DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proc...

By IsabeleGPedroso

253K 5.1K 536

Dieciséis años, hermosa y con ciertas habilidades especiales, inexplicables para ella misma. Ella, la cual nu... More

Bilogía de Megana
L'inizio
Viaggio a Londra
Mia suocera e i suoi pensieri
I
II
III
Dieciseis primaveras
I
Decisioni sbagliate
I
II
III
IV
V
VI
Piacere...
I
II
III
IV
V
Benvenuta
I
II
III
IV
Ciao
I
Il mio strambo
I
¡Bambina insolente!
I
II
¿Cosa rispondi?
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
Per te mi sposerò
I
II
III
IV
V
Ricordi del passato e piani futuri
I
II
III
IV
V
Inizia il conto alla rovescia
Dieci
I
II
III
IV
V
Nove
I
II
III
IV
V
Otto
I
II
III
Sette
I
II
III
Sei
Cinque
Tre
Due
I
II
Uno
Uno e settantacinque
Uno e mezzo
0!! Mi sa che sei in anticipo
La forza dell'amore
I
II
III
IV
Philip è assente
I
II Jissella
III
IV
V
VI
Insieme per sempre
I
II
Per sempre

Quattro

1K 38 13
By IsabeleGPedroso

Hubo algún momento en el que dejé de prestar atención a lo que ocurría a mi alrededor, pero lo cierto es que no se cuándo, siquiera me di cuenta de eso. Tan solo se que para cuando volví de mi mundo, ya tan solo bailaba la chica mientras los niños, sentados en corro alrededor de ella, la miraban con cara de embobados desde abajo.
Pestañeé varias veces.
Cuánto había estado embobada yo? Pegué un respingo al escuchar un trueno lejano acompañado de algún gritito de niños y las risas de algunos padres. Busqué a Philip nuevamente con la mirada y esta vez sí lo encontré. Salía del interior de la cafetería metiéndose en el bolsillo delantero de su pantalón, lo que supuse que sería su móvil.

-Dónde estabas?-mi voz sonó más lastimosa de lo que pretendía. Philip, quien se estaba sentando, se detuvo para mirarme con preocupación.

-Lo siento-se disculpó rápidamente-Estaba haciendo unas llamadas-yo, así sin más me eché a reír provocando que mi niño me mirara con cara de extrañado. Se sentó y apoyando los codos en la mesa de madera veteada, para luego apoyar su mentón entre sus manos. Se me quedó mirando con gesto aún extrañado, con una línea recta por boca y una frente poblada de arrugas por estar frunciendo el ceño. Reí nuevamente.

-Eres bipolar lo sabias?-me dijo cuando con mucho esfuerzo, logré quedarme seria.

-Es que me ha dado gracia que me pidieras perdón con esa carita de no haber roto un plato-sonrió, aunque intentó evitarlo.

-No pienso volver a pedirte perdón en mi vida si para colmo te ríes de mí-volví a reír.

-Sabías que te amo?-dije sin más. Esta vez no pudo evitar sonreír.

-Posdata, me encanta tu bipolaridad-tuve que volver a reír y esta vez lo contagié.

-A quién has llamado que has estado tanto tiempo hablando?-pregunté mientras buscaba la cámara en mi bolso, el cual había dejado antes en el suelo junto a la bolsa de los disfraces.

-A gente-dijo con tono burlón.

-Waw... que agudeza, genio- dije levantando la mirada del bolso para clavarla en él con cara de pocos amigos. Se echó a reír-Vale, vale... Entenderé que no quieras contarme tus cosas-dije victimizándome con el tono de mi voz.

-Es secreto de Estado, si te lo digo luego tendría que matarte-reí sin mirarlo.

-Eres idiota.

-Pero me quieres.

-Soñar es gratis.

-Sabes que tengo razón.

-Quizás, quizás, quizás.. -canturreé  provocando la risa de ambos después de nuestra pequeña disputa sin pausa-Ahora en serio, con quién hablabas?

-Con Alex y más personas que me ayudarán a hacerte una sorpresa y a montar la boda. Y ya tienes prohibido seguir preguntando-dijo como un robot programado.

Entrecerré los ojos y me quedé mirándolo mientras fruncía los labios. Él tan solo sonrió divertido antes de llevarse el vaso de coca cola a la boca.

-Puedo saber por lo menos lo que tienes pensado hacer en la casa para la boda?-pregunté mientras le sacaba una foto, en la que salió con una tímida sonrisa.

-Mmnop-dijo tan solo inclinándose en la mesa hacia mí para quitarme la cámara, la cual yo preparaba para sacarle otra foto.

-Ei!-me quejé para luego cruzarme de brazos y quedarme mirándolo ceñuda. Philip aprovechó para sacarme una foto provocando mi risa-Nuestro álbum de fotos va a ser realmente interesante.

-Muy cierto-dijo sonriendo-Pero seguramente viva enamorado de ese álbum-dijo ahora mirando a la pantalla de la cámara. Sonreí tontamente.

El chico del violín comenzó a tocar una canción bastante alegre. Todos en la cafetería se pusieron a dar palmas al ritmo de la canción mientras los niños, antes sentados, se levantaban y saltaban agarrados de las manos formando un corro que se movía girando alrededor de la chica que reía y bailaba. Yo sonreía como una tonta mientras seguía el ritmo de la música con las palmas.

Al ver el flash miré a Philip extrañada, pero aún sin borrar la sonrisa de mis labios.

-Que pasa?-pregunté.

-Nada-dijo bajando la cámara dejándome ver aquellos preciosos ojos achocolatados-Tan solo es que estás preciosa-dijo haciendo que mi sonrisa se ensanchara mientras volvía a retomar las palmadas. Cuando miré a los chicos, vi como algunos corrían hacia sus padres o madres y los arrastraban al centro de la plaza para cada vez hacer más grande aquella rueda humana. Mi sorpresa fue cuando la chica gritó en un perfecto italiano que fueran a por más papis y mamis, y ella, entre los niños, corrió hacia las mesas y adivinas a quién quiso arrastrar con ella?

-No, no, no-dije atropellando las palabras al ver que la chica me tomaba de las muñecas.

-Andiamo!-dijo alegre sonriendo de forma tan abiertamente que provocó que sus ojos azules como el cielo se achinaran. Miré a Philip con cara de terror, pero él tan solo sonreía... sonreía mirándome con sus ojos preciosos y llenos de un brillo que derretía. Ahora él también daba palmas. Al final solo por aquella mirada, me dejé llevar. En pocos segundos me encontraba agarrada de las manitas de dos peques, una niñita de ojos marrones y tirabuzones rubios, y un niño guapísimo de ojos grandotes y expresivos, con el bronceado característico italiano de esa época y el pelito castaño repeinado hacia atrás. Todos sonreíamos, reíamos o incluso los niños cantaban alguna cancioncilla que yo no conocía. De vez en cuando buscaba a Philip con la vista, quien parecía estar muy entretenido echando fotos o bien lo veía mirando y sonriendo tontamente, pero con las vueltas pronto lo volvía a perder de vista.
Cuando la canción cesó, todos paramos entre risas y aplaudimos por largo rato tanto al chico como a la chica, que parecía tener tomates por mejillas. Me asusté al sentir unas manos rodear mi cintura, pero al girarme solo pude engancharme al cuello del dueño de aquellos brazos antes de besarlo.

-Luego te enseño el video-me susurró pegando su frente a la mía. Tan solo asentí mordiéndome el labio-Te parece justo?-dijo ahora apartándose para mostrarme un billete de 20 euros. Yo fruncí el ceño sin entender demasiado, mirando primero el billete y luego a él.

-Si quieres algún tipo de servicio, solo tienes que pedirlo-bromeé consiguiendo que Philip me mirase con los ojos abiertos como platos antes de echarse a reír con ganas.

-Es para ellos, tonta-dijo riendo antes de atraparme en un abrazo. Lo abracé fuerte, sintiendo los músculos de su espalda bajo mis brazos y sus latidos bajo mi oreja-Meg-me llamó con vocecilla peligrosa. Lo miré desde abajo apoyando el mentón en su pecho.

-Dime, tonto-dije haciéndolo reír.

-Mira hacia allí-dijo señalando al chico del violín que tomaba agua de un botellín, cosa que no encontré demasiado interesante, pero cuando tuve intención de volver a mirar a Philip, el muy... él, me lo impidió mordiendo el lóbulo de mi oreja haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera.

-Philip!-me quejé entre dientes intentando apartarme, pero estaba atrapada entre sus brazos mientras sus dientes seguían con aquella tortura-Philip!-esta vez mi voz pareció el gritito de un ratón, antes de que no pudiera soportarlo más y rompiera en carcajadas, consiguiendo que sus dientes liberaran el lóbulo de mi oreja por haberle contagiado la risa. Lo abracé. Él sin embargo tomó mi rostro entre sus manos y me besó deteniendo mi risa de golpe, a lo que no opuse ninguna objeción.

Tras acercarnos a los artistas para dejar en la funda del violín el dinero y felicitarlos, nos acercamos a la cafetería para pagar y coger nuestras cosas con intención de marcharnos.

-Muchas gracias por su visita y encantada de conocerte Megana-dijo la camarera tras traernos la vuelta y antes de volver al interior de la cafetería. Philip me miró sin entender.

-Mmm... no quieras saber-él tan solo sonrió divertido. Creo que ayudó mi cara de desagrado por el recuerdo de mi supuesto clon.

Para cuando comenzábamos a abandonar aquella plaza, la bailarina y el violinista ya parecían estar recogiendo. Cuando pasamos por su lado, la chica nos despidió con una alegre agitación de su mano. Philip y yo la imitamos, aunque con algo más de timidez en nuestros movimientos.

-A dónde quieres que vayamos ahora?-preguntó mi niño con contagiosa alegría.

-Le dejo, por hoy, que tome las decisiones. Pero solo por hoy.

-Oh, muchas gracias por el favor, por cierto, era solo por hoy, no?-sonreí.

-Menos sarcasmos caperucita-refunfuñé.

-Como ordene-dijo en tono militar ganándose un leve codazo que provocó su risa-Eeh... Nena-dijo buscándose algo en los bolsillos-Me he dejado el móvil en la mesa, ten-dijo ahora dándome la bolsa de los disfraces.

-Cada vez tienes peor cabeza-dije mientras recibía uno de sus besos en la frente.

-Culpable.

-Creo que mejor te declaras viejo!-dije subiendo el volumen de la voz para que me escuchara.

-Muy graciosa!-me respondió antes de doblar la esquina corriendo para volver a la plaza. Sonreí antes de suspirar y mirar hacia abajo pudiendo así ver la bolsa de los disfraces, lo que me provocó otra sonrisa. Metí la mano en la bolsa por el asa y acaricié el suave tejido púrpura sin poder borrar la sonrisa de mis labios.

-No, no! Cuidado!- escuché, pero no me hizo falta mirar mucho para averiguar lo que ocurría, ya que una pequeña bici rosa fue a chocar contra mí, empujándome a un lado. Un hombre que pasaba por allí me ayudó a no perder el equilibrio. En cuestión de segundos aquella pequeñaja de cabellos y ojos negros, había montado una buena. Junto con el hombre, mi salvador, la que parecía su mujer, la madre de la niña y yo, ayudamos a que la pequeña que había caído al suelo se pusiera en pie.

-Perdona señorita, se encuentra bien?-me preguntó la madre de la pequeña mientras sacudía las rodillas de su hija.

-Sí, sí. Yo estoy muy bien, no se preocupe-dije recogiendo los dos ositos de peluche que habían tirados en el suelo para luego dárselos a la pequeña, que los cogió sin mediar palabra.

-Aquí tiene-el hombre le dio a la madre la cestita de la bicicleta.

-Muchas gracias-le dijo la madre tanto a él como a la mujer.

-No las de. Y tú jovencita, ten más cuidado-le dijo el hombre a la pequeña despeinando la corta melena de la niña. La pareja se despidió.

-Gracias!-dije yo a modo de despedida.

Entre ambas intentamos volver a colocar la cestita, pero nos era imposible. Miré a la pequeña un momento mientras sostenía la bicicleta, pudiendo así ver cómo la pequeña me miraba fijamente.

-Cómo te llamas?-le pregunté provocando que su madre se detuviera a mirarla.

-Amelie-dijo tímida, abrazando a sus ositos.

-Hola-escuché un saludo amable. No me hizo falta volverme para saber a quién pertenecía aquella voz.

-Hola-saludó la madre de la pequeña.

-Tú cómo te llamas?-me preguntó la pequeña cuando miraba a Philip, saludándolo únicamente con una sonrisa.

-Megana-al volver a mirar a la pequeña me encontré con que me ofrecía su mano.

-Encantada-me dijo una vez estreché su manita.

-Deje, yo la ayudo-escuché decir a Philip.

-Igualmente-me sonrió de forma agradable.

-Oh, muchas gracias-bicicleta arreglada.

-Vamos?-me preguntó Philip al ver que me incorporaba. Yo tan solo asentí.

-Un placer-dije primero mirando a la mujer para seguido sonreírle a la pequeña Amelie, quien me ofreció de buenas a primeras uno de sus ositos-No, no... no puedo aceptarlo. El otro osito se sentiría solito.

-Tiene muchos más amiguitos en casa-dijo apoyando el osito contra mi vientre.

-Muchas gracias-besé la mejilla de la pequeña en lo que el teléfono de su madre comenzaba a sonar.

-Cariño corre, que ya viene papá a buscarnos. Muchas gracias por todo y perdona!-la mujer prácticamente arrastraba a la niña y la bicicleta mientras se despedía. Amelie a pesar de andar a tirones, no dejó de mirarme hasta desaparecer con su madre por otra calle.

-Eso ha sido raro?-dijo Philip tomando la bolsa y mi bolso del suelo. Lo miré sonriendo.

-Mucho.

Caminamos y caminamos ejerciendo de turistas una vez más. Lo cierto era que mis pies comenzaban a doler, pero me sentía tan bien... Aquella ciudad era tan bella, grande... Pero a pesar de todo lo bueno, lo malo pudo más.

-Nene, te importa que paremos un ratito?-yo iba agarrada a su brazo.

-Claro. Estás bien?-preguntó disparando las palabras y por tanto provocando mi risa.

-Sí, tan solo estoy algo sofocada-bueno... una verdad a medias no hace mal a nadie no? Como le dijera que me dolían los pies, me ataba a un banco para el resto del día.

Nos sentamos en un extraño banco de piedra en el que habían inscripciones. Tuve incluso el pensamiento de que quizás estuviéramos sentados sobre una obra de arte y por tanto cometiendo algún tipo de delito, pero lo cierto era que a mis pies y el dolor, eso pareció darles igual.
Philip se acuclilló frente a mí brindándome la botella de agua.
-Gracias cariño-cogí la botella y la llevé a mis labios, pero...
No se que era... Pero las miradas de Philip, oscuras por su color pero dulces al mismo tiempo, alegres, brillantes... esas miradas y las cuales cuesta bastante describir, se estaban convirtiendo para mí, en lo que para un marinero el canto de una sirena. Dejé la botella a un lado y besé a mi pequeño príncipe, lo besé de forma pausada, larga y delicada, obligándolo a que se acomodara, sintiendo luego, sus manos contra mis mejillas y sus labios suaves, húmedos y perfectos contra los míos...

-Estás bien?-me preguntó nuevamente, esta vez en un susurro y sin soltar mi rostro.

-Sí-respondí algo extrañada-Por?

-Acabas de violar mis labios en público, te parece motivo suficiente?-intenté aguantar la risa. Intento estúpido por mi parte.

-Tan solo te amo-le dije ahora yo abrazándolo. Sus brazos me rodearon, se amoldaron a mi cuerpo...

-Yo también te amo, princesa-susurró.

Di un respingo al escuchar el repentino trueno a lo lejos. Philip rio por lo bajo, aunque su mofa no le impidió abrazarme con mayor fuerza contra su cuerpo.

-Tranquila, aquí estoy para protegerte.

-No te burles-dije escondiendo el rostro contra su cuello

-Es más una promesa-dijo besando mi hombro-Aunque también hay cierto porcentaje de burla.

-Gran arte el tuyo el de romper los momentos románticos-dije ahora haciéndolo reír.

-En el fondo te parezco perfecto-dijo con fingida autosuficiencia.

-Chico, de sueños no se puede vivir-ironicé.

-Pues a mí me vale-lo abracé con mas fuerza.

-Idiota.

-Oye que de mentiras tampoco se vive-reí con ganas, risa que interrumpí al sentir una gota fría y pesada en la nariz. Me aparté de mi niño secándome la nariz con el dorso de la mano mientras miraba al cielo completamente nublado y oscuro.

-Va a llover-dije tan solo, antes de que empezaran a caer las primeras gotas, para de repente comenzar a caer un intenso chaparrón en toda regla.

-Corre!-no se cómo me las apañé para esquivar a Philip y salir corriendo en busca de un lugar donde refugiarme. Fui a parar al portal de un edificio que había a unos veinte metros de aquel banco-Philip! Te vas a empapar- lo vi sonreír y caminar hacia mi con pasmosa tranquilidad, permitiendo que la lluvia calara su ropa y a él en definitiva. Varias personas más inteligentes, tropezaron con Philip al bajar o subir la calle a toda prisa.

-Qué pretendes?-lo reñí cuando ya faltaban pocos pasos para que llegara al portal. No dijo nada, tan solo me quitó el bolso y lo dejó en un rincón en el suelo junto a la bolsa para que no se mojaran. Yo me quedé mirándolo sin entender.

-Me permite este baile?-me preguntó ofreciéndome su mano mojada.

-Qué? Qué tenía tu coca cola? Han vuelto a la antigua fórmula?-fruncía los labios en una intentona por no reír. Cogió mis manos entre las suyas.

-Creo que no has entendido la pregunta-dijo divertido-Quieres bailar conmigo bajo la lluvia?-reí.

-Mientras tú seas mi compañero de baile.

-Oh, tranquila, tan solo tenía pensado serlo hasta que seamos viejitos y tengamos que bailar agarrados a nuestros nietos-reí una vez más antes de engancharme a su cuello para besarlo, mojándome tanto con su tacto como con el de la lluvia al él retroceder. Sin dejar de besarme, Philip me cargó rodeándome con sus brazos, mientras daba lentas vueltas sobre sí mismo. Aparté mis labios de los suyos, únicamente para elevar la mirada al cielo, más bien para inclinar la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, sintiendo la lluvia caer sobre mi rostro.

-Estás loco-le dije a mi niño tras besarlo una vez más. Puso cara de resignación mezclada con burla.

-Sueles provocar ese efecto en mí-reí por lo bajo. Nuevamente y sin dejar de besarme, Philip me dejó en el suelo.

-Te quiero, niño loco-dije haciéndolo sonreír. Cogió mi mano y me hizo dar una vuelta sobre mí misma antes de acercarme a él y tras dejar que apoyara la cabeza en su pecho, rodearme con sus brazos para luego comenzar una suave y casi inexistente danza. Al principio, cuando aún tenía los ojos abiertos, pude ver las caras rebosantes de romanticismo y ternura que tenían algunos, otros se dedicaron a fotografiarnos... Al final, yo tan solo cerré los ojos sintiendo la lluvia incesante caer por mi rostro, sobre mi piel, a nuestro alrededor.

Llegamos empapados al hotel, tal fue así que no supe interpretar las caras de los huéspedes presentes en el vestíbulo, no sabría decir si era diversión, sorpresa, compasión... De un modo u otro nosotros llegamos riendo básicamente sin motivos, tan solo era que estábamos acompañados de nuestro payaso favorito.

-Disfruten de su estancia-nos deseó el botones antes de marcharse.

El sitio era precioso, decorado con un toque rústico y moderno al mismo tiempo. Suelos, techos, vigas y muebles, eran de madera de un suave y brillante barniz en un dulce tono miel. Nevera y algunos otros detalles, de un acero inoxidable reluciente. Las telas de sofá, cama, sillones, cojines, cortinas y alfombras, tenían colores que oscilaban del marrón más claro al coral más oscuro. La inmensa cama de matrimonio, separada del resto únicamente por varias hileras de cuadros y marcos colgantes, ofreciendo una cascada interrumpida por tramos de colores tenues, distintos tonos de marrones y dorados. Había además varias plantas decorativas que aportaban el verde que tan bien quedaba.

-Un pequeño y encantador loft-dije dando una vuelta para dar un rápido vistazo panorámico a la suite.

-Es bonita verdad?-Philip llevó la maleta hasta la zona de la cama.

-Aquí, mucha intimidad y eso, no?-ironicé antes de acercarme a uno de los marcos colgantes, a través del cual podía ver a mi niño. Cuando Philip me miró, le saqué la lengua y me quedé allí quieta.

-Oh dios, que cuadro más feo-dijo haciéndome reír.

-Para fea tu cara-dije ahora haciéndolo reír a él mientras rodeaba la original separación para llegar junto al tonto de mi novio, prometido y padre de mi hijo.

-En serio piensas que mi cara es fea?-conforme se acercaba a mí, mi sensación de ser la gacela a escasos metros del león, iba en aumento. Me miraba provocando que todo mi cuerpo pareciera canturrear su nombre a espera o necesidad de su llegada.

Cuando quise retroceder un paso, tiró de mí y me besó, me obligó con sus brazos rodeándome, a pegar mi cuerpo por completo al suyo. Me besó con una pasión creciente y cada vez más dura de soportar por mí. Todo un cosquilleo juguetón hizo que poco a poco el cuerpo se me fuera entumeciendo. Al sentir sus dedos bajo mi camiseta y sobre mi piel aún mojada, me estremecí deteniendo nuestro beso para mirar al autor.
Alguien ha logrado encender todo tu cuerpo con una única mirada? Si no, hazte una idea para saber lo que me estaba ocurriendo.
Sus labios rozaron nuevamente los míos mientras sus manos agarraban la tela de mi camiseta y comenzaban a subirla haciendo que la mezcla de su beso con la caricia tan exasperante de la tela y sus manos, se hiciera cada vez más difícil de sobrellevar. Finalmente me quitó la camiseta. Entonces fue mi turno, solo que obviamente mi cuerpo cada vez más tembloroso no estaba muy dispuesto a perder mucho más tiempo, por lo que me apresuré en intentar quitarle la camiseta, provocando la risa de mi niño cuando esta se atascó al intentar pasarla por su cabeza. La risa de Philip era más bien una bonita burla contra mí.

-Patosa-me dijo besándome tras quitarse él la camiseta y antes de llevarme hacia la cama logrando que me tumbara cuidadosamente sin que nuestros labios tuvieran que separarse.

-No soy patosa-me quejé por lo bajo sintiéndome indefensa. La gacela estaba completamente acorralada bajo el cuerpo del león y para su sorpresa deseosa del ataque del felino.
Philip sonrió antes de robarme, de forma consentida, otro beso. Digamos que en el trueque yo salía ganando, uno de mis besos mediocres por uno de los suyos magníficos, increíbles y perfectos... Podía considerarme una gran estafadora.

-Estás temblando-me dijo con voz pícara mientras se arrodillaba clavando las rodillas en el colchón a cada lado de mi cuerpo, para luego llevar las manos al botón de mi short. Digamos que eso no ayudaba a calmar mis temblores-Tengo una posible cura para eso-Dios, me estaba desesperando. Tiré de Philip, quien tuvo cuidado de no caer bruscamente sobre mí. Sonrió divertido antes de acercar su rostro lentamente para besarme.

Fuera la lluvia no cesaba, pero era agradable y relajante escucharla. Las gotas tras chocar contra el cristal, hacían su habitual carrera por ver cuál llegaba antes al alféizar.

Philip y yo estábamos sentados junto a uno de los grandes ventanales, ambos apoyados en cada una de las portezuelas de madera del ventanal.

Yo tapaba mi cuerpo desnudo con una de las finas sábanas de la cama, al igual que él, que se tapaba de cintura para abajo.

Entre ambos había un plato grande de espagueti a la carbonara, una vela que en compañía de la luz lejana de la lamparita de noche nos alumbraba y junto a las servilletas, una copa de vino tinto para cada uno de las cuales no habíamos bebido, yo en parte porque no me gusta demasiado el vino, pero el motivo real era que estábamos demasiado entretenidos con nuestras conversaciones y bromas.

-Te obligaré a bailar-bromeó Philip antes de llevarse el tenedor a la boca. Estábamos hablando de la boda, de cosas para las cuales según Philip, sí tenía permiso para preguntar.

-No y rotundamente no. Sabes que en temas de baile soy pésima, lamentable... Un insulto para la danza-dije provocando su risa-En serio, no. La respuesta es no. Asimilo que tú sepas lo dañina que resulto para los ojos humanos mientras bailo, pero me niego a que el resto tenga tema de chiste para los restos.

-Sabes que exageras.

-Que exagero?

-Sí, bailas fatal, pero nadie se reirá-respondió provocando mis carcajadas.

-Claro, tú no te cortes-ahora quien reía era él.

Pasamos un rato perfecto, con el único sonido de fondo de la lluvia tras nuestras propias voces.

Fue gracioso cuando Philip se acercó con un espagueti y nos hizo revivir la famosa y tierna escena de la dama y el vagabundo. Yo terminé riendo y él cortando mi risa con un beso.

Era tan sencillo amarlo... Es...

Nuestra tarde transcurrió así de tranquila y perfecta.

Cuando la lluvia no fue más que una suave y casi inexistente llovizna, abrimos también las puertas de cristal dejando que el fresco y el olor a tierra mojada inundaran la habitación. Nos quedamos allí sentados, Philip apoyado contra el cristal de la ventana y yo rodeada por sus brazos, sentada entre sus piernas y con la cabeza apoyada sobre su pecho, sintiendo sus latidos y su respiración. Philip apoyaba su cabeza sobre la mía.

-Tengo ganas de volver ya-dijo en un susurro. Yo que tenía los ojos cerrados, tan solo sonreí.

-Te amo-susurré yo finalmente.

No se cuando, pero terminé por quedarme dormida.

Continue Reading

You'll Also Like

Nobilis By YinaM

Science Fiction

353K 32.2K 68
En un régimen estable, donde la calidad de vida es alta y la guerra es solo un mito de antaño, Aletheia es una adolescente a puertas de un compromiso...
6.7M 276K 72
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
70M 3M 60
Culpa mía es una película basada en la trilogía "Culpables" - Próximamente disponible en Amazon Prime. ¡Disponible los 16 primeros capítulos! **Ganad...
108K 14.2K 173
Entra para obtener más información de la historia 💗