Capitulo 12- Amiel

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Me siento junto a Noah, en la mesa de la cocina con el cuaderno en frente, ambos en silencio y con una vela por no tener luz eléctrica aún.
Muerdo el interior de mi labio hasta que sangra, hace mucho encontré un artículo en internet con respecto a esto, morderse el labio, es considerado un trastorno y se llama dermatofagia, pero eso no viene al caso, solo me ayuda a distraerme los nervios, no aguanto más y hablo:

-¿Y? ¿Qué vamos a hacer con él?

-No tenemos la llave.

-Sí, eso lo sé, Noah -digo. Suelto un bufido-. Eres el rey de lo obvio.

-Soy el rey de tu corazón y no lo andas divulgando. -Se recuesta en la silla cruzado de brazos-. Admitelo.

-¿Qué admita qué? Hablando de confesiones absurdas, ¿No tienes nada que confesar tú?

-No, que yo sepa.

-Tú le dijiste a Nick que me gusta, no es posible que él lo haya adivinado solo -digo levantando la voz un poco.

-¡Ja! Es mas que posible, Zoey. -Me mira burlón-. Eres demasiado obvia.

Le doy una mala mirada y salgo de la cocina molesta, subo las escaleras y me dirijo a la habitación, como todo lo hice muy rápido y en modo automático no me di cuenta que el resto de la casa está oscura, lo cual me asusta sobre manera, bajo nuevamente las escaleras a la carrera, pero en el camino unos brazos fuertes me atrapan para que no caiga.
Noah me sonríe debilmente mientras me sostiene.

-Gracias -digo tomando distancia.

Suspiro y controlo mi mal humor, bajo las escaleras más relajada y el baja atrás de mi.
Nos volvemos a sentar frente a la mesa y el cuaderno, tal como en el principio.

-Tengo una idea, pero no creo que te guste -habla, mirando al cuaderno como si este fuera el anticristo en persona.

-¿Qué propones?

-Hay dos opciones, romper la carátula, que no se ve muy fuerte, o romper el broche -lo dice, como si fueran soluciones obvias.

El teléfono de casa suena sobresaltandonos a ambos.

-Debe de ser mi madre -susurro levantándome de la silla.

Levanto el auricular y lo pego a mi oreja.

-¿Alo? -pregunto un poco alerta aún.

Noah se posicióna a mi lado haciéndome sentir un poco más tranquila. La voz en el teléfono me quita todo nervio.

-Cariño, soy yo, mamá.

-¡Mami! ¿cómo estas? ¿cuando vienes?

Ella se ríe sonoramente.

-No me bombardees con preguntas, yo también tengo las mías reservadas. -Se ríe-. ¿Por qué no te quedaste en casa de Roxane?

-Tuve un mal momento con uno de sus hijo.

-Te dije que dejaras el mal humor -Suena molesta-. Te llamé a aquella casa, llame para decirles que me quedaré más tiempo de lo pensado, lo siento mucho cariño.

Hace una pausa y yo asimilo el que mi madre no vendrá hasta nuevo aviso.

-Me dijo Roxane que Noah se quedará contigo... -Se queda callada otra vez-. Por favor que se quede en otra habitación, ah, mañana pídele que te lleve a comprar más comida y ve si te puede ayudar con la luz en la casa.

-Si capitana.

-No seas así. -Se ríe- Te amo cariño, buenas noches... ¡Nada de dormir juntos! Y duerme temprano.

Secretos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora