Un amor a lo prohibido [Termi...

By Lyle0816

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¿Como reaccionará el universo al enterarse que la hija de Hades y la hija de Zeus se conocen, viven una avent... More

Prólogo
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
XI.
XII.
XIII.
XIV.
XV.
XVI.
XVII.
XVIII.
XIV.
XX.
XXI.
XXII.
XXIII.
XXIV.
XXV.
XXVI.
XXVII.
XXVIII.
XXX.
XXXI.
XXXII.
XXXIII.
XXXIV.
XXXV.
Epílogo
¡Gracias!
¿Propuesta?
Segundo libro

XXIX.

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By Lyle0816

Desde ese día que deje salir mi lado más oscuro solo entreno con mis soldados, salgo a las calles con soldados custodiando que no me ataquen. Mis hermanos han intentado acercarse pero mi ejército les bloquea el paso. Mis hijos son los únicos a quienes dejo que se me acerquen, me cuentan como llora Cristina por las noches porque ya no duermo, no le hablo, no como, solo me la pasó cuidando de la nación. Mis hijos lloran porque no hago nada al respecto. Me canse de verlos llorar así que hablaré con ella. Los niños se agarran de mis manos y me conducen a la biblioteca del castillo. Entramos en silencio. Ella está dormida en un sillón con un libro abierto apoyado en su pecho.

Suelto a mis hijos y agarro el libro. Está leyendo un absurdo libro para ver cómo puede entablar una conversación conmigo sin que "huya". Cierro el libro, lo dejo sobre la mesa. La miro dormir con la nariz roja y los ojos hinchados de tanto llorar. Algo en mi pecho se remueve. La cargo con cuidado. Mis hijos me miran atentos, camino hacia la puerta, corren para abrirla. Salimos juntos, caminamos hacia las escaleras. Las subo con un pequeño grupo de soldados que nunca se despega de mí. Uno de ellos se adelanta y me abre la puerta de mi habitación, entro, se quedan en la entrada de la habitación, mis hijos entran junto a mí.

La acuesto en la cama, la cubro con una cobija de seda rojiza. La contemplo mientras duerme. Me inclino y beso su frente por impulso. Un cosquilleo recorre mi cuerpo. Agarro un papel y un lápiz. Escribo una dirección y doblo el papel, lo dejo sobre la mesa de noche junto al lápiz. Miro a mis hijos que sonríen. Niego, salgo del cuarto, me siguen. Los soldados emprenden su caminata detrás de nosotros. Bajamos las escaleras. Veo a mis hermanos parados en la entrada viéndonos. Mis hijos los saludan. Ellos les devuelven el gesto para después verme. Agarro las pequeñas manos de los gemelos. Los soldados nos abren paso entre mis hermanos, veo a Evan quien me mira decepcionado. Le sonrío.

Salimos del castillo. Hay dos carros blindados esperándonos a los pies de las escaleras, un soldado se adelanta a abrirnos la puerta de atrás de uno de los autos. Ayudan a subir a los gemelos para después subirme yo. Cierran la puerta. El soldado que nos abrió la puerta se sube al asiento del copiloto y el resto en el otro auto. El auto arranca. Abro mi mano y sale una llama esperando alguna orden. Luna pone su mano junto a la mía, una diminuta llama aparece en su mano. Ambas se mezclan para formar una extraña figura, Luna se ríe al verme fruncir la frente. Le gusta jugar a que adivine la figura que crea con la ayuda de mi fuego y el suyo.

-No seas tramposa, no se ve bien.- la figura se va moviendo hasta darle una silueta de un oso.- Es un oso de peluche... El que te hice cuando naciste.- sonríe y asiente.

-Su alteza, hemos llegado.- cierro mi mano y las llamas desaparecen, se abre la puerta y me bajo, ayudo a los gemelos a bajarse.

-Mami, ¿vendrá mami Cris?- pregunta Julián, lo miro.

-Sí, más tarde.- caminamos hacia una casa inmensa, me detengo frente a la puerta de madera de un tono chocolatoso, doy tres ligeros golpes, segundos más tarde se abre dejando ver a una sirvienta, esta es mi casa secreta ya que no duermo en el castillo pero a veces vengo a dormir y a comer aquí.- Pasen niños.- entran corriendo.- Gracias, Lady Bloom.- asiente, entro, dos soldados entran y el resto se queda custodiando o merodeando cercas de la casa.- ¿Hay correo?- asiente, me da cuatro sobres.- Muchas gracias.- Los gemelos corren de un lado a otro jugando con Bucky, el perro los sigue caminando pues ya está viejo.- Niños, no lo agoten.- me miran y asienten.

Me siento en la mesa quitándome la corona y dejándola en la mesa frente a mí, leo los remitentes de las cartas para después lanzarlos al centro de la mesa. Me siento agotada pues anoche trabajé en los trámites de la construcción del nuevo bar de Luke. Acepto mi propuesta con la condición de que no armara un escándalo y que llegara puntual. Después de firmar trámites salí para encontrarme a un pequeño grupo de delincuentes rodeándome para atacarme. Los destrocé manchando mi armadura de su sangre e inundando mis oídos con sus lamentos y disculpas absurdas.

-¿Mami?- miro a Julián quien me observa en la entrada del comedor.- ¿Podemos hablar?- asiento, se acerca, lo cargo y lo siento en mis piernas.- ¿Tú y mami Cris ya no se aman?- una pregunta que me incomoda.

-Jules, tu mami Cris y yo tuvimos una discusión muy fea, ella me hizo daño, yo solo me alejé para sanar mi corazón herido.- trato de explicarle.- Pero nunca pienses que ya no los amamos, los queremos mucho, son nuestros hijos, lo más preciado que tenemos en el mundo.- sonríe y se le forma un hoyuelo en su mejilla izquierda.- Hoy mamá Cris vendrá, hablaré con ella sobre la situación y trataremos de arreglar el asunto por el bien de ustedes.- se apoya en mi pecho mientras abre sus manos y agarra las mías.

-Mama Cris te ama mucho, por favor, no se hagan más daño, a veces mami Cris dice que se odia por no poder demostrarte cuanto te ama...- miro mis manos junto a las de mi hijo.- Mami Cris se encierra en el baño por las noches y cuando sale a veces sus brazos tienen cortadas... Mami dice que no le duele...- me tenso.

-¿Mamá se corta? ¿Desde cuándo lo hace, Julián?- Me mira.

-Desde que regresamos de la casa de John...- trago saliva, cierro los ojos.

-¿Por qué no me lo habías dicho, mi amor?- se me corta la voz.

-Porque me hizo prometerlo, que no te lo diría... Mami Cris se lastima mucho... Haz algo mami.- rodeo el pequeño cuerpo de mi hijo.

-Haré lo que pueda, Jules, gracias por contármelo, hiciste bien, eres un buen niño, ve con tu hermana al cuarto de juegos y no salgan hasta que vaya a buscarlos, ¿entiendes?- asiente.

-Gracias mamá, eres la mejor, te quiero.- Me abraza para después besar mi mejilla, lo bajo de mis piernas y sale corriendo.

-Su alteza... La señorita Mayers está en la puerta... ¿tiene permitido pasar?- miro a un soldado, asiento, me levanto, me acerco al umbral de la puerta mientras el soldado abre la puerta y la invita a pasar, me mira.

-Ven.- Me doy la vuelta, entro de nuevo al comedor y me siento en el mismo lugar en el que estaba hace unos segundos.- Siéntate.- señaló una silla a mi lado, traga saliva y me hace caso.

-Brooke...- la miro.

-Cristina, tus brazos, los dos.- se tensa, no se mueve, agarro uno de sus brazos, levanto su chaqueta y veo las cortadas, la miro.- ¿Crees que el niño soporta ver que hagas esto?- Me mira y sus ojos se cristalizan.- ¿Crees que me gusta esto?- suelto su brazo.- Maldita sea, mujer, odio esto, odio que por mi culpa te hayas hecho eso... - miro hacia la mesa.- Odio haber permitido que nos separáramos...- la miro.- Soy un asco de persona.

-Brooke, mírame y di que me amas, necesito saber si aún hay algo entre nosotras.- Me levanto, me acerco a ella.

Agarro su rostro y la beso con necesidad. La suelto, me separo de ella, salgo del comedor rogando porque me siga y podamos terminar con este dolor que yo misma cree. Una mano me detiene y me jala hacia ella. Unos brazos me envuelven. Miro a Cris quien me mira con lágrimas resbalando por su mejilla, se las limpio rápidamente. Apoya su cabeza en mi pecho, acaricio su cabeza con dulzura. Anhelaba sentirla. Si, fui muy fría con todos y no me importaba pero en lo más profundo de mí ser aún había amor, ese amor que le tengo y me llevo a casarme con ella, formar una familia. Nos quedamos un buen rato así hasta que ella se aleja, veo sus manos y hay sangre escurriendo hacia el piso.

-Cris... Voy a llevarte al hospital...- agarro sus brazos.

-Estaré bien, Boo.- niego.

-Nena, yo también me cortaba, no se cerraran hasta que un médico haga lo que tenga que hacer para cerrar esas heridas.- suspira.

-Te conozco así que llévame, no te cansarás hasta que estemos en un hospital.- sonrío.

-Ve al auto y espérame allí, iré por los niños.- asiente, subo las escaleras, toco ligeramente la puerta del cuarto de juegos, se abre dejándome ver a Julián, sonríe, llama a Luna y salen corriendo del cuarto, los sigo escaleras abajo.

-Un paso más y la matare.- me detengo frente a mi madre que tiene a Cris aprisionada contra su cuerpo y una daga de plata en su cuello, trago saliva.

-Suéltala...- miro a Cris con miedo.

-No, hasta que me dejes llevarme a mi hija.- sonríe, cierro mis manos en puño, me agacho hasta la altura de mis hijos.

-Deja que los niños se vayan...- asiente.- Llamen al Tío Evan y díganle que nos busque en el hospital.- susurro, me abrazan para después salir corriendo de la casa.- Déjala ir, madre, está herida, atácame a mí pero no a ella.- niega.

-Ya sé cuál es ese truco, Brooke, tu padre lo empleó con varias chicas.- tragó saliva, cierro los ojos.

-Mamá, déjala ir, por favor.- se me está acabando la paciencia y no es nada bueno.

-Brooke... Respira, no te dejes llevar por la oscuridad, regresa a mí, por favor, no vuelvas a abandonarme.- abro los ojos y miro a Cris.

-¿Confías en mí?- responde con un pequeño si.- Cierra los ojos y cuenta hasta cinco en voz alta.- cierra los ojos.

-Uno...- El tiempo empieza a avanzar lento, me acerco a mi madre.- Dos...- El tiempo vuelve a la normalidad y logro sacar de su agarra a Cris.- Tres...- aviento a mi madre contra la pared.- Cuatro...- abrazo a Cris.- Cinco...- abre los ojos y me ve.- ¿Brooke?- sonrío al sentir la daga de mi madre hundirse en mi espalda, alejo a Cris mientras sale la punta de la daga por mi pecho.- ¡Brooke!- Me giro a ver a mi madre.

-¿Creías que moriría? Que ingenua, madre.- Me saco la daga, la dejo caer al piso y camino hacia ella.- Ahora me alegro de que Padre me haya alejado de ti, me alegro de haber alejado a Dani de ti, eres un monstruo.- Me mira incrédula.- Ojalá y te pudras en el infierno.- chiflo, entran los soldados.- Llévensela a Zeus y díganle que me haga el favor de alejarla de mi.- la agarran y la sacan del lugar, mis rodillas se estrellan contra el piso.

-¡Brooke!- Las manos de Cris me detienen antes de que mi cuerpo toque el piso.- Por los dioses, no me abandones, no de nuevo...

-Mi amor... no voy a abandonarte de nuevo.- me envuelve en sus brazos, una neblina negruzca nos envuelve, no siento el frío del piso, en cambio, siento el cálido piso de un hospital.- ¿Crees que me iría ahora que acabo de recuperarte?- mi voz se va apagando.

-¡Un médico! ¡Mi esposa se está muriendo! ¡Hagan algo por su reina!- brama Cris mientras ejerce presión en mi herida.

-Su alteza, vamos a levantarla y apoyarla en una camilla, a la cuenta de tres.- unas manos me agarran.- Uno... Dos... Tres.- Me elevan y una mueca de dolor cruza por mi rostro, me apoyan en la camilla.- Al quirófano, ha perdido mucha sangre, no nos queda mucho.- la camilla se mueve, veo a Cris.

-Te amo...- alcanzo a leer sus labios, sonrío para después cerrar los ojos.

-¡Hemos perdido sus signos vitales! ¡Preparen las descargas eléctricas!- se escuchan los gritos lejanos mientras en mi mente repaso la conversación que tuve con mi hijo.

-"Mamá Cris te ama mucho... Por favor ya no se hagan más daño..."- Es la frase de mi hijo que me hace aferrarme a la vida.

-¡Esta respirando! ¡Denle más oxígeno y pónganle un sedante o despertará mientras arreglamos su herida!- Los gritos inundan mis oídos de una manera brusca.

-Aquí estoy, mi amor.- la dulce voz de mi esposa es lo último que escucho antes de hundirme en mi propia oscuridad por segunda vez.

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