Amarte en silencio (Completa)

By SarahyBV

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Te amo desde que tengo memoria.Te amo desde que éramos niños. Mientras yo te he amado tanto, tú no me ves.Yo... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Epílogo
Jardín de Niños.
Nota de la autora
Agradecimientos.
EXTRA #1
EXTRA #2

Capítulo 29

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By SarahyBV


Un gemido escalofriante me despierta, quedándose impregnado en las paredes de la habitación. ¡Dios mío! ¿Qué fue eso? Últimamente es lo único que me trae de regreso a la realidad. Estaba empapada en sudor, unas gotas enormes recorrían mi cara, al igual que las lágrimas y mi corazón latía desaforadamente.

¿Qué ha sido eso? ¿Qué ha ocurrido anoche? Me siento de un salto en la cama y me tomo la cara con ambas manos, subiendo para tirar de mis cabellos. Dios santo... ¿La ha matado? ¿De verdad ha sido tan ruin de matarla?

Por favor, que alguien me diga que ha sido un mal sueño. ¿El gemido era mío? No, el gemido era de... Jinny... los sollozos de una Jinny temerosa de lo que sucedería, de lo que William le planeaba hacer. Respiro profunda y acompasadamente para despejar la mente de aquellas imágenes.

El pecho repleto de esa sensación dolorosa y las fosas nasales del olor a sangre, grasa de cabello, humedad del aire, hojas secas, a pólvora, y a William Edwards. El tiempo ha pasado cruelmente por donde estaba esa chica, le ha arrebatado su vida, su existencia en menos de dos segundos.

Ella no era una psicópata, estaba traumada debido a todas las mierdas que tuvo que ver en su vida desde las idioteces de Neil, hasta el acoso sexual de William. Que hablando de ello no sólo era acoso, ¡éste debe ir a la cárcel! Y que lo dejen estéril, se lo tiene merecido.

Que experiencia más escalofriante y repugnante, ni pensar cuantas chicas sufren de esto en el mundo y se lo callan, por lo mismo... amenazas, miedo, trauma, rechazo. Por todo, hay miles de sentimientos que te cruzan en ese momento el cuerpo y te hacen pensar si en verdad hiciste algo que les provocase.

Los muy decrépitos te hacen dudar de ti misma, juegan con tu cabeza y para más apoyo, muchas mujeres en la sociedad no se les puede llamar madre... pues permiten lo que sucede, se hacen las ciegas, las sordas y no les importa que abusen de sus hijas.

Las personas dicen que en el tiempo de antes ocurrían desgracias que en la actualidad ya se han controlado, no se ha controlado nada tan solo se ha vuelto más secreto, premeditado, silencioso. Ha cambiado de nombre. Se disfrazan tras una falsa apariencia, una máscara que cubre sus verdaderas intenciones.

A pesar de todo, continúan sueltos desde las calles hasta las casas de los magnates de mejores trajes, ésos que la tela de los mismos cuesta más de lo que puedas ganar tú en dos o tres años de mucho trabajo.

No conseguiré escapar de Jinny por un buen tiempo, seguirá atormentándome en sueños, más bien, ¡pesadillas! Sus tristes y llorosos ojos color siena tostado, inexpresivos, conociendo que era el final. Su mirada tan perdida, su cabello azabache, brillante debido a la grasa.

Todos me persiguen, incluso el fantasma de la hermana de Neil. Y los gritos... tantos quejidos y lágrimas de emociones abrumadoras dentro de mí... no soporto oír ningún tipo de quejido. Cuando la verdad, la mayor parte de ellos como los sollozos de las noches anteriores eran míos.

Podría decirse que era yo la que gritaba desconsolada, horrorizada con lo que había sucedido, lo que le había hecho William a Jinny, pero eso debía ser tan sólo un mal sueño, nada más, ¿por qué lo siento como una realidad? Mis ojos se llenan de lágrimas, ¿y si realmente sucedió? ¿cómo pudo hacerle algo así a su propia prima? ¡Maldito degenerado!

William aparece de repente como si de un fantasma espectral se tratase en el umbral de la habitación, mirándome fijamente. Ya veo que lo fantasmagórico viene de familia.

Oh. ¿Qué está haciendo aquí? ¿Viene también a por mí?

Me fulmina con la mirada.

— Bueno, Londra. Creo que este es un buen momento para hablar de tus investigaciones con mi portátil.

Entra y cierra la puerta, e inmediatamente se me seca la boca, se me hace un enorme nudo en la garganta y en mi mente suena una alarma fuerte e insistente, de esas que se utilizan para ataques nucleares.

Oh, no. Me ha descubierto.

En sus labios se dibuja una sonrisa grotesca, malévola y sus ojos tienen un brillo profundo e intenso de color cobalto. ¿Qué piensa hacerme?

— Por fin estamos a solas. Nada de Jinny, ni Wells, mucho menos el bastardo ese de Neil. — dice y se lame el labio superior muy despacio.

¿Qué? ¡Oh por dios, no de nuevo!

— Ahora... ¿vas a ser buena chica y escucharás con mucha atención lo que te diga? ¿Me has escuchado zorra?

Los ojos de William tienen un destello azul muy oscuro y sonríe con aire despectivo mientras mira con lascivia mi cuerpo de arriba abajo, ya que me he levantado y estoy junto a la mesa de noche.

El miedo me deja sin respiración siquiera. ¿Qué es esto? ¿Qué quiere de mí? En el archivo decía –proceso– será que planea terminar el trabajo.

De algún lugar en el interior de mi mente, donde pensé que ya nada funcionaba y a pesar de mi sequedad de boca y nudo en la garganta surge la decisión y el valor para forzarme a decir algunas palabras entre dientes por lo menos, con el mantra de los cursos de autodefensa que vi en la tele y me viene a la perfección el recuerdo del acoso de Jack hacia la señorita Steele.

Alondra piensa, ¿qué haría Ana? De repente una idea cruza por mi mente como la luz de un nuevo día «Haz que sigan hablando» giraba en mi cerebro aquel mantra como un centinela fantasmal.

— William, no creo que ahora sea buen momento para esto. Acabo de despertar, después de haber presenciado aquella cosa horrible de anoche. Además, yo no he visto tu portátil desde que la utilizaste para ayudarme. Y no estás en condiciones de querer plantearme nada, la posición en que te encuentras no es para nada favorable. Dice mucho de ti.

Mi voz, tranquila pero quebradiza, me delata enteramente.

Él sonríe de forma maniática, y cuando finalmente esa sensación alcanza a sus ojos. Tiene un aire despótico de «me importa todo lo que dices una mierda»

Su mirada brilla bajo la cruda luz del tubo fluorescente sobre su cabeza en éste cuarto que tiene un diseño similar al suyo, sólo que no tan espacioso y las ventanas, quedaban justo detrás, contraria a las otras. Da un paso hacia mí, sin apartar sus ojos refulgentes de los míos.

Le miro, y veo sus pupilas dilatadas, el negro mezclándose al azul. Oh, Dios. Mi miedo se intensifica a mayores grados. Planea hacer conmigo lo que hizo con Jinny.

— ¿Sabes?, tuve que pelearme con bien fuerte con mi jefa para que me dejara disfrutar de ti...

Se le quiebra la voz y se acerca un paso más, y yo retrocedo hasta tocar el marco de la ventana en la pared. Haz que sigan hablando, que sigan hablando, que sigan hablando. Me repito nuevamente, ojalá, Cincuenta Sombras, esto me sirva de algo.

— ¿Qué problema tienes exactamente, William? Si quieres exponer tus quejas, podemos ir con tu jefa y ver que tiene ella programado para mí. Igual no se saldrán con la suya, le han hecho daño a la gente que quiero. Ojalá se vayan al diablo ¡cabrón hijo de put*!

¿Dónde está el personal de seguridad? ¿Seguirá Bastian aquí? Si William los mandase a subir podría hacer conmigo lo que se le pegue en gana. No debo permitir eso.

— No necesitamos a mi jefa aquí, Londra, esto lo podemos resolver nosotros. — dice desdeñoso — Cuando te hablé aquel jueves, creí que podría usarte y divertirme. Creía que tenías la estupidez necesaria para ser una buena muñeca sexual, en fin, no parabas de provocarme. Pero ahora... no sé. Te has vuelto cortante, fría y sobre todo, demasiado curiosa. Y me pregunté... si no sería por tener algún novio que te estuviese llevando por un mal camino. Entonces apareció él.

Pronuncia la palabra «novio» con un desprecio repugnante. Pero ¿de qué diablos está hablando? ¿Qué novio? ¿Quién apareció? Oh por Jesús. ¡Neil!

— Decidí revisar tu cuenta de correos electrónicos, para ver si podía encontrar alguna pista, pero nada. Por lo menos no en los de ahora. Pero los de antes ¿Sabes qué encontré, Londra, sabes qué vi en los de antes? ¿Sabes lo que no me gustaba de ellos? Los únicos e-mails de tu cuenta eran para el egocéntrico de tu querido Neil, nada de tu tía, nada, sólo para él. Los correos más cariñosos y empalagosos de la tierra. —Se para en seco y evalúa mi reacción— Y me puse a pensar... ¿estarán juntos? No hay ninguna duda. Nada. Cero. Siempre iba a tu casa, charlaba hasta tarde, había noches que se quedaba y... dormían juntos o quien sabe y hacían más cosas.

Indagó en un tono algo pervertido.

— Dime, ¿ya te ha follado bien duro verdad? ¿Londra? ¿Cómo puede ser que hayas permitido que ese idiota disfrutase de tu hermoso cuerpo? ¿Cómo es que después de habértelo follado no dejaste que te grabaran en la madrugada del viernes, eso fue muy feo de tu parte? ¿Acaso Neil te castiga? ¿Es eso? ¿No le gusta que jueguen con su pastelito?

Dios, aquellos cerdos venían de parte de él. Oh, no. ¿Acaso se da cuenta de la enorme depravación que tiene?

— William, ese idiota es tres mil veces más hombre de lo que tú podrías pensar ser, no lo alcanzas.

Trato de parecer firme, y resulto bastante convincente. Ésta conversación no va por donde esperaba y no me fío lo más mínimo de él, luego de lo que descubrí. Prefiero morir que confiar en este imbécil depravado.

Algún gesto extraño, o incluso el perfume que exuda de su cuerpo me mantiene en máxima alerta de peligro. Este maniático está enfadado, es inconstante y totalmente impredecible pensar como su mente psicópata. Intento pensar un poco mis posibilidades de escapar viva.

— Acabas de decir que Neil no deja que jueguen con su pastelito, más yo no soy el pastel de nadie. Ni siquiera el tuyo. Me entendiste, William.

— Pero Neil te ha comido los labios un montón de veces ¿no?

Oh, no. ¿Cómo sabe él eso?

— ¿Cómo lo consiguió, Londra? ¿Qué hizo el imbécil de Neil para que le permitieras tocar tu boca, qué hizo, te ofreció dinero? Dime put* ramera.

La poca sangre que me circulaba por las venas desaparece poco a poco, y creo que voy a desmayarme. ¿Ofrecerme dinero? ¿Neil ofrecerme dinero para que le bese? ¡Éste gilipollas me está diciendo ramera en mi cara!

— No sé de qué estás hablando, William. —susurro— Neil no me ofreció dinero, ¿por qué te jode tanto que tu primo me haya besado? Lo besé porque me dio la gana. Me gustan sus labios, punto.

Oh, por favor, deja de dramatizar más. Ni que yo te importase, toda la vida estuve enamorada de ti y tú, ni los buenas. ¡Jodete!

William disfruta viéndome en esa situación tan horrorosa y agobiante, pero continúa.

— ¿Y él cree que intentaré algo contigo? — Sonríe y se le enardece la mirada— Bueno, quiero que le digas una cosa mientras las cámaras te están grabando. 

Señaló a la mesa que me quedaba enfrente.

— Yo te acogí en mi casa, te di ropa, comida. Espero cierta gratitud por tu parte. En realidad, tengo derecho. Tuve que mantenerte en éstos días. Pese a tus paranoias, los sueños estúpidos esos que sólo dan problemas, la idiota de Jinny, tenía que ser hermana de Neil, tan inepta e insistente como ese imbécil.

Hizo una mueca de desagrado al aire.

— De manera que hemos de hacer un trato Londra. Un trato que me deje bien satisfecho, así podré enseñarle a tu motociclista como me tiro a su chica ¿Entiendes lo que te estoy diciendo, Londra?

¡Dios! ¡Que sínico!

— Considéralo, si lo prefieres, como una nueva forma de hacer sufrir a ese hijo de put*. Y, si me satisfaces bien, no te mataré. Trataré de tenerte como la perr* que eres, pegada a mi cama. No me mires así, lo eres. Sabes perfectamente que eres una put*, te gusta provocar a los hombre para luego no hacer nada. Conmigo eso no va.

Le miro con la boca abierta. Me está haciendo chantaje... ¡a cambio de sexo! ¿Y todo es para hacer sufrir a Neil? Hasta ahora las cosas que han sucedido son para favorecer a alguien, quien sea que esté tras esto, busca deshacerse de sus obstáculos... Neil es uno de ellos, posiblemente el más fuerte.

No me lo puedo creer. ¡Sexo... conmigo! ¡¿Qué mierdas tienen los hombres con mi cuerpo y el querer hacerme sufrir por medio de la cama?!

William se acerca más hasta colocarse justo delante de mí, mirándome a los ojos. Su perfume anteriormente exquisito ahora se siente empalagoso y dulzón, todo lo contrario a éste cabrón invadido en ácido.

Entra a mis fosas nasales... ese aroma repugnante. Y, si no me equivoco, el aliento le apesta a alcohol. Oh no, ha estado bebiendo. ¿Cuándo? La noche anterior claro, mientras estaba con Jinny.

— Eres una chica sexualmente reprimida, una calienta... ¿sabes qué, Londra? — masculla apretando los dientes.

¿Qué? ¿Una chica reprimida sexualmente... yo? Espera ¿una calienta qué?

— William, no tengo ni idea de qué hablas. — susurro, y siento una descarga de pánico correr por todo mi cuerpo.

No, no, no, esa Alondra no puede regresar, ahora debo sacar valor de donde no tengo.

Ahora está más cerca, y espero mi momento para entrar en acción. Anastasia Steele estaría orgullosa. ¿Quién dice que la literatura no soluciona problemas? Si me sale bien me volveré una experta en autodefensa.

Si William me tocase, si se atreve siquiera a tratar de obligarme a tener sexo con él, le derribaré, lo golpearé donde más les duele. Me falta un poco el aire. No debo desmayarme ahora. No debo desmayarme, Alondra tienes que salir de aquí cuanto antes, mejor.

— Mírate. —Me observa con lascivia— Estás súper excitada y caliente, lo noto, te pongo mucho ¿verdad? No te preocupes te concederé el privilegio de follarte. En el fondo lo deseas, Neil no te da lo que necesitas.

Madre mía. Este chico está delirando, gravemente. Mi miedo alcanza el nivel de ataque inminente, más trato de respirar y este va poco a poco desvaneciéndose, ¡lo tengo controlado!

— No, William, yo nunca te he deseado. Tampoco estoy excitada, sacate esas estupideces de la cabeza enferma que tienes.

— Sí, me deseas mucho, maldita put* calientabraguetas...

Alarga la mano, y con el dorso de los nudillos me acaricia delicadamente la mejilla hasta el mentón. Y luego la garganta, con un dedo y yo siento el corazón trabarse en mi boca. Reprimo las constantes harcadas.

Llega hasta el inicio de mi pecho observando el lunar que se encuentra a la derecha, se queda rozando la tela de la camisa de dormir beige, y apoya la mano izquierda en mi pecho.

— Me deseas. Admítelo, Londra, gritaselo a Neil...

Sin apartar los ojos de él, y concentrada en lo que tendría que hacer Anastasia –en lugar de ella valiente y hermosa, soy yo la que tengo que hacerlo, ojalá y funcione– poso la mano derecha delicadamente sobre la suya, como si fuese una caricia.

Él sonríe deseoso de que le siga el juego. Entonces le agarro el dedo meñique, se lo retuerzo hacia atrás y, de un tirón, lo hago bajar a la altura de su cadera.

— ¡Ahhh! —grita por el dolor y la sorpresa y, cuando se tambalea, levanto la rodilla con fuerza hasta su ingle y consigo impactar limpiamente en su punto más débil.

¡Gracias E.L James!

¡Gracias Anastasia Steele!

¡Garcias Aileen!

¡Funcionó!

Cuando dobla las rodillas y se derrumba con muchos quejidos sobre el suelo de la habitación con las manos entre las piernas, me aparto ágilmente hacia la izquierda.

—No vuelvas a ponerme una mano encima, nunca. —le advierto con un gruñido gutural— Y si me permites, me llevaré esto conmigo, veremos como te va cuando le hagas frente a la policía y a tu querido primo... — le saco la lengua y tomo el móvil con el que grababa, gracias a dios el mío está en el bolsillo de mi short.

—¡Jodida put*! —me grita casi gimoteante.

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