Francisco Palmer.
Fumaba un habano mientras pensaba que junto en este momento ya deben estar trayendo mis hombres a la hija de Mark. Ya que el rey y reina están peleados, aproveche el momento para tenderla una emboscada y debo admitir que April ha sido de mucha ayuda esta vez.
Estaba por servirme una copa de whisky cuando tocaron la puerta - Adelante - enseguida entró uno de mis hombres a la oficina. Parecía agitado.
-¿Y bien?, ¿Dónde la dejaron? - pregunté sin mirarle.
-Señor, los hombres del rey llegaron y mataron a los nuestros... No tenemos a la hija de Coleman - solté un golpe en mi escritorio y voltee a encararlo enojado.
Gustav agacho la cabeza - Pero Señor, uno de los chicos hirió a la reina - ¿la hirieron?, esa noticia me alegra un poco. Seguramente el rey y toda el clan Miller Coleman ha de estar sufriendo - Hay algo más que creo le puede interesar.
-Yo se lo diré y largo de aquí - entró April enfurecida gritándole a Gustav - Si ellos viven juro que te mataré por imbécil - el chico salió dejándonos a solas.
-Y bien ¿qué es lo interesante?
-Está embarazada - soltó rabiosa - Esa perra está embarazada de James y no voy a permitir que esa cosa nazca.
-No, eso no puede ser cierto.
-Pues créelo porque es cierto.
-Eso es un problema y no puedes dejar que ese bebé nazca - cerré los ojos apretando las manos en puños - Encárgate de eso April, ¡YA! - grite e inmediatamente salió.
Que Coleman este esperando un hijo del rey es un problema, lo que menos quiero es que exista un descendiente. Si ese bebé nace, cuando crezca va a querer matarme para vengar a sus padres y quedarse con el lugar que yo quiero y debería tener.
No, en definitiva no lo permitiré.
Alexandra Coleman
Abro mis ojos despacio, acostumbrándome a la luz y al lugar. Una chica vestida de blanco se acercó a mí.
-Qué bueno que ya despertó, le avisare al doctor de inmediato - se fue y minutos después regresó con Carlos.
-Hola Alexandra, ¿te acuerdas de mí?
-Hola Doc., dónde... ¿Dónde estoy?
-Estas en el hospital, te hirieron, ¿lo recuerdas?
Es cierto, la bala me hirió cerca del vientre cuando me atravesé para que no lastimaran a James - ¡Mi bebé! - Alexandra eres una idiota.
-Mi bebé... Carlos mi bebé - alterada por el recuerdo intente levantarme, pero él me agarro impidiéndolo.
-Tranquila, tu bebé está bien. Alex necesito que mantengas la calma porque si no los pondrás en riesgo a ambos.
¡Dios!, me tranquiliza bastante saber que está bien.
-¿Y James?, ¿Dónde está?
-Está en la sala de espera con tu familia, pero por el momento no podrás ver a nadie ya que sigues en observación y aquí no puede pasar. Si vemos que en unas horas estas mucho mejor te pasaran a una habitación.
-Gracias - asintió - ¿Podrías hacerme un favor?
-Claro, ¿qué necesitas?
-Puedes decirle a James que ni se tome la molestia de estar aquí, que se valla y no me preguntes por qué. Solo dile, ¿sí?, por favor.
Miré hacia el frente evitando su mirada, trataba de esconder que moría por verlo, pero aún seguía muy enojada con él y tenía motivos para estarlo. Carlos no dijo nada, puso media sonrisa asintiendo y continuo el chequeo.
Me hizo un ultrasonido para que yo viera y escuchara los latidos de mi bebé, juro que me tranquilizaba bastante saber que él está bien. Después de que Carlos terminara me quedé dormida; unas horas más tarde desperté, volvió a hacer otra revisión y al parecer me encontraba mejor, por lo que me llevaron a una habitación y casi enseguida vinieron todos.
-Si estás fea, así te vez peor - vaciló Kyle haciendo cara de espanto.
-¡Kyle! - Reprendió nuestro padre - Respeta a tu hermana.
-Sabe que estoy jugando, ¿cierto princesa? - sonrió giñándome un ojo.
-Si - hice una pausa sonriéndoles - Me alegra mucho verlos a todos.
-¿Cómo te sientes hija?
-Bien, aunque un poco cansada.
-Estábamos muy preocupados por ti - dijo Nicolás con sus ojos medio llorosos.
-Nicolás Donnovan, ¿acaso llorabas? - levante una ceja burlona.
-Para nada, solo que tengo un ojo irritado desde ayer.
-Ajá - sonreí dulce - Te quiero Nico - miré a todos de nuevo - A todos los quiero mucho y gracias, más a mi hermano y a ti Evan.
-No es nada enana - sonrió, pero Steve no dijo nada, me miró neutro y eso significaba que esperaría a que todos salieran para platicar conmigo.
La puerta se abrió y una pelinegra con los ojos llorosos entro abalanzándose sobre mí, teniendo cuidado de no lastimarme.
-No sabes lo mucho que me alegra verte despierta, en verdad me preocupe demasiado - se aferró a mi abrazo - Eres una amiga, mi mejor amiga - corrigió - A la que nunca quiero perder.
-Liz te quiero muchísimo, gracias por todo.
-No es nada, pero tienes que descansar así que todos fuera - miró a todos deteniéndose en mi papá - Mark a usted no le digo nada, solo a los chicos.
-No te preocupes Liz - mi padre le sonrió - Tienes razón, ella debe descansar. Chicos salgan.
-Nos vemos luego - se despidió Liz y salió junto a los demás.
-Yo tengo que hablar con ella - papá y él se miraron cómplices, éste asintió y cerró la puerta al salir.
Lo sabía, sabía que estaba esperando esto y todo para hablar de él, lo apuesto. Quería hablar de James, hasta que huelo sus intenciones de buen samaritano.
-Intuyo porque te quedaste y no lo voy a ver, me niego.
-Alex, él te salvo - su rostro se hablando - Fue el primero en salir de su casa apenas se enteró, de todos era el más preocupado. Solo escúchalo por favor - pidió abriendo la puerta.
-No Steve, dile que le agradezco, pero no quiero verlo - salió y en ese momento entró James.
Traía cargando un ramo de rosas, su cabello era un desastre, estaba ojeroso, tenía barba y su cara lucía triste - Es un desastre - No me gustó para nada verlo tan desaliñado.
-Son para ti - rompió el silencio cerrando la puerta, se acercó sin dejar de mirarme y me dio las rosas.
-Gracias - las deje sobre mis piernas haciendo el intento por no demostrar la emoción y olerlas - Y también muchas gracias por salvarme - desvié la mirada evitando mirarlo - No quiero verte Miller.
-Por favor escúchame - su voz sonaba a una súplica pesarosa - No soy digno de tu mirada y si no quieres hablarme está bien. Lo merezco porque me eh comportado como un completo idiota contigo, sé que eh sido un inmaduro, patán. Pero... No sé qué haría sin ti.
-¿Me estás bromeando? -Lo encaré incrédula - Vi las fotos, estabas con esa tipeja - dije asqueada.
-Sí, soy yo - no lo niega - Juro que no te eh engañado. Esas fotos no son recientes - suspiró frustrado viendo mi cara de "la estás liando más" - ¿Me dejas explicarte? - No dije nada esperando que continuara - Gracias.
Hace un tiempo April y yo mantuvimos una relación puramente sexual, nunca anduvimos - algo me dice que para ella no significó lo mismo - Ella tomo esas fotos y grabo videos, nos peleamos por ello e hice que borrara todo y así lo hizo. El problema es que nunca me asegure de que no existieran copias - imbécil - Después de un tiempo me aburrí de ella, la boté, ella se fue y no supe más.
Nunca te engañe, desde que me case contigo no hubo otra mujer, ni habrá - enfatizó - Que no seas tú. Siempre te he sido fiel amor.
Sentí como si un peso se desvaneciera, era liberador escucharlo aclararme las cosas - Supongo que gracias por explicármelo, aun así... Eres de hacer lo que te plazca. Sin más que decir, pido que te vayas - es difícil hablarle con indiferencia cuando muero por lanzarme a sus brazos.
Esta situación me duele más a mí que a él.
-Alex - cada vez acortaba más la distancia - Perdóname, sabes que te amo.
-No te acerques y no pienso escuchar más - puse una mano cerca de su pecho - Te amo, te lo dije hace un rato - una leve sonrisa apareció en su rostro - Pero no por eso pienso tirarme a tus brazos como si nada hubiera pasado - la sonrisa se le borró - Fuiste un completo imbécil y no pienso perdonarte así sin más. Ahora vete Miller, por favor.
-Está bien, solo porque sé que necesitas descansar saldré de la habitación - musitó dirigiéndose hacia la salida - No creas que me iré o dejaré de insistir - rodé los ojos, es un testarudo - Te amo y muy pronto regresarás a ser mi esposa, de nuevo.
-¿Cómo estás tan seguro de que te perdonaré y regresaré contigo? - miró hacia fuera sonriendo altanero, demostrando el orgullo que lo caracteriza a la perfección.
-Porque soy el rey y el rey nunca pierde - me miró ensanchando su sonrisa, dejando ver sus perfectos dientes.
Joder, que salga ahora antes de que no pueda controlarme y le pida que se quede - Maldita sea, tienes que controlarte Alexandra - me reprendí mentalmente.
-James - el ambiente se tensó - Mantén a esa maldita tipeja alejada de mí, es el único favor que te pido.
-No tienes que pedirlo, eso es un hecho - dicho eso salió dejándome sola.
Tener cerca a una persona que amas no es fácil porque constantemente te debates en si lo mejor es alejarte o lanzarte a sus brazos. Dicen que el amor perdona todo cuando es real y eso se los puedo asegurar.
Yo lo amo demasiado, pero el amor no justifica su actitud y aunque lo ame no lo voy a perdonar tan fácil. No lo haré.