13 Pisos

By MPMUniverse

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Un lugar cuya ubicación es desconocida, un grupo de personas sin escrúpulos se reúne para realizar cosas atro... More

Prólogo
Capítulo 1: Piso 12
Capítulo 2: Un cambio en las reglas
Capítulo 3: Piso 11
Capítulo 4: Salón de clases
Capítulo 5: Prodigio, no te equivoques
Capítulo 6: Si juegas con fuego te quemas
Capítulo 7: Piso 10
Capítulo 8: Zona industrial
Capítulo 9: Acorralados
Capítulo 10: piso 9
Capítulo 11: El piso de los sacrificios
Capítulo 12: ¿Ángel o Demonio?
capítulo 13: Jaque Mate
Capítulo 14: La balanza no distingue entre el oro o el plomo
Capítulo 15: Piso 8
Capítulo 16: Parque de diversiones
Capítulo 17: Jugando según las reglas
Capítulo 18: Las reglas son para romperse
Capítulo 19: En la guerra la moral es relativa
Capítulo 20: Charlotte Evergarden
Capítulo 21: Piso 7
Capítulo 22: Restauran de carne
Capítulo 23: Sed de sangre
Capítulo 24: No soy capaz de matarte
Capítulo 25: La motivación viene de lugares inesperados
Capítulo 27: Sólo uno
Capítulo 28: ¿Vas a luchar o a huir?
Capítulo 29: Elías
Capítulo 30: Luz y oscuridad
Capítulo 31: Bienvenida
Capítulo 32: Adiós, Charlotte Evergarden
Capítulo 33: Piso 3, Prostíbulo
Capítulo 34: Monstruo vs Demonio
Capítulo 35: Inocencia
Capítulo 36: Capaz de todo
Capítulo 37: Decisiones
Capítulo 38: Lo que no se pudo decir
Capítulo 39: Fin del juego
Epílogo
Agradecimientos
¿Y ahora qué?
One shot <3
One Shot parte 2
One Shot final
ES IMPORTANTE

Capítulo 26: piso 6, casa de muñecas

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By MPMUniverse

–Este lugar es escalofriante – murmura Elías acercándose a uno de los estantes lleno de libros.

– ¿Tú crees? A mí se me hace lindo.

–Definitivamente hay algo mal en ti.

Charlotte hace una mueca y mira a su alrededor. El lugar parecía ser un salón común y corriente, los muebles, los cuadros, la manera en que las lámparas brillaban, las velas que decoraban las esquinas, todo daba una cierta tranquilidad, pero que en el fondo sabían que era una falsa sensación de seguridad, seguían dentro de aquel edificio por lo que debían siempre estar preparado para lo peor, dejarse llevar por cosas como estas bien podrían costarles la vida, por lo que la joven dejo de lado su trance y se dedicó a revisar la habitación, que a diferencia de otros pisos era bastante grande e iluminado, había una única puerta que conducía a lo que parecía ser el resto del piso, pero era muy pronto como para pensar en ir a explorar, ya que no podían saber que podía esconderse en aquella planta.

La alfombra bajo sus pies era mullida y los sofás invitaban a tomar un descanso, que para alguien exhausto era algo demasiado tentador. La muchacha los observo por un instante, pero finalmente dio un suspiro de resignación. No era buena idea bajar la guardia y mucho menos perder el tiempo en algo como eso. Tendría que ignorar las suplicas de su cansado y adolorido cuerpo, para continuar adelante. Acomodo su flequillo que tapaba sus ojos y se arrodillo para revisar un montón de papeles esparcidos sobre la única mesa del lugar, muchos de ellos eran recortes de periódicos y otras cosas sacadas de internet, lo que le hizo recordar el libro que guardaba dentro de su bolso, el cual no tardo en sacar y comparar las notas, haciendo que unos asombrados ojos azules se abran al ver que se trataban de los mismos archivos, solo con la diferencia que en la mesa, había otra carpeta. Charlotte dejo el libro a un lado y se dispuso a echarle un vistazo, topándose en su interior con las noticias que hablaban sobre la muerte de personas de prestigio.

Alphonse Rossler, importante político Alemán se encontró muerto en sospechosas circunstancias, su cuerpo fue hallado en su departamento en Berlín, donde su amante la modelo rusa Ibianka también fue hallada sin vida y degollada. Los cuerpos se encontraron tres días después de sus muertes, la policía no encontró rastro de los involucrados.

Alan Palucci, presidente y fundador de la firma de abogados de la compañía Palucci, fue encontrado sin vida dentro de su auto, una bala en la cabeza fue la causa de muerte, las investigaciones afirmaron que el disparo fue realizado desde la distancia con un francotirador…

Milena Grey, jefa de la policía de Berlín fue encontrada muerta fuera de su residencia en Ismir #345, cerca de las 11:20 p.m. luego de que regresara de su trabajo. La causa de muerte fue una puñalada acertada desde la espalda, la cual atravesó su corazón, fue una muerte inmediata. La policía no encontró pistas del culpable, pero se cree que esta relacionada a su investigación por sospechosos asesinatos hacia políticos y empresarios.

Se han confirmado 13 asesinatos en los últimos dos años, todos ellos dirigidos a personas influyentes dentro del ámbito político y económico.

Hannsel Frederiksen fue reelecto nuevamente con mayoría de votos, además declara haber contratado los servicios de guardaespaldas, por los recientes hechos ocurrido y ha ofrecido una recompensa por cualquier información que ayude a resolver los casos.  

Todos los reportes tenían un contenido similar y eran de hace casi siete años. Una pequeña mueca se formó en el rostro de Charlotte quien continuaba revisando cada documento, hasta que finalmente se quedó perdida en uno de ellos. Un escalofrío atraviesa toda su espalda, contrayendo cada uno de sus músculos, provocándole una opresión en el pecho que era tan dolorosa que por un instante se quedó sin aire. De forma inconsciente arrojo el papel lejos de ella y retrocedió mientras seguía sentada, en un vago intento de escapar de lo que sus ojos habían leído, pero ya era tarde, las imágenes se formaban dentro de cabeza como una lenta tortura. Cubrió su cara tratando de ocultarse de los vertiginosos recuerdos que la golpeaban, la sangre en sus manos, los gritos, los lamentos, el frío de aquella noche, el olor metálico, la luz de la luna reflejada en la hoja del cuchillo teñido de rojo y como la vida abandonaba los ojos de Víctor, la misma imagen que aparecía una y otra vez en sus pesadillas. Aquello se sentía como una caída libre directo hacia un abismo oscuro, uno al cual temía no poder regresar ¿Pero era miedo? ¿Ansiedad? ¿Tristeza? La verdad es que era una mescla de todo eso y más. Por primera vez desde que había llegado a ese lugar sintió un verdadero terror de estar allí. Sintió que quería llorar, pero nada salió de sus ojos, los cuales no sabían de lágrimas, pues nunca antes las había derramado, sin importar lo miserable que se sintiera, sin importar tristeza, sin importar su dolor, Charlotte era alguien que no sabía cómo desahogarse ni qué hacer con esos sentimientos.

Aquel abismo lleno de monstruos del pasado parecía estar a punto de engullirla, si no hubiese sido por que Elías la tomó firmemente del brazo y la levanto del suelo.

– ¿Elías? – logra articular sin asimilar lo que sucedía.

– ¡Muévete! – ordena. 

– ¿Eh?

No hay ningún tipo de explicación, simplemente Elías toma a Charlotte como si fuese una muñeca y corre con ella en brazos hacia la puerta más cercana y abriéndola con brusquedad, justo a tiempo, ya que de algo que no había sido capaz de percatarse la joven, fue del ligero  cambio del aire, el cual se había hecho más denso y había adquirido un olor a químico. Ella estaba tan centrada en sus propios pensamientos que no pudo notar que el sistema de ventilación estaba emanado el extraño gas, que era altamente volátil, tanto así que cuando llego a la concentración mínima, este exploto con las llamas producidas por las velas. El estallido provoco una ligera vibración y un sonido estremecedor que atravesó por las paredes y llego hasta sus oídos. La puerta blindada evito que fuesen alcanzados por la onda expansiva y por el fuego que se consumió en una nube ardiente, que finalmente terminaron por incendiar todo lo combustible de la habitación. Unos segundos más y la historia de los jóvenes hubiese terminado de otra manera.

–Maldición, esa estuvo cerca – suspira Elías poyando la espalda contra la pared – en verdad detesto este lugar.

–Elías – murmura la rubia por lo bajo – me estas apretando el estómago, me duele.

–Que delicada, no aguantas nada.

Finalmente la suelta haciendo que la chica caiga de rodillas al suelo, donde deja escapar un pequeño quejido por el golpe.

–Auch – se lamenta por lo bajo y abraza su estómago, el cual dolía demasiado como para ser normal, por lo que se remanga la camiseta.

– ¿Qué haces? No te desvistas frente a mí.

–Si te incomoda entonces no mires – murmura sin dejar lo que hacía. 

–Como si hubiese algo que mirar – señala dándose la media vuela – solo apúrate.

Charlotte hace una pequeña mueca e ignora el sentimiento.

En su estómago, gusto debajo de la parte en que se unen las costillas, se encontraba una enorme mancha oscura que desentonaba con la palidez de su piel, era un circulo casi perfecto y que le provocaba un gran dolor cada vez que lo topaba, por lo que decidió dejar el moratón tranquilo y bajó su camiseta para ocultar la marca. Se le hacía difícil creer que un golpe causara ese daño, pero recordaba claramente la sensación de ese momento. Miro de reojo a Elías y decidió que era mejor no decirle nada al respecto, lo que había sucedido no había sido culpa de él, o por lo menos no era totalmente consiente de lo que hacía, o así era lo que ella quería pensar. Da un pequeño suspiro antes de ponerse de pie y observar nuevamente a su alrededor.

La nueva habitación era más oscura, decorada con muchas flores en distintos lugares y un pequeño candelabro de cristal. Podría ser un sitio normal, si no fuera porque estaba repleto de figuras humanas puestas en distintas posiciones, con ropas victorianas, vestidos de novias muy vistosos y máscaras que le cubrían el rostro.

– ¿Y esto que es? – balbucea curiosa observando las figuras.

–No me preguntes cosas sobre tu cuerpo,  eso es raro.

– ¿Qué? No. Me refería a eso – señala lo que está más al fondo.

Elías observa por encima de su hombro sin mayor interés.

– ¿Y eso que es?

–Eso mismo pregunte.

–Y si tú no lo sabes ¿Qué te hace creer que yo lo sé? 

–Buen punto – afirma acercándose a las figuras – es muy raro que hayan tantos maniquíes en este lugar, dan miedo.

–Creo que esta es la primera vez que te oigo decir que algo te asusta – murmura picando con el dedo uno de los maniquís – se sienten muy raros – se queja guardando cierta distancia – por cierto, Char ¿Qué fue lo de hace rato? Te quedaste como idiota.

Charlotte se queda quieta al escuchar aquella pregunta, mientras que un nudo se formaba en su estómago y el sudor frío bajaba por su espalda. En comparación aquella habitación no parecía tan aterradora. Apretó la correa que cruzaba por su pecho entre sus manos, como una infantil manera de darse valor a sí misma, ya que no sabía cómo debía reaccionar ante tal situación ¿era mejor decirle? ¿Qué razón había para hacerlo? Eran dos par de extraños reunidos por extremas circunstancias. Había tantas cosas que cruzaban por su mente en ese momento, que o podía concentrarse en ninguna.

–Bueno… – murmura con un hilo de voz – eso…

–Si no quieres decirlo, entonces no te esfuerces por hacerlo – le interrumpe – te complicas por todo.

El chico de cabello oscuro pasa por su lado y continua mirando las figuras a su alrededor, pero esta vez sin acercarse demasiado.

– ¿No estas molesto?

– ¿Por qué lo estaría?

Se encoje de hombros.

–No lo sé, solo fue una suposición – murmura desviándola mirada.

–En vez de perder el tiempo pensando  tonterías, deberías mejor pensar en una manera de salir de aquí.

–Supongo – la joven hace una pausa – Por cierto, en la habitación de atrás había recortes de periódicos que hablaban sobre Hannsel Frederiksen, él fue el hombre que te crio ¿verdad? 

–No diría que me haya criado, pero supongo que si se trataba de él ¿decía algo interesante?

–Es difícil saberlo, habían muchas cosas sobre asesinatos de personas importantes y que creo que se mesclan con él.

–Ya veo, no me sorprende, ese tipo tenía la costumbre de mandar a matar a cualquiera que le cayera mal o se metiera demasiado en sus asuntos, realmente odiaba estar allí.

Charlotte sintió que debía decir algo más, pero en ese momento no pudo recordar nada bueno, por lo decidió guardar silencio y no arruinar las cosas. Por ahora habían otros asuntos más importantes que debía de atender, como lo era el encontrar una salida de ese piso, y lo primero era salir de la extraña sala de las figura humanas de tamaño real, que de cierta forma causaban escalofríos con sus poses exageradas y estáticas, y a pesar de la extraña belleza que poseían, pasar por su lado daba la sensación de que los observaban y que en cualquier momento se comenzarían a mover por su cuenta. La joven intento apartarse la idea de la cabeza pero le resultaba difícil, aquellas esculturas eran demasiado humanas. Por lo dejo de ponerle atención y continuo caminando por la habitación, mientras que Elías la recorría desde el otro lado, pero más que prestarle atención a su alrededor, parecía estar en su propio mundo, lo que hizo a Charlotte suspirar por lo bajo. En ocasiones le gustaría tener esa capacidad de ignorar las cosas con esa facilidad.

Dentro de la sala en que se encontraban, había una cantidad de 15 figuras, las cuales en su mayora se trataban de mujeres, peinadas y arregladas como si fuesen muñecas antiguas, lo que les hacía preguntar ¿Qué clase de asesinos se toparían en este piso? Ambos jóvenes tenían las marcadas secuelas de su travesía, que eran heridas con cierta gravedad y que los limitaba de cierta manera aunque para Charlotte eso no resultaba un gran problema, ella no era la que tenía que hacerle frente a cada individuo que  trataba de asesinarlos. Por lo que sus ojos voltearon furtivamente para mirar a Elías ¿Qué haría si él llegara a lastimarse de gravedad y no pudiese continuar? Ella sabía que no podía lograrlo sola y hasta ahora, él había recibido la peor parte y el hecho de que siguiera como si nada, no dejaba de sorprenderla.

Finalmente terminaron de revisar todo el lugar y sin encontrar nada, ni en las paredes, ni en el piso, ni en las figuras. En aquella habitación no había nada que les diera alguna pista de cómo salir de ese lugar, incluso dudaba de que pudiesen encontrar algo como eso, puesto que cada vez las cosas se complicaban ¿y si ya no habían pistas? Aquello preocupo a Charlotte que se quedó parada frente a la puerta, dudosa con respecto a sus decisiones. Por otro lado Elías se mantenía entretenido mirando una de las figuras cercanas a ellos.

– ¿De qué crees que estén hechos? Se ven muy reales. 

–De cera, posiblemente, no sabría decirlo con certeza ¿Por qué la pregunta?

–Curiosidad.

Cuando termina la palabra, no duda ni por un segundo en empujar la figura con su pie, haciendo que esta se precipite al suelo de forma irremediable. Charlotte da un ligero brinco por la sorpresa cuando golpea el suelo con tanta fuerza, que la cabeza se le termina desprendiendo y ruede lejos del resto del cuerpo inerte.

– ¿Por qué hiciste eso?

–Porque me gusta patear cosas – dice con una enorme sonrisa de victoria que se transforma en una mueca rápidamente – Hey, Char ¿es normal que estas cosas boten un líquido de su interior?

–No ¿Por qué lo preguntas?

–Creo que estas cosas no son del todo muñecos.

Los chicos dan unos cuantos pasos para ver con más claridad a la novia que yacía en el suelo y sin cabeza, de la cual pequeñas gotas negruzcas caían de lo que era un corte limpio, y ahora que el velo y la máscara habían dejado al descubierto el rostro, se podía ver con claridad la boca que había sido cosida para mantenerla en una eterna sonrisa, los parpados habían sido removidos y los ojos reemplazados por unos de cristal, tan vacíos y muertos como el mismo cadáver que tenían frente a ellos. La señal de alerta se encendió dentro de ambos, que de forma simultánea miraron al resto de cuerpos que posaban por toda la habitación. No se trataban de muñecos, aquellos eran personas reales a las cuales habían asesinado y convertido en este bizarro espectáculo.

No fue difícil tomar la decisión de abandonar aquella habitación, para ir a la siguiente, que para su suerte, no era más agradable que esta.

Del otro lado de la puerta se encontraron con otra sala, la cual parecía ser una especie de exhibición, que no era para nada placentera, lo que allí se encontraba era un retorcido museo de parte humanas, las cuales habían sido mutiladas para luego armarlas de otra forma, por lo que no fue raro ver una cabeza que tenía dos caras cocidas a ella, o un torso del cual salían cuatro piernas y cuatro brazos. Rostros a los cuales habían desfigurado poniéndole más piezas o cortando otras, habían cuerpos a los cuales le habían reemplazado la cabeza por una pierna o una mano; ojos que se encontraban de forma grotesca saliendo de una boca. Charlotte volvió a sentir nauseas. Que alguien pudiese encontrar belleza en algo así, parecía repugnante. Y lo que parecía ser aún más enfermizo, es que muchas de las piezas estaban unidas a aparatos que las hacían moverse de forma antinatural y grotesca, sobretodo el torso sin cabeza que se encontraba en el suelo, cuyos ocho brazos se movían como si fuese una araña. 

Tener que mirar eso se podría considerar un castigo repúgnate, pero también estaba la posibilidad de pudiesen encontrar alguna cosa, no podían darse el lujo de avanzar libremente como si la respuesta se las fuesen a dar como por arte de magia. La joven dio un suspiro y se separó de su compañero para poder buscar más rápido. Sentía asco de solo estar allí, las náuseas se presentaban con violencia, pero su estómago estaba tan vacío que ya no era capaz de devolver ninguna cosa. Estaba segura de que cada piso era peor que el anterior, aunque quejándose no solucionaría nada, solo debía enfocarse en otras cosas que no fuesen cuerpos rebanados ni reinsertados como piezas de un mal lego, pero decirlo era más fácil que hacerlo, era difícil ignorar el paisaje en el que se encontraban y no pasar toda una escena de horror en su mente ¿acaso estaba siendo muy dramática? miro de reojo a Elías quien pasaba por entre las esculturas de carne, sin mostrar ninguna expresión.

– ¿Qué se supone que estoy buscando? – Pregunta mirando para todos lados – este sitio da asco, me quiero ir – se queda mirando un tanque con cabezas flotantes – mierda, esto me dará pesadillas. 

–Cualquier cosa que te parezca extraña.

– ¿Podrías ser más específica? Por si no te has dado cuenta, aquí todo es extraño.

–Entonces busca algo que no sea extraño.

–Vaya explicación de mierda – gruñe mirando nada en específico.

Todo lo que se encontraba en ese lugar parecía ser sacado de las peores pesadillas. Ninguno de los dos estaba feliz por permanecer aquella habitación de locos, llena de cadáveres, sangre y tanques con restos humanos. Charlotte había visto los corazones, cerebros y fetos de animales que se exhibían en las clases de bilogía, pero esto era diferente, aquí no existía ningún interés por la ciencia o la enseñanza, todo esto no era nada más que simple morbo, algo que solo un enfermo podría disfrutar.

– ¿Elías?

– ¿Hmh?

–En el piso de Alicia, te encontraste con un hombre que parecía conocerte, creo que lo llamaste chacal.

– ¡Ah! El viejo alcohólico ¿Qué pasa con él?

– ¿De dónde lo conoces? Él también hablo de otro conocido tuyo – hace una pausa – no tienes que responder si no quieres… no es importante.

–Es el tipo que nos enseñó a usar armas cuando trabajaba para Hannsel, tenía un temperamento de mierda y recuerdo los golpes más que otra cosa.

Charlotte deja de hacer lo que hacía y se queda observando al chico de cabello oscuro, quien no tiene ni idea de lo que está buscando, pero que aun así lo hace. Un amargo sentimiento se desliza por su  garganta al oír eso, lo que también le hace preguntarse ¿qué clase de vida ha tenido Elías todo este tiempo? ¿Qué significa realmente ser un asesino? ¿Y por qué la ha salvado tantas veces, aun a costa de su propia seguridad? Lo único que Charlotte sabia de él, era lo que había leído en el informe de Cathleya y algunas cosas que él mismo había mencionado durante el camino, como que era alemán, que había vivido en las calles durante su infancia, que había trabajado por mucho tiempo con alguien que odiaba, que había huido, que ha matado a tantas personas que ni siquiera puede recordar la cantidad, que se había convertido en un maestro de piso, que hay decenas de cicatrices en su cuerpo, pero ¿Quién era realmente Elías Frederiksen? Ahora que lo pensaba, Charlotte no conocía nada de él.

¿Tenía ella algún derecho de reprocharle su manera de ser?

–Elías…

– ¿Ahora qué? ¿Ya encontraste algo?

–No, pero quería decirte lo que paso hace rato – murmura nerviosa.

–Si no quieres decirlo no lo digas.

Ella niega con la cabeza.

–Está bien, no pasa nada con que lo sepas, después de todo es algo que no tendrá importancia para ti, pero de que de todas formas quiero decirte – respira profundamente para darse algo de valor – de hecho, incluso antes de venir aquí ya había visto morir a alguien – aprieta la correa de su bolso –  yo solía tener cuatro hermanos, pero no me llevaba demasiado bien con ellos, solo con Víctor, el mayor de todos nosotros, lo quería mucho pero, él fue asesinado cuando salía de la universidad, recibió 16 puñaladas y ninguna dio en algún punto vital, él murió desangrado… se supone que yo no debía estar allí, pero lo estaba y lo vi morir – hace una pausa en la que cierra los ojos por un instante – la policía jamás pudo encontrar alguna pista sobre su asesino… Mientras revisaba los papeles en la primera habitación… encontré la noticia que salió al respecto en el periódico.

–Así que fue por eso que actuaste tan raro – le responde tras un largo silencio – al menos ahora sé que no estás loca.

–Lo siento.

– ¿Por qué?

–La verdad… es que no lo sé.

Elías deja escapar una carcajada.

–En verdad eres todo un caso, escoges los peores momentos para recordar tus dramas, pero no puedes quedarte pegada con eso. El pasado es pasado, ya no hay nada que hacer con eso, ni por muy mierda que haya sido aprende a vivir con eso y supéralo – se cruza de brazos – concéntrate en el presente, que es donde realmente puedes hacer algún cambio.

Charlotte le quedo viendo por un momento y luego bajo la mirada hacia sus propias manos. En cierto punto él tenía la razón. Estaban rodeados de asesinos, sus vidas estaban en juego  y no podía permitirse pensar en más cosas que no fuese su propia supervivencia. Pero ignorar las propias emociones era más difícil de lo que pensaba, hacer eso era renunciar a una parte de ella misma ¿siquiera era eso posible? Dejar atrás la causa de sus miedos, de su culpa y de tantas otras cosas de las cuales se arrepentía, de los errores que había cometido. Simplemente para ella, hacer eso no era tan sencillo como lo hacía parecer Elías.

–Elías… ¿de verdad crees que podamos salir de este sitio?

– ¿Otra vez con eso? Ya te dije que no planeo morir en este basurero.

–Ya veo – murmura por lo bajo.

Antes de que alguno de ellos pudiese decir otra palabra, el sonido de la puerta abriéndose capto su atención, poniéndolos a ambos en alerta de lo que podría aparecer desde la oscuridad de la otra sala. Solo se podían oír ligeros crujidos de algo rompiéndole lentamente, a lo que Elías respondió sacando el arma desde su cinturón, y aunque no apuntaba a ningún lado, su mano parecía lista para apretar el gatillo en cualquier momento. Charlotte retrocedió unos pasos y espero a que su compañero la adelantara un poco.

Del otro lado todo era increíblemente oscuro, con pisos de madera que crujían al recargar demasiado el peso. El candelabro colgado del techo no era suficiente para vencer la oscuridad, ni las sombras que se formaban por los muebles atiborrados en las esquinas. Pero lo más extraño de toda esa escena, era la pequeña niña de cabello blanco sentada en el único sillón libre de escombros, de donde los observaba fijamente.







Hola mis amores, espero que hayan disfrutado del capítulo, ya saben que si les gusto pueden darle su amor a esta historia <3

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