116 | Pérdida

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"Si no eres la primera, no vale la pena ser una opción"

"Si no eres la primera, no vale la pena ser una opción"

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Siento el traqueteo de las cadenas. Mis muñecas están en alto, atadas con alguna clase de esposas con púas en el interior. Las reconozco porque solía utilizarlas bastante, un solo movimiento y logras clavártelas en las muñecas, es fácil morir de un desangramiento provocado por ti mismo.

Mantengo los ojos cerrados hasta que me arrojan un balde de agua helada. Levanto la cabeza tras sisear por el frío que se cala a través de mis huesos. Jass está frente a mí, sonriendo.

— Ha pasado algún tiempo — ríe. Le devuelvo el gesto — la última vez que te vi estabas... bueno, eras más que esto.

Quiere hacerme sentir inferior. No sabe que la única que hiere con palabras soy yo.

— Fíjate que la última vez que te vi iba camino a matar a tu hija — me jacto — pero me dio tanta pena después de lo que Alex le hizo... que la dejé vivir. Me pregunto dónde estará ahora.

— Alex sabe dónde está — dice, tranquilo — ¿No es así?

Por una de las puertas, entran dos hombres. Alex es arrastrado por ellos. Su ropa está llena de sangre. Trago el nudo en mi garganta e intento mantener la calma. Necesito estar tranquila, él quiere jugar conmigo y no pienso permitirlo.

Alice habrá ido en busca de Camille, no tardarán en llegar incluso si Bjorn no puede llegar, ella lo hará.

— Dejadlo ahí, bien atado. Vamos a divertirnos.

Los tipos colocan a Alex atado con gruesas cadenas de hierro a una columna en frente de mí. La diferencia es que el no tiene estas esposas con púas de hierro, imagino que yo seré la única torturada esta noche.

Mis ojos se abren.

El bebé.

Me remuevo en las cadenas de hierro. Tengo que recordarme a mí misma que debo soportar lo que me hagan sin tirar de las esposas que mantienen mis brazos en alto. Podría cortarme a mí misma las venas.

Busco alguna salida. Excepto las dos puertas a cada lado de mí o las altas ventanas de cristal, no hay nada más en esta especie de hangar.

Jass ha preparado una mesa de tortura llena de objetos que me son altamente reconocibles.

¿Recuerdas esto? — demanda, alzando en alto una jeringuilla con un líquido verde de color claro.

Está hablando en turco. Supongo que su plan no sería tan efectivo si Alex se enterara de quién soy.

Zehir — miento. *Veneno (en turco).

Exacto. El mismo que utilizaste con Ana esa noche cuando decidiste que se acostaría con otro hombre — dice, la repugnancia en su voz me hace sonreír. Lo volvería a hacer si pudiera — no deberías entregarle a tu gente algo tan peligroso si no pueden mantenerlo a salvo.

Sumisa ©Where stories live. Discover now