"Cuidado, porque el peligro siempre está en hombres calientes"
ALEX:
Sus quejidos no logran hacer desvanecer la furia que corre a través de mis venas. He destrozado su ropa, así que al llegar a la mansión la visto, pese a sus quejas, con mi chaqueta de tela. Solo se ve una pequeña parte de sus pechos, pero podría ser perfectamente un vestido. Ángel es de constitución delgada y aún así tiene las curvas suficientes para volverme loco. Una vez fuera del coche, tengo que tomarla en brazos porque tiene demasiada facilidad para perder sus zapatos y no puedo hacerla caminar con calcetines por el suelo.
Hace una hora Bjorn se presentó en casa como si nada diciendo que Angel estaba en Central Park y se negó a decirme nada más. Pensé que había saciado mi cabreo con él, pero el verla en ese diminuto top negro con el escote tan pronunciado, me enloqueció.
¿Donde fue? ¿Con quién? ¿Porqué no volvió a casa?
Angel no se escapó porque estuviera enfadada. Se fue con alguien.
Bjorn no quiso hablar pero ella tendrá que darme explicaciones. Si se ha atrevido a follar con otro...
— Alex — lloriquea, intentando desatarse.
Acabo de arrojarla a la cama. A mí cama. Es la primera vez que ella entra aquí. Debido a aquel pequeño desliz, cambié mi cama por la repugnancia que me daba saber lo que hice en ella con esas zorras.
Ángel, medio desnuda, me observa con miedo en sus ojos.
— ¿Qué demonios te pasa, es que te has vuelto loco? ¡Dices que soy tu hermana pero me tienes desnuda! — chilla.
Nada me hace entrar en razón. Solo me saco la chaqueta y los zapatos y me arrojo sobre ella. Ángel se revuelve bajo mi cuerpo, logro meterme entre sus piernas pese a sus vanos intentos por alejarme y lamo su cuello.
Como compensación para mí mismo, succiono la piel suave de su cuello y recibo un gemido ahogado de regalo y una hermosa marca rojiza en su piel. Feliz por haber dejado otra marca en ella, sonrío.
Sus ojos me miran con odio.
— Donde has estado — le exijo.
— En un hotel — repite.
— Qué puto hotel, porque los he comprobado todos — gruño dando un golpe en el colchón, al lado de su cabeza.
— Jodete — se atreve a decirme.
Está asustada, furiosa y llorando. Le doy una nalgada y ella abre sus grandes ojos azules y me mira sin comprender lo que acaba de pasar.
— Voy a darte otra si no te comportas — amenazo.
Y ella empieza a relajarse, adoptando un comportamiento más sumiso. Sus piernas se abren un poco más y me abrazan mejor.
— Eso me gusta más.
Ángel se queda en silencio mientras llamo a uno de mis hombres y le ordeno que deje entrar al médico.
La posibilidad de que pudiéramos estar emparentados y mis sucios pensamientos fueron suficientes para mantenerme alejado de ella dos años, no quería cometer un jodido delito con una menor. Pero su cumpleaños es en unos días. Ángel ya es una adulta, así que ahora puedo hacerle un análisis de sangre.
Si resulta ser hija de Jensen, se acabó. Destruiré estos deseos llenos de depravación, pero si no lo es, ya no existe una razón para alejarme de ella.
— Señor — se escucha desde el otro lado de la puerta.
Angel se encoge y se aleja de la puerta como puede. La médico entra y me saluda en una reverencia silenciosa. Para cuando ella está a los pies de la cama yo me he sentado en el borde y estoy estirando el tobillo de Angel para abrirle las piernas.
— Comprueba si su himen sigue intacto, y toma un análisis de sangre.
Ángel está asustada, no entiende nada así que cuando la suelto se abraza a mí mientras el médico comprueba su virginidad. Escucho sus llantos una vez le ha extraído sangre y mientras ella se recupera la cubro con una sábana. Angel llora en mi pecho e intento calmarla mientras hablo con el hombre.
Nunca nadie la ha tocado, para ella es extraño que un médico mire su vagina.
— Tendré los resultados en una dia, y respecto a su virginidad, la señorita sigue conservando su himen.
— Bien, gracias — murmuro.
Angel me observa con odio, sus manos se aferran a la sábana — ¡sabes perfectamente que soy virgen! — chilla.
El médico ya se ha ido, así que me concentro en ella — te quedarás aquí hasta que salgan los análisis y luego vendré a ver qué hago contigo.
Ella demanda entre gritos que me muera y abandono la habitación mientras ella chilla mi nombre, exigiéndome explicaciones.
— No sale de aquí — ordeno a los dos guardias de la puerta.
Ambos asienten.
Estuve apresurado en encontrarla, pero ahora que la tengo Bjorn no va a escapar de mí.
🥀🥀🥀
Quinta vez que introducen su cabeza en el agua.
— Señor, estuvimos en un hotel diferente todas las noches, la señorita pagó en efectivo y utilizó un nombre falso, por eso no hay registros — repite.
Siempre la misma cantaleta. Jodido ruso cabezota.
— Bjorn, has estado dos noches fuera con mi mujer, no te has reportado, ella no se llevó su bolso. Las cámaras estaban desactivadas y la valla no tenía electricidad. Y tienes los cojones de decirme que se fue para estar tranquila.
Él me observa — usted la agobia mucho.
— ¡A la mierda! — bramo.
Bjorn cierra los ojos.
Esto no quedará así, descubriré dónde estuvo.
🥀🥀🥀
— Me dolió más el pinchazo... — está murmurando mientras se da un baño.
Debe tener la bañera rebalsada y llena de jabón. Su cabello debe estar mojado, cayendo sobre sus pechos y ella debe tener la piel resbalosa...
— No lo sé... ¿Deberíamos? Pero no sé dónde está. Él me desnudó.
¿Con quién habla?
He estado escuchando detrás de la puerta de su baño. Cuando entro, lo primero que hace es arrojarme su esponja llena de jabón en el pecho.
Su boca se abre ligeramente mientras asimila lo que ha hecho. Mis manos ahora están llenas de jabón, al igual que mi traje de diez mil dólares.
— Ven aquí — gruño.
— Fue sin querer — se apresura a decir.
Al ver que no obedece, camino hacia ella y la saco del agua como está. Ella patalea, dándome algún que otro golpe y clavando sus dientes en mi hombro hasta que la suelto encima de la cama. Como puede intenta salir corriendo pero solo tengo que alargar mi mano y tirar de su tobillo hasta tenerla encima de mi regazo.
Tengo todo su trasero expuesto, esperándome.
— ¿No te dije lo que te pasaría si te portabas mal?
— Ay, Alex... — jadea.
Tras el primer azote, con una de mis manos rodeo su cuello y la siento solo sobre una de mis rodillas, a horcajadas. Ella exhala aire y tiembla sobre mí. Puedo decir cuánto le gusta al mirar sus mejillas sonrojadas.
— Te dije — gruño, azotándola mientras se restriega en mi pierna — que no — vuelvo a azotarla — te escaparas — otro golpe, ella jadea en esta ocasión — de casa — finalizo con un último azote.
Con mi mano todavía sobre su cuello la acerco a mi cara. Su aliento con olor a fresa choca contra el mío.
Mierda.
Esto está mal.
Ante su confusa reacción, la tomo por la cintura y la dejo sobre la cama.
— Acaba de bañarte, estás llena de jabón — susurro en su oreja antes de abandonar su habitación de nuevo.
Logro llegar a mi habitación y aliviar la erección de mi polla gracias a uno de los pijamas, pero mientras las horas pasan ella sigue estando en mi cabeza, asi que decido visitarla de nuevo.
Está dormida cuando entro en la habitación. Me acuesto a su lado y la pongo entre mis brazos, ella se deja hacer con facilidad.
— Te odio — murmura.
Sonrío.
Si no es mi hermana, mañana....
Me odiará más.