Alexandra Coleman.
-Ya los extrañaba - Liz corrió abrazarnos apenas llegamos.
-Y yo a ti - dije devolviéndole el abrazo.
-Pues yo no - le solté un pequeño golpe a James, él fingió un quejido - Mentira - menciono entre risas - Yo también te extrañe.
¿Se divirtieron mucho? - indago Evan levantando las cejas con picardía. Las mejillas me ardieron avergonzada, James miraba fulminante a su hermano y la verdad era que contenía las ganas de reí - Eso es un sí - ambos hermanos estallaron en carcajadas - James, entiendo que acabas de llegar, pero hay asuntos que no pueden esperar - el mencionado asintió en respuesta.
-Ya vuelvo mi reina.
-Iré a la habitación. Liz, ¿vienes? - mi pelinegra asintió.
-¡Qué tal te la pasaste! - apenas entramos a la habitación su interrogatorio no se hizo esperar - Tu y mi hermano... ¿ya? - inquirió acomodándose en la cama.
-Ay, Lizeth - le lance un cojín, ruborizada.
-¡QUÉ!, ¿Me lo vas a negar?
-Si a tu insinuación, cochina - me lleve las manos a la cara riendo nerviosa - Fue bastante lindo - se quedó callada incitándome a seguir - Me la estaba pasando bien.
-Hay un pero, ¿verdad? - suspire cansada asintiendo.
-Estaba sola en la playa y un chico se me acerco, ya te imaginaras el show que montó tu hermano cuando nos vio - rodé los ojos - Peleamos un poco fuerte porque dijo cosas hirientes que no pensé me diría. En fin, lo hablamos y solucionamos.
Los días siguientes todo iba perfecto, pero justamente en nuestra última noche allá, le llamarón varias veces. Agarre el móvil para llevárselo, pues se estaba bañando - hice una pausa, el enojo hacía mella en mi sistema recordando ese momento - Le llego un mensaje.
-Lo leíste - afirmo por mi rostro serio - ¿Quién mandó el mensaje?
-De una tal April
-Ay no - negó pasándose una mano por el cabello - ¡Es enserio!
-¿La conoces? - asintió.
-April es una puta, la última que nos vimos las cosas no acabaron bien. Me pelee con ella y le dije que la quería lejos de mi hermano; la amenacé, pero tal parece, no entendió.
-James está advertido, él sabrá.
-Cuentas conmigo para lo que necesites - palmeo mi hombro - Te dejo descansar, buenas noches Alex.
-Buenas noches.
Liz salió cerrando la puerta tras ella. Saque mi celular de mi bolsa y llame a mi hermano.
-¡Princesa!, ¿Cómo estás?
-Hola Kyle. Estoy bien, ¿y tú?
-No te escuchas bien.
-Claro que sí.
-NO MIENTAS ALEXANDRA.
-¡No grites!, no quiero que te escuchen - susurré como si estuviera siendo vigilada - ¿Crees que podamos vernos mañana?
-Sí, pero me dirás que te ocurre. Te conozco muy bien y si estás así por James, dime y voy en este mismo instante por ti.
En su voz no mostraba ningún signo de broma.
-Mañana te cuento - suspire - No le digas nada a Steve, por favor.
-No le diré, pero entonces si es algo malo.
-NO - sus quejas por gritarle no se hicieron esperar - Me mandas mensaje cuando vengas, ¿okey?
-Ay Alexandra - suspiró exasperado - Nos vemos mañana princesa y paso por ti a la una, más o menos.
-Hasta mañana.
-Adiós.
Finalicé la llamada y lancé el celular a la cama.
Saque un pijama de mi armario, me cambie y tumbe a la cama.
-Qué haces amor - preguntó James cerrando la puerta.
-Nada. Oye y Nicolás, ¿dónde está?
-Se fue con Steve.
-Uhm - esos dos se han hecho buenos amigos - Mañana voy a salir - informe antes de olvidarlo.
-¿Con quién?
-Con Kyle - se posiciono encima de mí sin recargar todo su peso.
-¿Estás cansada?
-EL vuelo fue agotador, pero tú me cansas más - sonreí colando una mano bajo su playera, acariciando su pecho - Eres insaciable.
-Ahora resulta que soy yo - se quejó haciéndose el indignado.
-Eres tú, amor.
-Claro - respondió irónico - Por esta vez te dejare descansar.
-Gracias.
Espere acomodada en mi lugar a que se cambiara, regreso enseguida acurrucándose a mi lado y caímos rendidos.
A la mañana siguiente, desayunamos temprano y James se marchó a la oficina junto a Evan. Dijo que llegarán tarde, tiene mucho trabajo en la empresa y saliendo irán a checar negocios de la mafia.
Mientras esperaba a Kyle, platico con Liz en la sala. El timbre sonó, unos pasos y gritos resonaron en el lugar - ¿Qué rayos ocurría?
-Señorita espere - Delia intentaba detener a una chica - Ya le dije que el Señor no se encuentra.
-Lo esperare aquí para que al regresar, mi amor se lleve una sorpresa - fruncí el ceño levantándome de golpe, mirando a las femeninas. Liz hizo lo mismo escudriñando a la chica que iba rumbo a las escaleras.
-Hey, ¿a dónde vas? - cuestione manteniendo una expresión neutra. La chica se detuvo y volteo a verme.
-¿Por qué te diría a ti?, no eres más que una empleada - su tono déspota mencionando aquello despertó una bomba de tiempo en mi interior - Y tráeme un vaso con agua - me miró con superioridad.
¡Ésta que se ha creído para hablarme de esa manera! - Liz río desquiciada, la tipa al escucharla frunció el ceño molesta. Ni siquiera la había notado.
-O sea, ¿si sabes con quién estás hablando? - se cruzó de brazos sin parar de reír - Bueno, te diré - relajo su rostro poniéndose seria - Ella - me señalo - A la que llamaste empleada, es la dueña y Señora de la casa. Se me olvidaba tu falta de neuronas - se llevó una mano a la cabeza negando - Para que entiendas mejor.
Ella es Alexandra Miller, la esposa de James - enfatizo orgullosa.
La cara de la rubia se desfiguro por la noticia.
-¿Qué haces aquí, April? - cuestionó frívola.
¡APRIL!, ¿Ella es April? - No puede ser - interiormente contaba hasta diez para no perder los estribos.
-James se casó - cuestionó riendo con ironía - No lo puedo creer, ¿enserio contigo? - sus ojos me escudriñaban con burla - Una pobre cosa sin gracia.
No voy a permitir esto.
-Si tengo o no gracia, a ti te da completamente igual - declare frívolamente, sorprendiendo a Liz y Delia. Nunca me habían visto enojada - No voy a permitir que vengas a MI casa a insultar y hacer lo que quieras.
-Creo que no entiendes - relajo el rostro mirándome altiva - ¿Tú que le puedes dar a James?, obvio nada, yo llegue primero.
-Y si tú le das más que yo - hice una pausa sonriendo maliciosa - ¿Por qué no te hizo a ti su esposa? - la mire con superioridad, molestarme fue su peor error - No le das nada - sonreí arrogante - Solo eras su puta en turno, pero qué crees - si sus ojos fueran pistolas, ya me habría disparado entre las cejas - Ya no necesita tus servicios.
Vete de mi casa antes de que pierda la paciencia que me sobra.
-No - entrecerró los ojos sonriendo de lado - No me creo el teatrito que estás armando aquí. De seguro esto es un plan de Lizeth para hacer que me vaya, pero qué crees - la maldita perra me imitó - No lo hare, así que chao - se volteó dándome la espalda, caminando nuevamente a las escaleras.
-Te advierto, que antes de abrir la puerta de la habitación, estarás aquí de regreso - movió su mano restándole importancia a mi advertencia y subió como si fuera modelo.
-Delia - hable seria - Dile a Henderson que suba con cuatro chicos y me URGE, bajen a esa tipa antes de que abra mi cuarto. PERO YA, QUE LA VIDA DE TODOS DEPENDE DE ESO.
La chica salió corriendo y en un segundo los chicos entraron corriendo tras Henderson. En la planta alta los gritos de esa tipeja se escucharon, ordenando la soltaran.
-Liz.
-Mande - mi cuñada seguía sorprendida.
-Sé que siempre traes un arma contigo, préstamela - saco su pistola de la parte trasera de su pantalón.
-Alex, ¿sabes cómo usarla? - cuestiono entregándome el arma.
-No te preocupes, claro que se.
Mark Coleman llevaba a sus tres hijos a jugar con pistolas de pintura, aparte nos metió a un entrenamiento para aprender a disparar con distintos tipos de armas - Ya entiendo por qué - Henderson llegó con los chicos, dos de ellos sostenían a April y los otros estaban detrás custodiando.
-Mi reina - inclino su cabeza en señal de respeto - No llego ni a medio pasillo de donde está su habitación.
-Muy bien Henderson.
Me acerque a ella con una sonrisa macabra -¿Lo ves?, Aquí mando yo - pasé la pistola por su cara, haciéndola tragar en seco - Te lo advertí - jale sus rizos rubios haciéndola mirarme - No quiero que busques a James nunca más o no tendré piedad - solté su cabellera tomando distancia - Suéltenla - los chicos la soltaron, April quería lanzárseme y antes de que pudieran detenerla, en un ágil movimiento la agarre de la nuca, ejerciendo presión.
Camine con ella hasta la salida, aventándola bruscamente - No te quiero volver a ver - caminaba torpemente intentando recuperar el equilibrio.
No me importa si se cae.
-Lárgate antes de que cambie de opinión - me lanzo una última mirada enojada.
Perra, si comparamos enojos yo lo estoy más, mucho más.
Se montó en el que supongo es su auto y aceleró. Todos los presentes me miraban sorprendidos, sin excepción alguna.
-Si regresa no quiero que la dejen pasar y él que lo haga, estará muerto junto con ella - un chico unos metros a mi izquierda miraba crédulo - Eres nuevo - dije mirándolo de reojo - No estoy jugando niño y antes de que pregunten "por qué" - pase la mirada por todos los escoltas - Es porque soy su REINA - sentencie frívola.
Di media vuelta adentrándome en la casa con Liz detrás.
-Gracias - le regrese su pistola - Delia - la chica llego de inmediato ante mi llamado - Sofí salió a comprar - más que preguntar, afirmé.
Que esté enojada no significa que trate mal a la gente.
-Voy a salir, pero avísale que al rato necesito hablar con ella.
-Si Señora.
-Gracias, ya puedes retirarte - ésta asintió y se fue.
-Me sorprendiste, Alexandra - Liz soltó con media sonrisa divertida - No te creía así, pero la verdad me encantó ver como la ponías en su lugar. Amo a mi cuñada - su grito lo escucharon hasta china - Eres increíble, ¡caray!
-Yo también te amo Liz - dije entre risas - Futura cuñada - moví las cejas en forma picarona.
-Fue una simple salida, DE AMIGOS - recalcó la última palabra.
-Yo sé que ustedes van a terminar juntos.
Kyle era un noviero empedernido, se la pasaba presentándome chicas - Nada formal - no las llevaba a casa y siempre, las botaba a los dos meses. Con Liz sentía algo diferente, juraba por mi vida que la pelinegra logró flechar a Coleman.
Es irónico, mientras parece que yo hice todo mal, mi hermano y cuñada salieron cuando andaba de luna de miel; confesaron sus sentimientos por el otro, quedando en conocerse más.
-Quien sabe.
-Todo puede pasar Liz - le guiñe un ojo haciéndola sonrojar.
Kyle entro como Pedro por su casa, saludo a Liz y nos marchamos.
Llegamos a una heladería, tomamos asiento junto a una ventana y un chico bastante majo se acercó a tomar nuestro pedido. El jóven se me había quedado mirando y Kyle como buen hermano celoso, fulminaba con la mirada al chico sin decir nada - No aún -
-Ya me dirás qué pasó - cuestionó cruzándose de brazos sobre la mesa. Le conté lo sucedido con James en la luna de miel, emitiendo algunas partes y culminé con el suceso de April - Alexandra, ¿es enserio? - no cabía de la sorpresa.
-Si Kyle, es enserio.
-No pensé que hicieras algo así - sonrió negando - Sin duda eres una Coleman. Aunque - su sonrisa fue sustituida por un semblante serio - No estoy de acuerdo con la actitud de James, no puede tratarte de esa forma cada que se encele. Miller me va a escuchar y perdón, pero esto lo va a saber Steve.
-¡No Kyle!, si le dices él se va a poner peor que tú - realmente me daba más miedo la reacción de Steve a la de Kyle - Ya lo conoces.
-Es obvio - frunció el ceño molesto - No vamos a permitir que te vuelva a tratar de esa manera.
-Ay Kyle, eres un amor - sonreí con ganas de llorar - Ustedes dos son los mejores hermanos.
-Eso lo se princesa - respondió arrogante - Voy al baño, toma - me dejo su tarjeta para pagar - Pero hazlo rápido porque ese tipo te está mirando mucho y como siga, lo golpeare - sentenció caminando hacia el baño.
-Ajá, como digas - rodé los ojos y el chico se acercó.
-Se te ofrece algo más - cuestionó amable.
-No gracias, ¿aceptas tarjeta? - asintió.
Pasó la tarjeta por la terminal, puse la clave - Dense una idea de lo consentida que me tiene para saber su clave - El ticket comenzó a salir indicando el pago.
-¿Te puedo decir algo? - asentí suponiendo lo que intentaba - Eres muy linda y sé que vienes acompañada, pero... ¿algún día saldrías conmigo?, No sé, quizá a tomar algo.
-Gracias, pero eso no es posible - le enseñe mi mano con el anillo dejándolo sorprendido - Estoy casada.
-El chico que fue al baño tiene mucha suerte - solté la carcajada, negando varias veces.
-No, él es mi hermano - pase de largo al chico porque cierto rubio venía a toda prisa - Adiós - tomé el brazo de Kyle sacándolo del lugar - Kyle, te calmas - suspiré frustrada entrando en su auto - ¡DIOS!, Qué voy hacer con tantos hombres celosos.
-Cállate - refunfuño subiendo al auto - Te amamos, por eso somos así - puso el auto en marcha y partimos de regreso a la mansión.
Me dejo en casa y se marchó porque tiene viaje de negocios a España con respecto a una de nuestras empresas. Me dirigí a la cocina en busca de Sofí, dando por hecho que ahí la encontraría.
-Mi niña - la mujer me sonrió alegre - Delia me dijo que quieres hablar conmigo, ¿está todo bien?, ¿alguien hizo algo o yo hice algo malo? - negué haciendo un puchero, Sofí siempre tan tierna.
-No nana, pero necesito que hagas cumplir al pie de la letra las siguientes indicaciones - dije severa. Terminé de indicarle las órdenes por si volvía April y subí a mi habitación.
Encontré a James hablando por teléfono, desde luego no iba a interrumpir, de no ser porque mencionó aquel nombre - Ya te dije April - cerré de un azotón la puerta y crucé los brazos MUY enojada. Él volteo miedoso, colgando al instante.
Levanté la mano negando repetidas veces con la cabeza; haciendo caso omiso se acercó - Mi reina, déjame explicarte - pidió juntando las manos - Ella me contó lo sucedido, pero Henderson ya me había informado antes. Yo le dije que no iba a escucharla, además su versión estaba demasiado cambiada y le aclaré que no volviera o yo mismo me desharía de ella.
-James, tú sabes lo que haces y ya te lo había dicho - me encogí de hombros - Di la orden de que si vuelve su cadáver es lo único que saldrá de aquí.
-Si así lo decretaste está bien - puso sus manos en su cintura atrayéndome a él - Por cierto, mi hermana también me puso al día de tu fantástica hazaña - se relamió los labios ocultando su sorpresa - Nunca imaginé que mi esposa fuera toda una fiera.
Rodee su cuello con mis brazos, poniéndome de puntillas acerqué mi cara a la suya - Lo hago porque eres mío, bambino (bebé) - sentencie sobre sus labios.
-Me encantas mujer - sonreí antes de besarlo.
También me encantas y eso me asusta.