Kira sobrevolaba la ciudad, manteniendo la vista fija en su pueblo. Hasta ahora, todo parecía estar en orden y no había rastro alguno de Ultrón. No obstante, Kira sabía que es cuestión de tiempo para que el robot haga su aparición estelar. Él aparecería o haría un ataque en el momento que menos lo esperaran.
Y así fue.
Un estruendo se escuchó desde el suelo, atrayendo la atención de la platinada, una réplica de menor tamaño de Ultrón aparecía en tierra para atacar a la gente. Kira estuvo por dirigirse a él pero otro robot la tomó por sorpresa, abalanzándose sobre ella.
Kira gritó. Fue algo que salió de su boca en automático, sin embargo, enfrentó al robot. Escuchó a Barton llamándola por el comunicador, pero lo ignoró, ella quería librarse del «ultrón» primero.
El forcejeo entre ambos hizo que Kira descendiera, ella podía sentir el frío metal de las manos del robot sobre su cuello, privándola del aire. Kira gruñó; dejó los hombros metálicos del robot y con su puño le atravesó el pecho. Kira notó como la luz rojiza de los ojos de la máquina se apagaba dándole a entender que ha acabado con él. El agarre en su cuello terminó y la chica giró el cuerpo metálico justo a tiempo para que éste se estampara contra el suelo y con ayuda de sus alas, ella logró caer de pie.
— ¿Estás bien, Kira? — escuchó a Barton en el comunicador.
— Lo estoy. Me tomaron desprevenida, pero lo tengo bajo control.
Kira no podía verlo. Pero Barton respiró aliviado.
— Mantenlo así.
— Copiado.
Bromeó ella. Sabía por las películas que esa palabra forma parte de la «jerga» de los espías, por lo que le pareció buena idea decirla.
Barton rió. Y Kira disfrutó al escucharlo reír.
Más robots se acercaron a ella atrayendo su atención, la invasión ha comenzado. Kira avanzó sin miedo alguno hacia ellos, y a cada uno lo derrotó. Un golpe limpio en sus núcleos, cabezas desprendidas del cuerpo o patadas fuertes contra los cuerpos metálicos bastaban para dejarlos fuera de juego.
Estaba por destruir al décimo robot cuando escuchó la voz de Ultrón a través de una de sus creaciones. Ultrón comenzaba con su discurso de mejoramiento de raza. Kira sintió como la sangre le hervía del coraje. Tomó un pedazo de concreto con una mano y lo lanzó al Ultrón más cercano, volándole la cabeza para hacerle callar, pero otro más le reemplazó.
— Cuando esto finalice, los únicos seres que quedarán, serán de metal.
Kira gruñó, repitió la acción anterior y el cuerpo metálico cayó al suelo. Ella estaba enojada, enojada con Ultrón por querer arrasar con toda la humanidad y con ella misma por haberle ayudado a llevar a cabo parte de su plan.
Los robots surgieron de nuevo, atacando a todo aquel que se moviera en la tierra, por lo que Kira se apresuró a ayudar a todo aquel que necesitase de ella.
— No dejaré que te salgas con la tuya — dijo entre dientes la Maximoff, para después destrozar una cabeza metálica de un solo pisotón.
La adrenalina corría por el cuerpo de la Maximoff mayor, haciéndole sentirse bien con cada robot que lograba destruir. Atacaba sin detenerse, no importaba si el robot estaba en tierra o en aire, Kira Maximoff iba por todos.
Podía sentir como el enojo y el resto de las emociones que había acumulado por tanto tiempo, finalmente salían de su cuerpo. Ella podía destrozar algo sin que tuviera repercusiones después y eso le daba cierto toque de paz dentro de ella.
— Área despejada — comentó ella cuando acabó con los robots en una zona.
— No, no esta nada despejada — escuchó al Capitán América decir entre dientes, Kira se permitió reírse de él.
Vislumbró a unos cuantos sobrevolar por encima de ella y no dudó en ir tras ellos. Los alcanzó en el aire, y en cuestión de segundos, acabó con ellos.
Sus ojos esmeralda recorrieron la tierra, estaba sobrevolando el bosque, notó algo correr entre los árboles y la nieve; Kira distinguió la melena roja.
«¿No se había ido con Banner?» pensó Kira; descendió un poco haciéndose notar con Black Widow.
— ¡Romanoff!
La vengadora levantó la vista hacia la platinada. Kira le señaló una pequeña elevación de tierra al frente y Natasha entendió.
A toda prisa la vengadora corrió en dirección a la elevación y al llegar al final de ésta dio un gran salto al aire. Kira apresuró el vuelo, alcanzándola y atrapándola justo a tiempo con sus dos manos. Natasha se aferró a los brazos de la Maximoff y ésta se elevó por sobre los árboles en dirección a la ciudad.
«Presumida» pensó Natasha y una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
Natasha sintió un ligero mareo pero logró recomponerse al instante. La vista de la arboleda era maravillosa y disfrutaría de ella antes e adentrarse de lleno en la batalla.
Cuando los edificios se hicieron presentes, Kira voló a la plaza central, era el lugar más concurrido y por ende favorito de la amenaza robótica para atacar a las personas.
— El Cap necesita ayuda — avisó Kira.
— Lánzame.
Kira balanceó los brazos al frente, en sincronía con el cuerpo de Natasha, como si la pelirroja estuviese haciendo un acto cirquense.
— En 3, 2, 1...
Kira la lanzó, en el aire, Romanoff logró dar con gracia una voltereta y caer perfectamente en el suelo. La pelirroja levantó la vista hacia su compañera y le sonrió.
«Presumida» pensó la platinada y después le regresó la sonrisa.
Segundos después, ambas peleaban lado a lado con El Capitán América.
•••
Los robots invadían Sokovia, no había un lugar en donde no estuvieran. Pietro Maximoff corría de un lado a otro, deshaciéndose de las máquinas de metal. Disfrutaba demasiado de cada golpe que le daba a esos invasores robóticos.
Pietro escuchó el grito de alguien a escasa distancia de él, un robot tenía acorralados a unos ciudadanos en la cuadra siguiente, el velocista corrió y en segundos el robot estaba hecho añicos.
— Procuren no estar en las calles, busquen un refugio — les pidió él.
— ¿Cómo corres tan rápido? — preguntó un niño, haciendo caso omiso a lo que Pietro había dicho con anterioridad.
Pietro sonrió.
— Experimentaron conmigo — replicó el Maximoff sin filtro alguno, causando confusión en el menor.
Cuando Pietro se dio cuenta de que no debió dar aquella respuesta, ya era tarde. La madre del niño se lo estaba llevando lejos. Se vio tentado a corregir su error, pero más robots seguían apareciendo, así que continuó con la pelea.
•••
Todo era un completo caos, la invasión de robots era demasiada, y parecía no tener fin alguno, con cada robot que se destruía aparecían dos o tres más para complicar más la situación. Aún así, los Vengadores seguían dando pelea, sabían que tenían que destruir a los seres metálicos, o esto se expandiría aún más.
Aunque ya era demasiado tarde para pensar en ello. Ultrón ya estaba dando su siguiente paso: La tierra pronto comenzó a moverse, todas las personas las personas Sokovia se apresuraron a sujetarse de algo, el piso se cuarteaba, dejando grandes grietas que aumentaban de tamaño a cada segundo.
— ¿Stark? — el Capitán miró a los aires.
Su compañero salía del radio de la ciudad, para ver mejor el panorama, a la par que su sistema operativo le advertía lo que sucedía.
Kira que permanecía en la plaza central, ascendió también, sus ojos esmeralda se abrieron de más al comprender lo que sucedía.
— La ciudad... — susurró — Ustedes Vengadores, serán mi meteoro —. Repitió las palabras dichas por Ultrón con anterioridad. Dando así, sentido a lo que sucedía.
— ¿Viernes? — La voz de Stark sonaba preocupada.
— El núcleo de vibranio tiene un campo magnético, eso mantiene unida a la roca.
— ¿Qué pasa si cae? — Stark ya tenía una idea, pero como todo hombre de ciencia, necesitaba tener una verificación para su hipótesis.
— A esta altura, morirían miles y a suficiente altura, extensión global.
Esas últimas dos palabras bastaron para que Tony Stark se pusiera completamente pálido. Su corazón latía con fuerza y aunque Viernes detectó la repentina ansiedad, dedujo que se debía por la noticia abrumadora que había compartido con él.
Apenas Viernes daría su recomendación a Stark de nivelar su sistema, cuando detectó vida humana en un edificio apunto de colapsar.
— Ese edificio aun no ha sido evacuado. Piso 10.
Iron Man salió del trance y voló a toda prisa al edificio. Espantó a las personas — más de lo que ya estaban — con su entrada repentina, sin embargo no dudaron en hacerle caso de meterse a la bañera cuando se los ordenó para que así pudieran salir todos a salvo.
Los sokovianos recién rescatados vieron desde los cielos su ciudad ser destrozada y en ese momento, sus corazones se partieron, todo lo que habían conseguido en su vida —mucho o poco— estaba siendo destruido y ahora no tenían nada.
La mujer sokoviana agarró la mano de su esposo, había notado la mirada de desesperanza en sus ojos, le dio un fuerte apretón y ambos asintieron. Al menos se tenían a ellos y a su pequeño hijo.
Stark dejó la bañera en el suelo y les ordenó que salieran a buscar un refugio, pero apenas salían de la tina, cuando una explosión cercana se produjo cerca de ellos. Los sokovianos quedaron helados del susto, Stark usó uno de sus proyectiles para despedazar el concreto que venía hacia ellos, pero al erradicar ese, notó que venía otro más justo detrás del recién destruido, ya estaba preparando otro proyectil para repetir el proceso, cuando Kira apareció frente a ellos, interponiendose entre el concreto y los civiles.
Todo pasó muy rápido. Los ojos verdes de Kira se encendieron, concentró su fuerza en sus manos y acto seguido éstos se impactaron contra el concreto convirtiéndolo en mil pedazos. Los restos generaron una nueva ola de polvo sobre ellos, una que disipó rápidamente con el aleteo de sus alas.
Kira giró hacia los civiles, quienes la veían completamente asombrados, ella los escaneó con su mirada buscando heridas, pero no las encontró. Era una buena señal.
— Todos están bien ¿verdad? — no esperó una respuesta siquiera, solo siguió hablando y movilizando a los sokovianos que seguían en una especie de trance —. Vayan al bosque, por el momento ahí estarán más seguros que en la ciudad.
— Gra-Gracias — fue lo único que pudieron decir los civiles. El pequeño la miró y levantó sus pulgares en señal de aprobación. Kira rió.
— Ve, ponte a salvo.
El niño asintió y se fue con sus padres rumbo al bosque, cuando Kira giró para volverse a la ciudad, se topó con Iron Man frente a ella. No podía verle el rostro, por el casco pero podía apostar que no dejaba de mirarla.
— Buen trabajo — dijo Stark — ¿Estás bien?
Kira arqueó la ceja. Sorprendiéndose de escuchar aquella pregunta, jamás se había imaginado que precisamente él fuese a llegar a preguntar por su condición. Y Stark pensaba lo mismo.
— Sí, estoy bien — Stark asintió, Kira también y ninguno dijo nada más.
— Hay robots en el aire, se dirigen hacia el puente — anunció Viernes, y ambos agradecieron que rompiera el incomodo silencio.
— Cap, tendrás compañía.
Por el comunicador, escucharon a Rogers ser atacado.
— La compañía ya vino — anunció Rogers, adolorido, un robot lo había estampado contra el cofre de un coche.
— Voy en camino — anunció Kira y emprendió vuelo hacia el puente sin más. Stark la miró partir.
— Sigue así y comenzarás a ganarte un sueldo.
— Te escuché.
— Ese era el punto, niña.
Kira rodó los ojos.
— Stark, déjala en paz y asegúrate de aterrizar la ciudad a salvo — dijo Steve, a la par que acomodaba su escudo en su brazo —. Los demás tenemos una misión, acabar con estas cosas. Si los golpean, devuelvan el golpe, si los matan... — hubo una ligera pausa, Steve no quería ni mencionar tal cosa, pero en cada batalla siempre existía la posibilidad de tener alguna baja — hay que revivir.
Kira aterrizó justo al frente del Capitán, los dos intercambiaron miradas por unos segundos.
— Sí podemos — aseguró el Capitán, Kira asintió confirmandolo y acto seguido, los dos defendían el puente lado a lado.