Capitulo 5- Viaje imprevisto

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Un grito es lo que me despierta, un improperio de mi madre desde la puerta de mi habitación.
Abro los ojos y mi cerebro comienza a juntar las palabras que ella está despotricando, tomándole sentido.

—Zoey Totesaut ¿Cuando te hiciste eso? ¿¡Con el permiso de quien!? Dios mío un día de estos me vas a volver loca —grita mientras observa y señala el tatuaje en mi brazo.

La boca la tengo seca por la resaca y ella lo sabe pues es lo siguiente con lo que me ataca verbalmente.

—Tu no tienes edad para salir de fiesta y que un chico te traiga ebria, gracias a Dios fue Noah quien lo hizo —sigue gritando.

Con la voz más calmada pero con decepción en su rostro, vuelve a dirigirme la palabra.

—Ayer me encontré con una vieja amiga del Instituto, ella vivía junto a la casa de tu abuela, cruzando el lago —suspira—.  Ahora que empiezan las vacaciones... Ambas decidimos irnos con sus dos hijos a pasar el verano allá.

Ruedo los ojos y me quejo en silencio. Mi madre sabe que nunca me ha gustado ir a esa casa. Me gustaba la compañía de mi abuela cuando me visitaba, pero del resto era un suplicio.
Además, vivir junto a Dios sabe quiénes el resto del verano no suena apetecible.

—¿Y si me quedo sola en casa? Aquí hay WiFi.

—No es opción, arregla tus cosas nos vamos hoy en la tarde. —Mi madre sale por la puerta de mi habitación dejándome con esa noticia.

Duermo un poco más y me levanto a preparar mis cosas. Lo único bueno de todo este viaje es que mamá pasará más tiempo con nosotras, ¿Cómo hizo para qué esto no afectará su trabajo? No lo sé.

Con mis maletas en mano me dirijo a la sala y las dejo allí . subo las escaleras y observo a mi hermana queriendo meter todos sus peluches en una maleta ya llena.

—No van a caber. —Le Sonrió desde la puerta.

—Lo sé, pero no puedo dejar a ninguno. —Me observa triste—. Serán muchas semanas, no se pueden quedar solitos.

—Bueno, creo que en mi maleta entran algunos y en esta otro. —Tomo a un gato, a un loro y a una vaca de peluche.

Los guardo en mi maleta y observo la hora en mi teléfono móvil, marca las cinco, hora exacta que mi madre dio para la salida en carro.

La casa que era de mi abuela, queda exactamente en un pequeño pueblo del centro del país. Cada casa queda aproximadamente a un kilómetro. La más cercana, si no recuerdo mal, era una cruzando el lago. El viaje duraría más o menos veinticuatro horas en auto. Más a mi pesar, mi madre aún no aparece.
El teléfono me saca de mis pensamientos y contesto la llamada de mi madre.

—Cariño, no llegaré a tiempo para salir...

—¿Entonces no iremos?

—Dejame hablar —gruñe—. Me refiero a que yo no iré aún. Tengo que terminar unas cosas del trabajo. Así que saldré más tarde ustedes dos irán con Roxane, mi amiga.

—Bien.

Suspiro pesadamente.
Después del incidente de ayer, prefiero no llevarle la contraria a mi madre.

—Debería estar llegando en diez minutos. Pórtate bien y hazle caso. Las llaves de la casa de la abuela están en el mostrador de la cocina —susurra cansada—. las amo, cuidense.

—Te amamos, mamá. —Cuelgo la llamada.

Cinco minutos después suena un claxon en la entrada de casa. Cojo mis maletas y las de Lussy, tomo las llaves de la casa de la abuela en una mano y me despido de mi casa. No es como si no la volveré a ver, pero me da nostalgia.

Secretos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora