4 «Completos»

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Dos días más pasaron, llegando a los seis en total, de los siete días que el Barón Strucker le había dado como prorroga a la Maximoff mayor para ser de utilidad; y ella sólo había incrementado su fuerza física, su inteligencia y su agilidad al hacer las cosas, pero fuera de eso nada más.

Strucker estaba tentado a darle fin a la vida de aquella rubia y quedarse solamente con los gemelos.

La luz azulada volvió a dar directo en la espalda de Kira, causándole un gran grito desde lo más profundo de su garganta. Al otro lado de la base de HYDRA, los gemelos yacían en sus habitaciones sentados en sus camas tapándose los oídos con sus manos para no escuchar a su hermana gritar. Ellos habían bajado el ritmo en las pruebas y ahora estaban siendo castigados, oyendo por los parlantes a Kira y su sufrimiento.

La luz cesó y Kira respiró hondo, pero así como la luz cesó, volvió a ella, la rubia apretó con fuerza los mangos de la silla metálica, deformando el metal, el Doctor sonrió por ello, pero la risa se le fue cuando a la chica volvió a cambiarle el color de su cabello. Éste se estaba volviendo más pálido, tomando un color entre grisáceo y blanco.

— Platinado— susurró el Doctor, soltó la cadena y las persianas se cerraron, Kira volvió a tomar aire — como el hermano — la chica regresó a verlo confundida — sí, tu hermano también tiene la misma tonalidad de cabello ahora.

El Doctor le tomó un mechón y Kira movió su cabeza para evitar el contacto. Éste fue de nuevo a donde está la cadena colgando. La chica agachó su cabeza un poco haciendo que su cabello se fuese hacia delante, ahí pudo notar el nuevo color, se imaginó a Pietro con el mismo tono y se permitió sonreír un poco. Al menos el cambio lo estaban pasando juntos y seguirían pareciendo hermanos a pesar de todo.

— Quiero ver a mis hermanos — pidió la chica mostrando firmeza en su voz —. A ambos.

— No lo creo— la luz del cetro entró en la habitación y Kira volvió a sentir aquel dolor desgarrador en su espalda.

La chica apretó su agarre en el mango de la silla, siguiendo deformando el metal con la fuerza que incrementaba cada vez más. Kira cerró los ojos y apretó la mandíbula para contener el grito, sintió como toda su columna vertebral se movía, como si sus huesos internos se estuvieses acomodando de alguna manera y ella se asustó por ello.

Kira Maximoff, abrió los ojos de golpe, éstos se pusieron de un verde más intenso y Kira dejó salir un grito agudo en cuanto sintió como algo le brotaba de la espalda. Entonces, todo pasó en cámara lenta para ella.

Las cadenas se rompieron, librándole los tobillos y sus manos. Logró ponerse de pie y en un impulso ella saltó hacia arriba, en el proceso unas grandes alas blancas salieron en su totalidad de su espalda, permitiéndole permanecer en el aire. Kira confundida y sorprendida — pero más confundida — miró sus alas nuevas, éstas eran lo suficientemente largas como para ocupar casi todo el ancho de la habitación.

Kira sonrió.

Escuchó como la grava era pisada y recordó que ella no era la única en la habitación. Aun en el aire, se dio la vuelta para dar con el Doctor que le veía impresionado y algo asustado. La chica descendió hasta él, volviendo a colocar sus pies descalzos en el frío suelo, pero manteniendo sus alas extendidas. Le tomó del cuello al hombre y le levantó alejándolo del suelo.

— Quiero ver a mis hermanos ¡Ahora! — dijo Kira con firmeza y apretó el agarre del cuello en el Doctor, causándole solo un poco de dolor a comparación de todo lo que él le hizo pasar en los últimos cinco días.

La alarmas suenas en la base y Kira regresa a ver a la cámara de la esquina, deja caer en el suelo al Doctor y con sus alas se dirige hacia ella.

— Mis hermanos ¡Ahora! — dice la mayor de los Maximoff para después tomar la cámara con su mano derecha, arrancarla de su soporte y destrozarla con su mano.

FALLEN ANGEL » CLINT BARTON.Where stories live. Discover now