—P-paren —suplicaba el pequeño pelinegro tirado a un lado de los botes de basura mientras tapaba sus ojos para dejar de ver la tortura que los chicos de su alrededor ejercían sobre él.
Ya no era extraño.
Dolía mucho tener que soportar este tipo de agresiones.
Ni siquiera podía hablar con alguien que no fuera su mejor amigo Yeonjun sobre este hecho.
¿Por qué ocurría todo esto?
Una simple respuesta, aún este mundo existen los prejuicios, la falta de tolerancia. Es muy difícil mostrar tus colores verdaderos y ser aceptado.
Con la frustración y el coraje que lo invadía, Beomgyu caminó hasta el baño del primer piso dentro del instituto. Ejercer este acto era dificultoso, desgraciadamente no solo el físico se debilitaba con los ataques, las emociones también eran afectadas.
Remojó un pequeño trozo de tela guardado en su mochila. Siempre lo llevaba consigo por ese tipo de emergencias. Con ese mismo dio pequeños toques en las partes más afectadas.
Una puerta de los cubículos —que Beomgyu pensó que no había nadie dentro de ellos— fue abierta, otro estudiante del instituto recién iba saliendo. Caminó y paró hasta quedar enfrente de un lavamanos donde ahí mismo enjuagó detalladamente las suyas.
Se trataba de un joven pelirrojo no tan alto, con ojos realmente grandes y una nariz afilada.
Beomgyu rápidamente tomó todas sus pertenencias para pretender salir corriendo, quizás sería uno más de esos que odiaban el hecho de su existencia.
—Espera —Beomgyu se detuvo antes de tocar la manija para abrir la puerta —. Hola, ¿necesitas ayuda?
El pelinegro se mantuvo en silencio una vez que dio media vuelta sobre sus talones para ver de quién se trataba.
—¡Wow, estás muy golpeado! —amplió la vista mirando los moretones en la piel de aquel desconocido.
Beomgyu negó con la cabeza.
—No te alarmes, soy Kang Taehyun, puedes decirme Taehyun —sonrió intentando proyectar al pelinegro tranquilidad —. ¿Cómo te llamas?
—Beomgyu —su voz apenas y fue audible para Taehyun. Ni siquiera lo miraba a los ojos, esa acción solo podía ser concretada con su familia y su mejor amigo.
—¿Puedo ayudarte en algo, Beomgyu? —trató de hacer contacto visual con el de mayor estatura, pero fue un intento en vano.
—No creo —hablaba con la voz entre cortada y con un tono muy bajo, como si algo lo obligará a guardar silencio.
—Debes ir a la enfermería.
—No te preocupes por mí, en realidad esto no importa —negó la sugerencia que con anterioridad Taehyun le había dado.
—Claro que importa, yo puedo acompañarte y no quiero un no por respuesta —insistió. No podía dejar a un chico así de lastimado solo.
—Si voy, ¿estarás tranquilo?
Taehyun asintió.
Tras unos minutos, Beomgyu aceptó la propuesta de Taehyun.
Caminaron al compás a través de los pasillos. Muchos estudiantes pasaban por ahí, era muy fácil perderse entre ellos y esa era la preocupación de Taehyun, no quería que ese misterioso chico huyera de él.
Al llegar, los recibió la enfermera del instituto, una mujer alta, de cabello largo y negro por naturaleza, con unos lindos ojos que realmente resaltaban haciéndola ver mejor todavía.
Tras una revisión completa, la enfermera aplicó alcohol en lo más superficial de sus golpes.
Taehyun solo miraba con miedo lo que hacían a Beomgyu en el cuerpo.
—Con esto deben cicatrizar más rápido los raspones, pero debes cuidarte más —dijo la enfermera mientras guardaba sus utensilios —. Debes tener más cuidado y no descuidar estos golpes.
Beomgyu solo asintió con la cabeza. Después de agradecer, ambos chicos salieron de aquel lugar para dirigirse a lugares indefinidos.
—Gracias por ayudarme —agradeció con la mirada hacia el suelo y la cabeza hecha un nudo.
—No tienes por que.
—Que tengas un lindo día —forzó su sonrisa y así demostrar su agradecimiento. Kang sonrió de vuelta con incertidumbre.
Después de aquello, Beomgyu salió caminado, aunque el pelirrojo intentó detenerlo, este chico avanzó con rapidez dejando a Taehyun muy por detrás.
Así que de buena forma caminó nuevamente por los corredores de la escuela donde encontró a su amigo Choi Soobin, un chico apuesto, alto y que tenía en el cabello un color morado artificial.
Ambos chicos se dirigieron a la cafetería de la escuela para después sentarse en una de las numerosas mesas que había en aquel lugar. Había demasiados estudiantes pidiendo de comer y otros que llevaban sus propios alimentos dispuestos a terminarlos hasta dejar el plato limpio.
—¿Por qué tardaste tanto en llegar? —decía Soobin antes de llevarse un gran pedazo de pan a la boca. Él amaba ese alimento.
—Sobre eso, encontré un chico muy peculiar en el baño. Estaba muy herido y decidí ayudarlo.
—Bien, ahora eres enfermero —rió por lo bajo haciendo burla a su compañero.
—No, eso no —suspiró —. Simplemente lo quería ayudar y lo lleve a la enfermería para que lo atendieran. Yo no sé mucho sobre eso, así que no quise encargarme yo solo.
—¿Y es lindo? —Soobin comenzó hacer caras muy curiosas mientras levantaba una ceja y guiñaba el ojo derecho —. Bueno, solo digo.
Dejo de actuar de esa manera al ver la cara de molestia en su acompañante.
—Soobin, eso no importa. Ni siquiera pude verlo bien, tenía mucho cabello cubriendo su rostro — respondió con molestia que fue detectada inmediatamente por su compañero.
Soobin bufó ante sus acciones.
—¿Por qué te interesa tanto saber esa información? —taehyun levantó un poco el tono de su voz.
—Creí que alguien podría comenzar a gustarte, de esa manera dejarías de ser tan así como eres —cruzó sus brazos luego de dejar su pan sobre la bolsita de plástico en la cual venía empaquetado.
—No ha llegado la chica indicada —miró por algunos segundos al rededor suyo, volvió su vista a Soobin al cabo de unos segundos.
—¿La indicada? —Taehyun asintió —. ¡Vamos, hombre! Deberías dejar de ser tan especial con todo.
—Nunca he sentido atracción por algún chico —Soobin rodó los ojos —. ¿Porqué haces eso?
—Solo has estado con una chica y te fue muy mal —recordó ese capítulo de la vida del pelirrojo que no fue el mejor que pudiera desear.
—¿Tu qué puedes saber sobre mis sentimientos? —preguntó.
—Mejor olvídalo.
—Sé por que lo dices.
Soobin se exaltó de inmediato y dio un golpe sobre la mesa.
—¡Habla! —gritó ansioso.
—Crees que ese chico puede llegar a gustarme como en los dramas y películas que ves en donde los protagonistas son totalmente extraños, pero por una casualidad, se enamoran.
—Yo opino que el amor nace en todos lados —infló sus mejillas mirando a Taehyun con una mirada inocente pero a la vez traviesa.
—Seguiré esperando por la indicada —contradijo como era de costumbre, amaba ver a Soobin enojado y más si era él su motivo.
Soobin soltó un grito desesperado. Taehyun rio nuevamente, Soobin volvió a darle mordidas a su pan con una mueca de enojo en la cara.
El pelimorado por dentro tenía un gran presentimiento, pero prefirió no adelantarse, sus sentidos pueden llegar a ser precisos, pero en otras ocasiones suele fallar en predicciones.
[...]
Después de algunas horas, la última clase finalizó.
Beomgyu salió huyendo una vez que el timbre de salida había sonado, no quería tener más problemas ese día.
Llegó a casa lo más rápido posible.
Él vivía con su tía Haneul, hermana de su padre.
Sintió el aire de tranquilidad y confianza que le transmitían aquellas paredes pintadas de blanco con toques elegantes como los cuadros colgando de ellas.
Su estómago comenzó a pedir comida, así que se acercó rápidamente a ver que había en el refrigerador. Abrió con delicadeza aquel artefacto encontrado así un tupper lleno de espagueti. Su tía había tomado cursos de comida extranjera en línea y cada vez que practicaba había mucha comida por el estilo en la nevera. Puso su microondas a andar y así calentar su alimento, una vez que sonó haciendo ver que estaba listo, lo tomó con cuidado y comió de el sentando en el comedor de la casa.
Cuando terminó y lavo todo lo que había ensuciado, subió a la planta alta de la vivienda donde se encontraba su habitación junto a la de su tía y un baño completo.
Entró a su habitación, luego de haber lavado sus dientes en el baño, y se sentó en su escritorio para revisar sus apuntes.
El móvil comenzó a vibrar, sonrió al ver de quien se trataba. Contesto rápidamente.
—Hola, Yeonjun.
—¿Estás bien? No te ví en la salida —su amigo Yeonjun, era alguien muy amoroso, pero a la vez sobreprotector. Él fue la primera y única persona que lo apoyó desde que llegó a ese instituto. De ahí, no han vuelto a separarse nunca.
—Salí cuando acabó mi última clase —recargó su brazo disponible sobre la mesa para luego soltar un suspiro de melancolía.
—No te oyes bien, ¿has comido algo? —preguntó. La salud de Beomgyu era una de sus prioridades.
—Un poco de guisado de mi tía.
—Sigo escuchándote mal, ¿esos bastardos lo hicieron de nuevo?
Beomgyu soltó un pequeño chillido por el susto que provocó haber oído un repentino cambio de voz en Yeonjun, eso significaba que estaba enojado, muy enojado y Beomgyu prefería llevar las cosas con calma cuando se trataba de Choi Yeonjun.
—Hyung, déjalo así —trató de tranquilizar a Yeonjun, fue casi imposible pues aún oía su voz con un tono de ira.
—Beomgyu, siempre dices que lo deje así y yo no puedo, no quiero dejar que sigas de esta manera.
—Me tengo que ir —habló con la voz temblorosa, pero eso no era lo único, también su cuerpo se encontraba temblando por miedo.
—Choi Beomgyu, por favor no me vayas a colgar.
—No me gusta cuando te enojas —contestó temeroso.
—Tengo un gran motivo para hacerlo —soltó un fuerte suspiró para después relajar el tono en sus palabras —. Les daré su merecido, ellos van a pagar.
—No sabes quienes son, no puedes decir eso —trató de escudarse, pero sólo hizo que Yeonjun se molestará a niveles inimaginables.
—Porque tú no quieres que los vea, pero el día que me enteré quienes son ¡esos malditos sabrán quien soy!
—Yeonjun Hyung, hablamos luego. Me tengo que ir —cortó la llamada antes de que esa discusión de convirtiera en algo peor.
Tiró el móvil en la mesa y llevó sus manos hasta su cabeza con frustración.
—¿Por qué eres tan jodidamente débil? —comenzó a soltar lágrimas que provenían desde lo más profundo desde su corazón.
Odiaba tener que actuar de esa manera. Todo el tiempo se preguntaba por qué cambió tanto, de ser un chico seguro y amigable pasó a ser inseguro y solitario.
Maldito sea el día en que las cosas pasaron.
No tan lejos de aquella habitación, dos chicos se encontraban caminado a la par, uno más alto que él otro, pero contrastaban de una manera linda. Taehyun y Soobin, amigos fieles y amorosos.
Llegaron a la residencia de los Kang, la familia de Taehyun.
Una casa muy grande, en un buen barrio donde en su mayoría, habitaban familias de buen prestigio social, aunque vacías por dentro —justo como Taehyun se sentía—, era muy conocido ya que la familia Kang vivía ahí, dueños de una empresa de electrónicos y de igual manera, dueños de uno de los mejores restaurantes en Seúl. Se podría decir que vivían de buena manera, llenos de gustos innecesarios. Lo único que falta en ese lugar, es el amor.
—Llegamos —anunció Soobin antes de detenerse en la puerta del jardín.
—Sólo quiero salir de aquí —rodó los ojos mientras buscaba dentro de sus bolsillos una llave que le permitiría abrir la puerta. Sorpresa se llevó cuando una empleada de la casa la abrió sin darse cuenta. La mayoría del tiempo así es, pero a veces suele olvidarlo.
—No. Tienes que superarlo, no puedes estar toda tu vida oculto lejos de ellos.
—Quisiera algún día desaparecer por completo.
—Vamos, hazlo por mí —Taehyun puso los labios en línea —. Mañana estarás libre de nuevo en el instituto, ¿Vale?
—Está bien —resopló con desánimos.
Soobin se marchó lentamente para que Taehyun no pudiera pegarse a él y así pretender huir.
La servidumbre recibió a Taehyun con alegría, tomaron sus cosas y las llevaron a donde correspondían.
Toda la familia Kang estaba reunida en el living, pero ni siquiera una mirada se dirigían.
—Llegué familia —avisó Taehyun, pero ninguno dirigió su vista a él.
—En diez minutos quiero que estés aquí, ya será la hora de la comida —dijo el señor Kang con su típico desinterés, sólo pone la suficiente atención cuando se trata de abrumar a su familia.
Taehyun asintió con recelo y así subió la escaleras hasta su habitación, cada escalón llevaba un recuerdo a la mente de el chico, vivir ahí no era tarea fácil, ser un Kang no era tarea fácil.
Rebuscó entre su ropa lo más cómodo para sobrevivir a su rutina de día a día.
Levantarse, darse una ducha, ponerse el uniforme, desayunar, salir de la casa hacía el colegio, ser el mejor en todo, volver a casa, cambiarse el uniforme, comer con la familia, hacer un sobremesa eterno sobre como ellos son los amos del universo y merecen todo en la vida, ir a la biblioteca de la casa a realizar sus trabajos y estudiar más para ser el mejor en la clase, darse una ducha, ponerse el pijama, cenar y por último dormir.
Quizás suene sencillo, para Taehyun no lo es.
No existe el tiempo para la diversión, sí alguna vez eso existió, fue hace mucho tiempo.
Aún vive con la esperanza de encontrar algo bueno en su vida. Tener todo lo material que pudiera desear no era suficiente, algo hacía falta.
Un día libre es lo que necesita.