Son los amigos de Mauro, así que no tengo que arreglarme mucho, es lo único bueno de esa fiesta.
Me pongo unos vaqueros claros, botines y una chaqueta de mezclilla, intento hacer algo con mi cabello pero decido llevarlo suelto.
–Solo no aceptes ningún tipo de cigarrillo de nadie– Mauro para el auto frente a tres personas que cruzan la calle con unos tubos largos.
–Tomo nota; no aceptar cigarrillos de extraños– digo burlándome– No es a la primera fiesta de tus amigos que voy…
–Hablo en serio Lib.– conduce de nuevo– Son mis amigos y por eso se cómo son ellos– hace una pausa– ¿Sabes que? Mejor no aceptes nada de ellos, ni agua. Solo bebe lo que yo te dé ¿Está bien?
–Esta bien, solo lo que tú me des– me da risa, muchas veces él se comporta como mi hermano mayor, es muy sobreprotector en algunas cosas.
Llegamos a la casa de su amigo, es inmensa o al menos su jardín lo es; está lleno de plantas y césped y me gusta que todo sea tan verde.
Solo algunas personas están en el patio, pero al parecer sólo salen para fumar o para hablar por teléfono, no se quedan fuera mucho tiempo.
Mauro me lleva dentro la casa y pasa su brazo por mis hombros y sé que lo hace para dejar en claro que no se metan conmigo, ya lo hizo antes... y no entiendo para que me trae a una fiesta si se pondrá en ese plan…
Todos lo saludan, bromean y a los que no conozco me presenta como SU HERMANA y no con mi nombre, el “mi hermana” suena como una barrera, es una advertencia.
La música que suena, es un tipo de rock suave, me gusta. Tenía miedo de encontrar a Gaz aquí pero de hecho este no es un lugar en el que el podría estar y me tranquiliza saber que no lo veré…
–Espera, iré a ver quién tocara hoy– Quita su brazo y se va. Estoy sola y por un momento siento algo de miedo y tengo que recordarme que es casi imposible que me crucé con Gaz, porque cuando salíamos siempre se negaba a ir a las fiestas de los amigos de Mauro, simplemente porque “No le agradan ese tipo de personas” y yo también deje de asistir a estas fiestas por él, hice demasiadas cosas por ese imbécil… pero ahora no quiero pensar en él.
Veo alrededor mío y no conozco a casi nadie, sólo a algunos amigos de mi hermano, con quienes no hablo hace bastante tiempo, me sonríen y les devuelvo la sonrisa, pero no se acercan…
–No tocara nadie...– Mauro está de nuevo a mi lado con dos botellas de cerveza– Toma– me pasa una.
–¿Nadie? ¿Por qué?– pregunto
–Al parecer no trajeron instrumentos– responde, paseando la mirada por toda la sala, como si buscará algo.
Un chico que acaba de llegar lo saluda con la mano y le hace un gesto para que se acerque a él.
–Si quieres puedes ir...
–No, está bien– responde aún mirando toda la casa...– De verdad estaré bien. No aceptare caramelos de desconocidos – sonrió y hace lo mismo.
–Vamos te llevare donde están las bebidas.
Caminamos entre las personas, ahora la música suena más fuerte.
–No necesitas estar todo la fiesta encadenado a mí...– elevo la voz para que me escuche– Estaré bien.
Mauro me ignora y se queda con la mirada fija en algo o en alguien… giro para ver quién es y veo una chica de espaldas; alta, tiene el cabello ondulado, corto y de color borgoña, es Diana… Después de lo que mi hermano hizo con su mejor amiga, dudo que él tenga el valor para hablarle y parece por la forma en que la que se queda mirándola que, aunque lo niegue, a él le sigue gustando ella y mucho.
No lo pienso dos veces y la saludo, haciendo señas para que se aproxime a nosotros. Lo hago por él y en parte por mi, así no lo tendré de niñero toda la noche.
Me ve, luego ve a Mauro y parece dudar en acercarse, pero al final lo hace.
Nos saludamos y ella me da un abrazo, siempre nos llevamos bien, incluso antes de que comience salir con Mauro…
–Lib ¿Qué haces aquí?– me sonríe y mira de reojo a Mauro.
–Yo me pregunto lo mismo– respondo y se ríe– Es culpa de él… A veces tiene un poder para convencer increíble.– Mauro la mira y sonríe pero ella solo lo observa, pasamos varios segundos en silencio y siento que empiezo a incomodar– Ahora regreso, necesito ir al baño.
–Espera yo…– Mauro me toma del brazo.
–Puedo cuidarme sola, tranquilo – le susurró y él me deja ir.
Me alejo un poco y giro para verlos, parece que están hablando. Me gustaba cuando estaban juntos; Diana sacaba lo mejor de mi hermano y era la única que podía controlarlo un poco. No estoy segura de la razón por la que rompieron, pero podría apostar que fue culpa de Mauro.
Camino un poco y veo una pantalla gigante que pasa videos de música, a la que están conectados los parlantes, hay un sofá grande frente a esta y me siento; aun me queda media botella de cerveza, así que no tendré que volver con ellos dentro de un tiempo.
–¿Puedo sentarme?– preguntan y no me dan tiempo a responder.
Volteo y Santiago está sentado a mi lado. Lleva una sudadera negra, vaqueros oscuros y converse negras.
Después de la película de hoy no hablamos más y me gusta verlo aquí, conocer a alguien hace que me sienta un poco más cómoda y menos cómo una marginada...
–¿Sola otra vez?– se lleva el cabello hacia atrás.
–Creí que quedamos que no me preguntarías eso de nuevo.
–No tenía que hacerlo – toma un sorbo de su cerveza– Pero creo que soy propenso a hacer cosas que no debería...– dice eso y se queda mirando la pantalla en silencio.
–No pensé que te encontraría aquí. Desapareciste ¿Cuánto? ¿Una semana…?– y me doy cuenta tarde de que eso suena cómo un reclamo y no puedo retractarme.
–¿Entonces me extrañaste?–levanta una ceja y sonríe, ahora su atención está en mí.
–Yo no…– no sé qué responderle y me llevo la cerveza a la boca, se sigue manteniendo fría y me alegra, porque la cerveza caliente sabe horrible… – Parece que yo soy propensa a decir cosas que no debería.
Ambos nos reímos. Hoy hay algo distinto en él, sus ojos tienen un tono verde y un brillo diferente, que tal vez sea un efecto de alcohol pero me gusta como brillan.
Thiago también me mira y nos quedamos unos segundos así, solo observándonos, él acerca su mano a mí y lleva un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, el roce de su mano con mi piel; es cálido y me gusta…
–Aquí estas.– abrazan por detrás a Santiago y el rompe el contacto visual conmigo.– Te busque por toda la casa
Renata está detrás de él y le da un beso en la mejilla, Santiago sonríe ante su gesto.
–Lo siento, estaba hablando con Lib– me mira de nuevo pero yo evito mirarlo a los ojos y sonrió a Renata.
–Libertad ¿Estas mejor?– pregunta y pasa una mano por el cabello de Santiago, desordenándolo– Desde que rompiste con Gastón nadie volvió a verte. Pensé que estabas muy depri…
–Estoy bien. Gracias– la interrumpo y me levanto del sofá. Tomo el ultimo sorbo de cerveza que me queda– Iré por otra– digo dejando la botella en una mesita que hay frente a nosotros.
Les dedico la mejor sonrisa que puedo, me alejo e intento resistir las ganas de girar para verlos y de verdad me cuesta demasiado no hacerlo.
No sé por qué, pero ver a Renata acariciar su cabello, abrazarlo y estar tan cerca a Santiago me molesto, no son celos; no pueden ser celos; porque para sentir celos tiene que existir otro sentimiento más ¿Verdad? Y es imposible que sienta algo por Santiago porque, aún siento mucho por Gaz...
Tal vez solo me puse así por Renata y por la historia que tenemos ambas con Gastón. Se que ella no es mala, a pesar de todo fue Renata quien me dijo que Gaz me engañaba y el que hayamos tenido varios roces no la hace la Bruja mala del Oeste...
A pesar de que no me agrade del todo, ella no es mala persona...
Y la verdad no se que hago pensando tanto en todo esto, si están juntos no es mi problema y no tiene porque importarme.
Recorro toda la casa para buscar a Mauro, pero no lo encuentro en ninguna parte, ni a él ni a Diana.
Tomo otra cerveza y paseo varias veces por los pasillos, entro a la cocina y me subo a uno de los mesones, cruzó las piernas y me quedo sentada ahí con mi teléfono en la mano, esperando alguna llamada de Mauro o algo, pero no hay nada…
Veo lo que un grupo de cinco chicos preparan una bebida, mezclan: vodka, singani, ron y una bebida más que no se que es, quieren morir... Colocan toda la mezcla en una jarra y comienzan a tomar por turnos y después de la cuarta ronda ya parecen algo mareados, pero siguen tomando. Uno sale de la ronda y vomita en el lavaplatos; tengo que mirar a otro lado, para no seguirlo y terminar yo también en el lavaplatos... Se limpia la boca con el brazo y se va, ahora solo quedan cuatro. El gordito del grupo rechaza el vaso y sale de la cocina con honor y no como su amigo que salió antes. Los otros tres siguen tomando y creo que no les hace ningún efecto porque se los ve super bien, son seres inmortales, superhéroes... Acaban la jarra y salen riendo de la cocina, yo quisiera tener un poco de esa inmunidad al alcohol...
Mi teléfono vibra y es un mensaje de Mauro.
“Llevare a Diana a su casa. No tardare mucho, solo no recibas nada de nadie”
Después de casi hora y media ya podía haber recibido muchas cosas, estar drogada en un rincón de esta casa y el recién se preocupa por mí...
Solo espero que después de “Llevarla a casa” estén bien y que Mauro no solo la lastime de nuevo.
Agarro otra cerveza y decido ir al patio a tomarla, ya me aburrí de dar vueltas por la casa, sin hablar con nadie... y creo que eso es culpa de Mauro; por que los chicos me ven pero no se acercan, es como si tuviese un letrero gigante de PELIGRO encima mío…
Me gusta el jardín; es grande, tranquilo y con la música de fondo es el lugar perfecto.
Me siento en el césped y apoyo la espalda en uno de los muros de la casa.
Cierro los ojos y solo me concentro en escuchar la música y sentir la suave brisa y la frescura de todas las plantas que hay, es relajante y me agrada esa sensación de paz que me da todo esto.
–¡Joder!
Y así desaparece mi paz, abro los ojos para ver quien me roba ese momento de tranquilidad y veo a Santiago recoger un vaso del piso. Parece que derramo su bebida; una parte en el césped y otra en su sudadera.
Lo veo en silencio, mientras trata de mantener el equilibrio para no caer después de levantar el vaso. Se frota el puente de la nariz y me mira.
–Hola– dice y pasa su mano por la mancha que dejo en su sudadera.
– ¿Puedo…Puedo sentarme ahí?–señala donde yo estoy– ¿Porque cada que te veo pregunto lo mismo?– y antes de que diga algo él se acerca– Tampoco sé porque siempre que te veo estas tan sola…
–Gracias– digo sarcásticamente y le doy un sorbo a mi cerveza.
–No, es algo bueno ¿sabes? Porque siempre te encuentro sola…– se sienta junto a mí– Desde la primera vez que te vi…– sonríe para si– Sola y de alguna manera triste…
–Ya no quiero hablar de mi patética soledad.– tomo otro trago de mi cerveza y lo ignoro.
No decimos nada más, estamos solo con la música, él apoya la cabeza en la pared y cierra los ojos.
Parece que bebió demasiado, tiene la parte del cabello largo sobre su frente y siento ganas de llevarlo hacia atrás pero la imagen de Renata despeinándolo evita que lo haga.
–Baila conmigo– dice sin abrir los ojos
–¿Qué? ¿Estás loco?– Tal vez no este loco pero si esta ebrio y ahora para mí eso es casi lo mismo.
–Vamos, es solo un baile…
–Pero ¿Aquí? Nos miraran y ese tipo de canción...– señalo el aire, como si señalara la canción. – Además tu novia está dentro la casa y no quiero…
Santiago sigue con la cabeza apoyada en la pared solo que ahora tiene los ojos abiertos y mira para arriba, lo escucho suspirar pero no dice nada.
Estamos de nuevo en silencio durante unos segundos, mientras empieza otra canción.
¿Qué estoy haciendo?
–Esta bien– me levanto y quedo parada frente a el– ¿Y…?
Sé que no debería hacer esto, Renata esta con él y está esperando en algún lugar dentro de la fiesta, pero una parte de mi si quiere y esa parte es la que gana.
Me mira extrañado y luego sonríe, se levanta y ahora esta justo frente a mí.
–Solo esta canción– digo y reviso que no haya personas cerca, no hay nadie.
–Perfecto–tira de mi brazo y me acerca a el.
–Borra esa estúpida sonrisa– nuestros rostros están a centímetros de distancia– Es solo un baile.
Lanza una pequeña risa y comienza a llevarme al ritmo de Total Eclipse Of The Heart, aunque la versión que suena ahora no es la original, me gusta.
Desliza una mano por mi espalda baja.
–Esto es un poco absurdo ya nadie baila así…
Sonríe ante mi comentario, estoy nerviosa y no sé qué más hacer. Con su otra mano acomoda las mías alrededor de su cuello, envuelve mi espalda y me acerca más a él.
–¿Por qué no dices nada? – pregunto, tratando de atenuar un poco mis nervios con una conversación, pero él no responde…
Sólo sigue la música y yo empiezo a seguirlo a él.
Apoya su barbilla en mi cabeza y sus manos me atraen a él una vez más, tomo aire y trato de relajarme como él. Cierro mis ojos y me apoyo en Santiago, los nervios que tenía van desapareciendo y me siento bien con él. Es extraño como un baile puede ser algo tan íntimo, nuestros cuerpos se conectan y saben que hacer y cómo moverse exactamente... Siento que mi corazón late cada vez más fuerte, tanto que estoy segura de que él puede sentirlo.
Me atrae un poco más hacia él y ahora junta su frente con la mía. Recorre mi espalda suavemente con su mano y solo no quiero que la canción acabe…
Seguimos así durante un par de minutos, es como si no existiera nadie más que nosotros dos. Lo miro y aún tiene ese mechón de cabellos sobre su rostro, sin decir nada; acerco mi mano y lo llevo para atrás, como él siempre lo hace. Al sentir el contacto de mi piel con la suya Thiago cierra los ojos y estrecha con más fuerza sus manos a mi cintura. Siento una electricidad que pasa por todo mi cuerpo y puedo sentir como también pasa por el suyo...
Sus ojos me miran de una manera extraña, como si quisiesen comunicar más de lo que él puede hacerlo, va acortando la distancia entre nuestros rostros y su respiración se mezcla con la mía, cierra los ojos y también quiero hacerlo, dejarme llevar… pero no está bien; no está bien por Renata, por él y por mi…
–Termino– digo casi susurrando y me aparto con esfuerzo de él. – La canción acabo…
Doy un paso hacia atrás para poner algo de distancia entre nosotros, intentó que mi respiración vuela a la normalidad.
Thiago se acerca para romper la distancia que yo puse entre ambos y no dice nada, solo me mira con demasiada intensidad.
–Yo… Entrare ahora, Mauro debe estar por llegar.– me alejo y él no dice nada y solo su mirada hace que se me complique respirar.– ¿Todo bien?– preguntó y él asiente con la cabeza.
No digo nada más y camino hacia la entrada de la casa.
–Mierda...– logro escuchar que murmulla y giro para verlo, tiene ambas manos en el rostro; se queda así unos segundos y luego las mueve para arriba llevando todo su cabello atrás...
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¡Hoaaa!
Si llegaron hasta aquí tengo unas cositas que decirles:
1ro: Espero que les guste este capítulo💜
¿Qué les parece Santiago?😏😏
¿Qué creen que pasará entre Lib y Thiago?
Díganme ¿Qué les gustaría que pase?😌💕
2do: Muchas, muchísimas gracias por leerme. De verdad a tod@s los que se toman un tiempito para leer mi historia, votar y comentar, se merecen lo mejor❤ ¡Los quiero muchísimo!
3ro: Estoy tardando un poco más en subir los capítulos porque la Universidad me tiene sin tiempo, pero intentaré actualizar todos los martes y sábados (Haré todo lo posible😅)
4to: Dejo canciones en cada capítulo para que las escuchen mientras leen (Esta bien, algunos capítulos no las tienen pero estoy en eso...) 😅
Y... Gracias por su apoyo💜
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