¿Mi Problema? Tú

By coky2812

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Lib cree que todo en su vida está bien, es feliz en su relación perfecta con su novio y además piensa que pue... More

Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capitilo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capitulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII 28
Capítulo XXIX
Capitulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII 32
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capitulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capitulo XLII
Capítulo XLIII
Capitulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX 49
Capítulo L
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Capítulo LV
Capítulo LVI
Epílogo
Extra I (Santiago)
¡SORPRESA!

Capítulo LIV

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By coky2812

Honestamente pensé que tardaría un poco más en notar los síntomas de abstinencia en Santiago, durante toda la noche lo note un poco agitado, intente preguntarle si necesitaba algo, pero no me respondió, me costó mucho dormir porque podía sentir cómo se movía en la cama, giraba, se sentaba, no podía estar quieto y ahora que amaneció esta recostado de lado, dándome la espalda.

— ¿Quieres que te traiga algo de comer? — pregunto colocando mi mano sobre su hombro.

No me responde, está bien, no quiere nada...

Salgo de la habitación y escucho los maullidos de Floyd.

— ¿Tú si tienes hambre? — le pregunto mientras la bola de pelos se frota contra mi pantorrilla — Ya somos dos, vamos...

En la cocina alimento a Floyd y busco algo para hacer lo mismo conmigo, pero no encuentro nada y no me sorprende ya que Thiago no estuvo los últimos días en su departamento...

Perfecto...

 Lib no te morirás de hambre por retrasar tu desayuno un poco, me digo a mi misma, vuelvo a la habitación y Santiago sigue en la misma posición en la que lo deje, en silencio cojo algunas cosas y salgo... Me baño y me alisto para salir, intento de nuevo preguntarle si necesita o quiere algo y escucho que murmura un suave "No"

En el supermercado todo se ve increíblemente bien o tal vez es porque mi estómago no deja de hablarme, pero puedo jurar que el oso de la caja de cereales acaba de guíñame un ojo...

Vuelvo al departamento más rápido de lo que pensaba, todo sigue igual, no hay señales de que Thiago haya salido de su habitación, guardo algunas las cosas en las despensas y refrigero otro tanto.

Estoy por saborear el cereal del oso seductor que compre cuando escucho el timbre...

— ¡Libi!

Una melena rubia se abalanza para abrazarme en cuanto abro la puerta y por encima de su hombro puedo ver a mi hermano.

— Jazz... — le devuelvo el abrazo y Mauro nos esquiva para entrar, dejándome con su novia en la entrada.

— ¿Está todo bien?

— En lo que cabe estar bien, creo que si...

Entramos y después de que me pregunta cómo esta Santiago, ella me explica que es normal, es parte del proceso de desintoxicación y que si él prefiere aislarse y no salir, lo deje, que poco a poco se ira sintiendo mejor y volverá a la normalidad...

— Creo que podemos dejar de hablar de él y concentrarnos en algo más importante... — nos interrumpe Mauro — Cómo yo, por ejemplo...

Lo miro enarcando una ceja y el me dedica una sonrisa enorme, que es imitada por Jazmín y tengo que aceptar que es un poco tétrico que ambos me sonrían como si tuvieran algún secreto que contarme...

Paso mi mirada de la rubia a mi hermano varias veces y creo que estoy por desmayarme...

— No... Ustedes... — miro a Jazmín y bajo mis ojos hasta su abdomen.

— ¿Qué? No, claro que no... —Mauro comienza a reírse — Puedes quitar esa cara, no serás tía... — respiro con alivio — Al menos aún no...

Jazz se inclina y le deja un beso en la mejilla.

Sé que en algún momento pasara y ya que el susto ya pasó, creo que la idea no me desagrada en lo absoluto, si tuvieran un bebe seria hermoso, las imágenes cambiando los pañales de un niño o una niña con el cabello rubio y ojos enormes, no dejan de pasar por mi cabeza...

— Lib... — mi hermano agita su mano frente a mí.

Pestañeo varias veces y me concentro en él de nuevo.

— ¡Mi grupo firmo con una discográfica!— dice con emoción.

Y no espero nada para colgarme de él en un abrazo.

Es su sueño y estoy tan feliz que creo que podría llorar.

— Por fin el mundo conocerá la asombrosa música de Dukkha.

— ¿Se cambiaron de nombre? — digo sorprendida— Dukkha... Me gusta cómo suena, aunque no tengo idea de lo que significa, me gusta

Mauro sonríe y se sienta de nuevo en el sofá junto a Jazz.

— Es una de las cuatro nobles verdades del budismo... Dukkha; el sufrimiento existe.

De nuevo siento cómo esa extraña sensación el pecho; El sufrimiento existe... Me quedo meditando unos segundos, no me gusta su significado, pero intento dejar todos mis pensamientos atrás y mostrarme feliz por lo que acaba de contarme mi hermano... Me cuenta sobre lo que tendrá que hacer él y su grupo, las presentaciones en vivo, preparar el material para su nuevo disco y lo emocionado que esta con todo esto.

Después de que ambos se van me propongo por fin a probar ese estúpido cereal que está esperándome en la cocina, entro y lo primero que veo es a cierto felino inclinado sobre mi plato de cereal...

Está bien, fue mi error dejarlo ahí, pero no sabía que a los gatos les gustaba el ce...

Claro que no les gusta el cereal, es por la leche. Floyd me ve entrar y con un maullido baja de un salto y se va.

Improviso un desayuno- almuerzo, que termina siendo un emparedado con un vaso de jugo de naranja y vuelvo a la habitación con Thiago. Esta boca abajo en la cama, por lo menos cambio de posición, cierro la puerta con cuidado y él levanta la cabeza para verme...

— Hola... — digo en voz baja. — ¿Necesitas algo...?

— ¿Algo? — su voz suena apagada — No necesito nada Lib...

Termina de decir eso y vuelve a apoyar su cabeza sobre la almohada, tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no responderle nada.

Tomo aire y me repito que es paciencia lo que necesito ahora, paciencia...

Voy hacia su escritorio, cojo su portátil junto con sus auriculares y me acomodo en la cama a su lado, escojo una película y me concentro en verla.

Aunque finja que no me doy cuenta, sé que él cada cierto tiempo levanta un poco su cabeza para ver si sigo ahí, lo miro de reojo y no digo nada. Termino de ver la película y dejo la portátil en la mesita de noche junto con los auriculares...

— Pinocho... — murmura y volteo para verlo; está apoyado sobre su brazo— ¿Puedes abrazarme?

Asiento con la cabeza y él gira para terminar de espaldas, me acerco, apoyo mi cabeza sobre su pecho y rodeo su cintura con mi brazo, no sé cuánto tiempo pasa, pero puedo sentir que su respiración se relaja, levanto un poco mi cabeza y Santiago esta con sus ojos cerrados, se quedó dormido, me acomodo de nuevo para no despertarlo...

xxxxx

Paciencia de hecho era lo que más necesitaba, pensé que la peor parte serían los primeros días; cuando dejo de hablar con todos, sus horas de sueño se redujeron tanto que pasaron a ser casi inexistentes...

No sabía muy bien cómo reaccionar cuando a mitad de la noche se levantaba de la cama e iba directo al baño para vomitar, la primera vez estuve por llamar a su médico o a la enfermera, pero él me dijo que no era necesario y que lo deje solo, cosa que estaba tentada a hacer, porque no soy buena para ese tipos de cosas, ver vomitar a alguien hace que yo también termine vomitando... Pero no lo hice, no me aleje y me quede a su lado toda la noche y gran parte de la mañana...

Y las cosas iban empeorando conforme pasaban los días, no podía y no quería comer nada, durante varios días estuvo solo bebiendo agua, lo que también me tenía preocupada porque rápidamente se empezó a notar su pérdida de peso.

Un día que tuve que salir para recoger mis cosas de la casa de los gemelos y agradecerles tanto a ellos como a su mamá su hospitalidad, lo deje solo con su hermano, cuando regrese me encontré con una de sus guitarras destrozadas en la sala y a Mathias terminando de recoger pedazos de vidrios del piso, su estado de ánimo era tan voluble que cualquier cosa hacia que se irritara de sobremanera, claro que nunca se comportaba así conmigo, pero con su hermano no se midió, Mathias me dijo mil veces que no me preocupara más, que es normal, pero para mí no era normal.

Casi todos los días venía alguien a verlo, a veces era Mathias, otras Jazz y Mauro, Isabel también vino para hacerme algo de compañía  y aunque me disgustara la idea también su mamá, que por suerte aparecía acompaña de Roberto, por lo que no tuve que cruzar ninguna palabra con ella...

Tres semanas y nada parecía mejorar, él no hablaba con nadie, no salía de su habitación, se quedaba encerrado ahí solo, cada vez soportaba menos estar en compañía de alguien. Las únicas veces que escuchaba su voz era cuando echaba a Mathias, a su tío o a Graciela de su habitación.

No quería dejarlo solo e intentaba no hacerlo; había noches, en la que por algún milagro Santiago conseguía dormir un poco, pero de verdad lo hacía muy poco porque se despertaba fatigado por alguna pesadilla, después de eso no volvía a intentar dormir de nuevo, se quedaba en la cama junto a mí, pero no dormía...

A pesar de que estábamos en pleno verano, el temblaba de frió, adecué el aire acondicionado para él, pero solo era cuestión de segundos para que se levanté bañado en sudor y vaya directo a la ducha y eso se repetía una y otra vez.

Tenía marcas en sus brazos, pequeñas manchas moradas que eran por la fuerza con la que se abrazaba a él mismo, intentaba disimular cuando de noche se despertaba temblando, pero ese no era un temblor por frió, era totalmente distinto... Se alejaba de la cama, lo seguía con la mirada hasta la ventana donde si no se abraza con demasiada fuerza se pasaba las manos por el cabello tirando de este...

Paso del mal humor a estar triste y creo que para él la depresión era una de las peores partes, porqué se encerraba en el baño por horas y cuando por fin salía no me miraba, iba directo a la cama y se acostaba, Jazmín me explico que era por la necesidad de volver a consumir, los momentos donde todo su ser le pedía de nuevo aquello que él creía que necesitaba, era un momento de vulnerabilidad, así que cuando regresaba para acostarse sin decir nada me pegaba a él y lo abrazaba... Me dolía verlo cada día más desgastado y él cada vez tenía menos fuerza para hacer las cosas, no tenía energía para nada, había días que no sé movía para nada y si lo hacía parecía que le costaba demasiado,  las ojeras bajo su ojos ya eran permanentes y perdió bastantes kilos, ya no tenía ataques de ira, pero la depresión era peor, lo consumía más...

xxxxx

Casi siete semanas y el estado de humor de Santiago parece mejorar; volvió a estar irritable hasta con el aire que respira, pero eso es mil veces mejor que verlo deprimido, además que ahora duerme más, mucho más y también comenzó a comer con un poco más de normalidad...

Hace dos días se comportó insoportable con Jazmín, tanto que mi hermano estuvo a punto de interponerse, pero ella le dijo que no lo haga, que está bien y sin decir más, luego de que Santiago los echara no solo de su habitación, sino del departamento se fueron. Mathias vino ayer y con él las cosas fueron peores, yo me quede en la sala hasta que escuche gritos y me acerque corriendo, Santiago estaba demasiado cerca de su hermano y a diferencia de Mathias, él parecía estar a punto de estallar, tuve que meterme entre ambos para que se calmara, me miro y se alejó dándonos la espalda...

No quiero salir, pero tengo que ir a pagar la matrícula de mi inscripción, ya perdí un semestre y no pienso perder uno más. Hoy es el día de visita de Graciela y la verdad no me molestaría mucho que Thiago se comporte cómo un idiota con su mamá.

Escucho que tocan el timbre (aún no sé en qué momento él les pidió a ella y a Jazz que le devuelvan las llaves de su departamento, pero me alegra bastante que lo hiciera) abro la puerta y me encuentro con Graciela, sola, esta vez vino sin Roberto, me hago a un lado para que entre y una vez que está en la sala, me disculpo y salgo, dejándola sola con su hijo.

Salir, respirar aire me hace bien... Hago lo que tengo que hacer y esa sensación de tranquilidad que tengo va esfumándose y comienza a aparecer la preocupación, desde que todo esto empezó nunca deje tanto tiempo solo a Santiago así que me apresuro en regresar. Abro la puerta y no escucho nada, reviso la sala con cuidado para ver si no hay ningún objeto tirado en el suelo y no lo hay... La puerta de la habitación está cerrada con llave y Graciela está llorando en la cocina, al parecer si se comportó cómo un idiota, pero no tengo esa satisfacción que creí que tendría...

Primero veré que mi novio esté bien y luego me encargara de el ser adorable que tiene por madre...

— Santiago...

Golpeo la puerta un par de veces y escucho como quita la llave y esta se abre.

— ¿Todo bien? — le pregunto.

— De maravilla... — me responde antes de quedarse viendo por la ventana, eso significa que no quiere hablar, así que lo dejo.

Inhalo y exhalo aire antes de entrar a la cocina, cojo un vaso, lo lleno con agua y lo dejo frente a Graciela.

— Beba un poco, le hará bien...

Ella me hace caso y luego se queda observándome en silencio, se seca las lágrimas y escucho que suspira.

— Gracias... — su voz suena algo débil. — Gracias por todo...

Las dos nos quedamos en un silencio bastante incomodo, por suerte aparece Floyd; dejo mi móvil en el mesón para levantar al amigo peludo.

No pasan ni dos minutos y mi teléfono comienza a sonar; Desde que mis padres están oficialmente divorciados mamá dejo de llamarme tanto y papá comenzó a hacerlo más, a pesar de que nunca cojo ninguna de sus llamadas, todos los días sigue intentándolo y esta es la llamada del día, suspiro y me acerco para desviar su llamada.

— Libertad, quería pedirte perdón por todo, sé que hice mal muchas cosas desde el principio y...

— Está bien, no es necesario que lo haga, si yo estoy aquí es exclusivamente por Santiago. — soy interrumpida por mi móvil que comienza a sonar de nuevo.

Mi estado de ánimo va en bajada gracias a cierta visita que insiste en hablarme y a eso hay que sumar la segunda llamada de...

— Tu papá no es mala persona...

La miro y considero un millón de respuestas que puedo darle, pero no lo hago ¿Por qué? No lo sé, tal vez porque después de todo es la mamá de mi novio y eso hace que le tenga un poco de respeto.

— Libertad él no hizo nada...

¿Por qué me sigue hablando? ¿Qué tengo que hacer para que deje de hacerlo?

— Mi papá hizo muchas cosas, pero no es usted con quien quiero hablar de eso...

Mordiéndome la lengua salgo de la cocina, voy hacia la sala y si, Graciela viene detrás de mí.

¿Puedo echarla del departamento?

Tal vez si le lanzo encima un balde de agua desaparezca como la bruja mala del oeste...

¿Cuánto puedo tardar en llenar un balde y traerlo?

— Perdón por todo... — dice y la miro asombrada. — Sé que te cause problemas y yo lo siento...

No digo nada, solo la miro en silencio.

— No me interesa, ya no... Lo que usted y mi papá hagan...

— De eso quería hablarte, entre tu papá y yo no hay nada.

Suelto un bufido y niego con la cabeza.

— Si paso algo, hace años... Sé que es difícil creerme, pero...

— Claro que no le creo, no soy estúpida, lo sé todo y sé que mi padre se veía con usted... Sé de todos los viajes que invento y que justo coincidieron con sus viajes, pero no quiero a hablar de eso...

— Tu papá si viajo por trabajo, yo fingí que viajaba.

— ¿Qué?

— Las veces que pensaste que tu papá estaba conmigo en realidad estaba trabajando... La idea de que tu papá siguiera con su vida y tuviera una familia perfecta me carcomía por dentro y yo solo quise que no todo sea tan lindo para ustedes, para él... Y lo siento, de verdad...

La miro confundida, no puedo terminar de entender todo lo que me acaba de decir.

No sé si creerle; siempre me pareció un asco de persona, pero pensé que solo era mi imaginación, celos de hija o no sé cualquier otra cosa... No creí que podía llegar a hacer algo así...

— Mi hijo me contó que pasaban algo de tiempo juntos y yo aproveche eso para que tú y tu familia pensaran que estaba conmigo.

— ¿Santiago lo sabía?— pregunto con miedo de escuchar la respuesta.

— No, claro que no...— responde rápidamente.

Nada me sale bien, no hay una cosa en mi vida que pueda ser simple y tranquila. Ahora resulta que papá no es infiel (al menos no ahora) y que no tiene nada que ver con Graciela...

— Si tuve algo con tu padre, pero fue antes de que se casara e incluso de que conociera a tu mamá... Él estaba soltero y yo no, yo tenía una familia, un esposo que me amaba con locura y todo se me salió de control, no pensé que él podía llegar a quitarse la vida por eso... — suspira — Cuando me decía que no podía vivir sin mi yo no le daba la importancia suficiente, siempre se dicen cosas así, pero para mi esposo no eran solo palabras y me di cuenta tarde... Y cuando todo pasó tu papá decidió alejarse de mí, conoció a tu madre y se enamoró...

— Pero, siguieron hablando y...

— Si, seguimos hablando porque se sentía culpable por lo que paso con mi esposo — sus ojos se llenan de lágrimas y al verlos me recuerdan a Santiago — Lo que paso entre nosotros no termino bien, porque hicimos daño, demasiado daño a otras personas y es algo que sigue repercutiendo en lo que más quiero — intenta respirar antes de seguir — Con tu papá nunca perdimos contacto y aunque en un principio quise creer que era porque sentía algo por mí, luego me di cuenta que no...

La miro con atención y una parte de mí se niega a creerle.

— Trato de mantener contacto conmigo por Santiago, así como que nunca perdió el rastro de Mathias, se sentía... Se siente culpable por que según él dejo a dos niños sin su padre... Pensó que se quitaría algo de culpa tratando de cuidar de ambos. Fue él quien encontró una clínica para tratar a mi hijo y con Roberto decidieron mandarlo al exterior — una sonrisa triste aparece en sus labios — Cada que todo se salía de control él y mi hermano hacían de todo por ayudarlo...

Todo lo que dijo papá la última vez que hable con él comienza a repetirse en mi cabeza; por eso él sabía lo que pasaba con Santiago; lo de las drogas, las rehabilitaciones fallidas, las veces que me dijo que desapareció, lo sabía todo porque él estaba ahí, siendo parte de todo y tomando el papel de un padre que se quitó la vida y que pensaba que era su culpa.

— Durante una de las últimas recaídas que tuvo, Roberto estaba fuera del país y fue él quien me ayudo a encontrarlo, no le importo salir a media noche y...

— ¿Cuándo fue? — no dejo que termine.

— En noviembre...

Y mi cabeza empieza a acomodar las fichas del rompecabezas. Claro, no fue un sueño ni una alucinación, esa noche que Gastón me dejo en casa después de estar todo el día con él en el hospital, escuche el sonido de un auto y voces...

Era papá saliendo a mitad de la noche para ayudar a Graciela.

— Y Santiago...

— Ni él ni Mathias lo saben...

Entonces mi papá es una especie de ángel guardián de dos chicos que perdieron a su padre y no la mala persona que yo creía...

— Entiendo que me odies porque sé lo que hice, pero sé que no odias a mi hijo y tengo miedo... —su voz se quiebra — Tengo miedo, tengo miedo de que Santiago aparte de todo lo que tiene, también tenga la enfermedad de su padre... La depresión es... yo no... no quiero que mi hijo termine igual que su papá...

Ni bien termina de decir eso comienza a llorar... 

Quiero odiarla por todo lo que provoco, por ella no hablo con mi papá hace meses, por ella me aleje de mi familia, de mi hogar... Pero al verla tan mal no puedo evitar sentir un poco de empatía.

Graciela no tarda mucho en irse y me quedo recostada en el sofá.

Después de darle muchas vueltas al asunto obligo a mis piernas a moverse y voy por mi teléfono que lo deje en la cocina... Decir que llamar a papá me da miedo es poco; deslizo mi dedo por la pantalla buscando entre los contactos el suyo, respiro profundamente y lo llamo.

Mi corazón se detiene cunado dejo de escuchar el tono de llamada y escucho su voz ¿Hace cuánto que no lo escuchaba?

— Libertad ¿Esta todo bien? ¿Paso algo? — pregunta algo apresurado.

— Si... No, no pasó nada solo... — en mi cabeza esto era mucho más sencillo— Acabo de hablar con Graciela...

Silencio...

— Te lo contó... — murmura del otro lado.

— Me explico lo que estuviste haciendo todos estos años... También me dejo en claro que entre ustedes no hay nada...

— Claro que no hay nada... Lib cometí muchos errores cuando era joven y son errores que me persiguen y siempre lo harán...

— ¿Y porque no me lo dijiste? Cuando te eche en cara lo de Graciela, te dije todo lo que te dije ¿Por qué no me contaste la verdad? — tengo que tragar saliva para que no note que estoy por empezar a llorar.

— Porqué si lo hacía no me hubieses creído, porque te conozco, eres mi hija y sé cómo eres... Lib, lamento mucho lo que paso ese día, yo no quería... De verdad lo siento y es algo que nunca me podre perdonar...

— Papá todos hacemos o decimos cosas de las que nos arrepentimos... Yo también lo siento, te cause dolor... No medí mis palabras, hable sin saber.

Puedo escuchar sus respiraciones profundas.

— Fue mi culpa, tú no sabías lo que en realidad pasaba... Perdí la paciencia y no hay justificación para lo que hice.

— Déjalo papá, ya te perdone hace mucho, solo hagamos cómo que eso nunca paso...

— Lib sabes que tú y tu hermano son lo más valioso que tengo y que daría mi vida por ustedes, siempre serás mi pequeña y nunca dejare de amarte...

Hablamos un poco más y quedamos en que iría a visitarlo; me dio la dirección de su nuevo departamento al cual se mudó después del divorcio, mamá se quedará en la casa hasta que decidan que hacer con ella, al parecer quieren venderla, pero les cuesta tomar la decisión por todos los recuerdos que hay en ella... Me hablo de su trabajo, se mostró emocionado por la oportunidad que se le presento a Mauro y a su grupo, aunque tuve que corregirle unas diez veces el nombre de su banda y explicarle que Dukkha no tiene nada que ver con los patos, al final terminamos de hablar, pero con una energía totalmente distinta a la que teníamos cuando empezamos a hablar.

Después de colgar vuelvo a la sala y me siento en el sofá, cierro los ojos y me froto mi rostro con las manos...

— Esa fue una conversación realmente larga... ¿Con quién hablabas?

Abro mis ojos y veo a Santiago parado frente a mí, tengo que contener mi sorpresa por verlo.

— Con papá...

— ¿Con tu papá? ¿Me perdí de algo?

— Nada importante, solo que encontré un innegable parecido de él con Severus Snape...

Santiago sonríe y se acomoda a mi lado.

— Estamos de buen humor ¿No? — le pregunto apoyando mi cabeza sobre su hombro.

— Ese tono de sorpresa me ofende — me hace saber en tono de broma.

— ¿Quieres hacer algo?

— La verdad si se me ocurre algo que quiero hacer...

Levanto la cabeza para verlo y una sonrisa lobuna ilumina su rostro.

— Quiero cocinar algo, tengo tanta hambre que podría comerme una vaca entera...

Parpadeo confundida y sé que mis mejillas ya se tiñeron de rojo, comida, claro...

— ¿Por qué me miras así? — pregunta divertido — ¿Qué pensabas que quería hacer...?

— Vamos a cocinar algo... — me levanto del sofá antes de que siga burlándose de mí.

— Pinocho — me da alcance y rodea mi cintura con sus brazos por atrás— Amo que tengas una mente tan pervertida...

xxxxx

Las siguientes semanas mostró muchas más energía de lo normal; energía y hambre era lo que más tenia; con todo lo que comía podíamos haber alimentado un ejército entero y después de que  cambiara de lugar todos los muebles unas cinco veces (porque energía era otra cosa que le sobraba) lo convencí para que se inscribiera al gimnasio que había cruzando la calle, el plan original era que yo también lo hiciera y así entrenar juntos, pero después de la clase de prueba me di cuenta de que eso no era para mí, pero si para Santiago, aunque lo hizo a su manera, dejo de lado todo los aparatos y opto por cambiarse a boxeo, entrenaba entre dos y tres horas diarias, yo me quedaba viendo lo que entrenaba mientras intentaba ponerme al día con mis clases, por suerte al ser las primeras semanas el avance no era mucho, pero si los proyectos con los que tenía que igualarme...

Santiago se mostraba bien hasta que llegaba el día de sus terapias, de verdad le molestaba asistir a ellas, pero no se negaba a hacerlo, solo lo hacía de mal humor...

El medico nos dijo que ya estaba en la fase de extinción y que por eso volvía a ser el de antes, su estado de ánimo ya era estable y esa energía que era  desbordante paso a ser moderada, ya todo estaba volviendo a la normalidad.

— Hoy vi una entrevista de tu hermano... ¿Cómo es que se llama su banda?

Me pregunta mientras regresamos al edificio.

— Dukkha — le respondo y aprieto el botón para abrir el ascensor.

— ¿No podía buscar un nombre más extraño?

— Es algo del budismo...

— Sufrimiento... — dice y lo miro de reojo — Una de las cuatro nobles verdades; toda persona vive con algún sufrimiento... La felicidad nunca llega a ser completa porque existe el sufrimiento...

— ¿Y desde cuando eres un experto en el budismo?

— Soy un experto en muchas cosas, pero no me gusta presumir... — me guiña un ojo y sale del ascensor.

Una vez en el departamento él va directo a bañarse, yo aprovecho para llamar a mi hermano y preguntarle cómo va todo; Tal parece que Dukkha está siendo todo un existo, a pesar de no haber sacado ningún sencillo aún ya tiene presentaciones en todo el país y las redes sociales están inundadas con videos de ellos...

Termino de hablar, voy a la cocina por algo de comer y veinte minutos después Santiago aparece con su cabello mojado algo despeinado y solo usando pantalones de chándal negros; me quedo como tonta viendo sus abdominales, desde que empezó a entrenar todos sus músculos empezaron a marcarse más. Se acerca  y deja un beso en mi mejilla antes de robarme lo que me queda de comida en mi plato.

— ¿Quieres ver una película? — me pregunta terminando de tragar lo que me robo.

Por suerte su pregunta me distrae y subo mi mirada para verlo a la cara.

— ¡Yo escojo! — digo con emoción y desaparezco de la cocina.

Los dos nos acomodamos en el sofá, Thiago rodea mi cintura, me atrae hacia él y coloca mis piernas sobre sobre su regazo.

— Solo dime que no es otra película de Disney — dice arrugando la nariz.

— La ultima que vimos te termino gustando...

— Enredados no es solo una película, es la película...

Termino riendo, porque sé que lo dice en serio, le encanto la película, sobre todo Maximus, él le robo el corazón, tanto que considero la idea de cambiarle el nombre a Floyd...

— Gracias por quedarte durante todo este tiempo — dice antes de que comencemos a ver la película. — Sé que no fue nada fácil...

Lo miro con atención y sonrió.

— Las cosas fáciles me aburren... — bromeo y hago que él también sonría — No vuelvas a agradecérmelo cómo si te hubiese hecho un favor...

— Cualquier otra persona se hubiese ido — murmura y recorre mi pantorrilla con su mano.

—  Yo no soy cualquier persona, no libraras tan fácil de mí...

Me acerco a él y suavemente dejo un beso en sus labios y en cuanto  me separo dice algo que no esperaba.

— Te amo.

Mi corazón se vuelve loco al escuchar sus palabras.

Santiago se queda en silencio analizando mi reacción, sonrió y paso mi mano por su mejilla. 











⚘⚘⚘⚘⚘⚘⚘⚘⚘⚘⚘
¡Hoaaa!

Tarde un poco más en subir este capítulo, lo siento! Pero espero que les guste💜

Gracias infinitas por cada lectura, voto☆ y comentario ♡ gracias por todo el apoyo que le dan a la historia, ustedes se merecen todo lo mejor!💕

¡Los quiero muchísimo!❤
⚘⚘⚘⚘⚘⚘⚘⚘⚘⚘

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