La semana se fue volando, hoy es sábado el gran día de la cena en casa de los padres de Ower, para qué negarlo estoy más que nerviosa, ya que no sé cómo es la actitud de sus padres, por un lado, pienso que es fuerte, pero por otro pienso que son unas personas cariñosas, espero no estar equivocada, aunque no sé con qué tipos de personas me voy a encontrar.
—Estas hermosa.
—Gracias David, aunque no te voy a negar que estoy muy nerviosa.
—No es para menos, pero no te preocupes todo saldrá bien, ya lo veras querida.
Le doy un abrazo de despedida, los nervios iban en aumento cuando el auto se mueve sobre la pista y para el colmo Ower me espera en casa de sus padres.
¡Por el amor del cielo! Terminaré con los nervios destrozados, por lo menos debía de pasar a recogerme, no, el señor tuvo que irse primero, acaso no entiende que todo esto es nuevo.
El coche se detiene frete a un portón gigantesco, a pesar de que está oscureciendo, todas las hectáreas que posee la propiedad, el bosque, todo este bien cuidado además del césped, te dan deseo de volver a la etapa en la cual eras niño y rodar por todo el lugar sin parar, una vaga imagen de unos niños jugando en este lugar llega a mi mente, no pido un lugar tan majestuoso como este, pero me gustaría si algún día tengo hijos ellos vivan su niñez de esta forma.
El vehículo se desplaza hasta que se detiene frente a la puerta donde Ower me espera, abro la puerta del coche, me apresuró a llegar a su lado. Por su estado de inquietud y su lenguaje corporal sé que no está muy cómodo, inspecciona mi aspecto.
—Esta preciosa.
—Gracias señor Cheap's.
Me brinda su brazo el cual tomo a gusto, desde que Ower me desplaza dentro de la mansión de sus padres se respira un aire un tanto ostentoso el cual me tiene un poco intranquila.
El sonido de mis tacones retumba por toda la estancia, en pocos minutos nos encontramos en una sala de estar donde, una mujer bastante joven, lleva un vestido digno de su figura, Ower se detiene frente a ella.
—Madre ella es Ali Meeth, mi esposa.
Trato de ocultar mi asombro en una sonrisa, la señora se levanta, Ower deshace el agarre y ella procede a darme un beso en la mejilla y un pequeño abrazo.
—Bienvenida a la familia, soy Ángela Cheap's.
—Gracias, es un placer conocerla.
La belleza de esta mujer es impresionante calculo que tendrá unos cincuenta y tantos de años, aun así, parece ser hermana de Ower en vez de la madre, comparten los mismos ojos de su hijo, pero en un matiz más oscuro, la similitud que poseen no son tan notorias, pero si ambos se ponen a la par tienen un parecido.
—Vamos querida acompáñame, tenemos mucho de qué hablar además de planear, me hace ilusión todo esto, aún estoy súper enojada con Ower por hacer las cosas tan a prisa, siquiera te presento como tu novia simplemente se casó como si fuera un juego.
Ocupo el siento de su lado en el sofá que adorna la estancia.
—Cuéntame de ti debemos ponernos al día.
—Madre no seas tan intensa, vas a incomodar a Ali.
—Intensa nada, usted se casó y no me dijo ni que tenías novia.
—Madre por favor.
—Shh tranquilo.
El rostro de Ower muestra lo inquietante que es para esta situación, no entiendo porque, son simples preguntas las cuales contesto con amabilidad, la señora Cheap's posee ese aire jovial que tiene Ower, el cual es agradable y divertido. De la incomodidad pase a sentirme tranquila y estar en un ambiente agradable.
—Veo que ya traes el trabajo a casa.
La voz retumba por todo el lugar, levantó la vista, una versión mayor del rostro de Ower me da la bienvenida, Damián Cheap's el temido legendario hotelero magnate de todos los tiempos me recibe con un gesto de pocos amigos y semblante bastante parecido al Ower que conocí la primera vez.
La señora Cheap's se levanta y da la bienvenida a su esposo, un beso y abrazo el cual dura unos segundos demás en el cual ella pega sus labios a su oreja y le susurra algo, el asiente, cuando su mirada cae sobre mí, toda paz abandona mi cuerpo. Su mirada es un glasear, sin sentimiento alguno, me mira como si fuera insignificante, me muevo en mi lugar.
—Buenas noches señorita Meeth.
—Buenas noches señor Cheap's.
El saludo no paso a mayores, no hubo apretón de manos, ni abrazos ni una sonrisa cariñosa, solo palabras más rígidas que una pared de concreto, Ower sujeta mis manos, desvío la mirada y el me reconforta con una sonrisa que solo yo puedo verla.
—Es hora de cenar, podemos pasar al comedor, por favor.
Ower me ayuda a incorporarme y camina tras los pasos de su imponente Damián, si esto es así imagino por lo que tuvo que pasar él de pequeño, un gigantesco comedor nos da la bienvenida junto a una mesa con un pequeño banquete, algunos empleados se encuentran a un lado listos para servir, el padre de Ower se posiciona en la cabeza, su madre se coloca se izquierda mientras que Ower y yo ocupamos el lugar de la derecha.
La cena transcurre en silencio, mi estómago está hecho un nudo el cual me priva de comer y me limito a digerir algunas cosas que hay en mi plato.
—¿Cuándo serias digno de darme la noticia?
—Padre ahora no por favor.
—Si no es ahora, ¿cuándo será Ower? Tuve que estarme por el periódico, siempre te he dicho que hagas las cosas bien hechas y que pienses antes de cometer una locura, sobre todo que no te dejes llevar por una calentura de momento.
—Padre, es mi vida y puedo tomar las decisiones que crea correctas.
—Es tu vida, pero es el apellido de todas las generaciones Cheap's que esta sobre la mira de todos, fue a pulso y trabajo de años inclusive de siglos para mantener este apellido a flote.
—Damián no es el momento para tratar estos temas y menos frente a nuestra nuera.
—¡Por favor, tú también!
—Querido es la verdad, es la vida de nuestro hijo además puede elegir con quien estar. Y debe de respetar su decisión.
—¿Respetar su decisión? Lo respetaré cuando tome buenas decisiones y deje de llevarme la contraria en todo lo que le pido que haga. ¿Es una forma de llevarme la contraria que haces esto?
—No.
—¿Entonces? Dame una explicación válida y no quiero esa basura de que le prometiste a tu abuelo semejante estupidez.
El silencio de parte de Ower altera a su padre al punto de estampar su puño en la mesa y exaltar.
—Esa porquería de promesa, resulta sin sentido, nunca debí dejar que mi hermano te llevará a ese lugar.
—Por favor, cariño basta.
—Es que no ves la estupidez que hizo.
Sin miramientos me señala y caigo en cuenta que la principal culpable de la discusión que sostiene su padre es por mi presencia, tal vez esperaba otra cosa que no sea yo, tal vez alguien más elegante y de buena familia, juego con mis pulgares debajo de la mesa, tengo deseo de decirles unas cuantas cosas por ser tan grosero, pero voto por mantener la calma.
La impotencia carcome mis nervios, la discusión se vuelve un poco acalorada cuando el genio de Ower explota en su esplendor, callando a su padre.
—No me importa en lo absoluto lo que pienses de Ali, solo te pido, más bien te exijo es que la respetes, en pocas palabras la estas llamando interesada siquiera sin conocerla, no sabes los detalles a fondo, y dudo que me conozcas en realidad, hasta que no la trates con el debido respeto que se merece, porque te guste o no es mi esposa y lleva mi apellido, el mismo que te enorgullece, es mi esposa. Pensé que sería diferente, pero siempre es lo mismo contigo. Que disfruten de la cena, mi esposa y yo nos retiramos.
—Cielo, no te vayas.
—Lo siento mamá, pero debemos irnos después puedes irnos a visitar cuando gustes.
Nos levantamos, Ower se despide de su madre, me apresuró a seguir sus pasos, la cena familiar no resultó como espere, jamás pensé que Damián Cheap's sea esa clase de persona, que juzga y tacha solo por los distintos ámbitos sociales, miro de reojo a Ower, está muy molesto al punto de tomar el auto y declinar los servicios de Matyas.
—Señor no considero prudente que maneje en ese estado.
—Ahora no.
—Pero señor...
—¡Ahora no!
Colérico se sube al auto, me apresuró a tomar el lugar del copiloto, me colocó el cinturón de seguridad y el acelera, me sujeto del asiento asustada.
—Estoy cansado de su actitud, siempre es lo mismo, pero no voy a permitir que te trate como a una cualquiera, eres una mujer espléndida para que mi padre venta con sus estupideces.
—Ower calma, no pasa nada.
Aparta la mirada del camino por unos segundo y esa fue la diferencia, de un antes y un después. Todo paso tan rápido, en un parpadear, los ruidos, la presión del cinturón en mi pecho, el movimiento brusco del vehículo, mi grito de pánico y simplemente todo se volvió negro.