Capitulo 26- Margaritas

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—Yo soy la luz de mi alma, yo soy abundancia, yo soy hermosura, yo soy dichosa, yo soy, yo soy, yo soy...

Una voz familiar canta una y otra vez esa composición de palabras con una melodía contagiosa.
Aún tengo los ojos cerrados pero el aire es pegajoso, sé que estoy en un sueño.

Abro los ojos, lo primero que me devuelve la mirada es un cielo azul amarillento entre las ramas de un gran árbol, sí, estoy devuelta.

El aire a mi alrededor tiene un olor particular a flores, y aún se repite la melodía. Bajo de mi, siento un pasto suave y cómodo. Observo a mi al rededor buscando la dueña de la voz, una versión más joven de mi abuela está en un campo de margaritas, bailando con la dulce melodía que sale de su boca.

—Yo soy la luz de mi alma, yo soy abundancia...

—¿Abuela?

Mi abuela se detiene en seco y da una vuelta hacia mi, realmente se ve joven, quizás hasta podría tener mi edad, la reconozco por las fotos que pude ver en su cabaña en la dimensión tierra.

—¡Zoey!

Al parecer aún con dieciocho sabe quien soy, corre hacia mi y se sienta a mi lado con una gran sonrisa.

—Oh mi niña, pensé que no te volvería a ver. —Me abraza fuertemente—. ¿Qué te pasó?

—Tengo muchas preguntas para ti pero... ¿Por qué estás tan joven?

—Ay cariño, estoy en el proceso de reencarnación, mi alma irá a un cuerpo que este naciendo, todo dentro de muy poco, pero antes debo retroceder.

—¿Luego serás niña?

—Y bebé, después de todo eso, reencarnaré.

La brisa calidad acaricia mi piel nuevamente y el olor a margaritas impregna mis fosas nasales, los sueños con mi abuela son cada vez más extraños, pero como la necesito.

—Abuela, ¿Eras rebelde?

Desvía su mirada de la mía y observa las margaritas, se levanta y sigue bailando mientras toma muchas en sus manos. Evade totalmente mi pregunta, me levanto y me detengo frente a ella tomándola del brazo.

—Necesito respuestas, no puedo seguir así.

—No puedo responderte, nisiquiera sé que haces aquí, yo estoy muy feliz de verte, Zoey, pero no debes estar en este lugar.

—¿Y entonces que hago aquí? ¿Qué es esto?

—Es el purgatorio, mi purgatorio, cada alma tiene el suyo propio, donde nadie puede acudir a menos que esté muerto, seas un ángel o un demonio.

—¿Estoy muerta? —Comienzo a asustarme, mis manos empiezan a sudar.

—Estas soñando, cuando pierdes un poco del control de tu mente sueñas —dice, vuelve a tomar una flor del campo y me la entrega.

—Gracias.

—Aun te acecha la bestia, hija. Cuidate mucho y cuida a tu hermana.

Me entrega otra Margarita, vuelve a cantar su canción y a bailar en el campo, el pasto es tan alto que nos cubre hasta la cintura. Más allá de ella puedo observar unos ojos rojos acecharme. Aprieto los párpados fuertemente, es mi sueño, no puedo ser dañada, repito una y otra vez.

Con una respiración profunda, mis ojos se abren y finalmente estoy despierta, la tenue luz del inicio del día invade mi habitación, al igual que otra persona que se encuentra tendida junto a mi cama.
Lo observó como duerme con la cabeza posada en la orilla de la cama.

Secretos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora