Me levanto del piso y mi espalda me duele. Le quito el seguro a la puerta, la abro, salgo cerrando la puerta con cuidado. Camino hacia mi cuarto. Entro, camino hacia el closet, abro las puertas de madera gruesa, agarro pantalones negros y una camisa de Metallica, mi grupo de thrash metal favorito. Me cambio, agarro mi pelo en una coleta alta con una liga negra. Cambio mis botas de combate por unos tennis converse negros, salgo del cuarto cerrando la puerta detrás de mí. Me encamino hacia el gimnasio del castillo mientras juego con una pequeña llama pasándola entre mis dedos.
-Buenos días, hermanita.- cierro mi mano y la llama desaparece, Livvy me rodea con un brazo.
-Buenos días, hermana.- sonrío un poco.
-¿Lista para que te saquemos de tus casillas?- suelto una pequeña risa.
-Creo que no me preparé para eso pero no pierdo nada enojándome.- abro la puerta del gimnasio, entramos, me suelta.
-Buenos días, hermanas.- saluda Damon.- Ahora estamos todos, menos Stefan, el maldito tiene el cerebro lavado.- asiento.- Empecemos por calentar.- todos nos dejamos caer al piso y nos reímos.- ¿Por qué somos así?
-Que va, somos Hemsworths, que te valga un pepino que estemos locos, Damon.- responde Aline, empezamos a hacer abdominales.
-¿Mamá?- me detengo a media abdominal y me giro a ver a Luna.- Te buscan en la puerta.- me levanto, miro a mis hermanos.- Vino un soldado del hospital.- mis hermanos se levantan.- Dice que es urgente.- salgo corriendo del gimnasio, bajo las escaleras de dos en dos, me acerco a la puerta y el soldado me ve.
-Su alteza, es su esposa, tiene contracciones, dicen que los niños podrían nacer un mes antes y ella pide verla.- no lo pienso ni una vez más y ya estoy a medio camino de subirme al auto que está estacionado a los pies de las escaleras.
Me subo al asiento del piloto, veo de reojo como mis hermanos se suben al auto y se hacen bolas en la parte de atrás, Evan se sube al asiento del piloto con mis hijos. Arranco una vez que las puertas se cierran. Abren los grandes portones, conduzco a máxima velocidad hacia el hospital rogando porque Cris resista en lo que llego. Al llegar, me estaciono en la zona de urgencias, apago el auto y me bajo casi tropezándome, corro hacia el interior del edificio donde una enfermera me espera y me indica donde se encuentra mi esposa. Le agradezco, salgo corriendo a donde me indicó, entro estrellándome contra la puerta y soltando maldiciones por el tremendo golpe que me di.
-¡Brooke! ¡Ah!- me acerco a ella, varios doctores se mueven de un lado a otro, sostengo su mano y la aprieta.
-Aquí estoy mi amor, no voy a abandonarte, no me moveré de aquí.- se sienta como puede, me siento detrás de ella y rodeo su cintura con mis brazos, acomodo mis piernas a los lados de las suyas, beso su mejilla.- Ya pasamos por esto una vez más no dolerá tanto como la primera vez.- susurro en su oído.
-Okey lady Mayers de Hemsworth, los niños quieren nacer, deberá respirar hondo y pujar cuando se le pida.- miro al doctor.
-Ya pasamos por esto, ustedes son los que deben prepararse.- Cris se aferra a mis brazos, la observo.- Aférrate a mí, siempre seré tu sustento mi amor.- beso su mejilla con dulzura tratando de apaciguar su dolor.
-Bien señorita, puje.- mi esposa grita y encaja sus uñas en mis brazos, cierro los ojos mientras apoyo mi cabeza en el hueco de su cuello, no duele que encaje sus uñas en mis brazos si no sus gritos que hacen que mi corazón se encoja.
-Respira hondo y exhala, tú puedes mi amor.- la aliento, vuelve a ejercer presión en mis brazos mientras grita usando todas sus fuerzas para pujar.
-Va muy bien Lady Mayers, solo con un poco más de fuerza.- le informa el doctor, siento mi cuerpo hervir del miedo.
-Vamos amor, acuéstate en mi.- apoya su espalda en mi pecho.- Tú puedes nena, tú eres fuerte como para hacer esto, eres una mujer increíble por soportar esto, te amo.- suelto mi lado cursi.
-Amo cuando sale tu lado cursi.- susurra con cansancio, incrementa su agarre en mis brazos y grita mientras puja.
-Por los dioses, esto es peor que la primera vez...- susurro.
-¿Su alteza?- miro a la enfermera.- ¿Se encuentra bien?- supongo que me veo pálida y asustada por esto.
-S-Si... Solo que no es bonito ver a la persona que amas sufriendo.- explico.
Después de tres arduas horas y de dolor en mi corazón por fin se dignan a salir los niños con un llanto muy intenso. Suspiro de alivio al escucharlos llorar y beso la mejilla de mi esposa mientras sonrío. Cierra sus bellos ojos, acaricio su vientre con delicadeza, una enfermera se acerca con una botella de alcohol y una venda, mi cuerpo se tensa al ver que moja un papel con el líquido que tanto odio. Cierra los ojos y toma uno de mis brazos, empieza a limpiar las pequeñas heridas que fueron provocadas por las uñas de mi esposa y suelto un jadeo de desesperación ante la acidez del alcohol puro entrando por la herida para después circular por mi sangre. La puerta se abre de golpe y entra Evan también adolorido, había olvidado que a veces los gemelos pueden sentir el dolor del otro.
-Señor, no puede estar aquí...- lo reprende la enfermera.
-Puedo estar donde me plazca, aleje esa botella de alcohol de mi hermana, es intolerante a esa sustancia, mueva su trasero lejos de ella.- gruñe, la enfermera sale despavorida de la habitación.- ¿Que tanto uso?- muerdo mi labio inferior.- Por los dioses, buscaré a Aline.- asiento para después verlo salir de la habitación.
-Lo siento, bebe.- escucho susurrar a Cris.
-No tienes nada de que disculparte, estoy bien.- sigo acariciando su vientre.
-Es mi culpa que esa tonta enfermera te haya puesto alcohol.- la silencio acariciando su cintura.
-Nunca será tu culpa, mi reina, sufriría lo que fuera mientras tú estés bien.- beso su coronilla.
-Brooke, ¿cómo diantres llegaste allí?- me río ante la pregunta de mi hermana.
-Era necesario para poder cuidar de mi esposa.- se acerca mientras sonríe.
-Son unas bobas, ¿mis sobrinos ya nacieron?- asiento.- Tendrás que dejar unos minutos a Cris, Evan se quedará aquí si eso te hace sentir mejor pero sabes que tenemos que sacar ese alcohol de tu sistema.- asiento.
-Ve, amor, yo dormiré.- se levanta un poco, lo suficiente para dejarme salir y bajarme de la camilla, vuelve a acostarse, la observo.- ¿Que tanto me miras?- sonríe un poco, junto nuestros labios y una rebelde lágrima resbala por mi mejilla cuando me separo de ella.- No llores mi amor.- trata de levantar su mano pero se lo impido.
-No te muevas, tú descansa, creo que ya tuve suficiente dolor.- me agarro de la camilla cuando me mareo.- Por los dioses...- Alguien me sostiene por detrás.
-Tranquila, soy tu hermana.- escucho a Aline.- Descansa cuñada, me la llevare para poder sacarle el alcohol que parece que ya le está afectando.- siento mi cuerpo entumido, me apoyo en Aline para poder caminar y salir del cuarto.
-Yo quiero estar con ella.- balbuceó, se ríe.
-Lo se Boo, no les pasará nada si se separan unos minutos.- llegamos a la sala de espera donde Damon le da un frasco con un contenido verdoso en su interior.- El alcohol ya está dentro de su sistema, actúa como si estuviera bajo los efectos de anestesia.- Me sientan en una de las sillas de la sala de espera.- Consígueme una cubeta de agua.- ordena mi hermana.
-Aline, ¿qué planeas hacerme?- pregunto confundida y asustada.- No me quiero morir, quiero ver a mis hijos crecer.- El temor me invade, cierro las manos mientras la ansiedad y el temor hacen que mi fuego interior hierva.
-Tranquila hermanita, estarás bien solo voy a sacar el alcohol de tu sistema.- Damon se acerca con una cubeta de agua y una navaja.
-Oh no, no lo intentes... Jules, ayúdame... Haz algo.- Damon me sostiene, siento mi corazón palpitar a mil por hora que siento que va a explotar.
-Solo será un corte...- agarra mi brazo y el fuego sale de mis dedos, este se encarga de derretir la navaja y quemar los dedos de Aline, rápidamente se aleja murmurando maldiciones.
La habitación se ve interrumpida por varios soldados, quienes alejan a mis hermanos y los empujan contra la pared, se acerca el general quien me ayuda a calmarme murmurando que tengo hijos y una esposa que cuidar. Cierro los ojos, respiro hondo y la ansiedad y el temor abandonan mi cuerpo, el fuego desaparece. Abro los ojos y le agradezco al general, el asiente mientras ordena a mis hermanos que mantengan su distancia con cualquier arma punzante o que pueda dañarme. Camino hacia el cuarto de mi esposa, entro sin hacer mucho ruido, puedo verla dormir con tanta ternura, me acerco con cuidado, se mueve un poco y me detengo.
-¿Vas a quedarte allí parada o dormirás conmigo?- sonrío al escuchar su voz un poco ronca.
-Creo que dormiré contigo.- se acuesta de lado, me acuesto a su lado en posición de cucharita mientras rodeo su cintura con delicadeza, beso su cabello.- Te extrañé.- suelta una pequeña risa que me fascina.
-Yo también, amor.- alguien se carraspea la garganta.
-Hola Evan, verás, Aline iba a cortarme y me escabullí, estoy bien.- murmuro, puedo sentir a Cris tensarse.- Tranquila, nada me paso, tú debes dormir.
-Bueno, iré a hablar al respecto de eso con ella, las dejo y por favor, no hagan más sobrinos.- me río.
-No Evan, ya lárgate.- abre la puerta y sale, me acomodo de tal forma que pueda brindarle calor con mi cuerpo lo cual hace que se pegue más a mí.
-Amo cuando estamos en esta posición.- susurra, sonrío como una boba.
-Y yo te amo a ti.- beso su cuello, su piel se eriza.
-Amor, no...- me río, acaricio su estómago.
-Solo fue un beso, amor.- se gira para quedar frente a mí y me mira.
-Te ves cansada, ¿acaso dormiste con los niños?- sonrío.- Boo, te los hubieras llevado a la cama a que duerman contigo.- niego.
-Ellos querían que me quedara con ellos, bueno, Luna quería porque Julián llegó a casa dormido en mis brazos.- acarició su brazo.
-Ay mi amor, no tenías que hacer eso, sabes que eso me toca a mí.- beso su frente.
-Era mi turno hacerlo, tú vas a descansar el tiempo necesario mientras cuido a los niños.- sonríe como si tramara algo.- ¿En qué estás pensando?- sonríe más.
-En que si te la pasas cuidando de los niños me dejarías a mí gobernar por ti.- niego.
-Lo que quieras menos eso, es pesado amor, no dormías cuando tuviste que cuidar del reino mientras salía de ese coma.- suspira.- Te dejare cuando te recuperes del embarazo y los nuevos integrantes ya no ocupen de ti para comer.- sonríe y me besa.
-Deberías ir a verlos, el doctor dijo que eran niños, a Luna no le agradara eso.- Me río, me levanto y me bajo de un salto de la camilla, la observo.
-Te amo, como no tienes idea, mi amor.- le doy un corto beso para después encaminarme a la puerta y salir cerrándola con cuidado.
-Hola Boo.- veo a Hunter, sonrío un poco.- ¿Cómo están?
-Mi esposa está bien y voy a ver a mis hijos, ¿vienes? Porque supongo que quieres hablar de algo pero no frente a mis hermanos ni mi esposa.- sonríe apenado.- Es un placer escucharte Hunter ya que eres parte de la familia.- sonríe, empezamos a caminar rumbo a los cuneros.
-Verás, esta chica, Luna, la novia de Stefan, la vi ingresar a la biblioteca pero no sin antes comprobar que nadie estuviera cerca, la seguí sin hacer mucho ruido, claro, entro a la zona de los libros de tus antecedentes, esos que son como diarios.- asiento, mi seriedad es muy notoria pues allí hay un diario mío.- Estuvo buscando hasta que se detuvo en uno rojo, tenía trazada la letra "B" en el costado de un color negro.- miro a Hunter alarmada.
-¡Está conspirando contra mí! ¡Ese es mi diario!- me alteró, me mira alarmado.- ¡Ethan!- exclamo con desesperación el nombre de mi soldado, aparece corriendo.
-¡Su alteza! ¿En qué le puedo ayudar?- Lo agarró del brazo.
-Escúchame bien, saquea la habitación de Luna y a ella, enciérrala en mi oficina, si intenta escapar tienen mi permiso de golpearla, si Stefan se atreve a intervenir sédenlo, iré más tarde cuando sepa que mis hijos y mi esposa puedan salir del hospital.- asiente, me mira serio.- Si encuentras un cuaderno rojo con una B mayúscula al costado, quítaselo, es mi diario, lo usará para conspirar contra mi.- asiente, lo suelto y se aleja corriendo.
-Vamos a ver a tus hijos antes de que te enojes mas.- me aconseja Hunter, asiento, seguimos caminando hasta llegar a la ventana de la maternidad, veo a una enfermera con un extinguidor de fuego en mano, ambos nos reímos por semejante está estupidez, veo a uno de los gemelos moverse y reírse mientras una llama sale del otro bebé y la enfermera le apunta con el extinguidor, entro, le quito el extinguidor, niego, me acerco a él bebe.
-Lo que ibas a hacer es tu primer error, lo más recomendable es hablarme.- Cargo a mi hijo y agarro su mano extinguiendo el fuego.- No, hijo, esto no.- Me mira como si fuera a llorar.- No, no llores.- empieza a llorar y suspiro, abro mi mano, sale una llama en forma de pelota y deja de llorar, me río, miro a Hunter.- Y así es como sé que sacaron la personalidad de mi esposa.- se ríe ante semejante acción.
-Pero se parecen a ti.- sonrío, vuelvo a acostar a mi hijo en su cama.
-Duérmete, de todos modos no verás a mamá hasta en la noche.- beso su frente y apago el fuego, salgo de la habitación seguida de Hunter, los celulares vibran, ambos los sacamos, leemos la pantalla y los desbloqueamos, vemos la foto que nos ha sido enviada y mis piernas fallan, Hunter me agarra antes de que me estrelle contra el piso.
Tiene a mis hijos. Los tiene encerrados en una jaula. Me levanto como puedo, siento la cólera invadir mi cuerpo y Hunter me suelta. Supongo que estoy hirviendo. Salgo corriendo ignorando los gritos de Hunter. Llegó a la sala de espera y mis hermanos están esperándome. Evan es el primero en acercarse y quitarme el celular. Miro a Hunter que llega, le ordeno que se quede con Cris y que se invente una mentira en lo que regreso. Asiente, se retira a la habitación de mi esposa seguido de dos soldados. Aparece mi espada en mi cinturón de armas. La desenfundo y mi cuerpo brilla para después dar espacio a una armadura plateada que cubre mis pies hasta el cuello.
Salgo del hospital, levanto mi espada y la hundo en el piso formando una grieta que se expande hasta abrir un hueco en el piso. Portales se abren, sonrío al ver salir soldados, mis soldados, que se forman en filas y por pelotones. Dos soldados se acercan a mis hermanos, con magia les crean un escudo y les entregan armas encantadas. Silbo emitiendo órdenes por medio del silbido. Una alarma suena. Esa es la alerta a toda la ciudad, veo salir a las personas a la calle corriendo con mochilas. Avanzo hasta el final frente seguida de mis hermanos.
-¿Creías que no escucharía la alarma?- escucho a mi esposa, suspiro.
-Esperaba que no vinieras pero debo aceptar que no regresaras a la cama, dime que Hunter se va a quedar con nuestros hijos.- asiente, un soldado se acerca y le crea una armadura plateada como la mía pero más gruesa, le doy mi espada.- Lo necesitarás y no te separes de mi.- agarra mi armadura y me jala hacia ella, me besa.
-¿Y perder la oportunidad de besarte?- sonrío.- Me quedaré a tu lado, amor.- sonríe, nos separamos, entrelaza nuestros dedos.- Bien, quiero que encuentren a mis hijos y nos dejen a la chica para asesinarla a sangre fría.- la frialdad a mi esposa no le queda.- Si alguien le pone un dedo o derraman una gota de sangre, arderán aquellos que se atrevan a acercarse o les hagan daño.- los amenaza, trato de no reírme.
-Mi esposa ha hablado, andando.- los pelotones de separan por cada lado, mis hermanos, mi esposa y yo avanzamos hacia el castillo con las ganas de asesinar por habernos arrebatado a mis hijos.