Hoy es mi cita con la ginecóloga, estas semanas se me hicieron muy rápido a pesar de pasármela en REPOSO TOTAL. Enfatizo reposo total porque nadie me dejó moverme para nada de la cama.
Si tenía que ir al baño, iba y regresaba acostarme; si debía comer, Sofí traía mi desayuno hasta la cama y aunque todos se preocuparan por mí, esto era un completo fastidio. Me aburre estar encerrada, no importa si están o no conmigo, ¡necesito salir!, ojalá Rebeca me diga que ya puedo moverme como antes o me volveré loca.
Algo bueno es que James se ha estado comportando de maravilla conmigo, hasta hace tres días. Dijo que iría a trabajar y regreso entre una y dos de la madrugada todo desarreglado, nada que ver con lo elegante de cómo sale en las mañanas. A de creer que estoy dormida y por eso no me doy cuenta de cuando llega, pero si lo hago.
Ni un beso o algo me da, incluso en las mañanas se va antes que despierte, lo sé porque deja una nota junto al desayuno diciendo, "fui a trabajar, regreso más tarde. Te amo."
Éste piensa que me verá la cara de idiota y está equivocado, algo me oculta y lo voy a descubrir.
-Estoy cansada de que haga lo mismo - dije mirando a través del espejo a Liz mientas terminaba de arreglarme - Llega noche, desarreglado y encima apestando a perfume barato de mujer. Me provoca asco, además siento que ese perfume lo he olido antes.
-Alex, la empresa y la mafia le están consumiendo mucho tiempo.
-Eso lo entiendo, pero no responde mis dudas Lizeth. En fin - suspiré pesadamente - Vámonos antes de que se haga tarde - agarré mis cosas y bajamos. En la entrada encontramos a Sofí y James, el susodicho venía entrando.
-¿No irías a trabajar?
-Tuve una junta hoy por la mañana y regrese para acompañarte, ¿nos vamos? - hablo neutral.
-Liz iba acompañarme.
-No importa - sonrió moviendo su mano - Si James te acompaña me quedo.
Nos quedamos mirando y en su mismo tono le respondí un, "okey, vámonos" y partimos rumbo al hospital.
No le hable, miraba por la ventana del auto hasta que saque mi celular. Tenía un mensaje de Dylan donde decía que todo saldría bien y así por fin podría salir con él, adjuntando un video de él y Nico haciendo ridiculeces.
-¿De qué te ríes? - James me miró de reojo, entre risas lo voltee a ver.
-Dylan me mandó un video donde está haciendo tonterías con Nicolás - apretó el volante.
-Le agradezco que me llevara a casa. Sin embargo, sigue desagradándome.
-¿Por qué no te agrada?
-Porque le gustas, porque no solo quiere que seas su amiga y eso me enoja - apretó la mandíbula, literalmente estrangulando el volante con ambas manos.
-James, deja tus celos. Dylan ya tiene claro que jamás lo veré como algo más - me quede mirándolo; algo rojo capto mi atención.
El cuello de la camisa tenía una mancha roja - Demonios, que no sea lo que estoy pensando - estire mi mano tocando pasando los dedos por la mancha recién hecha.
-Maldita sea, Miller - musite en voz alta sintiéndome decepcionada nuevamente - ¿De quién es esa mancha de labial que tienes en el cuello de la camisa? - agrandó los ojos y pasó saliva.
Me miró de reojo nervioso - ¿De qué hablas? - hablar como si nada fue una mala decisión, solo me hizo enojar.
-No te hagas el estúpido, sabes perfectamente a que me refiero. Dime de una puta vez de quién es ese labial, o mejor dicho - hice una pausa conteniendo las ganas de llorar - ¿Con quién estabas? - lo miré frívola hablando de igual manera.
-Tranquilízate por favor, puede hacerle daño al bebé - su maldita tranquilidad aumenta los decibeles de mi furia. Odio que le dé vueltas al asunto.
-No me cambies la conversación y ¡habla de una puta vez!
No respondió, se orilló deteniendo el auto a lado de la carretera. Revolvió su cabello y volteo a verme.
-No te diré de quién es y no, no voy a negar que es una mancha de labial - cínico - Y por favor, quiero pedirte que no te hagas ideas erróneas. No te engaño con otra, jamás lo haría - descarado - Solo... Solo confía en mí, ¿puedes?, prometo contarte todo cuando tú y el bebé estén bien.
Su mirada refleja secreto, angustia, temor; no miente respecto a no ponerme el cuerno y eso es precisamente lo que me angustia.
Malditos secretos.
-Miller...
-Ti fidi di me, amore? (¿Confías en mí, amor?)
Suspire asintiendo, dejó un casto beso en mis labios y volvió a acomodarse en su lugar, retomando el camino.
Todas las mujeres tenemos un sexto sentido, huelo sus nervios y estoy segura de que su secreto tiene una melena rubia.
-Alexandra, buenas noticias - Rebeca dejo de ver el monitor y me miró sonriendo - El bebé se encuentra en perfecto estado. Ya no hay un peligro inminente, podrás retomar tus actividades e incluso a tener sexo - los colores se me subieron a la cabeza, apreté la mano de James avergonzada. Limpió mi vientre y baje de la camilla - Sigue tomando las pastillas y eso sería todo, cuídate mucho para que no vuelva a ver ninguna complicación.
Al fin mi bebé esta fuera de peligro, seguiré cuidándome para no volverlo a poner en riesgo. Rebeca me dio el folder con las fotos de la segunda ecografía y salimos.
-Me alegra que nuestro hijo ya este fuera de peligro - sonrió tranquilo montándose al auto.
-A mí también.
-¿Quieres ir a comer o regresamos a la casa?
-La primera opción, tengo demasiada hambre - con el embarazo me da muchísima hambre, lo mejor es que no me dan tantas náuseas y rara la vez me dan asco las cosas.
Condujo a un restaurante rustico alejado de la ciudad, la decoración me gusta.
-¿Te gusta?
-Es bonito, no es de mucho lujo y el personal es muy amable, me agrada.
-Me alegra que te guste, ¿qué vas a pedir? - mire la carta del menú y apenas visualizar el nombre de "pasta a la boloñesa", se hizo agua la boca. Él pidió un filete y su vino tinto.
Durante la comida platicamos de negocios - Empresa y mafia - sin hablar muy alto y en palabras clave para no ser descubiertos. Dijo que pronto habría una fiesta a la que irían algunos mafiosos de los pesados, claro que no tanto porque jamás podrán superar al rey.
Pago y salimos del restaurante -Todos irán con su acompañante - mencionó caminando hacia el auto entrelazando nuestras manos - Te iba a llevar, pero dadas las circunstancias no creo que sea lo mejor.
-Iré - dije segura. Ya estoy mucho mejor y puedo salir, debo cuidarme, pero no solo volveré a caer en la rutina de ir a la escuela y regresa a casa. Además, quiero descubrir lo que James está ocultándome.
-La doctora dijo que debes cuidarte - menciono al instante.
-Sí y también dijo que puedo retomar mi vida como antes, tendré cuidado y así podré ir contigo a esa fiesta o hacer cualquier otra cosa - sus ojos oscurecieron, conozco esa mirada felina.
Me aprisionó entre él y el auto -¿Cualquier otra cosa? - ronroneo seductor con su voz ronca cerca de mi oído. Un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal, alborotándome las hormonas.
-Si - respondí con la respiración agitada, su cercanía si ya me ponía mal, estando embarazada me pone peor.
-¿Incluyendo hacer el amor? - cerré los ojos sintiendo un pequeño mordisco en mi cuello.
Casi mojo las bragas de tan solo imaginar lo que quiere hacer - James... basta - pase saliva afianzándome de su saco.
-Sé que lo deseas tanto como yo amor - me hizo mirarlo a los ojos hablando a escasos centímetros de mis labios - Te diré lo que haré - su silenció aumento mi excitación, porque sí, James tiene la habilidad de excitarme con solo unas palabras - Nos iremos directo a mi apartamento y apenas cerremos la puerta me apoderaré de tus labios mientras te desnudo completa hasta llegar a la habitación. Te tumbaré en la cama y te voy a poseer hasta quedar completamente extasiados.
Demonios, como decir no a tan tentadora propuesta.
Nos espera una larga, larga noche.