Capítulo 14 parte b

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Respiro profundo, muerdo mis labios, pero el dolor me impide hablar, trato de tomar respiraciones pausadas, la aflicción oprime mi pecho, aun puedo sentir la tensión sobre mi pecho, el primer sollozo sale estrangulado de mis labios, mis ojos se inundan de lágrimas las cuales salen sin poder con tenerlas más. Es mentira, repito una y mil veces más, muevo mi pie sobre el mismo lugar, estoy asustada, aterrada y desesperada.

Esta espera está acabando lentamente, acarició mi pecho, esta acción proviene del mismo nerviosismo, estar en estas cuatro paredes pintadas de blanco y olor a desinfectante me mata lentamente. Las horas son eternas, llevan más de tres horas en la operación, aun me duele la cabeza y mi cuerpo se siente entumecido.

Me levanto y camino para que mi cuerpo vote un poco de la energía que tengo contenida, limpio mis mejillas, apoyo mi cabeza en una de la pared. Los moretones y algunas contusiones es lo menos que tengo en estos momentos el que está mal es Ower, su imagen no se borra de mi memoria, el sonido del metal chocar contra el pavimento, además de la sangre que salía por todas partes de su cuerpo.

—Familiares del señor Cheap's.

—Soy su esposa.

—Está estable, dentro de su gravedad, pero las siguientes setenta y dos horas son cruciales para el paciente, su condición no es buena y si llega a sobre vivir, tendrá que iniciar sesiones de terapia para caminar tendremos que esperar hasta que despierte para saber cómo está su memoria, lo siento mucho señora Cheap's. Si él hubiera tenido el cinturón de seguridad su daño hubiera sido menos.

No se explicar cómo me siento en estos momentos, dolor, angustia, no reaccionó a la noticia, me siento y medito en las palabras, él estaba perfecto esta mañana hablamos como es costumbre, nos basamos, incluso anoche tuvimos nuestro momento para que unas horas más tarde me azote esta noticia.

—¿Que ha pasado?

Su madre junto a su padre acaba de llegar, la tristeza marca el rostro de Ángela y Damián su padre la sostiene, me levanto.

—Él... no.... va a volver a caminar y.... y.... estas setenta y dos horas serán decisivas.

Decirlo me produce un sabor amargo, Ower puede morir, Ower puede morir, Ower...y en ese instante me derrumbo. Entre en un estado de histeria a tal grado que Matyas tuvo que contenerme.

—¡Todo es su culpa! Usted tiene toda la culpa, por la idea errónea de no aceptar a su hijo tal y como es usted...

No puedo seguir gritando los recuerdo me abruman, el olor insoportable a gasolina me marea por unos instantes, llevo mi mano a mi rostro, duele, pestañeo varias veces para poder centrar la mirada, sale humo de la parte delantera del auto. Giro la cabeza.

—Ower.

Su cuerpo se encuentra lapso, no se mueve siquiera su pecho no se mueve.

—Ower.

—¡Ali reaccione!

Trato de reaccionar, busco aire el cual no encuentro. Algunas personas con batas blancas me rodean, me hacen preguntas, no sé cómo captar el sentido a las reacciones de mi cuerpo, hasta que no puedo más y mi cerebro se desconecta.

Siento un peso a mi lado, poco a poco despierto y me encuentro con la silueta de mi madre la cual me mira preocupada. Un nudo se forma en la garganta, los labios me tiemblan, el primer sollozo sale desgarrando parte de mi dolor.

—Mamá.

—Lo se cariño, lo sé.

Esas simples palabras fueron suficientes para echarme a llorar, con el torso de su mano limpia mis lágrimas, me giro hacia ella y sostengo sus manos con fuerza, es mi único apoyo.

—Todo va a estar bien amor, ya lo veras cariño. Ower es una persona resistente y sana, saldrá de esta, ahora bien, debes ser una roca para él, porque lo que le viene ahora no será fácil, pero recuerda jamás será imposible.

La tristeza en sus palabras es palpable, sostiene mis manos con fuerza la cual me transmite y calma mi desesperación y angustia, a pesar de tener poco tiempo siendo su esposa es imposible no sentir afecto y cariño por Ower, es un hombre imperfecto y tiene sus malos ratos, pero es muy cariñoso a pesar de su vida anterior, tiene algunas características de su madre y la otra versión de su padre, es una mezcla de ambos. La puerta se abre, se asoma un doctor, el cual me observa con un poco de cautela.

—Señorita Ali Meeth, ¿Cómo se siente?

—No tan bien como quisiera.

El se acerca lo suficiente para comprobar mis signos, junto a un sin números pruebas táctiles que me incomodan un poco, revisa las bandas que cubre mi frente.

—¿Presenta mareos o náuseas?

—Solo me duele la cabeza.

—Del uno al diez, ¿Cuál sería el grado de dolor que siente?

—Un cuatro.

—Te suministrará unos milímetros de calmantes, tendrás dolores de cabeza continuos, es normal a menos que tengas vómitos y estés mareada, debes estar tranquila, tuviste un colapso, y este tipo de problemas afecta tu salud mental y física, comprendo que está pasando por una situación bastante delicada, pero debe de tener cuidado. Si estás muy agobiada o no encuentras salida te sugiero que hables con una psicóloga para sobrellevar la carga. Ahora pasarás el resto de la mañana en observación hasta que tengamos los análisis para ver si todo está bien.

—Gracias doctor.

—De nada ahora trata de estar tranquila.

—Una última cosa doctor, ¿cuándo podré ver a mi esposo?

—A las diez enviare a un enfermero para que le asista para que pueda ver a su esposo por unos minutos, pero debe estar pacífica.

Estoy agotada tanto emocional como físicamente, trato de concentrar mi mente además de pensar de forma positiva.

—Ya sabes cariño, tienes que mantener la calma y ser fuerte a pesar de toda esta adversidad por la que estás pasando.

—Eso trato.

—Solo recuerda, debes ser fuerte.

—Si mamá.

—Mi niña.

—Estaré bien, ahora tienes que irte, estas cansada mamá, no debes pasar mala noche, lo siento tanto.

—Estoy en sillas de ruedas, y me siento bien de salud, un día o noche que haga esto no me matará además eres mi hija.

—Lo agradezco, pero no te esfuerces más de lo que es permitido.

Adela interrumpe en la habitación sonríe y saluda, le devuelvo el saludo, se lleva a mi madre. Aun me falta lo más difícil de este día, ver el estado en el cual se encuentra Ower, la soledad me obliga a pensar e inquietarme.

—Señora Cheap's.

Tal vez las horas pasaron muy rápido, al lado del enfermero se encuentra Matyas el enfermero tiene una silla sé que es para desplazarme a la habitación de Ower, lo acerca y me acomodo sobre la silla, mi pulso se descontrola al detenernos en la puerta que lleva por número 413.

—Cinco minutos señora Cheap's.

Matyas abre la puerta y desplaza la silla, la imagen que esta frente a mis ojos es deplorable, inspiró por la nariz para evitar echarme a llorar, este no es mi esposo, para nada es mi Ower, no puede ser él. 

 

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