92| Adicción

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Ayer por la noche, antes de llegar a casa tuve el tiempo suficiente en el coche como para ordenar a un equipo que fuera a por el que tenía más posibilidades de haber organizado el ataque a mi edificio y de haber secuestrado a uno de los ingenieros...

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Ayer por la noche, antes de llegar a casa tuve el tiempo suficiente en el coche como para ordenar a un equipo que fuera a por el que tenía más posibilidades de haber organizado el ataque a mi edificio y de haber secuestrado a uno de los ingenieros que trabajaban para mí.

Juanes podría estar cabreado porque decidí cerrar toda comunicación con él tras enterarme de que tenía algunas conexiones con el padre de Massimo.

— ¿Cómo va todo? — demando al sentarme en la mesa que Ronan ha reservado en el nuevo hotel de lujo que ha construido.

— De puta madre — explica, abriendo los brazos.

Cuando ve a Ángel detrás de mi, apaga su cigarrillo, que lleva de todo menos tabaco y le hace una reverencia.

— Esposa, ¿verdad? — demanda en dirección a ella.

Ángel duda — todavía no me ha cazado — se jacta.

Con una sonrisa en mis labios presiono su cintura y le aparto la silla para que pueda sentarse más cómodamente.

— Te veo feliz — denota Ronan cuando me siento.

— Lo estoy — digo, en ruso. Y el capta que lo hago por Ángel. Sus cejas se arquean, pero no protesta — le envié un regalo al padre Massimo.

— No jodas, ¿qué fue? — quiere saber.

Pero la llegada de su mujer interrumpe nuestra conversación. Lizza me saluda con una sonrisa pero se centra en Ángel con rapidez.

La razón por la que elegí a estos para que Ángel se relacionara un poco más es porque su mujer es la más sensata de entre todas las del grupo. Además, tengo negocios que tratar con Ronan.

— ¿Cómo estás? — pregunta, en español.

Reconozco que su acento es patético, nada tan caliente como la voz en español de mi mujer, pero por lo menos se la entiende.

— Hola, bien, gracias — musita Ángel.

Mi angelito sigue estando alerta.

La conversación entre ellas fluye cuando Lizza empieza a nombrar diseñadores famosos o tiendas a las que le gustaría llevar a Ángel. La ciudad ha cambiado mucho en los dos años que Ángel ha estado conmigo. Normalmente ella solo pedía algo y James lo conseguía para ella.

¿Cual fue el regalo para el padre de Massimo? — insiste Ronan dejando a nuestras mujeres en su conversación.

La cabeza de Juanes — explico.

Ronan abre los ojos — ¿el tipo que tenías en España?

Asiento — el mismo.

Hijo de perra. ¿Quién lo consiguió para ti?

Envié a un equipo anoche, intentaron atacarme. Así que pensé que podían ser ellos después de que cortara comunicación por lo del padre de Massimo.

Sumisa ©Where stories live. Discover now