| ADVERTENCIA: smut |
Después de lo ocurrido en Endgame, nadie es igual, especialmente Heather Potts, cuya vida dará un giro completo al regresar del Chasquido y darse cuenta que sus padres han muerto.
Asistir a una secundaria llena de idiotas y...
Pepper entró a los camerinos en busca de los dos chicos. Tony y Morgan se habían ido a esperarlos en la limosina. La pelirroja no encontró rastros de Heather, pero vio a Nico intentando moverse en muletas.
—No puedes estar así, tenemos que llevarte al hospital.—dijo Pepper. Nico alzó la mirada y asintió. La mujer lo ayudó a sentarse en la silla de ruedas y salieron.
Iban hablando tranquilamente por el pasillo, cuando Nico dejó de hablar. Una mujer de tez clara, cabello café ondulado y cara demacrada se acercó a ellos. Pepper supuso quien era al ver la reacción del chico y se puso junto a él de forma protectora.
—Wao, decidió aparecer.—dijo Pepper.
La señora frunció el ceño y volvió a observar a su hijo.—Vine a hablar con mi hijo.
Nico tocó la mano de la rubia y le dio una corta sonrisa, indicándole que él podía manejar la situación solo. Pepper asintió y fue en busca de Heather.
—¿Qué? ¿Te dejó Rick y necesitas dinero?—dijo el chico con rostro serio.
—Llamó tu hermano.—dijo con mirada triste.—Quiere hablar contigo. Sólo contigo.
El rostro de Nico se iluminó. Hace años que no sabía nada de Harry.
—Ten, este es el número.—le dio un papelito con dígitos. Se dio la vuelta hacia la salida.
—¿Eso es todo lo que dirás?—gritó Nico, haciendo que ella se detuviera.—¿No te importa si tengo una cama donde dormir o una mesa para comer? ¿No te interesa saber cómo estoy?
El dolor era claro en su voz. La mujer sintió lágrimas aparecer en sus ojos, así que no se giró.
—Lo siento, Nico.—dijo en voz baja y se fue.
El chico de rulos cerró sus ojos para evitar llorar. Tenía que alegrarse, por fin sabría sobre su hermano.
—¿Nico?—dijo la suave voz de Pepper. El chico alzó la mirada e intentó sonreír. Heather y Peter estaban tras ella, pero no les prestaban atención.
—Estoy bien, aunque mi pie no tanto.—logró decir sin que su voz se quebrara.
Pepper sabía que no estaba bien. El chico llevaba una semana en la mansión y Pepper no podía creer como alguien era capaz de tratar mal a un muchacho como él.
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