51 | Coney Island

1.4K 149 133
                                    

Dos días. Dos malditos días de: entrenamiento, control, sufrimiento psicológico, ansiedad y completo desorden. Por un lado, Peter, Miles y Doctor Strange ayudaban a Heather con el control de sus poderes (mayormente mediante visiones traumáticas que le provocaban pesadillas) y por otro, Tony y Bruce trataban de mantener el control con los miles de Spider-Men en el Complejo.

Pero finalmente llegó el día de la batalla que lo definiría todo. Heather sabía el plan de memoria. Sólo faltaba esperar alguna señal de Galactus. Para eso, se habían divido en grupos: Los Spider-Men, Tony y Doctor Banner. Strange y los Cuatro Fantástiscos. Y cada villano llegaría por su cuenta.

Heather estaba con su grupo en la azotea del Complejo, junto al gran Quinjet que los llevaría. Todos conversaban nerviosos entre ellos, pero la mente de la rubia estaba en otro lado, repitiendo el plan, pensando en posibles malos resultados e imaginando la muerte de cada uno de sus seres queridos. No debía hacerlo, pero algo que no podía controlar.

Últimamente no tengo control de muchas cosas, pensó.

—Hey.

La rubia miró sobresaltada a Peter, quien puso una mano en su hombro.

—Hey.—respondió ella en un susurro.

—Doctor Strange llamó. Un agujero negro se abrió en Coney Island.

No había tiempo que perder, así que el grupo subió a la nave y volaron hacia el lugar. Heather sentía las miradas de algunos sobre ella, poniéndola más ansiosa.

—Pete.—susurró al chico, alejándose de todos para tener privacidad.—Si me pasa algo, no trates de salvarme.

El castaño frunció el ceño.—¿Qué?¿Por qué lo dices?

Ella negó y agradeció mentalmente a la máscara, pues Peter no podía ver sus ojos llenos de lágrimas. Y antes que pudieran continuar la conversación, William los llamó.

—Quiero que piensen en sus familias, sus amigos, sus Tierras... el destino del Multiverso está en nuestras manos.—dijo el británico.

—Mhm, nada de presión.—bromeó Tony, pero nadie rió.

—Somos bastantes... confío en nosotros.—terminó William.

Miles sonrió y puso una mano en el centro.—¿Qué equipo?

Los demás pusieran sus manos sobre la de él, algo confundidos.

—Linces.—respondió Peter burlón.

—Pensé que eramos Spider-Army.—dijo Peni confundida.

—No, eso es algo nuestro.—dijo Lady Spider.

Spider-Noir bufó.—Al cabo que no queríamos ser parte de su grupito de amigos.

—Como sea, alcen las manos a las 3, 2, 1...—dijo Miles y el grupo le obedeció.—¡Con la mente en el juego!

—Niño, deja las referencias pop, ¿ok?—se quejó Tony.

Heather desvió su mirada cuando se encontró brevemente con la de su tío. No habían hablado desde la noche del laboratorio y, sinceramente, no quería hacerlo. Que sus padres le hubieran mentido, le había dolido, ¿pero Tony? ¿Alguien en quien confiaba y consideraba una de las personas más cercanas en su vida? Se sintió como un cuchillazo al corazón.

—Llegamos.—anunció Bruce, quien manejaba el Quinjet y lo aterrizaba en media calle frente el parque de diversiones de Coney Island.

El agujero estaba en el cielo y una especie de sombra entraba lentamente. Miles de personas corrían y gritaban, saliendo lo más rápido posible de las atracciones.

After Game • Peter Parker ✓Where stories live. Discover now