Durante este tiempo James solo me presentaba gente. Algunos mantenían la misma expresión de hombres lujuriosos, lo que realmente me incomoda.
He notado miradas entre Liz y mi hermano, inclusive intercambiaron palabras, pero de saludo porque ninguno se animaba dar el paso.
Tendré que hablar con Kyle.
-Es hora mi reina - nos acercamos donde mi padre, Liz y los chicos - Espérame aquí - soltó su agarre en mi cintura y subió a la tarima.
Tomó el micrófono para comenzar a hablar.
Juro que si no conociera a James no lo conocería. El chico al frente de todos luce serio, petulante con un aire de superioridad; una postura recta y elegante, pero sobre todo, mira a todos con frivolidad - Ese es el Rey - pensé mordiéndome el interior del cachete. Lejos de desagradarme, me encanta.
-Buenas noches a todos los presentes. Primero que nada, les agradezco su presencia.
Como saben, el motivo de esta celebración es para anunciarles que por fin habrá una reina, su reina. El mismo respeto que me tienen lo exijo para ella y quien ose meterse con ella pagará las consecuencias, porque a mí mujer, la tendrán que respetar - puntualizó escudriñando a todos con la mirada - Mi reina - estiro su mano en mi dirección.
Bajo la atenta mirada de los presentes tomé su mano y subí posicionándome a su lado izquierdo. James abrazó mi cintura posesivamente.
-Ella es Alexandra Coleman y antes de que comiencen los rumores, sí; ella también es hija de Mark Coleman.
La sorpresa fue evidente en sus rostros por breves segundos y el silencio reinaba el lugar. Algunos mantenían expresiones neutras, otros se veían alegres y no podían faltar los que odian estas cosas.
-Mi reina - voltee a ver a James - Esto - de su traje sacó una cajita - Es el símbolo de afirmación ante toda esta gente que tú, eres la Reina de la mafia.
Deslizo el anillo de oro en forma de corona con pequeños diamantes por mi dedo índice derecho. Antes de besarme le susurré "gracias" y en respuesta unió nuestros labios.
Todos aplaudieron.
Bajamos de ahí yendo con los chicos, Liz se marchó a platicar de negocios con mi padre.
-Mi rey, enseguida regreso.
-¿A dónde vas?
-Al tocador.
-Te acompaño.
-No. Quédate aquí, no tardo - asintió no muy convencido.
En el camino al bañó alguien llegó por detrás de mí tapándome la boca para impedirme gritar y con su otra mano en mi cintura me cargó.
-Shh, tranquila - susurraron en mi oído - Soy yo, Nicolás.
Abrí los ojos sorprendida tratando de regular mi respiración, este tonto realmente me asustó.
-Te voy a soltar, pero no grites - me dejó en el suelo
-Me espantaste, idiota - lo encaré soltándole un golpe en el brazo - Quieres matarme, ¿o qué?
-No digas idioteces Alexandra - frunció el ceño - Sabes que te amo - agachó la cabeza - Eres mi mejor amiga - levantó la cabeza mirándome triste.
Al parecer estás mejor que bien, no sabes cuánto me alivia saber eso. Aquel día no pude hacer nada para evitar que te llevaran y perdóname por no poder detener el atentado en tu contra. Me entere un día después al escuchar una llamada de mi padre.
-El ataque no es tu culpa. Pero Nicolás, James piensa que puedes estar apoyando a tu padre y a la persona que intenta matarme ahora que sabes la verdad.
-No - negó frunciendo el ceño - Aunque sea mi padre no lo apoyo. Él nunca ha estado conmigo y tampoco le voy a perdonar que por su culpa quieran herirte.
Alex te quiero demasiado - puso sus manos en mis hombros - Tú eres como una hermana para mí - me envolvió en un abrazo.
-Aléjate de ella ahora mismo antes de que te meta un plomazo entre las cejas - pronunciaron frívolamente a espaldas de Nico - ¡QUE LA SUELTES! - gritó furioso.
Nico me soltó regalándome una sonrisa y se volteó a encarar a James.
-Menuda sorpresa - si las miradas mataran Nico estaría veinte metros bajo tierra - El hijo de Fabián - sonrió maliciosamente - ¿Acaso quieres morir por meterte con mi mujer?
-No le estaba haciendo nada, es mi amiga "rey" y eso, usted lo sabe.
-Claro que lo sé, así como también sé que eres el hijo de Donnovan y ahora que sabes la verdad asumo estás con él.
-Eso jamás - afirmó serio.
-¿Y quién me asegura que no estás de su parte?
-Yo se lo aseguro, por eso estoy aquí. Necesito darle información que le puede ser de utilidad.
-James, conozco a Nicolás. Por favor, dale una oportunidad - lo miré con ojos de cachorro posicionándome frente a él.
-Mi reina, no... Es por tu seguridad, quiero mantenerte a salvo.
-Eso es algo que los dos queremos - James miró de reojo a Nico - Alexandra es mi amiga y quiero su bienestar. Ya le había dicho que por eso estoy aquí.
-Regresemos al salón hermosa - entrelazó nuestras manos - Espérame cuando esto termine - le dio la espalda comenzando a caminar - Tal vez considere tu respuesta.
James Miller.
Admito estar interesado por la información del chico, de todas maneras lo mataré si es que miente. No pondré en peligro a mi reina.
Por otra parte, los celos me consumen. ¡Por qué diantres la abraza!, me enoja que la toquen.
-James - voltee a verla de reojo sin expresión alguna, me siento bastante molesto.
-Te estoy queriendo más que a nada, no tienes por qué enojarte por el abrazo de Nicolás, solo es mi amigo. Recuerda que tú eres mi novio.
No esperaba esa confesión, pero el enojo que tenía se esfumo en un santiamén. La tome de la cintura pegándola a mí.
-Wo bist du gewesen. (¿Dónde has estado?) - cuestioné sobre sus labios pensando que no me entendería.
-Ich bin jetzt bei dir. (Estoy contigo ahora)
¡Joder!, el lenguaje Alemán había sonado tan bien proviniendo de ella.
La bese dulcemente hasta que el aire comenzaba a hacernos falta. Además, ya es hora de que todos se retiren y poner el plan contra Fabián en marcha.
-Vayamos a despedir a todos. Cuando se vallan sube con mi hermana a la habitación y no salgas hasta que vuelva.
-¿Por qué?
-Por nada - puse una media sonrisa.
-James, ¿qué piensas hacer? - Entrecerró los ojos mirándome acusatoriamente - No pienses negarme nada, puedo notar que algo tramas.
-Está bien - suspiré rendido ante esta mujer - Fabián tendrá que rendirme cuentas y es lo único que diré.
-¿Y Nicolás? - fruncí el ceño, odio cuando se preocupa por él - ¿Le harás algo?
-No. Lo escucharé tal como se lo dije, pero si me miente o traiciona, no dudaré en matarlo - confesé - Y no estoy jugando. Ahora vamos.
Despedimos a todos los invitados rápidamente y mi reina subió con Liz a nuestra habitación. Respecto a Nicolás, el susodicho esperaba en la mansión siendo custodiado por Kyle, pues se es el encargado de cuidar a las chicas.
Steve estaba con Fabián en la bodega, lugar al que estoy entrando.
-Hola Fabián - saludé frívolamente.
Se encontraba atado a una silla, toque su hombro provocándole un brinco del susto y trago en seco. Su cara demostraba lo asustado que se encuentra.
-Es hora de rendirme cuentas Donnovan.