— Es un árbol, todos son iguales... — digo cuando salimos de la cuarta o quinta tienda de navidad.
Thiago me toma de la mano y cruzamos la calle.
— No todos son iguales, los de esa tienda eran muy delgados...
— Y los de la anterior muy grandes y una antes no te gustaron los colores— lo miro de reojo — Y de la primera solo no te gusto el señor que nos atendió.
— Cuando vea el indicado sentiré una conexión y sabré que es ese — nos acercamos a otra tienda de artículos navideños.
— Una frase con tanto significado y es para un árbol de navidad...— bromeo y entramos a la tienda.
Veo que Santiago sonríe, pero no me responde.
Pasamos por estantes llenos de adornos de navidad, intento ver los adornos, pero Thiago tira de mi mano y me lleva directo a la parte final, donde están todos los árboles. Por suerte hay muchos modelos: diferentes tamaños y colores.
— Este está lindo — señalo un pino tradicional, verde y no muy grande, pero tampoco muy pequeño.
— No me gusta...
Suspiro ¿Cómo comprar un simple árbol de navidad puede ser tan complicado? Todos son pinos y más allá de los colores o tamaños todos son iguales...
Lo veo pasearse por el pasillo y por cómo busca el indicado es como si nunca hubiese tenido nunca uno, parece un niño emocionado... Se detiene frente a un pino grande, verde y con los extremos de las ramas salpicados de color blanco, dándole la apariencia de nieve.
— Este es...— elige por fin uno— ¿Te gusta? — pregunta mirándome.
Estoy segura de que en todas las tiendas que entramos vimos arboles muy parecidos a este; no, parecidos no, idénticos...
— Si, es lindo — respondo con una sonrisa que él me devuelve y comienza a hablar con el encargado para realizar la compra.
Me encanta el mes de diciembre, es cómo si todo cobrara más vida: las casas, las calles y las personas, todo tiene una energía diferente.
Mientras Santiago conduce yo me concentro en ver las luces de navidad que adornan toda la ciudad, desde grandes edificios hasta los pequeños arboles de las plazas, todo brilla y todas las personas que caminan por las calles brillan también. Y no puedo evitar que esa sensación de nostalgia me invada, pensar que hace un años todo era diferente y yo estaba preparando todo para la navidad con mi familia...
— ¿En qué piensas?
Paramos frente a un semáforo.
— En nada importante. — intento disimular.
— ¿En nada? Pinocho no te creo...
— Solo en las fiestas, las personas, la magia...
Sonríe de costado cuando escucha mi respuesta.
— ¿La magia? — enarca una ceja. — El espíritu de Tinkerbell se apodero de ti...— dice con ironía.
— Que puedo decirte, estas fechas sacan mi lado más cursi — respondo y sonrío — Aunque no lo parezca puedo ser bastante cursi, solo que es una faceta mía que solo sale a la luz en navidad.
Escucho que se ríe suavemente.
— Podrías demostrar ese lado cursi conmigo cuando quieras, no me molestaría.
— Eres un tonto...
— Romanticismo en su máxima expresión — se burla.
— ¿En serio? ¿Lo dices tú? Lo más romántico que me dices es Pinocho.
Esboza una sonrisa divertida.
— Puedo ser muy romántico — replica y sin darme cuenta suelto un bufido— ¿Me estas retando?
— Pero no puedes usar ninguna canción de ningún tipo... — advierto.
— Acepto.
Estira su mano para tomar la mía, la lleva a la palanca de cambios y coloca la suya por encima.
Durante todo el trayecto espero que diga algo, un intento de cumplir su reto, pero no lo hace, hablamos de otras cosas, se dedica a cantar las canciones que suenan y nada más, pero todo sin soltar mi mano y la verdad lo del romanticismo tampoco me importa mucho, así es Santiago y para entender que pasa por su complicada cabeza necesitaría uno o varios manuales de ayuda...
Nunca antes conocí a dos personas tan insistentes como los gemelos, estoy segura que en un día recibí más mensajes que en toda mi vida, con ellos las excusas no sirven, siempre tienen una salida para todo, en especial Oliver... Y por su mucha insistencia es que ahora estamos los tres haciendo fila para comprar entradas para ver una película.
— Una de terror — dice Tomás señalando la cartelera.
— Definitivamente no, aún no supero la última que me hiciste ver, mejor veamos esa... — Oli indica una que parece romántica.
Ambos se sumergen en una discusión sobre qué película ver mientras la fila sigue avanzando, yo solo los escucho entretenida porque me da igual si es una de terror o una romántica.
Ya estamos cerca de la boletería y ellos siguen sin ponerse de acuerdo.
— Chicos... — me ignoran — Chicos... — siguen sin hacerme caso y la pareja que está delante de nosotros se da la vuelta para vernos, les sonrió y vuelvo a centrar mi atención en los gemelos— ¡Chicos! — elevo un poco la voz.
— Baja la voz... — dice Oliver.
— Lib, estamos en un lugar público, por favor no nos hagas pasar vergüenza.
Inhalo y exhalo aire varias veces para alejar el instinto asesino que este par hace florecer en mí.
Señalo con la cabeza al frente porque ya es nuestro turno para comprar las entradas y empiezan de nuevo con la discusión, ambos me miran para que yo tome la decisión final y me encojo de hombros, no pienso tomar parte en esto porque sé que si lo hago las cosas empeoraran...
La gente que está detrás de nosotros empieza a impacientarse y parece que los gemelos jamás se pondrán de acuerdo, así que intento parecer amigable con las personas que están en la fila, me acerco a ambos y les tomo de la mano para llevármelos conmigo lejos de la fila, escucho un "Gracias" de alguien que no conozco y me alejo con ellos.
— Perdimos nuestro lugar — dice Tomás viendo hacia atrás.
— Si y si no se ponen de acuerdo no veremos nada...
Por dios, acabo de sonar como mi mamá y ellos al verme molesta solo empiezan a reírse, intento mantenerme seria, pero no puedo y termino riendo con ellos.
Al final no vemos ninguna película, y no es porque no llegaran a ponerse de acuerdo, de hecho si lo hicieron, pero hasta que analicen los pros y los contras de todas las películas de las carteleras se hizo tarde y nos quedamos sin entradas. Así que terminamos sentados en la plaza de comidas y por suerte para decidir qué comer no hubo ninguna discusión, los tres elegimos lo mismo; hamburguesas.
Santiago me manda un mensaje avisándome que dejo la llave de su departamento con el portero para que este me la entregue ya que su mamá lo llamo para que cenaran juntos, luego un segundo mensaje que dice "O salgo yo o viene ella" y solo la idea de verla hace que se me quite el apetito.
— Sabes que cuando te canses de él puedes contar conmigo para olvidarlo ¿No? — dice Oliver con una sonrisa amplia.
— ¿Por qué debería contar contigo si me conoció a mi primero? — le responde Tomás.
— Porque yo le agrado más ¿Verdad Lib?
Ambos clavan su mirada en mí.
— Los dos me agradan igual... — respondo y veo que hacen una mueca — Oli ¿Ya no hablas con mi prima?
— ¿Con Isabel? No —contesta con seguridad — Porque querría estar con tu prima si puedo estar contigo...
Volteo los ojos y ellos empiezan a reírse.
— Lib soy todo tuyo — Oliver se apoya en la mesa y niego con la cabeza — ¿Sabes? Yo estoy seguro de que te decidirás por mí en cuanto pruebes esto—se señala a sí mismo.
— Tomare en cuenta tu oferta para un futuro, gracias. — digo entre risas.
— No te arrepentirás, además somos dos por uno...— afirma y ambos me sonríen.
Después de comer me dejan en el edificio que vive Thiago, me acerco a la portería y me entregan la llave del departamento, agradezco al portero y subo.
Pasar el día con los gemelos puede ser muy agotador. Dejo mis cosas y entro a darme un baño, salgo me pongo mi pijama y una sudadera de Santiago; porqué me di cuenta que con nada más me siento tan cómoda cómo con sus sudaderas...
Se supone que tendría que estar editando las fotos de la última sesión que realice, pero no puedo porque no tengo mi portátil conmigo y ahí está todo; le pedí a Mauro que la siguiente que venga la traiga, pero se olvidó, vino dos veces y se olvidó, así que no tengo nada que hacer.
Me acomodo en el sofá con Floyd junto a mí y después del fracaso de intentar ver dos películas que me aburrieron en los primeros diez minutos, tomo la decisión de ver Game of Thrones, es una serie que nunca llega a aburrirme y tampoco deja de sorprenderme, por más que sepa todo lo que pasara, cada que la veo sigue teniendo el mismo efecto en mí.
Terminan los dos primeros episodios y me paro para ir a la cocina, siento la garganta seca y necesito algo de beber, Floyd ve lo que me levanto y se estira para ocupar mi lugar, sonrió porque él sabe que es dueño del sofá...
Antes de llegar a la cocina escucho que llaman a la puerta, me fijo en la hora y me parece un poco temprano para que Thiago ya este de vuelta, tal vez se cansó de su madre y si es así lo entendería perfectamente...
Suelto un suspiro cuando en lugar de ver unos ojos color miel, me encuentro con unos color azul...
— Cuñadita... — me saluda Mathias cuando abro la puerta. Lleva puesto una camisa oscura remangada hasta los codos y vaqueros también oscuros.
Era lo que me faltaba ¿Señor universo no puedes darme un día tranquilo? Solo eso pido, un día...
— ¿No me dejaras pasar? — me pregunta apoyando su brazo en el marco de la puerta y sonriendo.
— Quisiera no hacerlo...
— ¿Pero...? —dice y no me da tiempo a responder— Te respondo yo, pero quiero hablar con mi hermano, así que puedes decirle que estoy aquí.
¿Es que siempre tiene que pensar que todos tenemos que obedecerle?
— No podré decirle nada porque él no está. — intento cerrar la puerta, pero él me detiene.
— ¿No? Si esta mañana me dijo que pasara hoy para hablar con él.
— Salió con Gra... con su mamá.
Mathias se queda en silencio y entrecierra un poco los ojos.
— ¿Con su mamá? — repite mi pregunta. — ¿Te dijo que se vería con su mamá?
— Si, con ella... — digo ahora algo confundida.
Sonríe, pero creo que lo hace para el mismo y niega con la cabeza.
No lo conozco, pero no hay que ser muy inteligente para saber que algo pasa...
— Intentare comunicarme con él —su expresión ahora es más seria, guarda sus manos en sus bolsillos y me mira sin sonreír. — Igual, hazme un favor y cuando regrese dile que vine ¿Si?
No dice nada más y da media vuelta.
Uno... Dos... Tres...
Tal vez lo que voy a hacer no sea la mejor idea, pero hay que aceptar que a veces no tengo muy buenas ideas y puede que esta sea una de esas veces.
Siento que Mathias puede ayudarme con muchas de mis dudas. Santiago me conto que no siempre se llevaron mal, al final son hermanos y no sé, pero quiero creer que a Mathias le interesa que Thiago esté bien, tanto o más que a mí. Santiago es muy cerrado con muchos aspectos de su vida y para seguir con él necesito saber más y tambien tengo que aceptar que no ayuda en nada todo lo que papá me dijo sobre él o la indirecta que lanzo Mathias esa noche sobre la confianza... Porqué de alguna forma sus palabras siguen dando vueltas por mi cabeza.
Quiero confiar, intento hacerlo, pero Santiago con algunas de sus acciones no ayuda y si, sé que soy algo paranoica, pero ahora es diferente, solo necesito saber que todo está bien para poder estar tranquila...
Salgo del departamento y le doy alcance en el ascensor, él me mira sorprendido.
— Puedes... ¿Puedes entrar? Necesito hablar contigo.
Mathias vacila unos segundos y acepta, camino de vuelta al departamento con él detrás de mí.
Espero que esto salga bien, porque sé los posibles finales que pueden salir de esto y ninguno pinta muy bien...
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Hoooaa!!
Aquí les dejo el nuevo capítulo, que espero que les guste! 💜
Que creen que pasara con Mathias, Lib y Thiago? Quiero leer sus teorías 💜
Gracias infinitas por todo su apoyo, por cada lectura, voto☆ y comentario♡ Son los mejores y se merecen lo mejor del universo.🌟
Gracias por todo!! Los quiero muchísimo! ❤
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