Libro 1
Sumisa: Seduciendo al dragón rojo.
#SAGAMENTIRAS
Alex Deberaux había logrado tener un nombre en el bajo mundo junto al poder que siempre había ansiado. El dragón rojo era sin duda el sueño de muchas mujeres, y también su perdición.
El apodo...
¡Hemos llegado al puesto número uno de #Mafia 😍! Sois las mejores, os adoro mis bebés. Aquí os traigo otro capítulo. Un poco de Alice y de nuestro amado Bastian no nos viene mal antes de centrarnos de nuevo en los problemas de Ángel.
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Camino dentro de la habitación de Bjorn. Mi llanto es lo único que se escucha en toda la casa. Todavía no ha abierto los ojos, el médico dijo que estaba consciente cuando lo atendió pero yo no pude verlo. Mi cuerpo tiembla al pensar que podría haber muerto. Ángel siempre describió las torturas del dragón rojo como las peores. Y si las comparo con las que ella realiza... mi cuerpo se estremece de solo imaginar lo que le habrán hecho durante todo un día.
Pensar que ayer estaba en sus brazos, siendo besada por sus suaves labios en lugares que no me permito pronunciar. La noche transcurre sin más incidentes, pero mi corazón no se recupera hasta que Bjorn abre los ojos en la madrugada. Lo primero que hace es tomar una gran bocanada de aire y apoyarse en su mano para levantarse de la cama.
— Alice — llama mi nombre en un doloroso quejido que le debe haber costado bastante en pronunciar.
Me aferro a su mano, llevo horas viéndolo descansar al lado de nuestra cama, en una silla.
— Estoy aquí — me apresuro a decir.
Bjorn asiente, su respiración sigue siendo pesada. Veo su pecho desnudo y lleno de cicatrices allí donde no lleva parches y vendaje, subir y bajar con fuerza en busca de aire.
— Voy a matar a ese hijo de puta — jadea, aún con los ojos cerrados.
¿A Alex?
— A... ¿Alex? — me atrevo a pronunciar.
Bjorn entonces me mira. Sus ojos grises detallan cada parte de mí, él eleva su mano y acaricia mi mejilla.
— No, al hijo de perra de Asher.
— Pero Alex fue quien lo ordenó — protesto.
Bjorn me observa. Nunca he hablado con él de sus funciones como mano derecha de Alex. Sé que a veces sale en misiones que duran días y no tengo idea de las acciones que lleva a cabo. Sería bueno que se abriera conmigo en ese sentido. Quiero saber más de su trabajo, no para investigarle, para conocer quién es cuando no está conmigo.
— No tiene nada que ver con Alex — me asegura en un burdo intento por aplacar mi rabia.
— Pero él...
— Alice — advierte — puedo lidiar con mis problemas, no te preocupes. Es más no tendrías que haber ido a buscarme, vas a levantar sospechas y puedes traerle problemas a Ángel.
— ¡Tu muerte podría haberle traído problemas! — chillo, alzando la voz. Mis ojos se llenan de lágrimas otra vez que intento no derramar — ¿Sabes lo preocupada que estaba? ¡Casi mueres!
