Marcada Por Un Mafioso©

By Crowe_Raven_

3.2M 164K 29.7K

⭐Trilogía Obsesión💎 Libro I ⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜ Adam el diablo italiano como lo conocen en el mundo... More

😐Advertencia⛔
❤Personajes❤
Prólogo ✔
Capitulo 1 ✔
Capitulo 2 ✔
Capítulo 3 ✔
Capitulo 4 ✔
Capitulo 5 ✔
Capitulo 6 ✔
Capitulo 7 ✔
Capitulo 8 ✔
Capitulo 9 ✔
Capitulo 10 ✔
Capitulo 11 ✔
Capitulo 12 ✔
Capitulo 13 ✔
Capitulo 14 ✔
Capitulo 15 ✔
Capitulo 16 ✔
Capitulo 17✔
Capitulo 18 ✔
Capítulo 19 ✔
Capítulo 20 ✔
Capítulo 21✔
Capítulo 22✔
Capitulo 23✔
Capitulo 24✔
Capitulo 25✔
Capitulo 26✔
Capítulo 28✔
Capítulo 29✔
Capítulo 30✔
Capítulo 31✔
Capitulo 32✔
Capitulo 33✔
Capitulo 34 ✔
Capitulo 35 ✔
Capítulo 36 ✔
Capitulo 37 ✔
Capitulo 38✔
Capitulo 39✔
Capitulo 40✔
Capitulo 41✔

Capítulo 27 ✔

53.6K 3.6K 826
By Crowe_Raven_

2 años después.

Rusia

Katherine

«Respira despacio, muy lentamente. Tensa el brazo, fija la mira en el objetivo y aísla cualquier sonido. Nunca te distraigas, espalda recta y junto con tu respiración, suelta.»

La flecha cortó el aire a través de los arbustos dando en el objetivo, el siervo a más de 20 m, su cuerpo yacía aún con vida, pero con la flecha atravesada de lado a lado en el cuello. Me acerqué y pude ver el miedo en sus ojos, mi cuchillo de caza se deslizó por su garganta produciendo una cortina de sangre.

— Buena caza, señorita Petrovak. —recompensó el mayordomo.

— Gracias Víctor ¿mi padre te ha llamado?

Negó con la cabeza.

—Pero su abuela me dijo que la llamaras.

Suspiré profundo. Sabía porque lo hacía. No perdía tiempo para tratar de convencerme de regresar. Amarré las patas del ciervo arrastrándola con nosotros mientras caminaba hasta el coche.

— Señorita eso lo puedo hacer yo, no se moleste.

Le sonreí quitándome los guantes de cuero.

—Sabes que he tenido que cargar cosas más pesadas que ésta en el entrenamiento con John, ese hombre es un nazi. —suspiré.

«Como extraño a Luciano»

En el fondo de mi mente extrañaba a alguien más, pero me concentré en el ahora. Esos recuerdos eran la puerta aun abismo del que había salido hacia años.

— Nazi, pero ha hecho que seas quien ahora eres, Señorita. —le fruncí el ceño, me miró con una sonrisa bailándole en los labios. — Le hace reír más.

Rodé los ojos mientras nos montamos en el auto con las mejillas coloradas. No era la primera vez que me decían que John me había devuelto un poco el brillo que había perdido, pero me daba miedo siquiera admitírmelo.

— Me rio lo normal, Víctor. —afirmé renuente.

—No he dicho absolutamente nada.

Víctor tenía la misma edad que alguien que conocí una vez, estaba felizmente enamorado de Joshua, quien se había convertido en alguien cercano e importante en mi recuperación.

Nos fuimos hacia la hacienda. El frío aquí era insoportable, pero me adapté después de que John me levantara a la seis todos los días para cruzar el lago y después hacer una rutina de zancadillas, lagartijas y tiro al blanco. Demás está decir que los primeros días casi se me cayeron los dedos y agarré una neumonía raja pulmones, pero eso no le importó. Le di pelea como una adolescente hasta que lo empecé a hacer como una mujer.

Era el mejor hombre de papá, tanto que lo tenía en un pedestal y no perdía segundo para metérmelo por los ojos.

No era feo, la cicatriz en la mejilla le daba un toque oscuro y misterioso. Marie le hubiese llamado un adonis oscuro. Hablando de ella, la extrañaba mucho, la última vez que estuvo aquí, Fabrizzio la recogió en su avión privado en el cual había sucedido de todo.

Divisé las hectáreas que me rodeaba mientras aceleraba el todoterreno. Las recorría cada mañana a caballo, mi papá tenía unos cimarrones árabes de muerte, me hice de un semental negro como la noche, era mi consentido.

— Buenas señorita, su padre la espera en el despacho. —anunció uno de los empleados.

— Víctor que nadie toque el siervo, ese lo arreglaré yo.

— Como siempre, señorita Petrovak, nadie toca lo suyo. —sonreí rodando los ojos.

Víctor por más que le pedía que me llamase por mi nombre no lo hacía, se parecía mucho a Mario en ese aspecto con Ad...Mejor no ir por ese camino.

Entré en la casa hasta llegar al despacho.

—¿Papá? — toqué antes de entrar, me sonrió dejando unos papeles en el escritorio.

— Mi diamante en bruto. — lo abracé.

— Puedes preguntarle a John cuan en bruto estoy, oh se me olvidaba que debe estar revolcándose en el charco donde lo dejé hoy. —su risa resonó por toda la habitación.

— Has avanzado impresionantemente. —me besó la cabeza— estoy orgulloso de ti. Aunque preferiría que no te involucraras en nada que tenga que ver con armas o que te ponga en peligro, Adam...

— Por favor, papá. —me separé mirándolo seria. — sabes que no quiero ni que lo menciones.

—Sabes que él hizo lo que hizo por...

—Yo sé porque lo hizo. —lo interrumpí apretando mis puños. — y todavía en dos años no he encontrado la razón por la cual él haya tomado esa decisión por mí, eso nunca se lo voy a perdonar. Podrá ser mucho el Diablo Italiano y mandar todo lo que le dé la gana, pero desde el día en que él se fue del hospital dejó de ser parte de mi vida. Y si yo pude asumirlo tú también. —estaba alterándome y nada bueno sucedía cuando eso pasaba.

— Cariño ¿superarlo es estar gritando a medianoche su nombre? —habló suave y mis ojos se abrieron como platos. — Sí, estoy informado de todo, incluso de esos ataques de ira que te dan, que arrasas con cuantas cosas te pasan por delante.

—¿Ahora me espías a través de la servidumbre? —azoté enojada.

—No es espiar si ellos son los que lo hablan entre sí y me llega a los oídos.

—Es increíble que uno no pueda tener un momento de paz, no me hables más de él ¿sí? Si quieres voy a una maldita cita, pero no me nombres al italiano por favor. —estaba al punto de arrancarme el pelo.

— Vale, solo que este viejo se preocupa mucho por su pequeña y no le gusta verla infeliz.

—¿Quién dice que soy infeliz? —le sonreí de oreja a oreja. — ¿Ves? — y salí del despacho echando humo.

«¿Por qué me lo tiene que nombrar?»

Sentí el labio inferior temblar, lo mordí duro porque me juré no derramar una lagrima más, los primeros seis meses me la pasé en la cama llorando sin ganas de nada. Gracias a Joshua y Marie pude levantarme, aunque logré cerrar todo dolor detrás de un muro, todavía su nombre hacía que ese muro temblase y no lo iba a permitir.

Fui casi corriendo hacia el campo de tiro, en una de las mesas donde estaban todo tipos de armas cogí mi favorita, una Glock 17. La recargué sin perder tiempo empezando a disparar sin parar, siento como el arma se calentaba, pero yo le di la bienvenida al dolor. La diana quedó limpia a excepción del agujero en el centro que causó mis balas.

— No quisiera estar nunca en tu punto de mira. —John apareció.

— ¿Limpiándote el fango? —me burlé.

— Primero me arranco la garganta antes de admitir que estoy orgulloso de ti. —dijo mirando la diana.

— Permíteme arrancártela yo. —me dirigí hacía él, una sonrisa se asomó en su cara. Saqué mis cuchillos K10 Kattegat, uno en cada mano y me puse en posición.

— Me gustaría verte intentarlo. —se abalanzó sobre mí y esquivé su navaja suiza. — Rápida, eso me gusta. —mi mano derecha se balanceó cerca de su cara cuando trató de asestarme otro golpe que esquivé con un poco de dificultad.

Su mano detiene mi mano con el cuchillo a pocos centímetros de su ojo derecho, nuestras respiraciones estaban agitadas por nuestro baile incansable tratando de encontrar el punto débil del otro, mi pie barrió los suyos cayendo en el piso conmigo arriba. Su navaja se quedó en mi garganta y la mía en la suya.

—¿Qué te pasó ahora? —le quité la navaja y el hizo lo mismo, pero nos quedamos en la misma posición.

—El señor Vladimir, pasó. —gruñí entre dientes. —Sus empleados son una puta red de chismes y no puedo hacer algo que enseguida lo sabe.

John alzó el torso del piso poniéndolo en vertical, paralelo al mío.

—¿Y tienes miedo de que descubra tu plan?

—Tengo miedo de que se interponga y admitámoslo, si se vuelve un obstáculo me dejará en jaque. Es el puto rey de Rusia.

John le colocó el pelo suelto tras la oreja.

—Pero tu eres su princesa, tienes lo mismo que él en la sangre, estaba dormido bajo capas de inocencia y dolor. Un día llegarás más lejos que cualquiera de nosotros y estaré ahí para celebrarlo.

—Pasos de bebés...—le susurré. —¿Recuerdas?

—Pasos de bebés, hermosa.

Ladeé la cabeza y arrugué un poco la frente. Le di la voz al pensamiento que de vez en cuando rondaba por mi cabeza.

—¿Por qué?

—¿Por qué? ¿qué?

—¿Por qué no te has ido a emprender tu propio camino? Sabemos que puedes hacer eso y mucho más. No solo ser la mano derecha del Pakhan.

John alargó la mano acariciando mi mejilla.

—No puedo irme y dejarte. Tampoco lo quiero hacer.

—No quiero ser lo que te mantenga alejado de un futuro mejor.

—No quiero ese futuro ahora. — Cerré los ojos y traté de hablar, pero él me detuvo. —Si no me gustase lo que hago, me habría ido hacía mucho tiempo.

Ante esa declaración cerré mi boca, podía admitir libremente que en el fondo me alegraba que no se fuese dejándome sola.

—Nunca te agradecí. —murmuré. —Por no rendirte conmigo y ayudarme a convertirme en la mujer que soy ahora.

—No tienes, solo saber que el derecho de autor es mío y que espero regalías cuando los tengas a todos en un puño.

Una carcajada brotó de mi garganta.

—Vaya el señor Novikov haciendo chistes. Se va a caerle mundo. —me alcé de sus piernas sacudiéndome las rodillas.

Me dio una mirada de soslayo que me dijo que me mantuviese callada o si no me haría pagar la burla.

—Cinco vueltas al lago o si no te quedas sin cenar. —azotó.

Abrí los ojos.

—No espérate, si estábamos...

—No te veo corriendo Petrovak

Y tan solo así, se volvía un tempano de hielo que solo de vez en cuando me dejaba una grieta para calentarme las manos. Empecé a correr sacándole la lengua recordándome las primeras veces que empezábamos el entrenamiento sin mi cooperación y sabía que él también lo había recordado.

***

New Orleans, Luisiana.

Adam

Estaba concentrado escuchando el latir de mi corazón, era incluso extraño oírlo latir como si fuera una maquina autómata programable, donde su única función era esa, latir, pero sin ningún motivo, ninguna chispa que lo haga latir más rápido. Mientras mi ritmo era estable, casi podía oír el ritmo rápido de los corazones de las personas que tenía en frente. Veía como las emociones hacían estragos en el pulso del cuello del hombre a quien le estaba apuntando.

— No me repetiré otra vez... —mi voz salió vacía como me sentía.

— Lo juro, Señor Diablo, ¡¡¡no sé nada!!! —dijo desesperado.

Me le quedé mirando y sabía que estaba diciendo la verdad, pero poco me importó. Cuando fui a apretar el gatillo, un gruñido me distrajo. Era un hermoso cachorro de lobo, blanco como la nieve y parecía perdido.

— ¿De quién es el cachorro?

El cachorrito se metió entre mis pies y cuando fui a pasarle la mano, gruñó. Eso me sacó una pequeña e imperceptible sonrisa, me acordó a ella.

—Es una de las 3 crías de una Huargo, murió hace dos semanas después del nacimiento de las crías. —su voz era temblorosa.

El cachorro que resultó ser cachorrita se fue y al momento apareció con dos cachorritos más.

— ¿Llamaste a la caballería, pequeña? —empezaron a ladrarme. — Me los llevo. Considera tu deuda pagada, pero, si te vuelvo a ver de nuevo, no habrá nada que me impida matarte.

— ¡Gracias Señor Diablo! —lloró y vi como con dificultad trastabillaba hasta pararse.

El muy imbécil se quedó dormido y robaron dos bolsas de dinero en el cargamento de anoche. Todo indicaba que había sido el Diamante Ruso, Vladimir no ha descubierto quien era todavía, al parecer no había hecho nada en Rusia. Lo que era muy sospechoso, las conversaciones que hemos obtenido son distorsionada, pero no se puede obviar la fluidez con la que hablaba ruso, lo que me decía que era un nativo, con los ojos puesto en mi territorio.

Los malditos franceses habían hecho negocios con él. Si en algo tengo que concederle es que había hecho que la Mafia de Francia y de Irlanda se separasen, haciéndolas absolutamente polvo, dependiente de él.

— Mario móntalos en el auto. —dije mientras tomaba a la cachorrita y me dirigía al auto.

— Son una peculiaridad entre la raza de lobos, estos son más grandes y más fuerte. —Mario habló desde el volante. — Están en peligros de extinción. Sabía que el tipo traficaba animales, pero no de este tipo.

— Lo sé, ellos tienen un gran sentido de la responsabilidad y de protección. —murmuré.

— ¿A qué hora quieres que haga el envío de los cachorros a Rusia? —eso me sacó una amarga sonrisa.

— ¿Tan transparente me he vuelto? —dije con amargura.

— No, incluso antes podía decir cuando estabas enfadado o cuando no, ahora no estoy seguro si sientes algo. Pero lo que no ha cambiado es que cuando piensas en ella, hay cierta chispa en tus ojos, tu voz no es tan monótona y la comisura derecha de tu labio se levanta ligeramente.

— Todo un analista...—la cachorrita cerró los ojos entre mis manos.

— No, Señor, es solo que lo conozco y se por el infierno que está pasando. —un silencio se hizo en el auto.

— Esta noche. —lo miré por el retrovisor. —Siempre quiso tener un cachorro, al menos puedo darle eso.


Nota de Raven:

¿Que les pareció? Se mantuvo el dos años despues, tras debatirme entre si era mucho tiempo o no. Es mucho tiempo, pero el necesario para que pasasen otras cositas en los demas libros. Los amitos. XOXOXO

Recuerden que estoy en Insta como Crowe_Raven_  los espero por allá.

Continue Reading

You'll Also Like

13.6K 660 17
Hace cinco años _____ Mayer dejó a Liam Payne sin explicación alguna. Ahora Liam siendo el jefe de ____, quiere que ella se rinda ante él. ⚠️⚠️⚠️ Es...
646K 13.6K 6
Sasha Arévalo, un hombre fuerte, decidido y sobre todo con un gran sentido de la justicia, sabe que nació con un don pero lo escondió por años ¿que m...
286K 25.6K 15
𓏲 ๋࣭ 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍 ፧ 𝐌 - 𝐏 𝐑 𝐄 𝐆 / 𝐌 𝐀 𝐅 𝐈 𝐀. 𓏲 ๋࣭ 𝐇 𝐈 𝐒 𝐓 𝐎 𝐑 𝐈 𝐀 𝐂 𝐎 𝐑 𝐓 𝐀. 𓏲 ๋࣭ 𝐇 𝐈 𝐒 𝐓 𝐎 𝐑 𝐈 𝐀 𝐅 𝐈 𝐍...
75.7K 6.5K 42
Alessandra Addison creció en un entorno conservador, creyente y sumamente religioso. Dedicó toda su niñez y adolescencia a la iglesia, asegurando que...