—Presiona el botón si tienes un recuerdo, ¿ok?
Heather asintió aburrida. Le habían cambiado de psicólogo a un psiquiatra y, aunque no lo admitiría, tenía curiosidad de ver los métodos que este emplearía en ella.
Una foto de Tony Stark leyéndoles un libro de Química a Nico y ella apareció en la pantalla de la televisión. Heather frunció el ceño y negó al no tener ningún recuerdo de aquello. Y así, fueron apareciendo diversas fotos de Tony con ella, Morgan, Pepper o Nico, pero no recordaba nada. El psiquiatra apagó la pantalla y le entregó un iPad.
—Mira ese video mientras voy por comida.—dijo el joven, desapareciendo por la puerta antes que Heather pudiera reclamar.
¿Por qué Pepper contraba a gente tan... vaga? Alzó los hombros y prendió el aparato. Nico, quien hacia el símbolo de paz en una mano mientras sacaba la lengua, fue lo primero que vio.
—Ya estamos grabando.—avisó una voz.
Nico rápidamente bajó la mano y se irguió.—Eh... hola. Buenos días, tardes o noches, no sé cuando te muestren esto.—comenzó.—Y antes que te alteres y pienses que me están apuntando con una pistola para decir esto, quiero aclarar que fue mi idea. Ya que confías en mí, creo que yo puedo ayudarte a recuperar algunos recuerdos.
Heather sonrió inconscientemente.
—Comencemos con el título de mi presentación: "Tony Stark puede ser egocéntrico, presumido y algo mujeriego, pero es buena persona". Los de producción me están mirando mal porque no debí comenzar así... pero sé lo que hago. Relájense, señores.—Heather volvió a reír.—Conozco a Tony desde septiembre, igual que tú, y te enlistaré algunos recuerdos que me hacen creer que es cool y buena gente: 1.-La noche que mi madre me echó de mi casa, él me dejó quedarme en la suya. ¿Lo recuerdas?
Heather pausó el video, intentando recordar. La imagen de Nico llorando apareció borrosa en su mente...
—Estoy orgullosa de ti por ayudarlo.—decía una voz grave en su mente.
Soltó un suspiro de estrés y reanudó el video.
—Me alimentó, me dejó decorar la habitación, me trató como parte de su familia... y, bueno, él y Pepper me adoptaron, no sé si lo sabías.—Heather abrió los ojos como platos. ¿Tony y Pepper estaban juntos? Pensó que sólo era su secretaria. ¿Eso significaba que Morgan era su hija y, efectivamente, él era su tío?—2- Nos ayudó a estudiar algunos temas de Química y Física, sin él hubieramos repetido esas materias.—Nico rió.—3- ¡Nos dejó quedarnos con los millones de gatos que rescataste! Nuestros hermosos, pequeños felinos que son como mis hijos.—fingió secarse una lágrima.—Por como va mi vida, ya me veo como la señora de los gatos. No me mires así, Fletcher, no todos tenemos amores humanos, y los gatos son mejores que los perros.—Nico discutió con el camarógrafo. Heather rodó los ojos divertida al ver lo infantil que podía llegar a ser su amigo con temas serios.—Ok, voy con el último. 4- Tony renunció a ser Iron Man para proteger a su familia, lo cual considero que es algo muy... bonito. Igualmente, no dudó regresar al papel para rescatarte, junto a todos los Vengadores y...—se calló cuando diversas personas empezaron a susurrar y hablar tras la cámara. Heather intentó tranquilizar su respiración y no tirar el iPad contra la pared.—Oh... ¡Ay, lo diré! Heather, comprendo que la estás pasando mal, pero te puedo decir de corazón que los Vengadores no son malos. Sabes que nunca te ment-
Heather no pudo más y apagó el aparato. Llevó sus rodillas contra su pecho y empezó a contar ovejas, respirando pesadamente. La puerta se abrió.
—¿Qué pasó?—dijo el psiquiatra, su boca llena de papas fritas. Vio el estado de Heather y estiró su mano.—¿Quieres? Son de Mcdonald's.
—Quiero ver a Tony Stark.
—Cause you & I...—cantaba Nico, intentando llegar a la nota alta de la canción.—We don't wanna be like them...
Su cabeza iba cayendo de lado, a punto de dormirse. Se irguió y tomó un sorbo de su café helado.
Aunque tuviera unas grandes y marcadas ojeras, se rehusaba a dormir. Cada noche tenía horrendas pesadillas, pero la última fue la gota que derramó el vaso. Su punto débil siempre sería perder a los que amaba y soñar con eso lo traumaba. Obviamente que todo era secreto, pues si Pepper se enteraba lo llevaría de nuevo a la enfermería. No es que fuera un mal lugar, pero se sentía más cómodo en su propia habitación. Nico rió al recordar la vez que MJ y él pintaron una gran luna en el techo.
MJ... No la veía hace una semana, desde Navidad. Se habían vuelto amigos cercanos, aunque no tanto como Heather y él, y extrañaba charlar con ella todos los días en la escuela. De repente, a su mente llegó el recuerdo del esperado viaje de vacaciones por Europa. Ugh, deseaba ir, pero nunca dejaría atrás a Heather. Se imaginaba cómo sería estar en su lugar y odiaría que todos sus amigos se fueran de viaje mientras él estaba encerrado y rodeado de doctores.
Abrió su libreta y continuó con uno de sus dibujos: lo que había visto el día que se infiltró a Oscorp. En el centro estaba su hermano riendo mientras señalaba los enormes contenedores con seres parecidos a fetos verdes de diferentes tamaños. Parecían monstruos que verías en la televisión, sólo que reales y eso aterrorizaba la mente del chico.
Decidió volver a cerrar la libreta, tirándola al otro lado de su gigante cama, y subió el volumen de la música en sus audífonos. Sus párpados le iban pesando más y más. Se imaginó en la Torre Eiffel... Heather, Ned, MJ e incluso Peter estaban riendo junto a él mientras cantaban a todo pulmón Le Festin, canción francesa del soundtrack de Ratatouille. Deseaba que Heather se mejorará y pudieran hacer realidad esa imagen.
A veces no podía creer lo mucho que su vida había cambiado en tan pocos meses, pero no negaba que todo mejoró gracias a Heather, su mejor amiga. Bueno, ahora era su prima o... ¿primastra? ¡Qué extraño era eso! Rió al saber que pasaría el resto de Navidades y fiestas familiares molestando a la chica. Esperaba que él fuera padrino en su boda o se molestaría con el futuro esposo y... cayó dormido en los brazos de Morfeo.
Mientras tanto, Heather abría cada cajón en la alacena de la cocina. Movía sus caderas al ritmo de la música que salía de las bocinas.
—Nadie pasa de esta esquina, aquí mandan las divinas.—cantaba feliz.—Porque somos gasolina...
Dio una vuelta, tamborileando con sus dedos la mesa. Hace tiempo que no sentía tanta adrenalina de felicidad. Al fin Pepper y Morgan habían salido, los doctores estaban ocupados y los guardias la vigilaban de lejos. Se sentía... libre.
— Sea como sea, aquí no entran feas...—Heather intentó perrear, pero se detuvo al fallar tremendamente.—Mira a esa fea...—señaló al salero.—Allá hay otra fea.
—Aquí no pueden entrar. Tun, tun.
Heather giró sobresaltada hacia la voz y soltó un fuerte suspiro al ver que sólo era un chico en la entrada de la cocina. ¿Espera, qué? Volvió a alzar la mirada y se sonrojó al darse cuenta que era el mismo chico que había aparecido en la entrada de la mansión el día de Navidad.
—H-hey, perdón por asustarte.–dijo Peter, recordando la primera vez que se conocieron en aquel mismo lugar en una situación similar.
Heather apagó la música.—¿Q-qué haces aquí? ¿Cómo entraste?
—Los guardias de la entrada me dejaron entrar.—mintió. La chica asintió confundida y continuó urgando en los cajones.—¿Qué buscas?
—Nutella. Estoy segura que guardé un pote antes que me secuestraran.—dijo como si fuera cosa de todos los días.
Peter obviamente se tensó, pero la ayudó a buscar el pote. Heather frunció el ceño ante esto.
—Pepper no está.—informó, suponiendo que otra vez había ido a verla.
El castaño rió nervioso.—N-no vengo a verla a ella.
Heather frunció más el ceño. Observó el rostro del chico, intentando adivinar dónde lo había visto antes.
—¿Cómo te llamas?—preguntó.
—¡Heather!—un gruñido del otro lado de la puerta impidió a Peter responder. Nicholas entró a la cocina, tenía ojos achinados y grandes ojeras.—Hazme una taza de café.
La rubia arqueó una ceja.—¿Parezco tu empleada?
Nico gruñó otra vez y caminó hasta el refrigerador, chocando con Peter quien claramente estaba frente a él.
—¿Peter?—preguntó confundido.—Hola y permiso, intento ir al refrigerador.
El niño araña tuvo que morderse el labio para no reír al ver su estado. Parecía borracho. En cambio, Heather había digerido lo que Nico dijo y veía sonrojada a su supuesto crush. Rápidamente acomodó su despeinado cabello y estiró su camisón de pijama. Parecía un zombie y deseaba que la tierra se la tragara.
Peter notó su mirada y le dio una sonrisa ladeada, que derritió las piernas de Heather.
—Ah, él es Peter Parker, va a nuestra anterior escuela y ustedes son amigos.—musitó Nico, quien se preparaba un café con cualquier ingrediente que encontraba.—Yo también, pero no tanto taaanto. Soy más cercano a Morgan.
Algunos recuerdos aparecieron en la mente de Heather: Peter recostado en su casillero, sentado junto a ella en la cafetería o en la piscina... Pero no recordaba ni una sola conversación. ¿Cómo podía estar enamorada de un desconocido?
—Señorita Heather.
Los tres observaron al guardia de seguridad asomado por la puerta.
—Ya llegó, venga conmigo por favor.—informó.
Heather tragó en seco y se despidió con un pequeño gesto de Peter y Nico. Cuando salió, el guardia entró hasta quedar junto al castaño.
—El señor Stark quiere hablar con usted.—susurró para que Nico no escuchara.— Espérelo en su oficina y no piense salir de ahí.
Mierda, mierda, pensó Peter. Tony lo había pillado en medio del acto, como siempre.
Heather estaba sentada en su cama hospitalaria. Tenía un doctor a cada lado, preparados para tomar nota de todo lo que ocurriría. La puerta de la habitación se abrió, dejando ver a nada más y nada menos que Tony Stark. La chica intentaba mantener el control y recordar los positivos comentarios de Nicholas sobre el superhéroe.
—Buenas tardes.—saludó Tony.
Nadie le respondió.
—Así que... ¿salvaste a Nueva York en 2012?—preguntó Heather.
Tony, un tanto confundido por la pregunta, asintió.
—¿Un héreo, eh? Entonces, ¿por qué tanta gente murió?—atacó la chica.
—Mira, estás tarde. Hace años el gobierno dijo lo mismo, los Vengadores nos peleamos... una historia muy larga. Te haría una película, pero mejor te lo resumo. Tienes razón. Yo pensaba igual que tú.—explicó Tony, haciendo que Heather se relajara un poco.—Lastimosamente, algunos no estaban de acuerdo, pero, al final, todo se solucionó y ahora los que no se han retirado intentan causar el menor daño posible.
—¿Ya no eres parte de ese grupo?
Tony negó. Los psicólogos apuntaron algunas cosas y los observaban expectantes. Heather soltó un suspiro.
—Recuerdo que... te odiaba de niña porque habías contratado a Pepper, alejándola completamente de mi familia...—Heather agachó la mirada.—De verdad intento no odiarte y recordar todo lo ocurrido estos últimos meses, pero n-no puedo...
Una lágrima rodó por su mejilla. ¿Por qué todo esto le tenía que pasar a ella? Sus recuerdos le habían sido arrebatados y ni siquiera recordaba cuándo o cómo.
—Lo siento...
—No tienes que disculparte de nada, pequeña.—susurró Tony con una pequeña sonrisa. Se despidió con un gesto y, junto a los doctores, salió de la habitación.
Heather giró hasta quedar hecha un ovillo. El intentar tan intensamente recordar le causaba dolor de cabeza, así que aplicó un truco que había aprendido hace poco. Se imaginó una grande y hermosa playa. La arena era dorada y el mar turquesa creaba pequeñas olas que chocaban contra sus tobillos. Alzó ambas manos y el agua fue bajando y bajando hasta desaperecer. No había ningún animal ni planta, sólo un cofre. Se veía pequeño por su lejanía. Heather caminaba, intentantdo acercarse, pero siempre que parecía estar cerca...
—Despierta.
Estaba de vuelta en su habitación. Junto a su cama estaba una señora, quien le sonreía incómoda. Heather se levantó, notando que también estaban otros dos doctores y Pepper.
—Tenemos buenas noticias.
Su tía mordió ansiosa sus uñas.
—Heather está mejorando bastante, tal vez no recuerde todo, pero con el tiempo lo hará. Al ya no tener repentinos ataques de ira, creemos que puede vivir como antes.—explicó un doctor.
Pepper suspiró aliviada.—¿Eso quiere decir que-
—Sí.—interrumpió otra doctora.—El señor Stark puede regresar, pues la niña no lo atacará, sólo... no le tiene mucho cariño.
Heather sintió una punzada de culpa al ver el rostro de Pepper.
—Igualmente debes tomarte estos medicamentos tres veces al día.—la doctora más bajita le entregó una caja de pastillas a la chica.—Te ayudará con los dolores de cabeza.
—Gracias.—dijo Heather, intentando ocultar su alegría.—¿Puedo regresar a mi anterior habitación?
Peter se sobresaltó al escuchar el portazo tras él. Tony dio pasos lentos hasta llegar a su escritorio.
—¿Qué. Carajos. Te. Pasa?—susurró el morocho, una vena de estrés le sobresalía en la sien.—¿Pensabas que no tendríamos cámaras después que hubo un secuestro?
El chico sintió la ira de su ex jefe y un nudo se le formó en la garganta.
—¡Señor Stark, Heather no me recuerda!—intentó explicar.
—Claro, idiota, le borraron la memoria.—Tony hacia lo posible para no gritar.
Peter negó.—¡Piensa que Spider-Man y yo somos diferentes personas!
—¿Y qué? ¿Planeas ser Hannah Montana hasta que lo recuerde y te intenté asesinar mientras duermes?
—No, no. Eso sólo pasaría si descubre que soy Spider-Man, pero si recupera sus recuerdos, sabrá que no me odia ni me quiere matar.
Tony arqueó una ceja, sorprendido de la ingenuidad del niño.—¿Ah sí?
Peter asintió, confiado con su plan.
—¿Y si descubre que eres él, no le dice a nadie y en una de tus visitas te asesina?—dijo Tony con voz irritada.
Peter abrió la boca para responder, pero la cerró. Ladeó la cabeza. No había pensado en eso.
—Pero si pensamos estadísticamente...
—Al resultado ser "pasa" o "no pasa", hay una probabilidad de 50% y 50%.—lo interrumpió Tony.—Sé estadística, niño. ¿Quién me crees?
Peter resopló.—Por favor, señor Stark... Necesito estar cerca de ella.
—No correremos riesgos.—repitió.—¿Recuerdas que hay un suero en su cuerpo que aún no sabemos qué mierda hace?
—Pero necesito protegerla...
—Ya tiene guardias que la cuidan.—dijo Tony.—Cuando esté completamente bien te llamamos.
—No lo hará.—murmuró.—Así como no me llamó cuando fueron a rescatarla.
Peter no esperó una respuesta, se levantó y se fue, ahora dando él un portazo. Le valía tres kilos de tomate lo que dijera Stark. No iba a perder tiempo estando lejos de Heather cuando faltaban menos de seis meses para su graduación. Y si Heather no lo recordaba... pues harían nuevos recuerdos juntos.
Esta vez lo haría a su manera. Sin "consejos" de Ned, ni "órdenes" de Stark.
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