.
34| Despedida
35 | Enemigos
36 | Adiós
37 | Infiel
38 | Nuevo líder.
39 | Disfraz
40 | Pastel
41 | Fiesta
42 | Olvido
43 | Entregada.
44 | Explicaciones
45 | Olvidada
46 | El hombre de ojos grises.
47 | Virginidad.
48 | Claridad.
49 | Fiesta del té.
50 | Intento de robo.
51 | Su regreso.
52 | División.
53 | Enfrentamiento.
54 | Corazones rotos.
55| Madre.
56 | Conexión.
57 | Compartir.
58 | Fresas con nata.
59 | Visitas inesperadas.
60 | Malentendido.
61 | Promesa.
62 | Heredero.
Extra: Pasado
63 | Ana.
64 | Pesadillas.
65| Falso pretendiente
66 | Nuevos problemas.
67 | Enemigos aliados.
68 | Anticonceptivas
69 | Violación.
70 | Tumba.
71 | Muere, pero hazlo.
72 | Vínculo de sangre.
73| Cobarde.
74| Liberación.
75 | Adiós
76 | Regreso.
77 | Reencuentros
78 | Mentiras hechas realidad.
79 | Veneno.
80 | Deseos prohibidos.
81| Secuestro.
82 | Nueva amenaza.
83| Novia políglota.
84| Compañero de baile
85| Callejón.
86| Corazón roto
87| Guardaespaldas
88| Regreso inesperado
89| Planes en acción.
90| Enfermera
91| Trampa
92| Adicción
93| Caprichos
94| Di Angelo
95 | Unidos por el pasado
96 | Desastre
97| Amores
98| Tablero de ajedrez
99| Juegos
100| Súplicas
101 | Preparaciones de guerra.
102 | Vendida.
103| La reina del veneno
104| Sobreviviendo
105 | Dos almas unidas
106 | La verdad.
107 | Mentira.
108 | Ahora y siempre
109| Un futuro juntos
110 | Procedencia
111| Encuentro
112| Catorce millones en la ciudad del amor
113| El ojo del huracán
|114| Secuestro y Abandono
115| La casa de verano
116 | Pérdida
117| Cuñada.
118| Nuevos senderos
119| Solo
120| Viejos amigos
121 | Liberada
122 | Rota
123| Sentimientos encontrados
124 | Una sonrisa
125| ¿Amor paternal?
126| Separados
127 | Unión
128| Adiós.
129 | Beso.
130| Solo esta noche.
131 | Venganza
132 | Ring
133| Árbol genealógico
Extra: Dia de la madre.
134 | El plan de Cole.
135| Sexo por teléfono.
136 | Ataque.
137| La luz al final del tunel.
138 | Pídele perdón por mi
139| 50 crucifijos.
Grupo de lectura.
140 | Rescate
Extra: Primer beso.
141 | Sacrificio.
142 | Rehén.
143 | Las sombras y el pequeño demonio.
144 | Amor
145 | Criatura
146 | Confesión.
147 | Despedida
148 | Rutina.
149 | Viva o muerta.
150 | Memoria.
151 | ¿Separación?
152 | Repartición.
153 | Secretos.
154 | Besos bajo las estrellas.
155 | Papá.
;

23| Oral.

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By Nicolebrayden

"Cuidado Dragón, porque el Ángel viene del infierno"

Alex:

— Alex espera — su voz se hace eco en toda la habitación.

Está asustada.

— Qué — exijo.

— No deberíamos seguir — susurra.

Sonrío al ver el miedo brillar en sus ojos.

— ¿Ahora tienes miedo? — demando.

Angel sonríe y deja un beso en mis labios, suave y demasiado corto.

— Alex, es que... estoy en mis días rojos — se excusa.

Me quedo en silencio hasta que mi cerebro reacciona.

— ¿Tienes la regla, justo ahora?

Ella asiente — ahá.

Niego, me está mintiendo descaradamente, pero no tengo las fuerzas como para desnudarla y comprobarlo. No sé dónde está el límite de Angel. Es una niña y podría marcarla demasiado.

— ¿Donde has ido? — demando.

Ella mira a su alrededor antes de responder — me escapé — confiesa. Frunzo el ceño — pero solo un poquito — se apresura a justificar.

— Ya sé que te escapaste — gruño, y ella pone cara de ofendida — la cuestión es dónde fuiste. Y sin Bjorn.

— Dijiste que no lo querías cerca de mí — contraataca.

— Pero no quería decir que tú podías escaparte sola — gruño.

— Pues... me lo hubieras dicho, yo no te entiendo, si voy con él te enfadas. Y si no, también — se queja.

Le doy un azote por respondona, y Angel chilla, saltando lejos de mí veo como se acaricia su trasero.

— Estás loco — gruñe — y para tu información, Bjorn ya no es mi mejor amigo, así que no pienso salir más con él, degrádalo, pégale, haz lo que quieras. Pero como no sabe nada, no te dirá nada.

Me levanto, y Angel chilla y sale corriendo. Poco después escucho la puerta de su habitación cuando da un portazo.

Camino hacia el pasillo, pero uno de mis hombres me detiene.

— Señor, problemas — murmura.

Suspiro y asiento.

— No es seguro, pero... alguien parecido a Jensen ha aparecido, le han visto en un avión privado, ha aterrizado en el aeropuerto de Nueva York esta semana.

Me quedo inmóvil un segundo.

El pendiente de Ángel... dos posibilidades cruzan mi mente.

Recuerdo que Jensen solía colaborar con el círculo y tras la separación que sufrieron, es probable que el nuevo líder esté pactando con mi padre para sacarme del camino. Eso explicaría porqué el Ángel Oscuro estaba allí pero implicaría que Ángel sabe acerca de mi colaboración con los asesinos de esa noche.

La otra opción sería que Ángel sea el Ángel Oscuro, y por tanto tengo a alguien más peligroso a mi lado. Mantenerla conmigo sería imposible y mi única opción sería asesinarla.

No sé cuál opción es peor.

🥀🥀🥀

Ángel baja para la cena. Viste un camisón blanco y transparente que obliga a los guardias a agachar la cabeza para evitar morir degollados por mí.

— Oh, pasta bechamel — ríe sentándose en su habitual sitio.

Cualquiera pensaría que es mi esposa en algo más que un trozo de papel.

— Ángel, sube a cambiarte — le ordeno.

Ella parpadea — llevo bragas — se queja.

— Maldita sea — gruño.

Y ella se levanta — ¿Porqué siempre me estás regañando? — exige saber — te odio — chilla antes de salir corriendo a su habitación.

— La madre que me parió — suspiro.

Beau me observa, creo que rueda los ojos, pero al estar en una esquina, en la oscuridad, no logro saber si me lo estoy imaginando.

— Señor, déjela, está en sus días.

Mara siempre defendiéndola. Creo que el recuerdo de Ana todavía tiene efectos en ella.

— Lo que está es buscando que vuelva a azotarla.

Cuando llego a la habitación de Angel me doy cuenta de que no está allí. Subo a mi habitación pero tampoco la encuentro. Vuelvo a su habitación y salgo al balcón. Allí puedo encontrarla en el jardín.

Se ha cambiado de ropa. Lleva pantalón y top negro. Una chaqueta azul marino y unas botas al estilo militar.

Podría dejar que me secuestrara si promete desvestirse para mí.

Está mirando la extensión que ordené poner tras su segundo escape.

Sonrío.

Ya no podrás escapar.

Allí de pie, sus ojos están centrados en la valla. Ángel toma una piedra del suelo y la lanza al aire, una vez vuelve a bajar la tira contra la valla con un golpe de su pie. Esta brilla y tras activar la descarga eléctrica, se detiene cuando la piedra cae al suelo.

Ángel mantiene una expresión fría, casi parece una persona completamente diferente. Incluso su postura es algo más erguida y a la defensiva de lo que normalmente es. Su forma de actuar es más calmada, más calculadora.

— ¿Señora? — Robert demanda al verla allí tras girar en la esquina de la casa.

Ella se gira y mientras su cabello ondea, su expresión se relaja y su postura cambia a una más relajada.

— ¿Alex ya se fue? — pregunta ella, su tono de voz es suave, como de costumbre.

— Si, señora. Entre, es peligroso estar aquí fuera.

Ella asiente y camina al interior dando saltitos y tarareando una canción mientras Robert le pide que no me saque tanto de mis casillas.

Paso las manos por mi cabello. Quién es esa mujer y qué esconde exactamente. A veces actúa como una niña, y luego puede tomar todo un cargamento en mi cara sin que me de cuenta.

Tomo el pendiente del bolsillo en el que lo he guardado. Me acerco a su joyero y busco el otro, mis ojos se abren al encontrar el par completo.

¿Qué coño? ¿Como puede tener los dos?

— ¿Alex, qué haces?

Me giro y la veo comiendo un sándwich. Seguramente Mara se lo haya preparado mientras me ponía verde por no tenerle paciencia. Ya me la puedo imaginar.

— ¿Donde estabas?

— Abajo, pusiste una vaya más alta.

— Pensarás que es gracioso verte saltar desde una segunda planta hacia el bosque y no saber si estás muerta, agonizando entre los matorrales o con las piernas rotas.

Su expresión me dice que cree que soy un dramático.

— Igual me voy a escapar — murmura.

Así que me acerco a ella y la arrojo a la cama. Angel chilla e intenta oponerse a mí. Abro sus piernas, me coloco entre ellas y ato sus manos con mi corbata. Ella sigue chillando, pero no importa. Una vez la tengo indefensa la levanto y la obligo a besarme.

No se resiste, como de costumbre, hasta que siente el filo del cuchillo en su espalda, sus ojos se abren con miedo. Corto su top negro y su sujetador para desnudarla.

Ella se queda inmóvil. Luego me siento en el borde de la cama con ella a horcajadas sobre mí. Su espalda contra mi pecho y su cabeza apoyada en mi hombro para poder acariciar su cuello y ver sus pechos.

— Suéltame — exhala.

Sus ojos destilan odio.

— No, no esta noche.

— ¿Que... vas a hacerme? — demanda.

Con una mano sobre su abdomen, empiezo a acariciarla con la yema de mis dedos por debajo de su ombligo. Ángel gime cuando bajo un poco más, hacia el botón de su pantalón negro. Mientras sus manos se aferran a mis antebrazos y clava sus uñas para no caer al suelo, alargo mi otra mano para llegar a sus zapatos. Cuando las botas están lejos de ella, me obligo a dejar de acariciarla y la despierto besando su cuello y dejando una leve caricia con mis dientes.

— Levanta — le ordeno.

Ángel obedece en silencio. Sus ojos muestran un brillo extraño. Meto mis dedos entre la tela y sus bragas y tiro de ambos para desnudarla por completo. Ella clava sus uñas en mis hombros, provocando una sensación nueva, una necesidad que no tenía antes de la cual no creo poder librarme con facilidad.

Mi brazo rodea su cintura. Mis labios besan su vientre. Ángel jadea a cada roce de mi piel con la suya. Tira la cabeza hacia atrás y se deja llevar cuando la coloco sobre la cama.

— Abre las piernas para mí — es una órden que ella no desobedece.

Acaricio sus muslos con ambas manos y beso sus rodillas. Ella sonríe, demostrándome cuánto le gusta mi toque. Hasta que acerco mis labios a su dulce coño, solo entonces salta y acerca sus manos para cubrirse.

— ¿Qué... vas a hacer?

Su voz tiembla mientras pregunta.

Arqueo una de mis cejas y el ruido del azote llega a ella antes de que se de cuenta. Mi mano viaja hasta su cuello, lo rodeo con una sola mano para levantarla y la acerco a mí. Quiero demostrarle el control que tengo sobre ella.

— No vuelvas a impedirme el acceso a tu cuerpo, Ángel, ¿entendido?

Sus jadeos solo demuestran lo que ya se.

Está excitada y llevarme la contraria es solo un falso mecanismo de defensa.

— Entendido — jadea.

Lleno mi boca con la suya antes de dejarla decir nada más. Ella vuelve a hacer lo mismo que antes, clavar sus uñas en mi piel, pero esta vez toma mi pecho como su lugar favorito. No voy a quejarme por ello.

— Acuéstate — susurro en un tono más tranquilo cuando ya he calmado mis ansias con sus besos.

Ángel sostiene su mirada con la mía al mismo tiempo que se acuesta en la cama y abre las piernas. Le dedico una sonrisa y tras volver a colocarme entre sus piernas, afianzo sus muslos y tiro de ella para tenerla más cerca. Está depilada. No tiene ningún bello en ella. Su coño no está húmedo, no de la manera en la que a mi me gustaría, pero tiene un leve brillo en él.

Es la primera vez que voy a realizarle sexo oral. Ya probé su coño gracias a los dedos que pasé sobre ella el otro día para comprobar si seguía siendo virgen, pero no es lo mismo. Ahora poseo la libertad de devorarla, de arrancarle quejidos de placer, de obligarla a pronunciar mi nombre hasta que se desvanezca entre gemidos.

Con un gesto demasiado lento, llevo mi nariz hasta los labios de Ángel solo para sentir cómo tiembla entre gemidos — A... Alex — jadea, sus manos se lanzan hacia mi cabeza y tomo ambas muñecas para aplastarlas sobre el colchón, por encima de su cabeza.

— Hueles bien aquí abajo — le digo, presionando con mi dedo índice el montículo que tantas veces he soñado con saborear.

— Ah... — su respuesta es un gemido y el gesto de su cuerpo contrayéndose mientras su espalda se arquea.

— Vamos a acomodarte — le digo, al verla toda sudorosa.

No sueltos sus manos, ese será el lugar donde se queden el resto de la noche, pero acomodo sus piernas encima de mis hombros y a tientas arrastro un cojín para ponerlo bajo su precioso trasero.

— Alex... yo... no he hecho esto nunca — explica.

— No estaría a punto de comerte el coño si otro lo hubiera hecho ya.

Su ceño se frunce, pero no agrega nada más. Solo relaja su cuerpo y mira hacia otro lado. No voy a obligarla a mirar, puede perderse tan lejos como quiera mientras me deje escuchar sus putos y perfectos gemidos.

Con mi mano libre, tomo uno de sus pechos antes de volver a acercarme a su coño. Necesito un lugar del que sostenerla si empieza a inquietarse. De nuevo, acerco mi cara entre sus piernas. Esta vez saco la lengua. Repaso desde el principio de sus labios hasta llegar a su clítoris. Ángel chilla pero no puede hacer nada porque empujo su cuerpo hacia el colchón aprovechando mi agarre en su pecho.

Fresas.

Ese es el sabor que invade mi boca cuando abro y succiono en la entrada de su coño. De ella recibo más gemidos y el agarre tenso entre sus piernas alrededor de mi cuello.

— Shhh — chisto — con cuidado, tenemos toda la noche.

Pero Ángel no me escucha, su cuerpo se mece hacia adelante en busca de mi lengua y solo puedo complacerla. Empiezo un a comerla sin compasión alguna. Jugando con mi lengua demasiado cerca de su agujero solo para volver hacia su clítoris, donde me entretengo dibujando círculos a su alrededor. Mi mano libre está en sus tetas, presionando sus rosados pezones.

Ángel clava sus uñas en mi mano como puede y la escucho gemir cada vez con más fuerza. Sé lo que viene, ella se contonea contra de mi boca, buscando su propio placer. Decido ayudarla acercando uno de mis dedos a su entrada, está demasiado mojada como para resultar alguna dificultad. Una vez lo he metido por completo, sigo jugando con mi lengua un poco más. Noto cómo ella está demasiado cerca. Arqueo un poco el dedo que he metido en su coño y muerdo su clítoris hasta escucharla gritar de placer.

Acabo de provocarle su primer orgasmo.

El primero de cientos.

🥀🥀🥀

— ¿Dónde crees que vas?

Después de horas disfrutando del sabor a fresa de su coño ella todavía tiene fuerzas para levantarse. Aunque he logrado detenerla sujetándola por el brazo.

— Quiero mi pijama — se queja — y tengo que ponerme mis cremitas.

— No — niego, volviendo a meterla en la cama.

Como la vea metida en ese maldito pijama voy a follármela como un puto salvaje. Y todavía no quiero llegar a ese punto. Quiero disfrutarla lentamente.

— ¿Cómo que no? — se queja.

Alzo mi mano como advertencia y ella se acuesta contra el colchón para evitar que llegue a su trasero.

— Duerme desnuda.

Con un mohín de sus labios, vuelvo a meterla entre mis brazos.

— Salvaje — murmulla en un tono bajo mientras busca su lugar en mi pecho.

Una sonrisa se cruza en mis labios.

Nunca duermo con las mujeres que me follo, no lo hice cuando estaba casado y no lo he hecho jamás. Pero Ángel no entendería porqué después de haberla utilizado me marcho. No quiero ver sus ojos llenos de dudas en sus primeras veces.

Necesito que esté feliz y satisfecha.

Solo eso.

— Alex... — jadea cuando ya creí que estaba dormida — tengo hambre, quiero hamburguesitas.

No he dicho nada.

Lo retiro.

*****

Si no hay comentarios en este capítulo es que estabais leyendo con una mano.

Y eso no se hace. 🌚

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