— ¿Trajeron sus proyectos? — El profesor Miller pregunto, entre asentimientos de cabeza y suspiros de frustración muchos negaron.
— Miller. — Hablo con voz chillona Stacy, mientras enrulaba su cabello negro en su dedo índice, y sus uñas con una manicura perfecta resaltaban. — Todos pensábamos que era para el siguiente martes. — Se quejó. Todos asintieron siguiéndole la corriente.
— ¿Anderson? — Llamó a su alumna estrella y su ceño se frunció inmediatamente, no estaba en el salón. — ¿En dónde está Anderson? — Todos negaron con frustración y sin interés alguno acerca de si la chica había ido o no al instituto ese día. — ¿No ha llamado a ninguno? — Pregunto y todos negaron.
— Apenas y habla con nosotros. — Se quejó Brittany.
— Ni siquiera sabemos su nombre. — Se rió Edward.
— Qué raro nunca falta y siempre está 15 minutos antes. — Él profesor Miller estaba buscando en su celular el número de la secretaria en recepción por si había alguna llamada de que ese día no se presentaría a clases después de todo Anderson sabía que ese proyecto valía el 60% del periodo.
No pensaba llamar a su número de celular porque entonces los alumnos se preguntarían ¿Por qué Miller tiene el celular de Anderson en su agenda telefónica? No iba a dar explicaciones, pero le preocupaba Anderson.
Al segundo tono estaba sonando el teléfono, cuando la puerta se abría mostrando a una chica apurada y con el rostro afligido.
— ¿Anderson? — Pregunto con un poco de asombro, ella traía una venda en la mano, y parecía doloroso. — ¿Todo bien? — Ella asintió con una sonrisa amable recuperando el aliento, sus compañeros la miraban asombrados y algunos con molestia solo venía a joderles el día.
—¿Puedo preguntarle el motivo de su llegada tarde? — Pregunto con sigilo el Lic. Miller.
— Tuve un percance. — Dijo sin mediar más palabras, no le interesaba darle más explicaciones al resto de sus compañeros. Le extendió una nota al profesor en donde se especificaba que había estado en el hospital público desde las tres de la madrugada, su profesor la vio a los ojos aquella nota a él en específico no le asombraba tanto.
— Quiero hablar con usted al final de la clase. — Ella asintió. — Ahora estábamos hablando sobre el proyecto final de este primer periodo, y solo me preguntaba si usted lo trajo. — Dijo más como una afirmación pues la conocía, la chica era la más puntual y responsable que había conocido aun entre los adultos.
— Aquí tiene. — Sacó su proyecto perfectamente empastado y con unas letras plateadas al frente, como siempre impecable.
— Bien chicos y chicas, si su compañera pudo ¿Por qué ustedes no? — El rostro de Anderson se mantuvo impecable, aunque ciertamente por dentro se retorcía de la vergüenza.
— No es justo Miller, pensamos que era para el otro martes. — Se quejó Christoffer de Brazos cruzados. Algunas chicas le prestaban mayor atención a él que al profesor, tenía un cuerpo perfectamente trabajado y esos ojos azules que hipnotizaban a las chicas con solo verlas, el chico popular rompecorazones y con la vida hecha, se podría decir que el chico perfecto.
— ¿Cuándo lo termino Anderson? — Ella titubeo sobre decirle que lo había terminado la misma semana que él lo dejó, así que solo se lo guardo para sí misma.
— No lo recuerdo. — Dijo seria, mirando sus manos, el profesor suspiro frustrado.
— ¿Qué considera usted que debería hacer? — Le pregunto. — Porque poner ceros para mí es fácil, yo ya me gradué. — Una sonrisa imperceptible se mostró en el rostro de Anderson. —¿Entonces? - Volvió a preguntarle.
— Debido a que el periodo está casi por terminar algunos profesores han decidido dejar muchas tareas y proyectos. — Quiso excusar a sus compañeros.
— Pero usted ha entregado todos y cada uno de ellos. — Eso era cierto, todos sus proyectos y trabajos ya estaban hechos.
— Pero no todos tenemos el mismo tiempo. — Le sonrió a medias. — Creo que los que puedan entregarlo ya, que lo entreguen y si no pueden traerlo para la próxima semana, con tantos proyectos seguramente se han confundido, todos nos equivocamos. — Dijo sin ver al resto de sus compañeros, que algunos les valía la respuesta de la chica, mientras otros rodaban con mucha molestia los ojos solo con escucharla hablar, nadie se creía esa falsa amabilidad de esa zorra.
— Bueno tiene razón Anderson, estoy de acuerdo con su compañera. —Muchos sonrieron triunfantes. — Pero calificare a base 7. — Muchos se quejaron con molestia.
— ¿Nuestros padres podrían venir a hablar por la nota? — Se excusó Ángela. Y el profesor asintió.
— Claro que pueden venir a hablar, pero si la dirección se entera que estoy dándoles mucho más tiempo de la fecha acordada "Por errores humanos". — Hizo comillas porque conocía bien a los holgazanes de sus alumnos. — Seguramente muchos de ustedes se queden sin nota. — Sonrió. — Pero si quieren que vengan ustedes deciden. — Dijo sin intimidarse ni un poco por esas silenciosas amenazas.
— Bueno. — Callaron la boca. Este sonrió y luego siguió dando su clase, a las 9:40 el timbre sonó anunciando el cambio de clase. Todos los alumnos levantaron y Anderson se quedó en su asiento esperando que todos salieran.
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— Mírala caminar por ahí como si fuera perfecta. — Brittany y Stacy hablaban.
— Es una nerd. En serio es rarísima. — Se quejó Stacy. Edward y Christoffer llegaban a sentarse observando hacia donde las chicas miraban.
—¿Qué ven? — Christoffer puso atención.
— Es que no sé porque el Lic. Miller la cuida tanto y como que es perfecta y que no sé qué. — Se quejaba Stacy. — No le habla a nadie, es... — No sabía cómo describirla. — Extraña. —
— Seguro se la come al Profesor. — Rió Edward al ver como la chica cargaba una pequeña mochila, con una nota en la mano vendada.
— Si, la otra vez que llegué temprano al salón estaban platicando sobre su madre y no sé qué cosas, pero en cuanto me vieron pararon de hablar. —
— A pues si se la tira. — Sonrió Edward afirmándolo.
— ¿Quién se tira a Quien? — Pregunto Wyatt llegando a sentarse.
— Oh creí que no ibas a venir Wyatt. — Dijo Stacy batiendo sus pestañas exageradamente.
La chica estaba pérdida por el chico malo, le gustaba el peligro y Wyatt era la perfecta representación de eso, chaqueta y botas negras de cuero, pantalones y camisas que marcaban su cuerpo bien trabajado, había estado en prisión un par de semanas a pesar de su corta edad, solía llevar una navaja.
Le gustaba beber, fumar, tenía problemas con la ira a veces, se metía en peleas callejeras, y le gustaba destrozar autos, llevaba un par de tatuajes llamativos y bien hechos. A pesar de ser una persona tóxica, era terriblemente ardiente, un adonis o un dios griego, podía tener a todas a sus pies solo con sonreír y eso que no le gustaba hacerlo, todas caían con mucho menos.
— Anderson al Lic. Miller. — Wyatt vio de reojo a Anderson ignorando totalmente a Stacy y enarco una ceja.
— No creo, no parece así. — Dijo viendo a la chica. La chica era un ridículo intento de nerd, se había relacionado con ella casi un mínimo el año pasado, la recordaba porque le había recogido una libreta suya, pero sabía que la chica era más amable cuando hablabas con ella en los trabajos.
— Yo tampoco. — Christoffer estaba ido viéndole el culo a Anderson y Edward rió.
— Tú te tiras a todo lo que se mueve. — Se rió Edward, la reputación de su amigo le precedía al igual que Wyatt tenía a la que quería.
— Yo tampoco. — Negó Megan. —¿Ella iba con nosotros antes, cierto? — Le pregunto a Wyatt y Christoffer, ambos asintieron.
— Hacíamos trabajos juntos pero eso era todo, no creí que se iba a hacer así. — Dijo Chris pensando en las bonitas curvas que Anderson manejaba ahora y que apenas dejaba ver a través de la ropa holgada o conservadora que a veces usaba.
— Ella siempre fue igual de callada. — Dijo Wyatt en conclusión, sabía que la chica trabajaba en un minisúper cerca de su apartamento, pues la había visto salir hasta horas muy tarde en la noche.
— Nunca sonríe, pero es buena persona cuando hablas con ella. — Dijo Megan sincera, ella había hecho dos o tres proyectos a solas con Anderson. Aún no sabía su nombre, pero sabía que no era mala persona a pesar de que lo pareciera por su mirada fría un poco psicótica, porque tenía unos lindos y profundos ojos marrones.
— ¡Agh! Tiene ojos de Psicópata. — Se quejó Brittany con asco. Recordando los profundos ojos de Anderson, ciertamente parecía que podía leer tu mente y alma, tal vez hasta podría llevarte a la perdición con solo quedarte viendo mucho tiempo.