Z El Señor De Los Zombis (Lib...

Від FacundoCaivano

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Tras despertarse en un callejón baldío, cubierto de sangre y sin ser capaz de recordar su identidad, un solit... Більше

0. Lo muerto, debe quedarse muerto. (I)
0. Lo muerto, debe quedarse muerto. (II)
1. Mi nombre es... (I)
1. Mi nombre es... (II)
2. ¡¡Corre!! (I)
2. ¡¡Corre!! (II)
3. ¿Asociación libre? (I)
3. ¿Asociación libre? (II)
3. ¿Asociación libre? (III)
4. El día "Rojo" de Rex. (I)
4. El día "Rojo" de Rex. (II)
4. El día "Rojo" de Rex. (III)
4. El día "Rojo" de Rex. (IV)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (I)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (II)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (III)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (IV)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (V)
6. Acuerdo de paz. (I)
6. Acuerdo de paz. (II)
6. Acuerdo de paz. (III)
6. Acuerdo de paz (IV)
6. Acuerdo de paz (V)
6. Acuerdo de paz (VI)
6. Acuerdo de paz. (VII)
7. La puerta Zeta. (I)
7. La puerta Zeta. (II)
7. La puerta Zeta. (III)
7. La puerta Zeta (IV)
8. Esto no es un adiós (I)
8. Esto no es un adiós. (II)
8. Esto no es un adiós. (III)
8. Esto no es un adiós. (IV)
9. El pequeño Zeta (I)
9. El pequeño Zeta (II)
9. El pequeño Zeta (III)
9. El pequeño Zeta (IV)
10. El Señor De Los Zombis (I)
10. El Señor de Los Zombis (II)
10. El Señor De Los Zombis (III)
10. El Señor De Los Zombis (IV)
10. El Señor De Los Zombis (V)
10. El Señor De Los Zombis (VI)
10. El Señor De Los Zombis (VII)
11. Somos Los Escarlata (I)
11. Somos Los Escarlata (II)
11. Somos los escarlata (III)
11. Somos Los Escarlata (IV)
12. Cuenta Regresiva (I)
12. Cuenta Regresiva (II)
12. Cuenta Regresiva (III)
12. Cuenta Regresiva (IV)
12. Cuenta Regresiva (V)
12. Cuenta Regresiva (VI)
13. No Eres Un Héroe (I)
13. No Eres Un Héroe (II)
13. No Eres Un Héroe (III)
13. No eres un héroe (IV)
13. No eres un héroe (V)
13. No eres un héroe (VI)
13. No Eres Un Héroe (VII)
Final: No eres un héroe.
¡Gracias!
¡Reboot ya disponible!

7. La puerta Zeta (V)

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Від FacundoCaivano

-Alexander; la persona más desquiciada y peligrosa que conocí, y es el fundador de lo que actualmente es conocido como la nación oscura.

*****

Rex ingresó a la celda y se dejó caer en la cama de su ex compañero de taller, estar mucho tiempo de pie escuchando a Zeta resultaba agotador a la larga, Samantha y Anna lo emularon, sin embargo el presidente siguió erguido de pie frente a Zeta, escuchando con atención cada palabra.

-Entonces, estuviste un tiempo en ese grupo que te rescato y luego ¿te uniste a la nación oscura? -preguntó Sam.

Zeta hizo sonar los huesos de su cuello. -No, nunca me uní a esa asquerosa nación.

- ¿Qué pasó con tus padres? -Preguntó Rex-. ¿Volviste a buscarlos?

-Sí, lo hice -respondió Zeta sin ánimos.

Anna hizo un gesto con las manos que Sam tradujo. -"¿Porque te separaste de ese grupo?"

-No lo acribillen a preguntas -interrumpió Max-. Dejemos que él nos cuente todo lo que tenga para decir. Confío que nos dirás solo lo que sea pertinente escuchar.

Zeta asintió y repitió en voz baja. - ¿Lo pertinente eh? -subió la mirada cruzándose con los ojos de Max, una mirada fría y cristalizada delataba que lo que contaría no iba a ser nada agradable-. Está bien, luego de hablar con Elías y que decidiera dejarme quedarme con ellos, pasé alrededor de tres días metido dentro de una cama reposando mientras el resto contribuía con el grupo. Me sentía un poco aislado, pero por suerte Lara me acompañaba de vez en cuando.

-¿Así que te acompañaba? -dijo Sam torciendo el labio y desviando la mirada.

Zeta ignoró el comentario sin siquiera mirar a la oji verde, sus ojos se hallaban perdidos en un punto fijo en el suelo, recordando aquella vez...

-Cuando todas mis heridas sanaron y me encontraba en forma fue cuando Roni me llamó, y recibí un entrenamiento, él me enseñó a disparar.

*****

-¡Bueno, bueno, mira nada más!, Junior eres jodidamente bueno con las pistolas -lo felicitó Roni mientras recargaba bala por bala su cargador-. Has aprendido rápido. ¿Ya habías disparado anteriormente?

Junior observaba a lo lejos como un zombie caía desplomado al suelo. -Pues sí, varias veces con mi padre cuando era pequeño, pero admito que nunca había tirado desde una terraza hacia la calle, casi siempre íbamos a lugares descampados. Y esto de los silenciadores es genial.

- ¡Ah! tu padre, no me hablas mucho de él, ¿Era policía?

-Nunca preguntaste, era oficial militar, estaba a pocos años de retirarse y vivir una vida cómoda en casa.

-Entiendo, ¿Y tu madre?

-Mi madre era chef en un restaurante de la ciudad -respondió mientras apuntaba con su arma otro zombi-. Aunque lo malo era que trabajaba mucho fuera y en casa nunca tenía ganas de cocinar -dijo riendo, mientras efectuaba nuevamente otro disparo-. Pero cuando tenía tiempo siempre nos hacía comidas exquisitas.

Roni notaba que al joven no le inmutaba hablar de sus padres, una actitud rara dado las circunstancias. -¿Confías que estén vivos?

Junior sonrió confiado -Si, estoy seguro que siguen vivos, es decir, mi padre es muy bueno en su trabajo, seguro están en casa refugiados esperándome.

Roni arqueó una ceja. - ¿Y si eso no llega a ser así?

Otro disparo, justo en la cabeza de otro zombi. -No te preocupes, será así.

Un suspiro escapó de la boca de Roni, sabía que la confianza exagerada no era de buen augurio. Se limitó a cambiar el tema de la conversación de momento.

-Bueno sigamos con la práctica, sabes de pistolas y las clases de balas que hay. ¿Por qué no intentas con armas más pesadas?

-Sinceramente no me gustan las armas grandes pero...

- ¡Eh chicos! ¿Interrumpo algo? -preguntó alegremente Lara.

- ¡No! Sí, es decir, no. No, no interrumpes nada -balbuceó Junior nervioso por la hermosa presencia de la muchacha.

Roni sonrió de perfil y decidió brindarle una mano a su alumno. -No hay caso con este muchacho, quiero enseñarle sobre fusiles y rifles pero prefiere las armas de una mano, Lara ¿por qué no le das una de tus armas personalizadas?

- ¿Armas personalizadas?

Lara asintió gustosa. -Sí, te van a encantar cuando las veas.

-Sabía el gusto de mi dulce sobrina por el arte cuando fui a buscar recursos con Elías -explicó Roni acercándose a una larga mesa cubierta por una manta blanca manchada de varios colores de pintura, que estaba ubicada en el centro de la terraza, debajo de un pintoresco techo de policarbonato y madera, el cual brindaba una agradable y refrescante sombra al lugar-. Así que me tomé la libertad de conseguirle pinturas de todo tipo -dijo quitando la manta para dejar a la vista una caja llena de aerosoles de colores, varios tachos de pintura y pinceles de distintos tamaños, y en el centro de la mesa extendiéndose a lo largo, se hallaban distintos modelos de armas desde revólveres, fusiles y arcos, hasta armas blancas como navajas y espadas, absolutamente todas personalizadas con colores varios.

Roni se acercó y tomó un hacha de mango verde con un fino decorado negro en tribales, con su nombre grabado en color dorado en la hoja, la blandió de un lado a otro observando cada detalle. -Es impresionante Lara, eres increíble.

Junior quedó maravillado con la belleza de alguna de las armas que tenía en frente; un revolver azul con decorados amarillos, una ametralladora blanca con mango y bordes rojos, entre varias cosas que no alcanzaba a la vista para apreciarlas a todas.

- ¿Donde aprendiste a hacer todo esto?

-No es tan distinto a pintarle las uñas a las mujeres.

Junior sonrió a la respuesta. - ¿Eras manicura o algo así?

-Sí -respondió la rubia con orgullo -me dedicaba a la manicura y pedicura.

-Y era muy buena, pero creo que en esto te va mucho mejor -dijo Roni entre risas -los dejaré solos chicos, tengo que atender un asunto con un tipo que no quiere salir de su habitación, aparentemente se atascó y alguien debe sacarlo rápido. Me llevo el hacha Lara, gracias.

Junior frunció el ceño al no comprender la indirecta. - ¿Dónde está ese tipo? ¿Por qué no sale?

Roni ya estaba cerca de la puerta cuando respondió. -En realidad tengo que ir al baño chico.

Lara y Junior echaron una breve carcajada mientras observaban como Roni los dejaba tras la puerta que llevaba a las escaleras.

-Tu tío es un buen tipo -decía Junior con una sonrisa mientras inspeccionaba las armas que más le gustaban.

-Oye, mi padre también es muy bueno, no has tenido tiempo de conocerlo bien, eso es todo.

Junior asintió mecánicamente mientras tomaba de la mesa una Berreta en su estado original. -No pintaste esta.

-Esa justamente... - dijo y se apresuró a tomar el arma y guardarla-. Iba a ser un regalo para ti, pero me entretuve con el hacha de mi tío y no pude ni empezar. Además...

Una leve sonrisa se apreció en el semblante de Junior al ver como Lara se ruborizaba poco a poco. Decidió ayudar a la muchacha. -Me gusta el color escarlata, y creo que quedaría bien con un poco de negro, ese color también me gusta. Y si quieres puedes detallar los bordes con un color dorado.

La joven sonrió entusiasmada. -Buena elección, el color rojo es muy lindo, le quedará genial al arma.

-En realidad, el escarlata me gusta más que el rojo simple. Es, ¿cómo decirlo? más intenso.

- ¡Vaya! Un hombre que conoce de colores, eso sí que es raro -se burló Lara.

-A mi padre y a mí nos gustaba ese color, siempre decía que en los labios de una mujer el color escarlata potencia su belleza -dijo emulando la voz de su padre.

La muchacha soltó una carcajada. -Ya veo, entonces ¿eres un hombre que sabe de colores y de mujeres? -dijo en tono travieso-. Eso es todavía más raro.

-No hay mucho que saber de las mujeres -dijo junior en una sonrisa confiada-. La mayoría demuestra sus intenciones todo el tiempo, sin darse cuenta de que lo hacen y son fáciles de leer.

- ¡Eso no es cierto! -dijo mientras lo empujaba juguetonamente-. Entonces ¿Yo demuestro mis intenciones?

- ¡Claro que lo haces! pero no te preocupes, no diré nada -dijo guiñándole un ojo.

-A ver, genio. Léeme... ¿Qué intenciones tengo?

- ¿Que intenciones tienes? -Junior volvió a sonreír mientras observaba hacia un lado, luego se acercó a Lara, quizás un poco demasiado de lo que había planeado, quedando sus caras a centímetros una de la otra. El muchacho sintió la cálida y dulce respiración de la oji celeste en su rostro, su corazón comenzó a acelerarse y un silenció sucumbió el lugar dejándolos a ambos completamente aislados del resto del mundo. Cada uno devolvía la mirada del otro sin hacer movimiento alguno, pero fue Junior quien tomó la delantera-. Quieres besarme.

Sin dar marcha atrás, tomó a la joven de la cintura y la pegó a su cuerpo. La muchacha no opuso resistencia alguna, y Junior se entregó a la suerte, era ahora o nunca. Acercó lentamente sus labios a los de Lara y cerró sus ojos, ya estaba muy cerca. Solo pocos milímetros los separaban, y finalmente lo hizo.

Sus labios se acercaron hasta tocar... absolutamente nada. Desconcertado, abrió sus ojos y vio a la rubia oji celeste alejando su cabeza hacia atrás con una sonrisa de oreja a oreja.

-No quería darte la razón -dijo Lara mientras volvía a acercar su rostro al de Junior-. Eso seguro no lo leíste, ¿verdad, genio?

El semblante de Junior había cambiado a una tonalidad completamente colorada. -Pues no, la verdad que no.

-Y esto tampoco -dijo la joven, al mismo tiempo que lo sujetaba del rostro y fundió sus labios con los del muchacho en un apasionado beso.

Junior se dejó llevar y continuó el beso, todos sus sentidos estaban concentrados en disfrutar la armoniosa danza que los labios de la muchacha le ofrecían, sintió una suave y agradable presión en el pecho, sus cuerpos buscaban arrimarse lentamente. Abrazó más fuerte a la joven, recorriendo con su mano tímidamente su delicada cintura, hubo una breve interrupción en donde tuvieron que despegarse para mirarse a los ojos compartiendo una pícara sonrisa, pero inmediatamente reanudaron la acción. El muchacho deseaba que el momento jamás terminara, que fuese eterno, pero como un azote del destino, el fuerte ruido de un portazo los obligó a separarse tan rápido como si sus cuerpos se quemaran, el padre de la joven se acercó a paso acelerado y se interpuso entre ambos, acorralando a Junior contra la mesa.

- ¡¿Que mierda te crees que estás haciendo?! -la mirada de Elías era terrorífica, Junior nunca pensó que unos perfectos ojos celestes pudieran causar tanto terror.

- ¡Papá, yo lo besé! -intervino Lara colocándose entre medio de ambos.

-Me da igual quien haya sido, luego hablaré contigo muchachita, y tú -se dirigió a Junior-, no te deje permanecer aquí para que pierdas el tiempo con mi hija, tienes trabajo que hacer.

-Yo, lo siento. No quería causar problemas -balbuceó Junior sin saber que más decir.

- ¿Ya estas curado verdad? Y sabes disparar, vendrás con Roni y conmigo a una expedición.

-Papá ¿cuál es tu problema? Déjalo descansar unos días más, no tiene por qué...

-No -interrumpió el joven-. Está bien, lo acompañaré.

-Bien, ve con Roni, él te dará armas y luego nos reuniremos en la puerta principal. No pierdas tiempo -dijo tajantemente, sentenciándolo con la mirada.

-Bien -respondió Junior mientras miraba a Elías alejarse por la puerta.

La muchacha se acercó nuevamente hasta el joven. -No le hagas caso, él solo es muy protector conmigo.

Junior no respondió, su cuerpo seguía en shock por la situación con Elías, y para rematar todavía debía compartir una expedición con él. Pero contaba con la suerte de tener a Roni, con quien se llevaba bastante bien y podría alivianar la tensión que tenían con Elías. El joven se limitó a no pronunciar palabra alguna y se dirigió hacia la puerta decidido a salir, no antes de que Lara lo detuviese.

-Te esperaré.

El joven se detuvo sin mirar atrás, sabía que debía decir algo, pero las palabras se rehusaban a salir de su boca. No estaba seguro del porqué, pero sabía perfectamente que antes de poder pensar en tener algo con Lara debería primero arreglar las cosas con su padre, que lo acepte como parte del grupo y luego como alguien para su hija. Sabía que sólo así podía comenzar algo con la hermosa chica que había conocido hace solo unos cuantos días. Quizás era apresurado un pensamiento como ese, quizás ella no quería nada serio, eso no lo sabía, pero conocía sus sentimientos y él si quería algo, estaba seguro que podría funcionar. Lo único que debía hacer era buscar a sus padres, ganar la confianza de Elías y sobrevivir todos en la comunidad.

No se despidió de Lara al salir.

*****

-Pásame esas Junior -ordenó Roni.

Junior hizo lo propio y le alcanzó a la mano un par de fusiles de asalto, el cual Ronaldo guardó en el asiento trasero de la camioneta.

- ¡Todo listo por aquí! -anunció Roni mientras daba unas palmadas al techo del vehículo.

La camioneta emitió un sonido al encenderse y un sujeto algo pasado de peso, con musculosa blanca y short de playa rojo con palmeras contestó. -Perfecto, los espero en la salida.

Dicho esto, la camioneta avanzó por el estrecho estacionamiento del edificio, y viró a la derecha ascendiendo por una rampa que lo llevó a la salida, en donde otra camioneta un poco más pequeña lo esperaba fuera.

-Bien, Junior nosotros iremos en este -informó Roni mientras subía a un vehículo-. Estoy seguro que dos camionetas y un auto familiar pueden transportar todo esa mercadería que vimos el otro día con mi hermano.

Junior amagó a subir al asiento del acompañante, cuando Elías lo tomó del hombro.

-Tu ve atrás -dijo, y se sentó sin cruzar la vista con el chico.

El joven notó la fría expresión de Elías al pronunciar esas palabras, abrió una de las puertas traseras del auto mientras suspiraba e ingresó. «Va a ser un largo viaje»

Roni puso en marcha el auto y no tardaron suficiente en acoplarse con los demás, la caravana emprendió viaje por las calles de la ciudad cautelosamente. Roni se ubicó en el frente para guiar el camino. Mientras viajaban Junior observaba por la ventanilla las calles de lo que antes fue su bella ciudad, y ahora estaba transformado en un completo caos. Observó un cine en donde solía ir con sus amigos a los estrenos más taquilleros, ahora deteriorado e invadido por esos seres. Luego se cruzó con la casa de un compañero de su universidad, intentó buscarlo entre las ventanas de su habitación pero no había más que vidrios rotos y sangre en la entrada, el patio delantero estaba ocupado ahora por más zombis. Una sensación de angustia lo invadió, ya no lo volvería a ver.

«Parece ser que todo terminó, no más salidas y fiestas por la noche, no más veranos en la playa, no más salir a correr o practicar boxeo, y no más jugar entre todos una partida de pool y beber cerveza en el bar cerca de casa. Un minuto... ¿mi casa? ¡Mi casa esta aquí cerca!»

- ¡Oye Roni detente! Mi casa se encuentra cerca de aquí, en un edificio no muy alto, pero podremos verlo si volvemos, y también ver si mis padres están a salvo.

-Olvídalo -contestó tajante Elías-. No podemos permitirnos perder tiempo.

-Oye Elías, son sus padres, podemos perder unos minutos y buscarlos.

-La última vez apenas pudimos volver Ronaldo, no creo que quieras repetir esa suerte.

-Teníamos un trato, si yo te ayudaba ustedes me ayudarían a encontrar a mis padres -dijo Junior con un alterado tono de voz.

-Entonces, cumple tu parte del trato niño -respondió Elías-. Nos ayudaras en esta misión, y a al volver pasamos por tus padres.

El joven mordió sus dientes de la rabia y golpeó el vidrio con su brazo. - ¡Bien!

Serias miradas se cruzaron entre Roni y Elías, se reservaron en pronunciar alguna palabra hasta que llegaron a su destino. Atravesaron un amplio estacionamiento derribando a un grupo de no muertos que deambulaban y se dirigieron a la entrada principal de un gran mercado mayorista.

Elías fue el primero en bajar. -Es aquí -indicó mientras el resto bajaban y se aglomeraban en la entrada.

Un joven alto, de cabello rapado intentó abrir las puertas del establecimiento pero para su infortuna se encontraban selladas por dentro.

-Tiene que ser una puta broma, esto no estaba así la última vez -dijo Elías pateando la puerta de vidrio en un acto de furia, pero sin romperla.

- ¿Trabaron la entrada con carros de supermercado? -preguntó el joven rapado.

-Y algunas cajas, por lo que se ve -dijo Roni, observando por la estructura de vidrios el interior del lugar-. Pero no parece haber nadie dentro.

-Seguramente están escondidos -acotó Elías, haciendo un paneo visual por los alrededores-. Hay que encontrar otra entrada.

-Buena idea, que un grupo quede aquí vigilando y protegiendo el perímetro, y yo buscaré otra entrada por detrás -lo secundó Roni.

-Está bien, Junior y yo te acompañaremos, y el resto quédense aquí y más les vale no intentar romper el cristal o acudirán miles de esos monstruos por el ruido.

-Estarán bien, ellos no patearon la puerta -dijo Junior sarcásticamente.

-Cállate niño, vamos.

El trío comprendido por Junior, Elías y Roni, rodearon el edificio en busca de una nueva entrada que les permitiera ingresar. En el camino se toparon con un reducido grupo de zombis, que Ronaldo acabó rápida y silenciosamente con su hacha. Su habilidad impresionó a Junior, le recordó una película de vampiros que había visto en donde el personaje principal usaba un hacha.

- ¡Eres increíble! Casi parece que te sale natural eso de volar cabezas.

Roni soltó una risotada por el alago. -Es curioso, nunca me habían dicho eso en mi trabajo.

- ¿A qué te dedicabas antes, leñador o algo así? -preguntó Junior entre risas.

Roni se giró seriamente. -Pues, si. Era leñador, ¿Algún puto problema con eso?

Junior se sorprendió, abrió inconscientemente su boca balbuceando algo sin sentido.

- ¡Era broma amigo! -dijo Roni palmeando fuertemente el brazo del muchacho mientras reía-. Si vieras la cara que pusiste, ¡fue de película!

-Mierda, me lo creí -dijo Junior, volviendo a respirar-. ¿Entonces a que te dedicabas?

-Leñador, esa parte no era broma.

-Oh, pues. Es... un gran trabajo. Nunca había conocido a un leñador, no hay muchos bosques por esta zona.

Roni sonrió. -Me había tomado unos días libres para visitar a mi sobrina en su cumpleaños.

- ¿Lara cumplió años hace poco? No tenía ni idea.

-No Junior, su cumpleaños es mañana. Te recomiendo buscarle algo lindo para regalarle ya que estamos por aquí.

- ¿Mañana? ¡No jodas! Nadie me lo dijo.

-Tranquilo, yo pensaba hacerlo cuando estuviéramos aquí.

- ¡Hey! Si ya pararon de parlotear, ya encontré una entrada -dijo Elías mientras se dirigía a una pequeña puerta de chapa verde. Intentó abrirla de todas las formas posibles pero la puerta no cedía.

Roni tomó su hacha personalizada y luego de varios intentos desencajó el pomo de la puerta. Tomó carrera y embistió la misma con el hombro lo más fuerte que pudo pero era inútil, seguía cerrada.

Elías se acercó al agujero donde estaba el pomo y observó del otro lado. -Aquí también esta sellado por dentro, hoy no tenemos suerte.

-Mierda, ¿No hay otra forma? El que hizo esto no quería que nadie entrase por ninguna circunstancia -acotó Roni.

Junior suspiró y peinó sus cabellos hacia arriba mientras subía su mirada hacia el techo del edificio, sus ojos se abrieron en par al ver que unos cinco metros arriba en la pared se encontraba una pequeña ventana circular, pero la cual podría caber una persona. Inmediatamente una idea se le vino a la mente.

- ¡Miren allá! Una ventana, y está abierta -dijo Junior señalando hacia arriba-. Si logramos encontrar la forma de subir, yo podría entrar por ahí y abrir la puerta principal desde dentro quitando la barricada.

Los hermanos se miraron entre ellos con una sonrisa, la esperanza volvía a nacer. Pero había un problema.

- ¿Cómo vamos a llegar hasta allá?-preguntó Elías-. No hay escaleras, o algo a lo que treparse.

- ¿En serio? Pues yo veo dos sujetos de aproximadamente dos metros de altura, suman cuatro metros. Y contándome a mí, llegaríamos hacia esa ventana perfectamente si hacemos una escalera humana.

- ¿Estas chiflado? ¿Cómo demonios vamos a hacer eso?

En ese momento un zombi parca se acercaba a gran velocidad desde detrás, Roni alzó su hacha al cielo y trazó una recta hacia abajo asestándole al zombi en la cabeza y estampillándosela contra el suelo.

-Me parece que no tenemos otra opción hermano, es eso o nada -dijo Roni mientras secaba la sangre de su hacha y se posicionaba arrodillado debajo del ventanal de espaldas a la pared y con las palmas juntas-. ¡Sube!

Elías chistó pero no le quedaba otra alternativa, trepo ágilmente impulsándose por las manos de su hermano y subió a sus hombros, le costó darse la vuelta para apoyarse de espaldas en el muro pero lo consiguió exitosamente sin caerse. Luego emuló la misma postura de Roni y extendió sus manos juntas al frente. -No pierdas el tiempo niño, si vas a hacerlo que sea ahora.

Junior tomó carrera y se impulsó por las manos de Roni con un pie, luego con el otro piso las manos de Elías, quien lo ayudó a terminar de trepar a sus hombros, Roni inclinó involuntariamente su cuerpo hacia un lado debido al fuerte peso que soportaba, provocando que Junior perdiera el equilibrio y casi callera, pero sus sentidos actuaron rápido y se sujetó ágilmente del extremo del ventanal con una mano, luego hizo lo mismo con la otra. En ese momento Roni y Elías cedieron y cayeron ambos al suelo quedando Junior colgado del ventanal con ambas manos.

-Mierda, ¿están bien? -preguntó Junior con dificultad, mientras se sujetaba del ventanal.

-No te preocupes por nosotros, estamos bien. Sube de una vez antes de que te caigas.

Junior colocó ambos pies sobre la pared y se aferró al extremo de la ventana tan fuerte como pudo, lentamente fue posicionando un pie más arriba de otro hasta llegar a la altura necesaria para pasar el brazo dentro del hueco, solo bastó un poco más de fuerza para pasar la mitad del cuerpo hacia el otro lado y finalmente se dejó caer al interior.

La superficie del suelo era muy dura, chapa sólida, pero por suerte la caída no fue tan larga, apenas un metro. El dolor de su espalda por el impacto se le pasó paulatinamente. Agradeció interiormente no haber caído con la cabeza. Le tomó solo un momento ponerse de pie y examinar el lugar; era muy extenso y la oscuridad cubría parcialmente cada rincón, y la poca luz que había se debía al ojo de buey por el que había ingresado. Enormes cajones de madera y góndolas se alzaban llegando casi a la altura del techo, y unas pasarelas recorrían en distintos caminos divididos toda la habitación permitiendo llegar a las partes más altas; dedujo que se encontraba en el depósito del mercado, el cual siempre está prohibido el paso al personal no autorizado.

- ¡Te esperamos en la entrada Junior! -dijo Roni desde afuera.

Junior devolvió la respuesta inclinándose en la ventana y respondiendo con una seña de aprobación. Inmediatamente comenzó a caminar por las pasarelas, buscando una escalera por la cual bajar. Cada paso rechinaba un molesto ruido que incomodaba al joven, puesto que no tenía idea lo que podría encontrarse en ese lúgubre lugar invadido por las sombras. Por más sigiloso que intentase ser, su respiración lo delataba, la reciente escalada lo había dejado un tanto agitado, y la sofocación del encierro provocaba que transpirase demasiado y la marcha no fuera tan amena.

El muchacho se dirigió a unas escaleras que pudo divisar en la esquina de las pasarelas, bajó cautelosamente, con arma en mano. A este paso sus ojos ya se habían acostumbrado a la poca luz y su visión mejoró. Cada peldaño emitía un rechinido al pisarlo, más fuerte que los anteriores. Siguió descendiendo hasta que un ruido lo alertó, su corazón casi se frena cuando una de las cajas cayó a lo lejos de un pasillo que se formaba en las góndolas y se esparció en pedazos, o eso pareció. Maldijo no traer una linterna consigo.

Su cuerpo quedó involuntariamente inmóvil, intentando detectar algo fuera de lo normal pero se encontraba completamente solo. Rezó a sus adentros que no apareciese nada o nadie, nunca había estado en un enfrentamiento de vida o muerte antes, salvo la vez que fue perseguido por ese zombi veloz, pero eso fue un golpe suerte. Ahora mismo él mismo debía forjar su propia suerte, independientemente de lo que sucediese.

Decidido, comenzó a caminar a paso acelerado, intentando recordar las lecciones de Roni sobre como disparar desde la cadera agazapado, y tratado de evitar ruidos al caminar. No tenía en claro donde se ubicaba la salida, pero a juzgar por la luz que ingresaba del ojo de buey, que se ubicaba a su oeste, seguramente debería haber una puerta del lado este. Camino por los pasillos lo más rápido que pudo, otro ruido más se escuchó a la distancia, justo en frente o quizás arriba, no estaba seguro puesto que el ruido fue apenas audible.

«Al carajo las lecciones de Roni». El joven comenzó un trote ligero, bordeando los pilares de cajas amontonadas y las góndolas, nuevamente otro ruido justo en frente lo obligó a virar a su derecha en busca de otro camino, no sabía que había, pero no quería saberlo tampoco. El ruido ahora se transformó en un gruñido, el joven no quiso girarse a ver, sabía que estaba detrás de él. Aceleró el paso, los ruidos de sus pisadas se acoplaban con el de los gruñidos, cada vez se escuchaba más fuerte y más cerca. Volvió a girar por otra góndola topándose con un largo pasillo el cual no dudo en cruzar a toda velocidad para intentar sacar algo de ventaja a eso que lo perseguía. Dobló a su derecha, esta vez sí se giró a ver a su espalda pero para su suerte ya no lo seguían. Los gruñidos habían cesado y fue cuando...

¡Pum! El choque fue duro, el joven cayó secamente al suelo, casi como por instinto buscó su arma y disparó hacia delante. El estruendo provocó un eco en todo el depósito. Seguido de eso, Junior alzó la vista solo para ver que su blanco no era el que él se esperaba. Cinco cuerpos yacían colgados de una soga al cuello, uno al lado del otro. Dos niños, una muchacha adolescente y una pareja mayor. Todos se encontraban de la mano, atados una a la otra. Junior se arrastró hacia atrás y se topó con un objeto plano, duro, se dio cuenta al examinarlo que se trataba de una carpeta, la abrió y leyó una leyenda en la primera hoja, que databa con grandes letras: ¡Corre! Los monstruos vienen por ti.

Como para acelerar su corazón e impulsar su adrenalina un feroz gritó se escuchó justó detrás de Junior, la luz del ojo de buey permitió ver perfectamente como un zombi parca se acercaba ágilmente por las pasarelas.

-La luz está detrás, eso quiere decir...

Sin terminar la frase Junior se incorporó rápidamente, no sin antes llevarse consigo la carpeta, apartó uno de los cadáveres que colgaban con el hombro y corrió a toda velocidad hacia adelante. El zombi parca lo seguía desde arriba por las pasarelas a grandes saltos. Pero para su suerte, el joven se permitió dar una leve sonrisa al ver que delante de él estaba la salida, una pequeña puerta al final del pasillo. Aceleró el paso pero fue sorprendido por un zombi más que se acercó desde una esquina, lo arrebató haciéndolo caer estrepitosamente al suelo mientras lo acorralaba para apuntar su mandíbula al cuello.

Junior con todas sus fuerzas le dio un fuerte golpe con su arma para alejarlo y tener mejor movilidad y luego disparó en su cabeza. Se incorporó nuevamente apartando el cadáver, y fue cuando lo vio. El zombi parca lo había rebasado y ahora se encontraba bloqueando la salida. Inmediatamente el monstruo dio un salto por una de las góndolas, luego aterrizó en el suelo para volver a dar otro salto más y acercarse zigzagueando a toda velocidad. Junior apuntaba con su arma pero nunca lograba mantenerlo en la mira, su rapidez asombraba. Tomó aire, se arrodilló y volvió a apuntar esta vez solo al frente, sabía que en algún momento se cruzaría con la mira al bajar. El zombi dio otro salto, como Junior lo predijo, se acercó solo a la mira, y fue cuando disparó. La bala se dirigió al brazo del zombi quien cayó al suelo revolcándose por unas cajas de madera apiladas las cuales le cayeron justo encima. El muchacho aprovechó esa oportunidad para correr y rebasar al demonio. Pero no tuvo en cuenta que se incorporaría tan rápido, el zombi se deshizo de las cajas y se abalanzó a la carrera persiguiendo a Junior.

El joven no observó atrás, su vista se concentraba en la puerta, aceleró lo máximo que sus piernas podían aguantar, llegó a la puerta, fue cuando se dio cuenta que podría estar cerrada y seria su fin. Giró el pomo y la puerta abrió, cruzó rápidamente y la cerró a sus espaldas, luego un fuerte impacto hizo temblar la puerta, luego otro más. Utilizó un pasador para trabarla y se alejo considerablemente de ahí. Volvió a respirar, mientras caminaba por los pasillos del súper mercado. El resto fue fácil, pero lento; sacar de ahí la barricada solo, fue un trabajo agotador, pero al descubrir una de las puertas Roni y los demás pudieron ingresar y ayudar con la labor.

-Bien hecho Junior, te tardaste tu tiempo ¿estás bien? -preguntó Roni.

-Escuchamos disparos, ¿qué pasó ahí adentro? -preguntó Elías.

-No pasó nada, un par de zombis. Me encargué de uno pero el otro sigue ahí encerrado.

-Bien, no perdamos tiempo. Carguemos todo lo que podamos, ya está por anochecer.

Al ingresar, acercaron las camionetas a la puerta y comenzaron la parte más gratificante del trabajo: cargar una vasta fuente de suministros a las camionetas. La tarea tardó mucho más de lo esperado, la comida parecía no acabarse nunca, y fue solo cuando no había más espacio en ninguno de los vehículos para cargar más alimentos que decidieron marcharse.

-Hoy hemos tenido un muy buen día, te luciste Junior -lo felicitó Roni.

-Es verdad, sin tu ayuda no sé cómo hubiéramos entrado, eso te lo reconozco -decía Elías mientras conducía por el mismo camino que los había traído.

-¿Qué es eso, una carpeta? -preguntó Roni inclinándose para ver a Junior.

-Oh sí, lo encontré ahí dentro. Parece que era de una familia que se suicidó colgándose todos juntos -respondió Junior mientras repasaba las hojas.

-Eso suena horrible.

-Lo es, pero lo que me resulta muy raro es el hecho de que en ese lugar había monstruos, sin embargo no se comieron sus cuerpos.

-Tienes razón, quizás no comen a los muertos, quizás solo carne fresca.

- ¿Quieres decir que solo se concentran en lo vivos?

-Es una posibilidad.

-Puede ser, mira aquí hay algo -dijo junior mientras arrancaba una de las hojas de la carpeta-. A ver qué dice.

"Si hay alguien que encuentra esta nota, seguro nos has visto muertos. No es una decisión que tomamos a la ligera, pero no tuvimos otra opción. Odio este nuevo mundo y en lo que se ha convertido, en donde la gente prefiere morir a tener que sobrevivir en esta ciudad devastada. Y eso no quiero para mi familia, no quiero verlos morir a manos de esos seres, ¿y sabes qué? digan lo que digan me siento orgullosa de esta decisión, soy madre de tres hermosos hijos y esposa de un gran marido... ya nadie me separará de mi familia nunca. Y si, a ti también te lo digo... no dejes que jamás te separen de las personas que quieres, las personas que amas. Porque en un mundo consumido en un mar de odio, la única gota de amor es la que prevalecerá. Y nosotros, prevaleceremos. Y tú, prevalecerás.
Lo único que tienes que hacer... es amar."

Una lágrima se deslizó tímidamente por la mejilla de Junior, la secó con su mano y observó por la ventanilla del coche, ya estaba cerca y sabía lo que tenía que hacer.

-Tengo que ver a mis padres, tengo que ver si se encuentran bien.

-Olvídalo, el sol ya casi se pone y tenemos que volver cuanto antes -dijo Elías pisando más el acelerador.

-! Prometiste que iríamos!

-No sabía que tardaríamos tanto, iremos otro día.

-Pero es aquí cerca, solo tienes que doblar y...

El auto siguió de largo su camino, sin disminuir la velocidad en ningún momento, Junior se dejó llevar por la ira. -No me vas a impedir verlos ahora -dijo, mientras abría la puerta del auto.

- ¡Hey! ¿Qué mierda estás haciendo?

Junior no escuchó, saltó del auto en marcha y cayó rodando por la inercia. Su brazo sufrió las consecuencias de la gravedad, pero un par de magullones y heridas no iban a detener la voluntad de Junior de ver a su familia. Se levantó usando solo un brazo de soporte, y comenzó a correr. Ya estaba cansado de lidiar con Elías y su mal humor, quería ver a su madre, extrañaba su excelente comida y las enseñanzas diarias que siempre le brindaba su padre, por más que ya las haya escuchado mil veces, quería escucharlas una vez más. Llegar a su edifico, subir las escaleras, entrar a su departamento y abrazarlos, ya no quedaba mucho para cumplir ese deseo. Dobló la esquina que siempre circulaba cuando volvía en su auto de hacer los mandados y se dirigió directamente hacia su edificio... o lo que quedaba de él.

Junior frenó el trote lentamente, observando con incredulidad los restos de lo que había sido en un momento su hogar. Restos de escombros y cenizas se encontraban dispersos por toda la estructura, la base del edificio se encontraba severamente agrietada en cada sector donde se mirase, los vidrios de las ventanas ya no existían y la entrada principal del vestíbulo estaba completamente bloqueada por centenares de pedruscos de distintos tamaños. La planta alta del edificio, en donde Junior vivía, se encontraba totalmente derrumbada, lo único que quedaba apenas reconocible era parte del pequeño balcón de la habitación de Junior, que ahora estaba aplanada de forma irregular por el techo del edificio.

-¿Qué? -Junior tragó saliva, sus lágrimas hacía mucho que habían empezado a brotar y no cedían.

-Es por eso que no quería venir aquí todavía, sabíamos que esta zona estaba destruida cuando nos dijiste que vivas en un edificio pequeño -dijo Elías, posando su mano en el hombro del joven-. Se me ocurrió pertinente decírtelo con tranquilidad cuando llegásemos, y volver aquí si querías a la madrugada para cerciorarte. Supongo que el impacto hubiera sido menor. Descubrirlo de esta manera... no lo hubiese querido así.

Junior no respondió, en ningún momento quitó la vista de su hogar.

*****

-Tómalo, te hará bien -dijo Lara mientras acercaba a Junior y a todos los presentes una bandeja con cinco tazas de té.

-Me gusta más el café, pero gracias querida -dijo Mario, mientras se quitaba sus anteojos y los depositaba en una pequeña mesa al centro del living.

Enfrente de Mario estaban sentados Roni y Elías, quien observaba pacientemente como Junior giraba de un lado a otro por la habitación.

- ¿Cómo pasó eso? No entiendo, los zombis no pueden causar algo así -comentó Junior impaciente de brazos cruzados pero con un atisbo de tristeza en su voz.

-Siéntate, vamos -lo animó Lara.

Junior la miró a los ojos y se decidió a calmarse, fue finalmente cuando se sentó que Elías comenzó a hablar.

-Eso no fue causado por un monstruo Junior, fue algo mucho peor.

- ¿Que fue?

-No se sabe quien fue -se apresuró a responder Roni.

-Por supuesto que lo sabes, simplemente no quieres aceptarlo.

-No entiendo -acotó Junior-. ¿Saben o no quien fue?

-Sí.

-No.

Tanto Elías como Roni cruzaron miradas conflictivas.

-No estás seguro de eso -comenzó a decir Roni-. Pudieron haber sido terroristas, o civiles que tomaron un avión y...

-Los civiles no toman aviones de guerra y no creo que haya sido un terrorista.

- ¿Avión? -preguntó Junior, quien no entendía del todo la situación.

-Un avión causó esa explosión en tu casa -respondió Elías con temple-. Un misil, lanzado por un avión de guerra.

Junior observó a Elías con incredulidad. - ¿Por qué un avión de guerra lanzaría un misil a una ciudad?

-La respuesta es más obvia de lo que parece, simplemente mi hermano se niega a la realidad y busca excusas para justificar todo.

-Dímelo, quiero saberlo.

-Está bien, mi hermano piensa que todo esto fue causado por terroristas, piensa que en algún momento vendrá alguien a protegernos y a salvarnos de este desastre -comenzó a decir Elías, interrumpiéndose para dar un sorbo a su té-. Pero lo que yo creo es algo un poco distinto, un poco más realista. Los militares poco después de la infección masiva comenzaron a bombardear los puntos estratégicos de todas las ciudades, buscando eliminar todo lo referido a la amenaza la cual nos enfrentamos, pero eso fue el comienzo de una gran farsa. Lo que hicieron fue arrojar unas cuantas bombas para hacernos creer que luchaban por nosotros, por salvarnos. Lo único que lograron fue destruir hogares como el de Junior y luego se marcharon. Se atrincheraron en sus malditas bases, refugiados con todas las armas a su disposición y dejaron a todos los civiles a la suerte de dios. Si me lo preguntas son unos cobardes.

-Es una acusación sin fundamentos -protestó Roni.

-Mis fundamentos son la lógica hermano, deberías utilizarla de vez en cuando.

-No estoy tan en desacuerdo con las palabras de Elías -comentó Mario seriamente-. Si tomamos de ejemplo antes de que ocurriera todo este desastre, algunos gobiernos tanto en la antigüedad como la actualidad se ocupaban de crear enfermedades para luego vender sus curas a la población y cobrar precios altísimos, podría recordarse el AH1N1. Y por la manera cómo fue diseminado este brote, vía aérea, puede compararse con el ejemplo que acabo de dar.

- ¿Estas de su lado Mario?

Elías se inclinó para observar mejor a Roni. -Solo piénsalo un segundo Roni, los militares siempre gozaron de tener el poder, les gusta, los seduce. Que no te sorprenda si fuese un militar el que comenzó todo esto, quizás en complot con algún gobierno, ¿recuerdas las palabras del presidente de estados unidos? Creo recordar que una de ellas fue "todo es una mentira".

-Son funcionarios públicos, deben...

-A veces el deber no tiene nada que ver.

Roni se calmo y guardó silencio durante un tiempo.

-Pero bueno señores, dejemos los temas políticos para otra ocasión -dijo Mario intentando animar el ambiente-. No creo que se hayan dado cuenta pero hoy estamos en un día muy especial -dijo mientras observaba a Lara con sosiego.

- ¡Dios mío es verdad! -dijo Roni mientras se levantaba a toda velocidad del sillón y se marchaba corriendo.

- ¿A dónde se va tan apurado? -preguntó Lara.

-Ya lo verás -respondió su padre con una sonrisa.

Junior se fijó en un reloj que había colgado en una columna, marcaba las doce en punto. Volvió la mirada a Lara y le dedicó una reconfortante sonrisa acompañado de un saludo de cumpleaños, el siguiente en saludarla fue su padre y luego Mario. Roni en cambio recién volvía con los brazos rodeando una pila enorme de regalos para su sobrina. En poco tiempo toda la gente del edificio comenzó a bajar las escaleras y a llenar cada rincón del living, mientras coreaban entre todos la melodía de cumpleaños para la muchacha. Lara se ruborizó, sus lágrimas no tardaron mucho en aparecer y su cara reflejaba una inmensa felicidad. Estaba compartiendo un grato momento con sus seres queridos, y la nueva presencia de Junior la hacía sentirse muy bien, le agradaba estar con él y compartir momentos juntos.

-Se que quizás no sea un momento adecuado-comenzó a decir Junior en un tono audible para todo el público-. Pero creo que si no lo hago ahora no podré hacerlo nunca.

Todo el lugar se silenció para darle la palabra al joven.

-Agradezco a todos por haberme integrado a este lugar, de verdad, gracias. Desde que llegué me enseñaron la verdad que yo no concia sobre este nuevo mundo -dijo mirando a Mario-. Y me instruyeron -cambió la vista a Roni-. Y me cuidaron -miro a Lara-. No tengo palabras para expresar el aprecio que les tengo a todos -esta vez fue a Elías a quien fijó la vista-. Y con su permiso, me gustaría hacerle una propuesta a su hija.

Todas las cabezas se tornaron hacia Elías, quien su expresión fría y desalmada no daba buen augurio. El padre cruzó miradas con su hija, luego con las del muchacho, quien no bajó la vista ni un segundo, firme, consistente y respetuoso.

-Por supuesto -dijo finalmente, brindándole una sonrisa al joven.

Junior sonrió y se dirigió a la oji celeste, le costó comenzar a hablar pero adoptó una postura firme y segura. -Hoy no fue un muy buen día para mí, me enteré de algunas cosas que no hubiera querido, pero no quiero que eso acapare tu día más especial, quiero que hoy seas tú, la chica más feliz de todas, y si te soy sincero me encantaría ser yo la persona que te brinde esa felicidad... por eso Lara, ¿Tendrías el gusto de ser mi novia?

*****

- ¿Me puedes decir que tiene que ver esto con el interrogatorio? -preguntó Samantha tajantemente-. Si no recuerdo mal, Max te pidió que contaras solo la información pertinente.

- ¿Max? ¿Porque tienes tanta confianza con él? -preguntó Zeta observándolos a ambos.

-Sam...

-Lo siento, emm, presidente.

Zeta arqueó ambas cejas. -Ustedes se conocen de antes ¿verdad?

-Te repito que soy yo quien hace las preguntas en este lugar, Zeta -contestó el presidente severamente-. Responde la pregunta de Sam, ¿por qué nos cuentas esto?

-Bueno, es importante para mí, aproveché este momento para redimirme con Rex, él me confesó su historia y yo les estoy contando la mía, por lo menos, lo que recuerdo.

-Dejémoslo terminar, quiero ver como sigue -comentó Rex-. No es algo bueno, lo huelo.

-A ver si llegamos a entendernos, el presidente te pidió lo pertinente, a nadie le interesa lo que hiciste con esa chica y si se lo quieres contar a Rex, cuéntaselo en otro momento -dijo Sam elevando el tono de voz-. Lo que nos interesa ahora es saber cómo acabaste en la nación oscura, no tus aventuras con una rubia tonta.

*****

- ¿Que pasó luego de que se terminó de formar la nación oscura? ¿Por qué buscan tanto al zorro? -preguntó Franco con poca paciencia.

Juan ya se había recuperado un poco de la golpiza ofrecida por su interrogante, y podía hablar con más claridad. -Como te mencioné anteriormente, Alexander lideraba el lugar, usaba la cárcel como base mientras obligaba a los sobrevivientes que se nos cruzaban a realizar trabajos forzados y algunos los encerraba para...-pero en ese momento dejó de hablar, maldijo internamente.

Franco se acercó a Juan hasta estar a la altura de su rostro, y pegó el cuchillo a su cuello amenazadoramente. - ¿¡Para que!?

Juan tragó saliva. -Está bien, está bien te lo contaré...

*****

- ¡Ten un poco más de tacto, Samantha! -regañó Rex, clavándole la mirada.

Sam no bajó su postura ante la agresión, pero al voltear a ver a Zeta comprendió la reacción repentina del joven mecánico. Zeta se encontraba cabizbajo con la mirada perdida en sus pies, no parecía el mismo que había encontrado en la ruta, seguro de sí y desafiante. Tampoco era nada igual al mismo chico con las agallas de matar un grandote por sí solo y volver triunfante, o el chico heroico que había subido a la caja de una camioneta para enfrentarse él solo a los de la nación oscura, y al zombi decapitado frente a frente. En este momento solo parecía un chico en depresión por un pasado turbio y problemático. Sam comenzó a imaginarse ponerse en la piel del joven, despertando en este mundo sin memoria de lo acontecido, desorientado y solo. Tuvo la ayuda de un grupo, pero evidentemente ese grupo ahora no estaba con él. Inmediatamente se sintió atraída por la curiosidad de saber que les había pasado, ya no le importaba esa rubia, nunca debería haberle importado, ahora entendía a Rex, había actuado como una niña infantil, sin pensar en las repercusiones que tendrían sus palabras para el muchacho.

-Lo siento, Zeta.

El joven subió la mirada más rápido de lo que hubiese querido, su semblante cambió a uno confundido. - ¿Por qué...?

-Acepta mis disculpas, por favor, continúa tu historia -dijo Sam amablemente en una postura más dócil-. Todos escucharemos lo que nos cuentes.

Zeta continuó mirando los envolventes ojos verdes de la muchacha, algo en ella le recordaban a los ojos de Lara. Juntó todas sus fuerzas para no derramar una sola lágrima, tuvo que apartar la vista hacia los barrotes de la celda, y continuó su historia con una voz apagada y débil.

-Dos semanas aproximadamente habían pasado luego del día que descubrí que mi hogar había sido bombardeado.

*****

- ¿Que pasa por qué me traes aquí? -preguntaba Junior mientras extendía sus manos intentando no chocar con ningún mueble-. ¿Tenias que taparme los ojos para esto?

-Solo es un momento ¿bien? -Contestó la voz de Lara-. Bien, ya puedes quitarte la venda.

Junior no tardó demasiado en tomar la venda y quitarla de sus ojos, lo primero que vio fue la dulce cara de su hermosa novia frente a él sonriéndole de oreja a oreja, luego la muchacha dio un paso al costado y dejó a la vista lo que parecía ser una caja de zapatos.

Junior sonrió incrédulo. - ¿Me vas a regalar zapatos nuevos?, !Genial! andaba necesitando un nuevo par, el que uso ya está viejo -comentaba mientras quitaba la tapa de la caja, automáticamente sus ojos se abrieron como dos esferas y una gran sonrisa se dibujó en su rostro.

Dentro de la caja había un arma, una pistola clase Beretta que relucía un bello color escarlata en la corredera, mientras que la culata del arma las tonalidades de rojo se graduaban ascendiendo de colores oscuros a más fuertes. Los detalles del arma tales como el arco guardamonte y el seguro estaban cromados en un fino plateado, mientras que algunos detalles en las rendijas de los bordes tanto como en cañón y el armazón estaban pintadas de un fuerte color dorado que daba al arma un aspecto único.

Junior se quedó varios minutos apreciando tamaña obra de arte, era sin duda el mejor regalo que le habían dado en su vida. Le encantaba, abrazó a su novia y le regalo un beso para recompensarla.

-Espero que te haya gustado -dijo Lara sonriéndole.

-Me encanto, es...

Pero en ese momento una explosión ahogó las palabras de Junior. Un brutal temblor sacudió el suelo de la terraza en donde se encontraban. Junior y Lara corrieron directamente hacia el extremo de la terraza para observar la proveniencia de aquella explosión. Al mirar hacia abajo sus reacciones de terror fueron las mismas, ambos no creían lo que veían, cientos de zombis rodeaban el edificio amenazando con entrar en cualquier momento. Inmediatamente una sucesión de disparos se escuchó desde la planta baja.

-¿Cómo llegaron a juntarse tantos? -preguntó Lara entrando en pánico.

-No lo sé -respondió Junior mientras recargaba su nueva arma y apuntaba hacia abajo-. Pero tenemos que ayudar, dispara.

Tanto Junior como Lara comenzaron a derribar a los zombis desde la terraza, ofreciendo apoyo desde las alturas. El rango de alcance de ambos era extenso puesto que podían alcanzar a los más lejanos y disminuir enormemente el número de muertos en poco tiempo. La batalla parecía ganada, podrían ser muchos peros desde ahí arriba, la eficacia era mayor que desde la planta baja.

De repente un sonido ahogado se escuchó a lo lejos y un pequeño proyectil del tamaño de una lata voló surcando el cielo hasta terminar su recorrido en la puerta del edificio, nuevamente una explosión sacudió el suelo. Luego otros dos proyectiles más fueron lanzados sucesivamente, pero estos no explotaron, sino que largaron una fuerte estela de humo creando una extensa nube blanca que cubría casi toda la planta baja.

-Hijos de puta, ¿nos están emboscando?

-Ya no veo nada desde aquí -comentaba Lara con notorio miedo.

Junior se llevó las manos a la cabeza, debía pensar algo rápido, pero no se le ocurría otra opción más que bajar y ayudar a todos desde la planta baja, era peligroso, ya no estaría cubierto por la altura, estaría en un enfrentamiento real cara a cara.

-Mierda... -dijo, mientras se dirigía a la puerta-. Quédate aquí, voy a ayudar a tu padre y a Roni ahí abajo.

- ¿Estás loco? ¡Es peligroso! No puedo dejarte ir solo.

-Lo siento Lara, no tienes opción -dijo Junior mientras cerraba la única puerta que daba salida a la terraza y la trababa-. Es lo mejor, volveré te lo prometo.

Lara quedó del otro lado, golpeando y gritando desde detrás de la puerta. Rogando a gritos a Junior que no se marchara, pero él sabía lo que tenía que hacer, ya había tomado su decisión corriendo los riesgos que la arraigaban.

Descendió rápidamente por las escaleras, cruzándose con algunas personas que huían despavoridas a esconderse en sus habitaciones. Al llegar a la planta baja, se cruzó con varios zombis los cuales fulminó sin ningún problema. La visión en el living era difícil, el humo había penetrado en el edificio y solo se podía ver no más de cinco pasos. Junior avanzaba cautelosamente, apuntando su arma al frente y hacia todas las direcciones que pudiera.

-! Roni, Elías! ¿¡Alguien!?

Un disparo se escuchó a su derecha, muy cerca.

- ¡Junior! ¿Qué haces aquí? !Escapa! -era la voz de Roni, sin embargo Junior seguía sin poder verlo.

- ¡Vine a ayudar!

-¡¡Escapa ahora, no estamos solos!!

Otro disparo retumbó por el living, provenía de la salida, Junior se agazapó adoptando una postura defensiva, observando en cada rincón, buscando algo, lo que sea, y cuidándose de no ser sorprendido por una bestia. Inmediatamente sintió una presión en su espalda, algo lo había sujetado, lo había tomado del cuello y lo había tironeado hacia atrás. No tenía escapatoria, dejó caer su arma del susto y contrajo sus músculos del miedo.

- ¡Hey! No te asustes niño, soy yo -era la voz de Elías, Junior se giró y volvió a respirar. Nunca llegó a pensar que se alegraría tanto de ver a su suegro.

- ¿Donde está Lara?

-Está segura en la terraza, no se preocupe.

-Escúchame, hay que escapar de aquí. Busca a Lara, vayan directamente al estacionamiento. Olvídense de la comida, no hay tiempo, tenemos que...

- ¡Aquí hay dos más! -dijo un sujeto fornido usando un pañuelo que cubría su rostro y una muda de ropa oscura.

Elías no perdió tiempo, se apresuró en alzar su arma y efectuó dos disparos consecutivos en el pecho del sujeto, desgraciadamente para él, un zombi que merodeaba en las cercanías escuchó el ruido y se le abalanzó encima. Elías empujó a junior, quien cayó de espaldas al suelo y comenzó un forcejeo por su vida con la bestia. Como si no hubieran más problemas para agregar, otro zombi se acercaba a Elías desde el lateral derecho, Junior al verlo se precipitó y se arrastró hacia atrás haciendo chocar su mano con un objeto duro, metálico. Su arma.

En ese momento, Elías estaba concentrado únicamente en deshacerse de la bestia que tenía enfrente, juntó sus fuerzas en una mano que llevó al cuello del zombi y lo arrastró lo máximo posible lejos de él. Con su arma en la otra mano, solo le bastó unos segundos para apoyar el cañón en su mandíbula y volarle los sesos de un disparo.

- ¡Cuidado Elías!-fue lo último que Junior gritó antes de tomar su Beretta mientras se incorporaba rápidamente. Apuntó directamente a la cabeza del zombi, tal como Roni le había enseñado: ojo izquierdo cerrado, ojo derecho alineado con la mira, aire mantenido en los pulmones y pulso lo más firme posible.

Elías al escuchar la advertencia volteó para divisar al monstruo, inmediatamente intentó gritarle algo a Junior pero el estrepito provocado por el disparo del joven sepultó sus palabras. El disparo de junior había dado justo en el blanco, atravesando completamente la cabeza del demonio quien cayó al suelo como un saco sin vida, dejando a la vista las escaleras a su retaguardia.

Inmediatamente la respiración de Junior se cortó, sus ojos se abrieron al máximo y su corazón parecía aplastarse, un enorme pinchazo de culpa se fundó en todo su cuerpo inmovilizándolo completamente, no tenía palabras para pronunciar, no tenía la capacidad para procesar lo que sus ojos le mostraban.

Justo detrás del zombi que había disparado, un escalón por encima de las escaleras se hallaba parada Lara, quien cruzó su mirada con Junior, una mirada frívola, angustiosa, y cristalizada por las lágrimas. La muchacha palpó su estomago con ambas manos, gran cantidad de sangre manaba de su interior buscando salir a la superficie. Una mezcla de dolores y sentimientos comenzaron a golpearla sin benevolencia; el dolor de la bala atravesando sus intestinos, el dolor de saber que no tenía salvación, la angustia causada por una muerte inminente, la angustia porque no volvería a ver a sus seres queridos, la culpa por haber desobedecido a Junior y la feroz decepción de que su mismo novio había sido el autor el disparo.

El cuerpo de Lara se desplomó en el suelo en un golpe seco.

Por un segundo Junior sintió que el tiempo se detuvo, ya no respiraba, ni un musculo de su cuerpo se movía y una fuerte angustia se incrementaba dentro de su ser, quería que todo fuese un mal sueño, que lo que había presenciado hubiera sido una ilusión, una pesadilla. Quería desaparecer de ahí, irse lejos, y no volver jamás. Inmediatamente un fuerte golpe en la cabeza lo sacudió de su mundo de pensamientos y otro más lo noqueó.

*****

Su cabeza lo estaba matando, sentía como si dos espadas atravesaran su cráneo. Ya no estaba seguro de si sus ojos estaban abiertos o cerrados, la oscuridad era total, sentía su cuerpo sobre una superficie dura, asfalto o cemento quizás. Intentó incorporarse lo mejor que pudo, se encontraba en una habitación diminuta, con una pared forrada en gruesas barras de hierro que formaban las rejas de una celda. A su alrededor había más personas, pero ninguna que reconociera. Todos hombres. Lucían un aspecto deplorable, todos estaban extremadamente flacos, al borde de la desnutrición extrema. Una serie de pasos se escuchó proveniente del pasillo, cuatro sujetos con ropas oscuras y fusiles aparecieron frente a la celda, la abrieron y ordenaron a todos colocarse unas cadenas a los pies con tobilleras.

Los hicieron recorrer distintos pasillos de la tenebrosa cárcel hasta que una de las puertas los llevó al exterior. Salieron al patio trasero del edificio, este era extenso, con una cancha de fútbol de asfalto deteriorada con el pasar de los años. Ordenaron a todos colocarse en fila, ya había otro grupo de prisioneros ahí, alineados frente a la cancha quitándose toda la ropa quedando solo en ropa interior, uno de ellos era Roni, sin embargo Elías no se encontraba por ningún lado. En ese momento a Junior le volvió el recuerdo de la desgracia que había ocurrido con Lara. Pero poco fue tiempo que tuvo para pensar en eso, uno de los sujetos oscuros ordenó a todos quitarse la ropa, desataron las cadenas, ya no hacían falta puesto que había francotiradores en las torres apuntando en todo momento a los prisioneros.

Al terminar de juntar la ropa, los secuestradores ordenaron a todos colocarse en fila y arrodillarse, dos de los misteriosos sujetos de ropa oscura comenzaron a interrogar a cada uno de los individuos, Junior no prestó atención a las preguntas hasta que interrogaron a una de las personas a su lado.

- ¿Profesión antes del fin del mundo? -preguntó uno de los sujetos oscuros, mientras giraba entre sus dedos una navaja con restos de sangre en la hoja.

-Era electricista, pero también sabia de informática.

-Interesante, creo que no tenemos electricistas -dijo el sujeto, luego volteó hacia uno de sus compañeros-. ¡Oye! ¿Nos sirve un electricista que también sabe de informática?

-Eso es obvio pedazo de idiota, podría ayudar con los constantes apagones que tenemos aquí, vístelo y tráelo a esta fila.

-Bueno, ya lo escuchaste, ve con ese tipo calvo de allá, te dará ropa y ayudaras a nuestra causa en todo lo que se te ordene, de lo contrario te mataremos sin preguntar, ¿está claro?

El electricista asintió y se dirigió tímidamente hacia donde le habían indicado, el interrogador continuó su labor y se acercó a Junior.

- ¿Profesión antes del fin del mundo?

-Estudiaba psicología.

-No creo que hagamos mucho con eso, ¿no sabes hacer otra cosa?

-Se un poco de boxeo y taekwondo.

-Está bien, no pasa nada -dijo el interrogador-. Dame tu brazo-tomó el brazo de Junior a la fuerza y con la navaja trazó tres profundas líneas rectas formando una letra "Z" sobre su piel-. Cada vez me salen mejor.

Junior chilló de dolor, se llevó automáticamente su mano a la herida la cual no paraba de sangrar.

-Quédate aquí, si te mueves te reducimos.

El procedimiento siguió hasta que terminaron de interrogar a todas las personas, ahora la fila en donde Junior se encontraba se había reducido y la fila de Roni se había acoplado a la del joven.

- ¡Ya está todo listo! -gritó el interrogador a todo el personal de los oscuros-. Lleven a los nuevos al sector "B" y trasladen a los marcados a la puerta "Z".

Terminado de decir esto, ordenaron a todos los marcados, junto con Junior y Roni a ponerse de pie y los escoltaron nuevamente a los interiores de la cárcel, Junior se encontraba confundido y desorientado por la pérdida de sangre, sus pasos fallaban, de vez en cuando tropezaba con el suelo.

-Deténganse marcados, ya llegamos -ordenó un oscuro-. Este lugar es simplemente otra celda, con la diferencia que es sellada para dar lugar a las celdas a rejas en donde ustedes residían -explicaba el oscuro mostrando detrás de él una enorme puerta metálica con una "Z" marcada-. Ustedes serán parte de un selecto grupo, llamado escuadrón "Z", así que les voy a pedir que ingresen por las buenas, o lo harán por las malas.

La puerta se abrió, un manto de oscuridad no dejaba ver absolutamente nada en su interior, todos fueron entrando de uno en uno, hasta que fue el turno de Junior, ingresó tímidamente y se quedó a un lado de la entrada esperando a Roni quien fue el último en ingresar.

-Escuadrón "Z" esa es buena -dijo uno de los oscuros riendo desde detrás.

Junior al escuchar esas palabras volteó, sabía que algo no iba bien, en ese momento un grito desgarrador nació desde el interior de la oscura habitación, seguido de una serie de gruñidos y más gritos. Fue cuando Junior lo comprendió, no había ningún escuadrón, era todo una trampa, dentro de la habitación estaba plagado de zombis, y ellos eran la carnada. Inmediatamente intentó girar para salir de ahí, pero chocó con una estructura metálica. La puerta se cerró y la oscuridad invadió la habitación.

-No, no, no...

Junior golpeó la puerta desesperado por ayuda, pateó y bramó todo tipo de insultos, pero la puerta no se inmutaba, seguía erguida sin moverse un centímetro.

- ¡Déjenme salir! ¡¡Mierda, déjenme salir de aquí!!

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