Capitulo 3-Niñero

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Será difícil acostumbrarme a la presencia constante de Noah. Estaba acostumbrada a mi casa sola y mi hermana en una guardería. Antes estaba acostumbrada a mi madre todo el tiempo en casa.
Ahora al llegar del Instituto me encuentro a mi hermana con su nuevo niñero. Ella lleva dos coletas y me sonríe desde el sofá donde esta haciendo su tarea.

—Hola, Zoey ¿¡Conoces a Noah!? —pregunta efusiva.

—Si, ya lo conozco, hola —saludo lánguidamente.

Me dirijo a la cocina a servirme un poco de té helado de mamá y comer unas galletas. Camino lentamente arrastrando los pies, el día ha sido muy aburrido en el instituto, las últimas semanas suelen ser así, sin mucho que hacer. Es increíble que en poco tiempo tenga que ir a la universidad, hace un año había querido ser bailarina de ballet profesional, ahora... Tendré que conformarme con cualquier cosa.

En cuanto llego a la cocina veo el frasco de galletas vacío, algo que no pasaba hace mucho. Mamá siempre lo mantiene con galletas porqué sabe que las amo. Cojo mi té helado y me dirijo a la sala molesta.

—¡Te comiste las galletas! —le grito a Lussy.

—Yo se las di como premio por portarse bien y hacer la tarea sin rodeos —interviene Noah.

—¡Eran como cincuenta galletas! ¡No le puedes dar tantas a una niña!

—Le di cinco, eran las últimas.

Escucho como Lussy se hace la víctima y sorbe por la nariz.

—No llores sin razón —sentencio hacia mi pequeña hermana.

Noah se levanta con el rostro ensombrecido y un poco encolerizado, pero no se mueve de donde está.

—No le grites más, esa no es manera de tratar a nadie, por favor anda a tu habitación y piensa en como estas tratando a tu hermana.

Por un momento su voz me hace pegar un respingo asustada, pero me repongo y sigo con mi actitud altanera. ¿Qué se cree ese chico?

—No eres mi niñero —me burlo, riendome en su cara.

—No, pero tu madre me dijo que te vigilará también. Así que sube a tu habitación.

¿Ah si? ¿Me tiene que vigilar?

—No tengo porqué hacerte caso.

Tomo mi bolso del armario donde lo había colgado y salgo de la casa. Cuando estoy en el pórtico me doy cuenta que aún llevo el vaso de té helado en la mano.

—Genial. —Lo dejo en una silla y salgo corriendo de casa.

Camino por las calles y respiro el aire fresco, me lleno los pulmones una y otra vez intentado ahuyentar las lágrimas. Sé que soy una mala hermana, una mala hija, todo esto lo sé porque soy la culpable de que papá se fuera. Y desde ese entonces es como si inconscientemente intento que mi madre y mi hermana me odien cada vez más, como si no pudiera contener mi mal temperamento y explotara cada que me molesta algo haciendo que ellas se sientan mal.

Me siento en una banca en la calle junto a un árbol. Cierro los ojos y respiro profundo para poder relajarme, fue algo que me enso mi abuela hace mucho.
Me relajo tanto que me quedo dormida, eso y el cansancio que mi cuerpo está sintiendo por las pastillas que uso para no dormir. Temo volver a tener pesadillas.

Abro los ojos y veo los autos pasar, pero el tono del ambiente es un color amarillo y la sensación es de irrealidad, el ambiente se siente húmedo y en cierto modo chicloso. Escucho como alguien toma asiento a mi lado. Me sobre salto al girar la cabeza y encontrarme con unos familiares cabellos canos.

Secretos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora