62 | Heredero.

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"Siempre será más ciego, aquel que se niega a ver"

Sebastian.

La calle está desolada pese a ser una zona transitada incluso durante la noche

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La calle está desolada pese a ser una zona transitada incluso durante la noche.

Aunque lo entiendo, esta ciudad ha cambiado muchísimo desde la llegada al poder del Dragón Rojo. Los únicos que hasta ahora habían podido restringirlo ya están muertos y aquel que lo intenta, incluso ahora, no duran demasiado respirando oxígeno.

Este temor en las calles cada vez que se le nombra es la clase de poder que busca Ángel. Alguien tan poderoso como el Dragón Rojo.

Mi ego arde en rabia al saber que un tipo tan horrible como él ha conseguido mantenerla a su lado. Aunque debo pensar en frío, Ángel está con él por su poder.

Ella cree que sus sentimientos son de amor pero la conozco mejor de lo que ella se conoce a sí misma. Allí donde haya poder estará ella, hoy es ese tipo, mañana será otro. Ella, solo busca a alguien que pueda superarla y para mi desgracia he llegado a mi límite y otro ha ocupado mi lugar.

Con un suspiro, trato de tomar el suficiente aire antes de detenerme en medio de la desolada carretera. El aire sopla y las luces titilan mientras un grupo de veinte hombres empieza a acercarse desde diferentes ubicaciones. Algunos están situados en el techo, otros vienen de las diferentes calles con las que topa esa avenida. Ya he escapado de ellos hace unas horas, pero todavía no se rinden. Su intención de matarme es clara y fuerzas ya no me quedan.

Ella cree que el Dragón Rojo es el más poderoso porque ha conseguido reunir a perros a su alrededor, pero tiene miedo de venir por mí él mismo.

En realidad...

Solo es un maldito cobarde.

La risa de Ángel es todo lo que viene a mi mente antes de escuchar el ruido metálico de un arma apuntándome en la cabeza, por la espalda.

Mis ojos se cierran y empieza la explosión de balas. Las francotiradores son los primeros en caer. No deben ser personajes muy experimentados, porque de haberlo sido, podrían matarme estando en una posición más elevada. Como ha hecho Bourbon. Al abrir los ojos, la imagen es algo interesante. Los quince hombres que han estado siguiéndome hasta esta deshabitada calle, ahora están desperdigados por el suelo, todos ellos vivos, aunque con claros signos de violencia recibida.

Giro sobre mis pies para comprobar el aspecto de la persona que los ha derrotado. Es un hombre alto que ya camina lejos de mí, sin mucho interés en hablar conmigo. Le veo girar hacia la izquierda, por un callejón. Creo reconocer sus hombros y parte de su perfil, o por lo menos, se asemeja al hombre con el que Ángel bajó del edificio.

Quién sabe.

Bourbon, por su parte, solo se dedica a dibujar un Círculo con su láser antes de hacer desaparecer su luz por completo.

Sumisa ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant