Secretos (Editando)

By Gabilanzillotti

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Los sueños son fragmentos de las situaciones vividas durante el día o eso es lo que nos quieren hacer creer. ... More

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Prefacio
Capitulo 1- Pesadilla
Capítulo 2- Vacaciones arruinadas
Capitulo 3-Niñero
Capitulo 4-Fiesta
Capitulo 5- Viaje imprevisto
Capitulo 6-Mariposas
Capitulo 8-Circus
Capitulo 9- Bosque
Capitulo 10- Lago
Capitulo 11- ¿Quien eres?
Capitulo 12- Amiel
Capitulo 13- Un, dos, tres, te encontre
Capitulo 14- Secretos
Capitulo 15- Secretos, secretos, secretos y mas secretos.
Capitulo 16- Sombra
Capitulo 17- Sumergida
Capitulo 18- Nuevo comienzo
Capitulo 19-Arauzys
Capitulo 20- Miracle
Capitulo 21-Detras del muro
Capitulo 22- Todo estara bien
Capitulo 23- Chocolate caliente
Capitulo 24- Baile I
Capítulo 25- Baile II
Capitulo 26- Margaritas
Capitulo 27- Dulce planeta
Capitulo 28- Tú, otra vez
Capitulo 29- Libros
Capitulo 30- Carrusel, pastel y payasos
Capitulo 31- Encerrada
Capitulo 32- Duelo
Capitulo 33- Muerta
Capitulo 34- Una princesa
Capitulo 35- Bandas de rock
Capitulo 36- Rebeldes
Capitulo 37- Tapiz
Capitulo 38- Diferente
Capitulo 39- El inicio del fin
Capitulo 40- Vida después de la muerte
Epilogo
Carta escrita y nunca entregada
Capitulo Extra
¡¡Tenemos un webtoon!!

Capitulo 7-Relicario

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By Gabilanzillotti

El día se nos va en limpiar la casa, al terminar la parte de abajo empezamos con la de arriba. Cansados, sucios y acalorados nos sentamos los cuatro en las sillas de la cocina.

—Haré limonada —digo levantándome y cogiendo unos limones que compré.

—¿Puedo comer de tus galletas? —pregunta Lussy.

Al momento en que estoy por responder en negativa, Nick toma el frasco y se mete una a la boca. Lussy lo ve con ojos muy abiertos, pero se queda callada.

—Si, Lussy, tomala —gruño de mala gana.

Preparo la limonada mientras los tres hablan de cualquier cosa, escucho atentamente cada frase de Nick, él habla de su banda y Lussy embobada hace preguntas.
Noah se levanta y me ayuda a cortar los limones.

—¿Tu madre vendrá para esta noche? —pregunta.

—No lo sé —suspiro—. Intenté llamar, el teléfono fijo no se escucha tampoco y no sé nada de ella desde temprano.

—Si quieres pueden pasar la noche en casa, no creo que mamá o la abuela se molesten por ello. —Corta un limón y lo exprime en la jarra.

—Lo pensaré. —Exprimo el resto de los limones que están ya picados—. Si no aparece a las seis, cruzamos el lago, ¿Bien?

—Es un trato —Sonríe, se sirve un vaso y se sienta.

Nos bebemos la limonada, el cambio que siento en mi cuerpo es impresionante, y Nick me elogia.

—¡Qué buena que esta! Zoey —exclama.

—Gracias —respondo con una sonrisa pegada a la cara.

El silencio se prolonga más de lo que yo hubiese deseado y mi hermanita ve su oportunidad.

—Nick, ¿Tienes novia? —La niña parece intimidar un poco al chico.

—No, la verdad no.

Sus mejillas se llenan de un color rojizo

—¿Cómo te gustan las chicas? —pregunta inocentemente mi hermanita, dando otro sorbo de su limonada.

Nick se toma la pregunta de Lussy enserio, yo me veo interesada por la respuesta y me siento más recta y atenta, el único que se ve distante a lo que sucede aquí es Noah.

—Ummm, me gustan las chicas altas, con cabello largo, extrovertida, animada, que no se sienta incómoda en fiestas. —Sonríe con añoranza en los ojos.

Me desinfle un poco, no soy alta, mi cabello llega a mis hombros y lo mas cerca que he estado de él en una fiesta estuvo con otra chica.

Cualquiera pensaría que después de verlo besarse con otra chica desistiría de mi enamoramiento absurdo, pero no, parece que mi cupido es alcohólico y no sabe hacer su trabajo.

Nick, incómodo ya por las preguntas acosadoras de mi Lussy, mira su reloj y bosteza.

—Creo que es hora de que vayamos a casa, hermanito. —Le da una palmada en el brazo a Noah—. ¿Vienes conmigo?

—Sí, me cansó tanta limpieza. —Nos Sonríe—. ya sabes cual es el trato, pequeña.

Asiento con cara de hastío por la expresión. Los acompañó a la puerta y observo como se dirigen a la parte de atrás.
Vuelvo a entrar y me siento con Lussy, pongo mis dos manos en la cara a modo de rendición y suspiro.

—¿Qué sucede? —pregunta en voz queda.

—No le gusto y tampoco le gustaré.

Entierro mi rostro más aún en mis manos.

Los minutos se convierten en horas y mi madre no da señales de llegar, Lussy y yo hemos desistido de seguir limpiando por el bien a nuestros pulmones, el polvo nos dio alergias a ambas.
Me siento recta en el sillón gris de la sala, mi hermanita está acostada tomando la siesta ya que no hay mucho que hacer ¿Por qué mi madre nos habrá hecho hacer este viaje si ni siquiera estará con nosotras.
Mis ojos empiezan a pesar por el sueño, la falta del fármaco que he estado tomando empieza hacer efecto, antes de que me levante a buscar una pastilla en mis cosas, me quedo dormida.

La habitación se torna amarillenta, las cosas están tal y como las dejé estando despierta, hasta la niña en mis piernas.
Sin saber que hacer en un sueño tan vivido, con suavidad coloco la cabeza de mi hermana en un cojín y me levanto. En la planta de arriba se escucha un sonido.

Tic tic tic... El sonido me llama y cual polilla a la luz camino directamente a el, en la habitación al final del pasillo se encuentra un relicario colgando de una ventana, es lo que provoca el sonido, en la vida real el colgante no estaba, con temor y curiosidad lo tomo y lo abro.
Dentro se encuentra la foto de dos mujeres jóvenes.
En mi pecho se instala una sensación extraña de reconocimiento, pero mi cerebro no conecta a veces con mis sentimientos.

El mundo gira un poco y el color sepia del sueño fluctúa, con eso sé que estoy a punto de despertar. Mi corazón se acelera y siento que me desvanezco pero algo no me lo permite. Bajo las escaleras corriendo y me siento donde había estado con mi hermana que ahora sacude mi cuerpo insistentemente para despertarme.
Una respiración profunda llena mis pulmones y abro los ojos. Lussy me observa asustada.

—¡Me asustaste! —grita—. Pensé que estabas muerta.

Hago un movimiento para tocarla e intentar calmarla pero me encuentro con el relicario en mi mano.

—¿De dónde sacaste eso? —dice señalando lo que tengo en la mano.

—No lo sé. —Me rasco la cabeza-.—¿Que hora es?

—Son casi las seis, mamá no ha llegado, pero llamó al teléfono de casa de la abuela —comenta.

—¿Y entendiste algo?

—Sí, ¡Claro! ¿Tu no? —exclama alegremente.

—No... —Un dolor recorre mi cabeza—. ¿Qué dijo?

—Malas noticias —susurra afligida—. Dice que viene en una semana, su jefe le pidió esta semana y la dejará libre.

—¡¿Qué?! —Me llevo las manos a la cabeza un poco contrariada—. La voy a llamar.

Corro al teléfono inmediatamente y lo descuelgo, el leve tono me exaspera, marco el número y dejo que llame.
Mi madre contesta al tercer tono.

—¡Mamá! —lloriqueo un poco al teléfono—. Mami ¿vendrás?

—No podré ir hasta la semana próxima, cariño. —Su voz suena lejana en el teléfono—. Lo siento, lo mejor es que se queden en casa de la madre de Roxane ¿si?

Mi corazón se oprime y me siento un poco triste, pero aún así intento sonar feliz para que mi madre no se preocupe demasiado.

—Estaremos bien, no tardes tanto ¿Si?

—Vale cariño, avisaré a Roxane que pasarán una semana con ellos —dice a manera de despedida.

Cuelgo el teléfono y noto como la luz del sol que entraba por la ventana se va extinguiendo, dejando la casa a oscuras, no hay electricidad.

—Toma tus cosas —le ordeno a Lussy—. Cruzaremos el lago.

Tomo mis galletas y la bolsa de las compras que hice, mi madre siempre me ha dicho que no debo llegar a una casa con las manos vacías.

Me animo un poco sabiendo que estaré viviendo una semana en la casa del chico de mis sueños.
En el patio trasero de la cabaña se encuentra un muelle, donde hay aparcado un pequeño bote de madera a remo, suspiro pensando en lo horrible que será remar hasta el otro lado.
La cabaña vecina se ve lejana. Pongo todo en el bote y ayudo a subir a mi hermanita.

—Ponte esto. —Le entrego un salva vidas que encontré en un pequeño cobertizo.

Subo y empiezo a remar, al principio el bote se va de lado, pero cuando le agarro el juego, remo tranquila. La distancia se vuelve cada vez menos y observo que alguien nos espera en el muelle. Cuando estoy lo suficientemente cerca me emociono porque es Nick que nos espera.

—Pensé que no sabrías usar los remos, yo tarde mucho tiempo en aprender a usarlos —Confiesa.

—Fu... Fue fácil —me atraganto con las palabras.

—Mamá y la abuela esperan adentró. —Toma mis maletas y las de Lussy, nos ayuda a llevarlas a la casa de su abuela.

La casa es muy similar a la otra. Madera y tallados intrincados en sillas, mesas y mueble, la diferencia es que aquella no tiene luz.

—¡Bienvenidas! —Una señora anciana nos recibe amorosamente.

—Ella es mi abuela —presenta Nick—. Y abuela, ella es Zoey y su hermanita menor, Lussy.

Entramos a la casa y nos enseñan todo, la ubicación de las habitaciones también es similar, cuando pasamos por el pasillo mi instinto es saber cuál es la de Nick, pero me quedo callada.

—No hemos cenado aún, si gustan agregare mas comida al caldero —dice la madre de Nick mientras remueve la comida.

Asiento leventente, pero Lussy no sabe comportarse.

—¡Sí! Tengo hambre —dice a sus anchas.

—¡Lussy!

La abuela de los hermanos aparece y me sonríe amablemente, veo en sus ojos algo que me recuerda a... ¡La mujer del relicario! de inmediato busco en mi bolsillo el relicario que... ¿Me traje de mi sueño? Sacudo la cabeza espantando las ideas absurdas, no dormir no es nada bueno para la mente.
Con el relicario en la mano me acerco a la señora y con mucha vergüenza le hablo.

—Buenas noches, disculpe —susurro acercándome a ella—. ¿Esto es suyo?

La mujer observa el colgante en mi mano con anhelo y añoranza.

—Sí... ¿Donde lo encontraste? —interroga con curiosidad.

—Estaba colgando en una de las ventanas de la cabaña de mi abuela.

Seco las manos en mi pantalón cuando noto que Nick se acerca a nosotras.

—Yo era muy unida con tu abuela, antes de morir se lo di, está soy yo. —Señala la foto con su dedo—. Y esta es tu abuela.

Mi corazón se estruja un poco al recordar a mi abuela, el anhelo de volverla a tener cerca se instala en mi pecho.

—Se supone debían enterrarla con el —dice sacándome de mis pensamientos.

—¿En serio?

—Sí, de hecho me pareció haberlo visto en su entierro, pero seguro fue mi imaginación.

Desde esa conversación, en toda la noche no pude dejar de pensar en el relicario.
¿Cómo lo traje de mi sueño? ¿Por qué la abuela de Nick insiste en que lo vio en mi abuela al enterrarla? Me parece que ella sabe algo, pero no lo quiere decir.

...

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