13 Pisos

By MPMUniverse

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Un lugar cuya ubicación es desconocida, un grupo de personas sin escrúpulos se reúne para realizar cosas atro... More

Prólogo
Capítulo 1: Piso 12
Capítulo 2: Un cambio en las reglas
Capítulo 3: Piso 11
Capítulo 4: Salón de clases
Capítulo 5: Prodigio, no te equivoques
Capítulo 6: Si juegas con fuego te quemas
Capítulo 7: Piso 10
Capítulo 8: Zona industrial
Capítulo 9: Acorralados
Capítulo 10: piso 9
Capítulo 11: El piso de los sacrificios
Capítulo 12: ¿Ángel o Demonio?
capítulo 13: Jaque Mate
Capítulo 14: La balanza no distingue entre el oro o el plomo
Capítulo 15: Piso 8
Capítulo 16: Parque de diversiones
Capítulo 18: Las reglas son para romperse
Capítulo 19: En la guerra la moral es relativa
Capítulo 20: Charlotte Evergarden
Capítulo 21: Piso 7
Capítulo 22: Restauran de carne
Capítulo 23: Sed de sangre
Capítulo 24: No soy capaz de matarte
Capítulo 25: La motivación viene de lugares inesperados
Capítulo 26: piso 6, casa de muñecas
Capítulo 27: Sólo uno
Capítulo 28: ¿Vas a luchar o a huir?
Capítulo 29: Elías
Capítulo 30: Luz y oscuridad
Capítulo 31: Bienvenida
Capítulo 32: Adiós, Charlotte Evergarden
Capítulo 33: Piso 3, Prostíbulo
Capítulo 34: Monstruo vs Demonio
Capítulo 35: Inocencia
Capítulo 36: Capaz de todo
Capítulo 37: Decisiones
Capítulo 38: Lo que no se pudo decir
Capítulo 39: Fin del juego
Epílogo
Agradecimientos
¿Y ahora qué?
One shot <3
One Shot parte 2
One Shot final
ES IMPORTANTE

Capítulo 17: Jugando según las reglas

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By MPMUniverse

Moverse por aquel lugar no resultaba para nada difícil, los otros jugadores ni siquiera se tomaban la molestia de mirarlos, lo cual le resultaba benéficos, entre menos interrupciones tuviesen más rápido podrían salir de aquel lugar, aunque eso era solo teoría, puesto que aun debían completar la extraña misión que Alicia les había encomendado ¿pero cómo encontrar algo tan especifico entre tantos puestos diferentes?  Ir uno por uno entre los puestos les tomaría varias horas, eso teniendo en cuenta de que pudiesen ganar a la primera. Charlotte miraba el enorme mapa del lugar tratando de encontrar alguna pista que le sirviera para ubicar los juegos correctos, pero no había ninguna señal de ayuda, era una situación frustrante incluso para ella, quien después de un rato suspiro de forma pesada.

-Es inútil – murmura en voz baja – no puedo concentrarme con tanto ruido… es molesto.

Se pone de cuclillas, ocultando su cara entre las rodillas y sosteniendo su cabeza con ambas manos.

–Deja de perder el tiempo, hay que salir de este sitio.

–Ya voy, si quieres te puedes adelantar.

–¡¿Y cómo mierda quieres que sepa a dónde ir?! Si supiera el camino no perdería el tiempo contigo.

–Cierto.

–Eres un caso perdido – suspira molesto – ya muévete – le dice mientras emprende camino.

Charlotte se queda un momento en aquella posición, tratando de despejar su mente que parecía haberse saturado con el bullicio de aquel lugar, uno que la ahogaba y hacia que su juicio comenzara a fallar, cualquier intento de concentración era aplastado por su entorno. Su voluntad se quebraba con cada minuto que pasaba en aquel sofocante lugar. Frustración era una palabra muy pequeña para describir el sentimiento que la abrumaba en ese momento.

Pero tan rápido como había aparecido aquella sensación aplastante, desapareció. Charlotte levanta la mirada y su alrededor continuaba igual de bullicioso, pero aquello ya no parecía afectarle en lo absoluto. Simplemente se puso de pie y continuo con su camina alcanzando a Elías, quien se encontraba mirando como la pequeña montaña rusa hacia su recorrido, o al menos eso era lo que parecía que hacía, ya que más bien hacia un rápido reconocimiento de aquel espacio, en donde de vez en cuando se centraba más en algunas personas. La joven no pude evitar observarlo desconcertada, era difícil saber qué era lo que estaba cruzando por la cabeza de aquel asesino y preguntarle al respecto, no era algo que estuviese dentro de la lista de buenas ideas, Elías era demasiado volátil como tener algún tipo de conversación tranquila. Por lo que rápidamente desiste de aquel pensamiento, si era algo importante se lo diaria a su debido tiempo, o al menos tenía la esperanza de que así fuera.

Elías ignorando por completo a su compañera, comienza a caminar hacia un punto en específico, sin detenerse en ningún segundo y sin chocar contra ninguna de las personas que abarrotaban el lugar, lo que era una gran proeza. Charlotte por otro lado no era tan hábil en eso, por lo que más de una vez choco contra algún extraño, pero no se detuvo a pedir disculpas ni a mirarlo, solo le importaba no perder a Elías entre esa multitud. Si eso sucedía se convertiría en otro problema que resolver, y ahora no tenían tiempo para ello.

Finalmente la caminata termina frente a una banca donde se encontraba un hombre sentado. Tenía una apariencia ruda y de pocos amigos, y a pesar de parecía estar llegando a sus cincuenta años su físico seguía muy trabajado, su cabello estaba canoso y algunas arrugas se marcaban en sus rostro y manos, pero lo que más llamaba la atención era una cicatriz que cruzaba de forma diagonal toda su cara. Charlotte siente una extraña sensación que no logra definir, pero aun así mantiene una expresión impasible, al punto de que parece vacía, mientras se mantiene al lado del chico de cabello oscuro.

El hombre alza sus marrones ojos hacia los jóvenes frente a él, unos que parecían haber tenido un largo y arduo trabajo en esta vida, unos que parecían incapaces de sentir algún tipo de empatía, unos que habían visto morir a más personas de las que se pudieran contar… era la mirada de un asesino.

–Pinche mocoso – murmura aquel hombre botando el humo del habano por su boca – cuando Hannsel me dijo que uno de sus críos se había largado, tenía la sensación de que habías sido tú – apoya los codos pobre sus rodillas – aunque no me esperaba encontrarte en un lugar así.

–Podría decir lo mismo – responde impasible – pensé que ya estabas muerto.

–No subestimes a este perro viejo, aun puedo partirte tu cara de niño bonito, pendejo  altanero ¿Qué mierda es lo que andas haciendo?

–Lo de siempre, supongo – hace una pausa – ¿fuiste a ver al viejo?

–Lo hice, hace uno tres años – responde moviendo la cabeza en afirmación – no te fuiste de muy buena manera, mataste a nueve de sus hombres y le arrancaste un ojo a Hannsel. Jamás lo había visto tan orgulloso, creo que aun te sigue buscando para que regreses.

–Me rehúso.

–Eso cualquiera lo sabría – mira de reojo a la joven rubia – saludos señorita – le hace una pequeña inclinación de cabeza y luego vuelve a mirar a Elías – algo me dice de que estas metido en un gran lío.

–Puede ser – se encoje de hombros – aunque tampoco sería  alguna novedad.

–Vaya pendejo que resultaste ser ¿Qué carajo es lo que quieres ahora?

–¿Cómo se sale de aquí?

–Cuando la perra de lentes lo decida, esta mierda funciona todo el puto día – mira el reloj de su muñeca – faltan como unas seis horas para que la puerta se habrá de forma automática, además cuando lo hacen se llena de guardias armados, no podrás usar la fuerza aquí, mocoso, al menos que quieras terminar con el culo hecho un colador.

–Tks.

–Es un sitio muy bien construido, con muros de hormigón reforzado, es como un enorme refugio contra bombas, una sola entrada y una sola salida. Tiene buenos sistemas de defensa y contención, si yo fuera tu tendría cuidado.

–¿Ya habías venido?

–He visitado otros centros, pero este es diferente a todos, es enorme, es muy fácil perderse. Creo que es el más grande de todos los que se han construido. Esos hijos de puta han de tener un montón de pasta ¿seguro de que Hannsel no está metido en esto?

–Sí lo estuviese yo no estaría aquí. 

–Buen punto. No tengo ni puta idea de que estás haciendo aquí y la verdad me interés una verga, pero te diré una cosa, si planeas salir hazlo rápido, vi a Cerberos mientras subía a este piso – el ceño de Elías se frunce ligeramente – creo que aún trata de matarte.

–Tendrá que sacar número y hacer fila – le dice de forma burlona – supongo que es todo, ya me largo.

Se da la media vuelta y comienza a caminar.

–Espero que te mueras pronto, Berserker.

–Lo mismo para ti, Chacal.

Abandonan esa zona de la misma forma en la que habían llegado, dejando a aquel hombre sentado en la banca, quien no les apartó la mirada hasta que se perdieron en la multitud. Elías iba en completo silencio, actuando como si nada hubiese sucedido, aparentemente tenía un don para eso, posiblemente venia dentro del paquete de ser asesino. Charlotte tampoco decía alguna palabra, aquel encuentro había sido algo muy extraño y quería preguntar al respecto, pero las ganas se le iban rápidamente al ver la expresión de su compañero. Desvía la mirada hacia los diferentes puestos y hacia las personas que recorren el lugar. El ambiente se volvía a poner incómodo. Y sin darse cuenta sus pasos comenzaban a hacerse más lentos y se quedaba atrás. Apretó la correa de su bolso entre sus manos y finalmente dejo de caminar. Elías nota el comportamiento y la mira por sobre su hombro, pero antes de que pueda decir alguna cosa, la joven sale corriendo, alejándose rápidamente de él.

-¡Hija de…! – murmura antes de salir tras ella.

Tratar de correr entre la multitud era más complicado que simplemente evitarla, deshacerse de algunos estorbos era algo muy tentador para aquel joven, pero eso le tomaría tiempo y energía, además era mejor seguir pasando desapercibido, aun cuando eso no iba para nada con él. Armar un escándalo solo complicaría aún más las cosas, debía de encontrar a la chica sin levantar sospechas. Cosa que sería un verdadero desafío. Salir corriendo de la nada lo había pillado por sorpresa, por no decir que lo había hecho enfurecer.

Dar con una chica tan baja de estatura fue un problema, pero al cabo de unos minutos logra encontrarla. Charlotte se encontraba casi al medio de varios puestos, pero miraba uno en específico, pero poco le importo a Elías quien la tomo fuertemente del brazo y la miro con seriedad.

–¡¿Qué mierda es lo que pretendes?! – Le gruñe molesto – ¡¿Qué tan idiota eres como para irte corriendo en un lugar plagado de asesinos?!

Charlotte parpadea confundida un instante, tratando de asimilar aquellas palabras.

–Pues… no creo que vayan a matarme aquí – murmura.

–¡¿Y cómo puedes estar tan segura de ello?! ¿Qué nadie va a matarte? – Murmura mientras rodea el cuello de la joven con su mano, presionándolo con fuerza gradual – No estés tan segura de ello – añade con una sonrisa oscura en su rostro – aun sigues siendo uno de mis blancos.

Finalmente la libera haciendo que caiga de rodillas, tosiendo un poco al  tratar de recuperar el aire que se le había negado. Charlotte se lleva una mano a su cuello, que le dolía y palpitaba por la agresión sufrida. Sus intensos ojos azules se fijan en Elías, y por un segundo todo el ruido pareció desaparecer, como si no existiesen más personas en aquel lugar, por un segundo la mirada de aquella joven careció de cualquier emoción y vida alguna, fue como apreciar los fríos y muertos ojos de una muñeca de porcelana.

-Lo lamento – murmura la rubia poniéndose de pie – no intentaba escapar, solo vi… algo.

–¿Qué cosa?

La chica indica con el dedo el puesto que está detrás de él.

–Encontré uno de los juegos.

–¿Y no podías simplemente decirlo?

–De poder, si podía – murmura pasando por su lado – simplemente no quise hacerlo, no estaba segura de que si realmente era el lugar correcto.

–Como sea, solo deja de hacer cosas estúpidas.

–Tú las haces todo el tiempo.

–Has lo que digo, no lo que hago.

Deben de esperar un momento hasta que un grupo finalmente desocupa el juego, es entonces cuando ambos se acercan a ver de qué trata. Era un puesto que en su letrero mostraba dos revólveres  dibujados a mano al más puro estilo del viejo oeste, el mostrador estaba protegido por un cristal transparente y que permitía ver al fondo, un paisaje desértico con algunos cactus, la calavera de una vaca y plantas rodantes, no era la mejor obra de arte pero cumplía con su prometido. También se podían apreciar manchas marrón rojizo por todo el suelo, y había un extraño riel que llegaba hasta cierto punto del juego.

Charlotte se acerca e inserta las tres fichas que requería el juego, de inmediato una música de cantina comienza a sonar y las figuras del fondo comienzan a moverse de arriba hacia abajo, mientras que una compuerta en la parte posterior se abría y dejaba salir una plataforma inclinada en noventa grados, donde una mujer estaba atada, vendada y amordazada. Se podía ver el pánico en sus limitados movimientos, pero aquellas correas de cuero la mantendrían en su lugar sin importar lo que pasara. Su cabello era rubio y su moño estaba despeinado, llevaba tacones que combinaban con la falda entubada y la blusa, que a su vez estaban cubiertas por una bata blanca y cuando estuvo lo suficientemente cerca se pudo leer en su gafete: Doctora A. Persia. Bajo sus pies se encontraba una cubeta con una rejilla en la parte superior y con la graduación en litros, 1, 2 y 3 litros. No había que ser muy inteligente para darse cuenta de que se trataba todo.

–Vaya porquería – murmura Elías acercándose al mostrador.

–¿Cómo es que consiguen a tantas personas para esto?

–No es muy complicado la verdad, hay lugares donde las venden como si fueran paletas, para muchos el tráfico de personas es un negocio muy lucrativo, puedes vender sus órganos, prostituirlos, entregarlos como sacrificios, hay muchas posibilidades – balbucea tomando el rifle y revisando la recamara – solo tiene una bala.

Charlotte lo mira por un instante y luego mira a la mujer atada.

–¿Tú lo has hecho antes?

–No, demasiado trabajo, prefiero simplemente matarlos – confiesa sin el más mínimo remordimiento.

–Ya veo – hace una pausa – tu brazo aún sigue sangrando.

–¿Vas a seguir con lo mismo? Solo es sangre.

La joven respira profundamente.

–Un hombre adulto puede tener hasta 5 litros de sangre, si pierdes el 25% de ella se puede sufrir una baja de presión e incluso perder el conocimiento, si se pierde  mas del 30% los factores de coagulación disminuyen, lo cual hará imposible detener el sangrado de la herida si no recibes atención médica y una transfusión, luego de perder la quinta parte de la sangre se entra a un shock hipovolémico, y a diferencia de lo que dicen las películas, morir desangrado no es agradable, la pérdida de sangre hace que duela la cabeza, te hace sentir cansado, el corazón no podrá bombear correctamente, por lo que muchos órganos dejaran de funcionar, sentirás dolor y no podrás respirar, el cuerpo comienza a enfriarse y es como si entraras a un congelador, si sigues consiente para ese momento, tu vista se volverá borrosa, ya no serás capaz de moverte ni de hablar y dependiendo de la herida, esto puede durar minutos e incluso dos horas, pero el resultado siempre será el mismo.

Elías la queda mirando fijamente.

–Das miedo.

–Esa es la realidad, no lo digo yo, lo dice la ciencia.

–¿Y tienes que involucrar la lógica en todo? ¿Cómo explicas el milagro de un arcoíris?

–Es la refracción de la luz sobre las partículas de agua en suspensión de la atmósfera.

–Qué triste es el mundo en el que vives – gruñe por lo bajo – Como sea, has lo que quieras.

–Entonces ¿no te molesta que trate de curarte?

–Si lo vas a hacer, hazlo rápido. Si con eso te callas me da igual.

La joven asiente y se pone a trabajar. Levanta con cuidado la manga de la camiseta que esta empapada de sangre, para luego dejar expuesta la herida, que a simple vista era un agujero donde fácilmente podría meter su dedo, pero solo toco su alrededor, donde el musculo parecía haberse dañado con la vibración del proyectil, se sentía blando al tacto, muy distinto al resto del brazo que se mantenía firme y tonificado. También se podían apreciar varias cicatrices que llevaban un buen tiempo allí, más de alguna mostraba signos de no haber recibido una atención correcta en su momento, mientras que otras eran simples líneas de un tono más claro que el resto de la piel ¿Qué clase de persona podría soportar todo eso?

–Me hubiese gustado tener algo para desinfectar la herida.

–¡¿Te quieres apurar?!

–Ya voy.

Charlotte se quita el bolso y luego su camisa a cuadros, su camiseta de tirantes rebela una cicatriz que parte desde su clavícula derecha y recorre todo su hombro hasta ocultarse en su espalda, arruinado por completo la continuidad de su pálida piel.

–¿De qué es eso?

La rubia detiene su trabajo por un momento y observa de reojo su propia marca.

–Oh, eso, lo tengo desde que puedo recordarlo, no tengo ni idea de cómo pasó.

Elías no hace ningún otro comentario y Charlotte continúa con lo suyo, rasgando el borde de su camisa para obtener una tira larga, ya que a falta de una venda real tuvo que improvisar. Así que con cuidado rodea la herida con la tela, apretándola para detener el sangrado.

–¿Cuánto más planeas tardarte?

–Ya termine – murmura atando ambas puntas – creo que estarás bien por ahora.

–Se siente raro – se queja – esta apretado.

–Esa es la idea, se supone que debe evitar que sigas perdiendo sangre, además tu nunca estas quieto, si no lo ajustaba bien se terminaría cayendo.

–Vale, vale, ya entendí, no necesitas sermonearme – acomoda la ropa de su brazo – ahora se supone que hay que ganar esto ¿no?

Ella asiente mientras se coloca su blusa que ahora estaba rasgada.

–En teoría… hay que llenar ese cubo hasta la línea negra.

–Asco ¿Cómo se supone que lo haga? ¿Le disparo a la cabeza? Solo hay un tiro, esto no va a funcionar.

La joven mira con cierto pesar a la mujer cautiva sobre aquel tablero, todos sus intentos por pedir ayuda eran en vanos, allí nadie la salvaría, ella estaba allí simplemente para morir por la entretención de alguien más, la vida en este sitio no era más que un simple juego, matar o morir, esa eran las únicas opciones que tenían.

–De hecho… si se puede – murmura algo incomoda – si se rompe una arteria importante… la hemorragia será más severa y rápida – apuña las manos mientras desvía la mirada – si le disparas en el triángulo femoral… puedes que ganes el juego.

–Vale ¿y eso donde esta? – La joven guarda silencio – ¡Pero no te quedes callada, por un demonio!

–¡Tampoco es tan fácil matar a alguien!

–Técnicamente soy yo el que va a disparar.

–Pero soy yo la que está diciendo como hacerlo – baja la mirada – no hay diferencia entre quien dispara y quien observa. Yo… no pensé que tendría que llegar a este punto – añade casi sin voz.

–Que llorona eres.

–No estoy llorando – se queja.

–Solo dime donde esta esa porquería, ya veré yo si disparo allí o no.

Charlotte lo mira por un instante antes de responderle.

–Tienes que apuntar donde la pierna se une a la ingle.

–Vale.

Elías se pone en posición y Charlotte se da la media. La mujer cautiva seguía luchando por liberarse, incluso la piel de sus muñecas comenzaban a romperse ante el desesperado roce, un dolor completamente en vano. Los dorados ojos de Elías se estrecharon  ligeramente para realizar el tiro, uno que impacta directamente en la zona señala y que por el calibre de la bala destroza todo el tejido vivo a su paso, la sangre salió en un chorro para luego convertirse en un pequeño rio que descendía por la superficie metálica hasta caer dentro de la cubeta, que se llenaba más rápido de lo esperado. El rostro de la mujer dejaba ver las lágrimas que la venda en sus ojos no podía absorber, las venas de su cuello se marcaban por la fuerza que realizaban sus bruscos movimientos de dolor, sus gritos eran ahogados por la mordaza y la molesta música de fondo. Había sido una herida mortal, pero que la mantendría sufriendo por varios minutos, una lenta agonía para alguien que posiblemente no se lo merecía.

Pero este era un mundo cruel, donde la piedad podía costarles la vida. 

Transcurrieron unos diez minutos para que el recipiente se llenara por completo, pero la mujer ya había muerto mucho antes. Coloridas luces se encendieron en el tablero con la palabra ganador escrito con tinta brillante, y una pequeña pantalla mostraba el puntaje máximo.

El sonido cayendo de un objeto al lado del juego les llama la atención. Charlotte se acerca y del pequeño compartimiento extrae un oso de felpa dorado, que llevaba un sombrero de copa, una corbata de moño y un micrófono en su mano.

–¿Ese es el premio? Me siento estafado.

–Tiene un numero escrito en el sombrero – murmura la joven – tres.

–¿Y eso que significa?

–Ni idea, supongo que lo sabremos cuando obtengamos los que faltan.

–Me jode, esto está tomando mucho tiempo.

Con el primer premio obtenido, ya podían dar fe de que Alicia no les había mentido, pero ahora deberán seguir recorriendo el macabro piso para encontrar los tres objetos faltantes, sin saber a qué clase de enfermizo juego deberán enfrentarse para encontrar la salida de aquel piso.








Hola mis amores sádicos, lamento la tardanza con el capítulo :(  pero espero que les haya gustado, y si es así dejen su estrellita y sus comentarios que son una enorme fuente de inspiración :3

Recuerden que todo se resolverá a su debido tiempo, mientras tanto pueden ir haciendo sus teorías conspirativas XD.

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