James Miller.
-Eres un idiota hermanito - acusó Liz mientras esperábamos a mi reina.
-Se enojó conmigo.
-¡Qué esperabas tonto!, No te iba a aplaudir - rodó los ojos - Pídele perdón.
-¿Yo por qué?, No hice nada.
-Exacto, no hiciste nada - respondió obvia - No te alejaste de esa tipa y por ello se enojó tu novia.
Tiene razón - ¡Diablos! - ya no estoy solo como antes, ahora tengo a mi reina.
Luego de que ambas chicas compraran en esa tienda regresamos a casa, según ellas ya llevaban lo necesario. La ropa que llevaba Alex fue porque mi hermana la obligó a llevársela.
El camino de regreso era bastante tenso, Alex ni siquiera me miraba.
-Perdóname mi reina - corté el silencio - Prometo no volverá a suceder.
-Por supuesto - ironizó.
-Hablo enserio Alex, ya no pasará.
-Perdón - musitó en voz baja - Me enoje mucho cuando ella se te acerco - volteó a verme.
-No te disculpes mi reina, yo fui el imbécil.
-Sí, tú fuiste el imbécil - sonrió arrogante.
-¿Me perdonas? - cuestione acortando el espacio entre nosotros.
-Si esto se repite, mataré a la tipa que se te acerque.
-Me encantas.
Susurre sobre sus labios antes de besarla. Es emocionante descubrir que Alex es toda una fierecilla.
Nos separamos por falta de aire, recargó su cabeza en mi hombro lo que restaba de camino. Ya en la casa pedí a las chicas que subieran las compras a las debidas habitaciones, en la sala se encontraba Evan junto a los Coleman. Mi reina apenas los vio se lanzó encima de ellos.
-Liz - llame a mi hermana, ya iba directa a su habitación. La mencionada se acercó enseguida.
-Ellos son los Coleman, hermanos de Alexandra.
Se sorprendió ante la noticia, ella no conocía personalmente a Kyle, pero si sabía que es nuestro mejor amigo. Al único que conoce es a Mark.
-¿Realmente eres hija de Mark? - Alex asintió.
-Yo no sabía que ellos pertenecen a la mafia hasta lo sucedido con James.
-Es algo que no esperaba.
-Nosotros tampoco lo esperábamos - terció Evan - Oigan ya podemos cenar, hace hambre - todos comenzaron a reír.
-Si Evan, vayamos al comedor - hice un ademan indicándoles se adelantaran - Steve, tengo que hablar contigo y Kyle.
-¿Ahorita?
-Terminando de cenar - ambos asintieron y fuimos al comedor.
Sofí nos trajo de comer y debo decir que nunca había disfrutado tanto una cena. No paraba de reír con las ocurrencias de Steve, Evan, Kyle y Lizeth; los cuatro juntos son un torbellino.
Alex parecía estar sumida en sus pensamientos aunque no dejaba de observar los movimientos de Kyle y Liz, era extraño, pero no le di importancia. Al terminar de cenar subí con los tres chicos a mi oficina.
Hay asuntos importantes a tratar.
-Sabemos que Fabián fue el bocón, pero necesitamos saber a quién le dio la información. Confirmó su asistencia a la presentación de mañana junto a su hijo.
-Nicolás ya sabe la verdad, si no por qué vendría - Evan se llevó una mano a la barbilla - Seguramente aprovechará la situación para adentrarse en la mafia.
-Concuerdo contigo - lo señaló Steve moviendo el dedo - Debemos estar pendientes de él por si intenta atacar a Alex.
-No importa cómo, hay que sacarle toda la información a Fabián - aseveró Kyle - Mañana no lo dejen salir de la mansión.
-Vino a cavar su tumba - dijo Evan.
-Su tumba la cavó desde que intentaron matar a mi reina por su culpa - puntualicé frívolo.
Continuamos creando una estrategia, pero algo estaba más que claro.
Fabián es hombre muerto.
Alexandra Coleman.
Me encuentro en mi habitación platicando con Liz de trivialidades.
-Jamás imaginé que fueras hija de Mark Coleman, realmente me sorprendió.
-Yo me sorprendí más, créeme.
Juzgué a todos y eso estuvo mal, aparte; cuando James me secuestró pensé que mi vida se había arruinado, pero gracias a eso pude reencontrarme con mi hermano Steve.
-Entiendo tu manera de pensar. Te lo ocultaron por muchos años y enterarte de golpe debió ser un fuerte impacto.
-Desde luego. Nunca imagine a Kyle como mafioso, mucho menos a mi papá y Steve.
Liz agachó el rostro al escuchar el nombre de Kyle. Desde la cena he notado algo y tengo mis sospechas.
-Ya no tiene caso seguir hablando de eso. Liz - me miró de reojo - ¿Te gustó mi hermano, Kyle?
Sus mejillas se tornaron de carmín.
-No - respondió atontadamente - ¡Cómo se te ocurre!
-Dime la verdad.
-¿Ya viste la hora? - Prendió su celular mostrándome la hora - Es tarde.
-Apenas son las diez.
-Tienes que descansar para la cena de mañana - se levantó de la cama, caminando hacia la salida - Buenas noches Alex.
No se percató que James venía entrando y chocó con él. Tuve que reprimir una carcajada, se veía chistosa ocultando su nerviosismo.
-Perdón hermanito, buenas noches.
Salió rápidamente del cuarto, James me lanzó una mirada de "qué le pasa".
-¿Qué tiene? - Cerró la puerta y caminó a la cama - Se notaba nerviosa - se acostó recargando su cabeza en mis piernas.
-Cosas de chicas - me limite a decir tocándole la cabeza en forma de mimo.
-Ajá... Mi reina, eres muy hermosa - sus cumplidos de la nada me hacían sentir feliz - ¿Enserio te quieres casar conmigo?
-Si puedo evitarles problemas lo haré. Sin embargo, no estaría nada mal verte al despertar todas las mañanas - sonreí picara.
-No creo que eso vaya a ser posible. Tendré que cuidarte al triple y seguramente te pondré en peligro muchísimas veces. No quiero verte sufrir por nada, además; yo no sé amar - confesó - Nunca he amado a alguien, en mi vida dormí toda una noche con una mujer sin tener sexo. No conozco el amor en realidad.
Se sentó dándome la espalda, me acerqué a él abrazándolo por detrás.
-Yo te enseño - dije con toda la sinceridad y dulzura posible.
Se giró abalanzándose sobre mí, haciendo que quedara debajo de él. Nos fundimos en un beso lleno de ternura, sentía como si nuestros labios encajaran a la perfección - Me encanta -
Solo he tenido un novio y nunca me sentí con él como me siento con James. Me gusta este hombre y lo estoy empezando a querer, tal vez esté mal y digan que estoy loca por hacer todo de manera precipitada, pero uno no elige a quién amar.
Mi corazón mandó y creo que James merece una oportunidad. Quiero enseñarle este sentimiento que muchas veces nos vuelve locos, felices; que nos destroza y nos reconstruye, que nos hace débiles, pero también nos hace fuertes.
-No será fácil James, pero no te dejaré - susurre con los ojos cerrado a mitad del beso, él sonrió y volvió a unir nuestros labios.
Realmente no será fácil, pero de eso se trata el amor, ¿o no?