DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proc...

By IsabeleGPedroso

253K 5.1K 536

Dieciséis años, hermosa y con ciertas habilidades especiales, inexplicables para ella misma. Ella, la cual nu... More

Bilogía de Megana
L'inizio
Viaggio a Londra
Mia suocera e i suoi pensieri
I
II
III
Dieciseis primaveras
I
Decisioni sbagliate
I
II
III
IV
V
VI
Piacere...
I
II
III
IV
V
Benvenuta
I
II
III
IV
Ciao
I
Il mio strambo
I
¡Bambina insolente!
I
II
¿Cosa rispondi?
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
Per te mi sposerò
I
II
III
IV
V
Ricordi del passato e piani futuri
I
II
III
IV
V
Inizia il conto alla rovescia
Dieci
I
II
III
IV
V
Nove
I
II
III
IV
V
Otto
I
II
III
Sette
II
III
Sei
Cinque
Quattro
Tre
Due
I
II
Uno
Uno e settantacinque
Uno e mezzo
0!! Mi sa che sei in anticipo
La forza dell'amore
I
II
III
IV
Philip è assente
I
II Jissella
III
IV
V
VI
Insieme per sempre
I
II
Per sempre

I

1.1K 41 24
By IsabeleGPedroso

Abrí los ojos lentamente poniendo atención únicamente en la canción que sonaba, creo que antes siquiera de tomar conciencia de estar saliendo de mi somnolencia. Era la misma melodía con la que me había dormido.

Al abrir los ojos me encontré con una mirada divertida y tierna clavada en mí. Philip ladeó un poco la cabeza, a modo de saludo o quizás solo para poder mirarme mejor, la cual apoyaba en sus brazos cruzados. Se había tumbado boca abajo en otra tumbona que había colocado en perpendicular a la mía formando una "T".

-Hola bella durmiente-su voz sonaba ahogada por su propio brazo. Sonreí antes de estirarme para desperezarme.

-Buenos días principito-dije remolona. Al fin me dejó ver sus labios antes escondidos tras su brazo y a continuación su sonrisa.

-Buenos días mi niña-me quedé embobada mirándolo y luego suspiré, suspiré como una tonta expertamente enamorada, pero sobre todo como una tonta-Por cierto-siguió diciendo mientras aún tumbado, apoyaba su peso sobre los codos-Yo tengo esta foto-busqué la foto a mi lado en un gesto inconsciente, al ver que la sostenía ahora en el aire enseñándome a los sonrientes y harinosos niños, antes de ponerse a mirar él la foto-Así que esa niña eres tú-miraba embobado la foto.

-Así que me robas cosas mientras duermo-bromeé.

-Eeh... Bueno sí y te robaría más cosas como por ejemplo besos, pero no lo hago por miedo a despertarte y que creas que soy un pervertido, ya sabes...-dijo fingiendo carita de preocupación, provocando mi risa.

-Bobo-me sacó la lengua antes de volver a clavar la vista en aquella foto aún con una sonrisa en los labios-Y cómo que la tienes?-pregunté yo ahora sentándome.

-Sí, bueno yo no, mi madre en los álbumes familiares que hay en el despacho de mi padre-mientras hablaba conmigo seguía viendo la foto con cara de tonto, creo que similar a la que había tenido yo todo el tiempo que también había estado mirándola-Sabes lo mona que eras?-mi risa no salió más sarcástica porque no la ensayé.

-Oh, muy bonito-su risa fue más bonita y natural-Era, no?

-No, ya en serio-comenzó a decir calmando su risa-La última vez que vi esta foto fue pocos meses antes de entrar a la agencia, mi hermana y yo habíamos estado buscando fotos para un regalo que mi hermana les quería hacer a mis padres por su aniversario. De eso hará dos años casi, el caso es que cuando vi a esa niñita de ojos increíbles y tirabuzones negros, me pregunté que dónde y cómo de grande estaría-sonrió como visualizando un recuerdo-Lo gracioso es que me acuerdo de ti de pequeñita-me senté en el suelo apoyando la espalda en mi tumbona y el costado en la suya quedando a centímetros de él.

-Y debes sentirte un grandísimo pederasta-se echó a reír antes de deslizarse un poquito sobre la tumbona para acercar aún más su rostro al mío.

-Idiota-me besó.

-Tanto como tú?-dije entre besos.

-Lo tuyo es un poquito peor-reí nuevamente antes de atrapar su rostro entre mis manos y besarlo.

Nos sentamos los dos en aquel rinconcito que nos proporcionaban ambas tumbonas y bajo la sombra que nos ofrecía la gran sombrilla. Él apoyado en las tumbonas y yo  sentada entre sus piernas, apoyada en su pecho y rodeada por sus brazos.

Le conté que había hablado con su hermana y le mostré la foto de ella y el potrillo. Él por otra parte me contó que su hermana era quien lo había despertado, diciéndole por mensaje que lo quería mucho y que no pensara que se había olvidado de él. Sonreí por aquello. Me hubiese encantado tener una hermanita y ya si hubiese sido como Alice, me la zampaba sin pan ni condimento.

Mi niño también me contó que saliendo de la casa se había encontrado con Alexo y que éste se había disculpado con él por su comportamiento de la noche anterior.

-Y qué le dijiste?

-Pues la verdad es que tardé en responderle, tanto que me estaba replanteando si ignorarlo o no, pero le dije que lo olvidara y que tan solo le pedía que no se volviera a repetir-cuando estuve a punto de preguntarle nuevamente, me calló con un gesto de la mano que me indicaba que me esperara, haciéndome reír-Antes de que me sigas preguntando mejor te lo cuento todo del tirón. Después de eso, me dijo que sí, que no me preocupara que él no era así, tan solo que perdía los estribos cuando tomaba un par de copas. Le dije que entonces mejor no beba. Me dijo que se lo estaba replanteando y luego me preguntó por cómo estabas tú. Yo bueno, me acordé de la noche de ayer-aquello me lo dijo al oído provocándome escalofríos-Y supuse que estabas bien, así que eso le dije-su voz pasó de pícara a divertida. Yo tan solo callé, sintiendo el calor de mis mejillas, él supuso lo que me ocurría a pesar de no verme la cara y tan solo rio y besó mi cuello.

Seguimos hablando otro rato más sin preocuparnos demasiado por los temas aleatorios que iban surgiendo. Entonces terminamos como al principio y sin saber cómo, hablando de aquella foto.

-Pues estabas más mono siendo rubio-le dije a mi niño a quien ahora miraba de frente. Me había sentado frente a él con las piernas cruzadas.

-Que pena no tener una almohada por aquí-me dijo con los ojos entrecerrados provocando mi risa. Sonrió con dulzura. Frotó su pelo de atrás hacia delante y viceversa-Hasta los tres o cuatro años fui un pollito, todo rubio-dijo provocando mi risa una vez más-Luego conforme pasaban los años más oscuro se volvía y aquí está ahora.

-Un castaño oscuro que te sienta la mar de bien-dije elevando ambas cejas, provocando ahora yo su risa. Se puso a mirar la foto una vez más y me puso de los nervios cuando comenzó a alternar la mirada entre la pequeña Meg de la foto y yo-De este color se ponen tus ojos cuando cambian-dijo al fin-Y tu pelo ya está completamente cambiado.

-Sí-dije yo ahora llevándome la mano a la cabeza, poniendo carita de pena-Antes tenía unos tirabuzones preciosos, ahora son muelles desgastados-rio.

-Y después del tinte y el corte-no lo dejé terminar.

-No me tortures más-dije en un gesto dramático volviendo a provocar su risa. Mi móvil comenzó a sonar y vibrar sobre la tumbona, así que mi niño me lo pasó.

-Nada bueno-bromeó mirando la pantalla antes de dármelo. Reí al ver el nombre de Frany.

-Tú bruja, te has conectado a WhatsApp y no me contestas lo que te escribí hace milenios, te vuelvo a saturar a mensajes y no te conectas-volvió a coger aire para seguir con sus quejas, pero no la dejé.

-Hola Frany! Yo también te quiero mucho y muy bien, gracias por preguntar!-varias risas a su lado, acompañada con la de Philip, fueron la respuesta a mi sarcástico saludo.

-Hola-arrastró la "o" todo lo que le fue posible.

-Tú y tu hermana tenéis una manía increíble con eso de los saludos originales-volvió a reír.

-Oye que lo mío es cosa de amor, lo suyo de descaro-Alex se defendió. Puse el manos libres.

-Oye que yo solo...

-Amor por quién descarada?

-Ssh!-nos interrumpimos entre todas.

-Meg, habla-me dio permiso Alex, lo que me dio gracia.

-Repito. Amor por quién descarada?-Philip escuchaba en silencio y con cara de estar pasándolo pipa.

-Tranquila, hemos superado lo del bello de Philip.

-Habla por ti. Philip, quiero un hijo tuyo!-todos nos echamos a reír con ganas al escuchar a Frany.

-Déjame, acosadora-dijo Philip volviendo a desencadenar nuestras risas.

-Tú también estás obligado a asistir a la llamada?-habló Luis.

-Más o menos, esto es peor que un culebrón.

-Philip querido, pues aún no sabes el motivo de la llamada de ésta loca-dijo Alex que parecía haberse movido de sitio por lo amortiguada que llegaba su voz.

-Deléitanos Frany-bromeó él. Yo escuchaba divertida.

-Como os gusta ponerme verde, amarilla y azul-todos reímos-Pues no es nada del otro mundo, tan solo que quiero un novio yo también y a ser posible tan guapo como Carlos.

-Lo dicho, nada bueno-bromeó Philip teniendo como cómplice a Luis, al que se le escuchó reír.

-Espera, espera y Sergio?-dije yo patidifusa por lo que estaba escuchando.

-Te cuento rápido.  Fui a conocer a su familia y adivina...Tiene... Un hijo. Un hijo! Pero es que acaso me veía cara de madre? Qué se cree?-yo ya había comenzado a reír con el primer "hijo" que había dicho. Cualquiera que la hubiese escuchado decir aquella palabra y con aquel tono, diría que el pobre chico en lugar de un hijo, tenía un canguro.

-Es que no te gustan los niños?

-Eeh...Bueno... Digamos que son un paso necesario en el desarrollo-reí con ganas y no fui la única.

-Pero que conste que a mi sobrinito, barra, sobrinita, lo querré con locura.

-Frany eres un caso único-dije aún riendo.

-Qué quieres? De las dos, alguna tenía que ser la inteligente-dijo ahora Alex, ya más cerca.

-Lo dices por mí no? Gracias, sé que te cuesta admitirlo.

-Claro Frany, lo digo por ti-la voz de Alex era pura diversión-Ves lo que te digo Meg?-susurró ahora.

-Tú, bruja que esta es mi llamada, fuera-aquellas dos eran un no parar de reír-Lo dicho Meg, a quién tienes por ahí que me quite las penas?

-Eeh...-lo cierto es que no conocía a más Valentines o no tanto eso, como que no tenía sus números.

-Philip-canturreó Frany con voz de psicópata enamorada, me recordó bastante a la película de "El resplandor"-Estás por ahí?

-Meg, tenemos que hablar seriamente de tus amistades-todos nos echamos a reír una vez más al escuchar el reproche de mi niño.

La conversación nos llevó su tiempo, pero fue bastante divertida. Como guindilla del pastel, poco antes de terminar la conversación, mi padre llamó a Philip, en realidad por eso terminamos de hablar con las chicas y les dijimos que más tarde las llamaríamos.

Philip puso el altavoz.

-Tanto tardas en el baño, chico?

-Y usted siempre es tan gracioso?-reí con el bonito comienzo de la conversación.

-Eres todo un galán, papá-ironicé haciéndolo reír.

-Cómo están mis pequeños?

-Sabía que en el fondo me había cogido cariño-dijo Philip poniendo carita de tierno, como si mi padre pudiese verlo.

-Hablaba por mi hija y mi nieto-dijo seco. La cara de Philip fue todo un poema.

-Si lanzo el móvil a la piscina, se ahogará él también?-tanto mi padre como yo reímos.

-Da gusto tanta muestra de amor-bromeé-Estamos muy bien los tres papá. Tú qué tal estás? Te echo de menos-dije haciendo pucheros haciendo que mi voz sonara cómica-Y sé que tú a tu yerno también-rio una vez más.

-Quizás sí que me caiga bien, pero no se lo diré para que no se le suba a la cabeza.

-Que amable y considerado es tu padre-Philip parecía un niño pinchado por un mayor, que saltaba a la defensiva por la mínima que le decían, pero del cual su sonrisa y su mirada delataban que aquello lo divertía más de lo que lo mosqueaba.

-Sois un par de críos.

-Eso él!-dijeron ambos sincronizados

-Madurad un poquito-bromeé.

Mi padre nos contó que Luciano y mi madre habían decidido copiarnos la idea y se habían marchado unos días con intención de perderse y desconectar. Al contarlo, aparentemente, no le daba importancia, pero si algo de provecho se saca de vivir tanto tiempo con una persona o dicha persona haya contribuido en tu educación, es que terminas conociéndole como a ti mismo, es decir, es cierto que muchas veces ni tú mismo entiendes por qué narices dices o haces algo, pero quitando esas locas y quizás pocas veces, nadie mejor que tú mismo sabrá por qué haces, dices, piensas algo... o si esa sonrisa que aunque cueste, logras poner en tus labios, es verdadera o no. También ayuda saber lo que piensa esa persona, todo hay que decirlo. El caso es que conocerlo tan bien, me hacía tener algo claro y era que mi padre desde que había vuelto a pisar aquella casa, en la misma que formó la familia que años después vio romperse, no había podido dejar la nostalgia de lado. Sinceramente, lo admiro por el simple hecho de no irse a la mínima de cambio y se lo agradecí, porque al fin y al cabo yo sabía que aquello lo hacía por mí.

En aquel momento no le dije nada, tan solo seguimos hablando tranquilamente, él preguntándonos como si nada sobre nosotros y nuestro viaje, y nosotros respondiendo con anécdotas que en más de una ocasión, lo hicieron reír. Oom... le conté casi todo, a excepción, claro está, de peleas y noches no aptas para menores. Ja! Tiene gracia, aún no he cumplido ni 17 y yo diciendo eso. El caso es que ese "casi todo", incluye la noticia de que Philip ya sabía a cerca de mis dos "habilidades".

-Y cómo te lo tomaste? Lo de la telepatía, bueno, era medio pasable excepto porque ya no podría ocultarle nada, pero cuando a mí me hizo un numerito con el fuego-reí al escuchar el tono que utilizaba mi padre para contar aquello.

-Pues lo que más pudo...-Philip intentó buscar o más bien elegir una de las tantas palabras que se le venían en mente-Lo que más me pudo molestar o sorprender, la verdad es que fue la telepatía.

-Por qué deduzco que pillaste un buen cabreo?-preguntó mi padre. Philip soltó algo parecido a una risa, aunque mucho más parecido a un bufido.

-Lo pillé, para qué mentirle-me miró, más atento al recuerdo que a mi rostro-Pero...-miró al móvil puesto entre ambos en el suelo-Sabe? Creo que tengo que agradecerle en parte cómo ha educado a su hija-creo que mi padre se quedó igual de extrañado que yo al oír aquello, porque no dijo nada instantáneamente.

-La perdonaste por lo bien educada que está?-mi padre parecía estar aguantando la risa-Eso fue amor hijo, porque fíjate que yo tuve que ver en esa educación y aún así tuve la tentación de salir corriendo.

-Papá!-rechisté yo riendo. Philip también reía.

-No, a ver. La educación no es solo enseñar a no gritar en ciertos sitios, andar recto, comer con la boca cerrada...-yo miraba a Philip, curiosa por lo que diría, no estaba pensando demasiado lo que decía, supongo que eso fue lo que lo hizo más bonito-Creo que puede entender lo que digo.

-Posiblemente, pero quítame la duda.

-Mire. Yo cuando le digo desde ahora que educaré a su nieto lo mejor que pueda-me miró primero a mí y luego a mi vientre-No le estoy diciendo que me desviviré porque no sea nervioso o porque aprenda las reglas de casa a ser posible antes de aprender a andar... No, nada de eso, al decirle que lo educaré lo mejor que pueda no solo hablo de modales, que también tendrá que aprenderlos por tal de que no sea uno de esos niños insoportables o maleducados y malcriados, no, también le hablo de valores... Pienso en querer enseñarle a disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, a amar a su madre tanto como la amo yo, a respetarla a ella y a cualquier otra mujer, a reír siempre que quiera, sin motivos y sin miedo a que lo etiqueten por loco, a ser feliz sin mucho aunque no le faltará de nada... Le enseñaré a andar al menos los primeros pasos, pero aunque luego siga solo, le enseñaré quiénes estarán esperándolo para recogerlo siempre que caiga...-había estado hablando con la mirada clavada en la nada, pero al callarse tras aquello último, sentí miles de hormiguitas recorrer mi cuerpo cuando fijó la mirada en mí-Lo enseñaré a amar y a sentirse querido, porque son dos cosas que seguro sé que no cambiaría por nada... Quiero que tenga sueños y que luche por ellos...-sonreí como una tonta.

-Bueno vale, no insistas, admito que comienzas a caerme bien-dijo mi padre rompiendo el silencio para hacernos reír.

Creo que estuvimos muchísimo más tiempo hablando con mi padre que con las chicas. El caso es que él y Philip parecían un matrimonio, mantenían conversaciones tranquilas y amistosas, pero estaban más tiempo discutiendo y chinchándose mutuamente.

Le contamos que estábamos en la finca y todo lo que había pasado, que habíamos conocido a una familia súper simpática de la que el padre se llamaba también Roberto, le contamos nuestra visita al pueblo con Marinella y se sorprendió al saber que habíamos conseguido sacar de la casa a su "vieja hermana", ya que con quien único se movía de allí era con su difunto marido. El caso es que lo contamos todo, excepto lo que había ocurrido la noche anterior con Alexo, él y mi padre ya habían tenido más de un roce y no me apetecía ser la causante del próximo.

Philip le pidió a mi padre sin previo aviso, que fuera uno de los testigos de nuestra primera boda, él aceptó sin rechistar o pedir explicaciones, lo que me hizo gracia, pero sin lugar a dudas me encantó.

Fue un día de llamadas, bueno más bien una mañana de llamadas, poco después de que termináramos la conversación con mi padre, que nos confesara que se aburría sin nosotros y que me dijera que me quería y que me echaba de menos, fue con Alice con quien tuvimos que "hablar".
Ahora entenderás mi entrecomillado.

-Hola Meg!

-Hola peque!-la saludé yo, riendo por su efusivo saludo.

-Y tu hermano qué?-Philip nos imitó haciéndonos reír.

-Hola tonto!-lo saludó a él también aún riendo-Os echo de menos...

-Calla enana, que me has despertado esta mañana con lo agustito que estaba durmiendo.

-Per... Eres idiota-dijo la pequeña enfadada, antes de colgar la llamada. Miré a Philip incrédula.

-Philip!-lo regañé haciendo que comenzara a reír a carcajadas provocando también mi risa. Intenté llamar una y otra vez a Alice, pero aunque daba timbre, ella no lo cogía, lo que aumentaba la diversión de Philip-Eres malo-dije sin poder evitar que me entrara la risa al verlo y escucharlo a él. Lo cierto era que verlo reír hacía que se le perdonara cualquier maldad.

Tras hablar con mi cuñada, Philip me propuso seguir con el viaje, quería seguir para poder volver cuanto antes y yo obviamente no me oponía a la idea.

Cuando volvimos a la casa tras unas varias horas de relax tumbados en la misma tumbona, decidiendo nuestro próximo destino y decidiendo también en dónde haríamos nuestra boda y a quiénes invitaríamos a ella, nos encontramos con la sorpresa de que la familia Clair, es decir, que Roberto, Adele, Oliver y la pequeña Becky, habían tenido que volver a casa por algo que había surgido en el trabajo de Roberto. Nos dejaron una carta en la que nos decían lo bien que les habíamos caído y lo que les apenaba no haber podido despedirse ni haber pasado más tiempo con nosotros, pero por suerte nos dejaron el número de la consulta de Roberto y los números tanto de él como de Adele y de la casa.

"Buenos días Meg, buenos días Philip.
Sentimos no habernos podido despedir por lo menos, antes de volver a casa. Me han surgido unos imprevistos en el trabajo con un paciente y hemos tenido que regresar. Adele y los chicos se hubiesen quedado, pero tampoco sé cuánto tiempo me llevará. Os he dejado junto a la carta una tarjetita con mis dos números de teléfono, bueno el mío y el del trabajo, también está el de casa y el de el móvil de Adele.
Nos habéis caído genial y sé que hablo de parte de todos. A Becky no sé que le habrás hecho, pero no se quita tu nombre de la boca Megan y parece una magdalena llorando porque no quiere irse y quiere quedarse con vosotros. Marinella nos está ayudando a convencerla de que se tranquilice un poco.
Oliver también me ha dicho que le hubiese gustado despedirse de vosotros y que si volveríamos a veros.
Se me olvidaba, ya de parte de los dos que estamos aquí sentados, él sentado en mi rodilla atento a mi escritura, aunque aún no sabe leer y yo escribiendo, el caso es que nos preguntábamos que, cómo estás de los cortes Meg? Antes tu tío se nos ha puesto a pedir perdón a todos por lo que ocurrió. Bueno, esperamos que estés bien.
Por otra parte Adele está encantada de haberos conocido y ya sabe de dónde le sonabais, al parecer tu tía Marta, que es la que se ocupa de la recepción, tiene fotos vuestras de cuando erais pequeños en el despacho y como le enseñó varias, se quedó con vuestra cara.  Dice que aún siendo unos críos ya teníais la maldición de que seríais escandalosamente guapos escrita en la cara. Pero sobre todo se acordaba de ti Meg, porque tú, Vinny y otra pequeña salís juntos en una foto que tiene enmarcada sobre la mesa. Lo dicho, a Adele le encantaría seguir conociéndoos, dice que algo le llama la atención de vosotros, que le transmitís algo que le gusta, lo cierto es que debí advertiros de que mi mujer es algo mística y que cuando lea esto me matará. Pero cariño si lees esto, TE AMO.
Y a mi está claro que también me habéis caído genial, me meto con mi mujer, pero lo cierto es que me ocurre lo mismo. Algo me dice que será un gran placer seguir conociendo a vuestra pequeña familia.
Bueno, al parecer Becky ya está más tranquila, así que nos marcharemos antes de que le de otro brote psicótico. Esperamos veros pronto y que estéis bien.
Philip, cuídalos eh, confío en ti después de verte reaccionar ayer. Seguramente el padre de Meg está encantado contigo, yo conociéndote a ti, tampoco pediría más para mi pequeña.
Y tú Meg, cuídate y cuídalos, para eso debes dejar tu afición de heroína ante locos alcoholizados, de acuerdo?
Cuidaros. Un saludo de parte de todos y supongo (y espero) que ya nos veremos.
Besos para los tres.
Roberto.         "

Tuve que reír en más de una ocasión conforme avanzaba en la lectura de la carta y al estar leyéndola en voz alta y Philip poder comprender mi risa, él reía conmigo.

Estábamos en la habitación ya con todo recogido y mirando si se nos olvidaba algo, cuando llamaron a la puerta.

-Adelante-dijo Philip colocando la maleta junto a la puerta. Yo estaba estirando las sábanas de la cama.

-Se puede?-mi tía asomó la cabeza por la puerta, sonriendo con dulzura.

-Mari-saludó mi niño con simpatía-Pasa.

-Tía, que haces aquí?-terminé y me acerqué a ella para darle un beso. Cuando llegamos ella estaba en su habitación, quien nos dio la carta fue Marta.

-Quería ver si ya habíais vuelto y poder despedirme antes de que os marchéis-nos miró a ambos mientras hablaba, yo la miraba con ternura.

-Ven a vivir con nosotros-dije en una vocecita aguda y chillona haciéndolos reír.

-Promete que vendrás a verme-cogió mis manos entre las suyas-Bueno que vendréis-miró ahora a Philip como disculpándose, él sonrió como única respuesta haciendo que sus ojos se achinaran de forma graciosa.

-Lo prometemos, verdad nene?

-Sí. Vendremos antes de que te pueda aplastar de verdad con su barrigón-dijo Philip señalándome. Mi tía tan solo pudo reír con ganas ante su respuesta, yo en cambio lo miraba con la boca abierta-Eh... Voy a llevar las cosas al coche-dijo haciéndose el tonto.

-Sí, mejor huye-ambos rieron. Mi chico ya con la maleta y mi bolso en manos se acercó y me dio un rápido beso en los labios, antes de marcharse riendo.

-Espero que seáis muy felices-me dijo mi tía ya encontrándonos a solas.

-Tita, eso parece una despedida definitiva, ya has escuchado al tonto ese, vendremos antes de que nazca el peque y después, para que conozca a su tía abuela. Vale?-me sonrió con dulzura. La abracé. No sé qué era, quizás lo frágil que parecía, tal vez la ternura y el cansancio de su mirada... Pero algo era lo que me había hecho tomarle tantísimo cariño en tan poco tiempo, porque siendo sincera, no recuerdo mucho nuestra anterior relación. Sabes de esos abrazos que parecen transmitirte una energía cálida, de esos que te hacen cerrar los ojos y sentirte como en pocos lugares? Así fue el abrazo de mi tía.

-Gracias por todo pequeña-me dijo ya mirándome a los ojos-Dile a mi hermano que ha hecho un gran trabajo contigo y que debe sentirse muy orgulloso. Eres una chica muy especial. Te las has arreglado para, en dos días, hacerme reír, sonreír o sentir-dijo pensando en las veces que había llorado o simplemente recordado-Todo lo que no he hecho en años.
Volví a abrazarla. Mis lágrimas parecían estar deseando salir. Notaba como poco a poco el calor me subía al rostro concentrándose en mi nariz y mis mejillas.

-Megana está en la habitación?-se escuchó al final del pasillo.

-Sí, está con Marinella-dijo mi niño, a quien reconocí de inmediato.

Mi tía y yo nos apartamos la una de la otra sin dejar de mirarnos y con una sonrisa en los labios.

-Os estaré esperando-dijo una vez más antes de preguntarme con la mirada y su mano extendida, si podía tocarme el vientre.

-Por favor-dije yo, así que ella con delicadeza tocó mi vientre. El pequeño llevaba horas tranquilo y ahora no fue diferente, mi tía tan solo tocó un vientre abultado para no recibir respuesta a cambio.

Se escucharon varios toques en la puerta.

-Adelante-dijimos ambas, dirigiendo nuestras miradas hacia la puerta. Entró Alexo seguido por Philip.

-Megana, venía a hablar contigo de lo que ocurrió anoche-dijo mi tío pareciendo un crío intimidado.

-Bueno cariño, espero que vengáis prontito a hacerle una visita a la vieja de tu tía-mi tía me dio un último abrazo y un beso en la mejilla, antes de marcharse acompañada de Philip, quien me dijo que me esperaría abajo. Cuando ambos se fueron, me sentí terriblemente incómoda.

-Megan, siento mucho lo de ayer, y tus manos, mira como están-dijo acercándose con intención de coger mis manos. Yo que estaba cruzada de brazos, los bajé dejándolos a cada lado de mi cuerpo, huyendo de su agarre.

-Estoy bien Alexo-él se me había quedado mirando apenado y con las manos aún extendidas hacia mí. Su imagen era un tanto lastimosa, pero... Suspiré de forma exagerada.

-No quiero que te vayas así.

-Bueno, tardarán un poco en curar, así que igualmente tendré que irme así-dije con algo de sarcasmo y diversión.

Mi tío sonrió débilmente.

-Me refiero a así de enfadada conmigo-esos ojos de gato que tenía eran hipnotizantes. Tuve la impresión de que mi tío seguía hablando, pero yo me concentraba más en mis pensamientos, que me llevaban a comentar el extraño color de sus ojos, que en sus palabras, y lo que me llevó a comprobar que tenía razón fue fijar la vista en sus labios y verlos moverse. Agité la cabeza quizás de un modo algo exagerado, para despejarme y pareció funcionar, porque de repente fue como recuperar la audición.

-Estás bien?-me preguntó mi tío haciendo el amago de tocarme, pero no pasó de ser más que un gesto vago.

-Sí... mm...-la lengua parecía estar jugando al Twister o como se llame el juego, el caso es que estuve por hacer ejercicios vocales para ver si dejaba de liarme con mis propias palabras-Tito, solo te pido que no lo hagas más-logré decir-Vinny no se merece eso. Lo cierto es que nunca se lo mereció. Y... Ayer lo pagué yo, pero te imaginas que hubiese sido una de las más pequeñas de la casa?-mi tío frunció el ceño por el desagrado de la simple idea.

-No me perdonaría hacerle daño a ninguna de mis sobrinas o nietas, de hecho no me perdono haberte hecho daño a ti-lo abracé sin previo aviso, siendo correspondida al momento.

-Pues yo sí te perdono, pero por favor-dije ahora apartándome-No bebas si te hace tanto daño-asintió débilmente y lo cierto es que no supe qué pensar, pero bueno, besé su mejilla y tras comprobar que tenía el móvil en el bolsillo del pantalón me dirigí hacia la puerta-Cuídate tito-dije únicamente antes de salir de la habitación y entornar la puerta tras de mí.

Al pie de las escaleras estaba toda la familia esperando, hablando entre ellos.

-Ahí viene-dijo Vinny llamando la atención de todos, que me miraron mientras bajaba los escalones. Sonreí con una bonita y triste mezcla de sentimientos. Habían sido tantos los años sin verlos y ya me marchaba.

-Qué ocurre aquí?-pregunté notando como mis ojos amenazaban con romper en lágrimas en cualquier momento. Llegué al último escalón y allí me quedé, parada e intentando no demostrar a mi familia que era una llorona y más desde que mis hormonas estaban especialmente sensibles ante cualquier situación.

-Comité de despedida-dijo mi primo con su habitual aire de graciosillo idiota, antes de acercarse y abrazarme haciendo que dejara de tocar el suelo, antes de volver a dejarme donde mismo-Te voy a echar de menos tonta-sonreí cada vez más triste-Por cierto, sigue siendo una pena que seas mi prima, estás preciosa primita-mis lágrimas no aguantaron mucho más y yo me eché a reír entre sollozos por su comentario mientras él pellizcaba mi mejilla.

-Todos te echaremos de menos pequeña-me dijo Marta atrapándome en otro fuerte abrazo. Así fueron despidiéndome todos uno por uno, incluso una de las huéspedes que parecía recién levantada, al enterarse que me marchaba, me abrazó y me dio dos besos, deseándome que todo me fuera bien.

-Ten-dijo una de mis primas dándome un sobre amarillo cerrado y algo abultado.

-Qué es?-dije secándome las lágrimas con un clínex que me acababa de dar mi tía.

-Vinny es más sentimental de lo que parece, es lo único que puedo decirte-me dijo ella despeinando con la mano los cabellos de mi primo, quien rio risueño y algo avergonzado pareciendo un crío y antes de acercarse y envolverme en otro abrazo, tierno y mucho más largo que el primero.

-Cuando pueda me gustaría ir a visitarte, te parece bien?-me preguntó mientras se apartaba.

-Es una pregunta demasiado estúpida, claro que me parece bien-él sonrió con dulzura.

Nos dimos nuestros números y prometimos volver pronto o que ellos irían a visitarnos.

Todos nos despedimos una vez más y tras pedirles a todos que cuidaran a Marinella, quien no estaba allí porque al parecer odiaba tales despedidas familiares; Philip, que había estado mirando todo aquello en segundo plano hasta que también lo abordaron a él con abrazos y amenazas que le daban una ligera idea de lo que le ocurriría si no me cuidaba, salió de la casa tomado de ni mano. Cuando estábamos a punto de subir al coche, di un último vistazo a aquel hermoso lugar y sonreí limpiando mis lágrimas más recientes. Philip besó mi cabeza una vez me senté en mi sitio y me coloqué el cinturón.

-Siempre podemos venir aquí de luna de miel-dijo guiñándome un ojo, provocando mi risa débil. Asentí satisfecha por la idea, haciéndolo sonreír.

-Seguimos pues?-preguntó mi niño arrancando el coche para luego acariciar mi mejilla.

-No sé qué haces que no estamos ya en marcha-dije haciéndolo reír. Miré por la ventana como se perdía de vista la finca, mientras el coche se movía dando la vuelta.

Mira el lado bueno Meg-pensé acordándome de una preciosa canción, antes de apoyarme contra la puerta y el espaldar para poder mirar mejor así a mis ojitos chocolateros.

-Por ti me casaré-canturreé aquella canción. Philip me miró de un modo... que simplemente hizo que me derritiera y por supuesto tuve que dejar de cantar, lo que pareció divertirle.

-Te quiero tonta-dijo ya sin mirarme.

Ya nos habíamos incorporado a la carretera, camino a Siena.

Continue Reading

You'll Also Like

3M 190K 102
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
470K 32.1K 32
Tercer libro de la serie amores de la mafia [EN PROCESO] Crecer como la hija de uno de los capos de Italia solo tiene una ventaja -tener un matrimoni...
294K 28.8K 46
[LIBRO 1] No respires cerca de él. No lo mires a los ojos. No le preguntes por su collar. No busques las razones. Es él, la imagen de la perfección m...