13 Pisos

Par MPMUniverse

20.5K 3.1K 3.4K

Un lugar cuya ubicación es desconocida, un grupo de personas sin escrúpulos se reúne para realizar cosas atro... Plus

Prólogo
Capítulo 1: Piso 12
Capítulo 2: Un cambio en las reglas
Capítulo 3: Piso 11
Capítulo 4: Salón de clases
Capítulo 5: Prodigio, no te equivoques
Capítulo 6: Si juegas con fuego te quemas
Capítulo 7: Piso 10
Capítulo 8: Zona industrial
Capítulo 9: Acorralados
Capítulo 10: piso 9
Capítulo 11: El piso de los sacrificios
Capítulo 12: ¿Ángel o Demonio?
capítulo 13: Jaque Mate
Capítulo 15: Piso 8
Capítulo 16: Parque de diversiones
Capítulo 17: Jugando según las reglas
Capítulo 18: Las reglas son para romperse
Capítulo 19: En la guerra la moral es relativa
Capítulo 20: Charlotte Evergarden
Capítulo 21: Piso 7
Capítulo 22: Restauran de carne
Capítulo 23: Sed de sangre
Capítulo 24: No soy capaz de matarte
Capítulo 25: La motivación viene de lugares inesperados
Capítulo 26: piso 6, casa de muñecas
Capítulo 27: Sólo uno
Capítulo 28: ¿Vas a luchar o a huir?
Capítulo 29: Elías
Capítulo 30: Luz y oscuridad
Capítulo 31: Bienvenida
Capítulo 32: Adiós, Charlotte Evergarden
Capítulo 33: Piso 3, Prostíbulo
Capítulo 34: Monstruo vs Demonio
Capítulo 35: Inocencia
Capítulo 36: Capaz de todo
Capítulo 37: Decisiones
Capítulo 38: Lo que no se pudo decir
Capítulo 39: Fin del juego
Epílogo
Agradecimientos
¿Y ahora qué?
One shot <3
One Shot parte 2
One Shot final
ES IMPORTANTE

Capítulo 14: La balanza no distingue entre el oro o el plomo

395 64 64
Par MPMUniverse

La suave opera ligera seguía bañando aquella sala. En el piso se podían ver los innumerables fragmentos de cristal roto de aquel juego de ajedrez. Tres personas reunidas en un improvisado encuentro, mientras que dos de ellos sostenían armas, una de ellas apuntando a Max y la otra directamente a la frente de Charlotte, ambos dispuestos a matar con tan solo apretar del gatillo. La joven de cabello rubio se mantenía inmóvil producto de la droga que seguía dentro de su cuerpo, la impotencia de no poder hacer algo en ese momento comenzaba a consumirla.

Max seguía manteniendo aquella expresión vacía, como si no le importara que hubiese una pistola apuntándole, el comportamiento de alguien a quien no le importa el morir. Mientras que Elías miraba con profundo odio al hombre frente a él.

-Tan salvaje como siempre ¿no? Personas como tu son demasiado problemáticas – Max desvía su atención a Charlotte – si ese retrograda me mata ¿Qué crees que pase?

La joven se queda un instante pensando en aquella pregunta, no sabía si realmente quería una respuesta, por lo que la joven miro de reojo a Elías y luego al chico de ojos negros.

-No encontraríamos la salida – murmura por lo bajo.

-Ciertamente, aun no los he puesto a prueba – vuelve a centrar su atención a Elías – si quieres presionar el gatillo, adelante.

Elías desplaza sus ojos entre Max y Charlotte. Aquella situación comenzaba a sacarlo de quicio, más de lo que ya estaba, lo único en lo  que podía pensar en ese momento era en reventarle la cabeza a aquel sujeto, no se había pasado todo este tiempo enfrentándose a los jugadores de este piso, para que ahora no acabara con el maestro. Cada centímetro de su cuerpo le clamaban por asesinarlo e ignorarlo era algo que estaba fuera de sus capacidades.

-Eres un idiota si piensas que no te matare.

-Estoy consciente de que eres capaz de ello, no me esperaba menos de ti, Berserker.

-Tks. Bastardo – murmura entre dientes.

-Veo que ese nombre te molesta, quien diría que tienes un punto débil, es bastante curioso.

Por primera vez Charlotte no veía la típica expresión de locura y diversión de Elías, sino, que era más bien un semblante serio, frío y lleno de odio, y por un instante a la joven le pareció estar viendo a un completo extraño, uno igual o más peligroso que el Elías de siempre. Aquello hizo que el miedo golpeara con fuerza en su pecho, una extraña sensación que la hacía temblar, por lo que no sabía si su cuerpo estaba inmóvil por el miedo o por las drogas. De haber sido posible escapar, ya lo hubiese hecho, pero sus piernas solo eran peso muerto. Solo podía quedarse en su lugar, como una observadora de todo lo que sucedía a su alrededor.

La atmósfera se había vuelto sofocante, como si el mismo oxígeno comenzara a faltar.

Max tenía la ventaja, incluso si era asesinado sabía perfectamente que ellos dos quedarían atrapados en aquel piso, como maestro, él podía modificar las reglas a su favor, podía escribir la ubicación o el código de acceso como un juego para resolver o simplemente guardárselo para sí mismo y esperar ciertas condiciones  para revelarlas, lo que era este caso, si moría seria el final del juego. Caminaba al borde de las reglas al igual que Cathleya, hasta el punto de considerarse trampa.

Antes de que el reloj de la pared pueda marcar otro segundo, el sonido de dos disparos rompe el silencio del lugar, el ligero olor a pólvora se hacía presente mientras la sangre brotaba a chorros y caía al suelo, formando rápidamente un rojizo charco. Pequeñas gotas salpicaron el pálido rostro de Charlotte, cuya mirada parecía perdida por lo acontecido. El tiempo parecía estático y se negaba a seguir con su marcha, todo parecía algo irreal, como el momento en que Elías dejaba caer su arma y esta daba un molesto golpe contra el piso. Cuatro gotas rojas mancharon el metal de la pistola.

-No hables como si supieras algo de mí, jodido bastardo.

Max lo observa fijamente, su expresión no se había alterado en lo más mínimo, incluso cuando su mano fue destrozada por la bala, él se mantenía indiferente. La herida era lo suficientemente grande como para ver parte del hueso y la carne que había sido hecha pedazos, la pérdida de sangre parecía ser algo importante, pero no le daba ni la más mínima atención.

-Supongo que tienes razón – mira su mano mutilada – no me esperaba que tuvieses tan buena puntería, pero sigues siendo un idiota que no evalúa las situaciones.

Elías desenfunda uno de los cuchillos de su cinturón y se lanza en un rápido movimiento hacia Max, quien a escasos metros sacude su mano herida, haciendo que la sangre salpique de lleno en la cara de Elías, cegándolo brevemente y obligándolo a bajar la guardia, aprovechando ese instante para huir por un pasadizo oculto detrás de uno de los libreros.

-¡Mierda! ¡Me entro en los ojos! ¡Maldito hijo de puta! ¡Esto arde! – gruñe mientras se limpia la sangre con el brazo.

A la joven que aún permanece en el suelo le toma un momento volver a reaccionar, la sangre aun cae como gotas de lluvia por su rostro, aunque aquello parecía ser lo menos importante por ahora, todo había  sucedido tan rápido que no le había dado tiempo de asimilarlo por completo, parecía perdida hasta que un duro golpe en su cabeza la despierta.

-¡Auch! – Se queja acariciando su cabeza - ¿Por qué hiciste eso? – pregunta con los ojos llorosos.

-¡Eres una completa inútil! – Le grita - ¡¿Cómo mierda es que te dejas secuestrar?!

La joven lo mira de forma furtiva mientras trataba de apaciguar el dolor.

-Tampoco es como si lo hubiese querido – murmura por lo bajo – lo siento.

-¡¿Lo sientes?! ¡Dile eso a mí puto brazo que recibió la puta bala! – gruñe molesto.

Charlotte lo mira por un instante.

-Lo siento brazo de Elías.

-No te burles.

-No lo hago – lo mira de forma inocente con los ojos aun llorosos.

-Tks- desvía la mirada – y deja de llorar, es molesto.

-Es que realmente me dolió – murmura mirando su mano y comprobando de que no había sangre en su cabeza – y realmente siento lo de tu brazo.

-Como sea, el daño ya está hecho.

Toma lugar en el suelo y se sube la ropa del brazo derecho.

-¿Qué haces? – pregunta curiosa.

-La bala no atravesó, debe de haberse quedado en algún lado y debo sacarla, de otro modo se pondrá peor – toma uno de los cuchillos – ese bastardo, no pensé que sería el primero en disparar, me hizo fallar el tiro.

Era un círculo profundo que se encontraba justo entre el hombro y el codo, la sangre brotaba y recorría el brazo desnudo como un pequeño río. Lo otro que era muy notorio eran viejas cicatrices, algunas parecían ser de cortes y otras que parecían ser de quemaduras, como si le hubiesen puesto un objeto caliente en la piel.
Charlotte apuño sus manos sobre sus rodillas.

-¿De qué son esas cicatrices? – pregunta sin darse cuenta.

-Gajes del oficio – murmura concentrado en lo que hace.

-Ya veo – hace una pausa - ¿quieres que te ayude con eso?

-¡Ni de broma voy a dejar que te acerques con un arma a mí! – La mira con recelo – eres peligrosa.

-No digas eso, lo que sucedió antes fue un accidente – balbucea apenada.

-Me rehúso – la ignora – solo quédate ahí y no me molestes.

La joven suspira frustrada pero no vuelve a decir palabra, solo se queda mirando cómo es que Elías coloca la punta de la hoja dentro de la herida, que vuelve a sangrar cundo ejerce un poco de presión o cuando la mueve. Parecía que realmente sabía lo que estaba haciendo, estaba concentrado en ello y no mostraba indicios de dolor al manipular de esa forma la herida. Hasta que finalmente inclina un poco la hoja haciendo palanca y que la bala salga despedida de su brazo, acompañada de otro poco de sangre.

-Deberías ponerte una venda o algo.

-No, ya se aburrirá de sangrar.

-Así no es cómo funciona el cuerpo.

-¡Ya te dije que estoy bien, deja de ser fastidiosa!

La joven deja de intentar convencerlo, ya que era obvio que no la iba a escuchar en lo más mínimo, además se veía molesto, no solo se podía notar en lo brusco de su voz, también en su actitud, el encuentro con Max solo lo había empeorado todo y Charlotte no encontraba palabras adecuadas para arreglar eso.

-Realmente siento… que te hayas lastimado por mi culpa… otra vez.

-Sí, eres de lo peor – se pone de pie – eres un completo desastre, solo me causas problemas, una debilucha  que no soporta nada y no haces otra cosa que quejarse por todo – Charlotte baja la mirada a sus manos – pero dije que mientras me fueras útil no dejaría que te asesinaran ¿No? – la mira por sobre su hombro.

La joven lo mira por un instante sin saber que decirle.

-Lo dijiste – afirma con una sonrisa.

-Como sea ¿por lo menos pudiste averiguar algo útil?

-No realmente, ese tipo, Max, era muy astuto al elegir sus palabras, no pude obtener nada que sea de mucha ayuda – hace una pausa repasando mentalmente lo que habían hablado – pero…

-¿Pero qué?

-Hablaba mucho sobre ti, como si te conociera, creo que le gustas.

Elías la mira por un instante.

-Creo que voy a vomitar – dice arqueando la espalda como si en verdad fuera hacerlo.

-¿Estas bien?

-¡Claro que no! – Le gruñe - ¡No digas c esas cosas tan raras! ¡¿De dónde mierda sacaste eso?!

Se encoje de hombros.

-Es lo que me pareció, se veía muy interesado en tu carrera como asesino.

-Vaya mierda, de verdad te detesto, si no me hubiese quedado sin balas ya te hubiese disparado - El chico camina para  recoger la pistola que había quedado tirada – por cierto ¿Dónde quedo tu bolso? Las municiones estaban ahí.

La joven le da un rápido vistazo a la habitación y encuentra su bolso sobre el sofá, se lo indica a Elías quien va por él y luego se lo lanza y por primera vez Charlotte lo atrapa con las manos, en vez de la cara, de paso también le entrega el reloj de pulsera.

-Lo encontraste – murmura sorprendida viendo el artefacto entre sus manos – no estaba segura si lo había dejado caer en el lugar correcto.

-Lo dejaste frente a la puerta, me evito tener que estar dando vueltas innecesarias por todas partes.

-Ya veo – murmura  mientras se coloca el reloj en la muñeca.

-Si eso todo ya podríamos irnos, ese bastardo aún sigue con vida y eso me molesta.
Charlotte hace una pausa antes de responder algo.

-Sobre eso… - murmura por lo bajo – mis piernas… aún siguen dormidas… - añade apenada.

El pasaje del librero era un pasillo bastante angosto, había un pequeño rastro de sangre que había dejado Max al pasar anteriormente. Y no debieron avanzar mucho para volver a percibir aquel molesto aroma a incienso, que a estas alturas se había vuelto algo sumamente desagradable, sobre todo ahora, que ya sabían que efectos tenía sobre las personas que permanecían demasiado tiempo respirándolo, entre antes lograran abandonar este piso, sería mejor.

Al salir del estrecho pasillo llegaron a uno de los salones más grandes, pero que se encontraban completamente vacío, solo unos cuantos pentagramas y sangre que ya estaba seca, todo indicaba que este lugar no había sido usado hace mucho tiempo, incluso muchas de las antorchas estaban apagadas y hacia que todo luciera más escalofriante. La decoración estilo calabozo no levantaba mucho la moral de los jóvenes, lo único que parecía confortarlos era que no se escuchaba nadie cerca, lo que posiblemente significaba que se encontraban en una zona parecida al cementerio que habían visitado por primera vez, si no habían jugadores entonces no tendrían que preocuparse por pelear o algo, ya que eso sería bastante complicado teniendo en cuenta de que Elías cargaba a Charlotte en su espalda, no es como si la joven pesara demasiado, pero seguía siendo incomodo tener que moverse con ella, más si tenía que correr o hacer movimientos rápidos.

Toman la única salida que hay en el lugar y llegan de nuevo al pasillo principal, uno que tiene un altar hecho pedazos y donde está el cuerpo de una hermosa mujer, a la cual le habían rebanado el cuello casi hasta dejarla decapitada.

-¿Qué fue lo que le paso a ella? – murmura la chica ocultando su cara en el hombro de Elías.

-Eeeee ¿pues quién sabe? – Finge demencia – Solo ignóralo y di por donde hay que seguir.

-Por allí – señala con el dedo.

-¿Segura?

-Max dejo un rastro de sangre, no es difícil seguirlo.

Eran pequeños puntos rojos, pero que resaltaban bastante en la piedra gris y que al seguirlos no tardaron en llegar a una zona más abierta, por el camino se toparon con varios cadáveres que vestían túnicas oscuras, en su mayoría eran los que Elías había asesinado, pero no le dio ninguna importancia y continuaron avanzando.

Tres puertas se interpusieron frente a ellos, una al lado de la otra, idénticas entre sí, pero con una pequeña diferencia que era lo que tenían escrito.

Ángel – Humano – Demonio

-Genial ¿ahora qué?

-Ve por la tercera.

-No me da muchas ganas el ir por allí.

-Se supone que estamos en busca de Abraxas, es la opción más obvia.

-Creía que buscábamos al bastardo emo.

-El rastro de sangre termina en esta habitación, tal parece que dejo eso adrede con la intención de atraernos a este lugar, el resto depende de las pistas que tengamos y la tercera puerta es por lógica la opción correcta.

-Me perdiste en rastro de sangre, pero se supone que tú eres la lista.

No lo duda e ingresa por donde la chica le había señalado, del otro lado de la puerta marcada como demonio, se encontraron con una habitación que tenía un pequeño balcón que también funcionaba de pasarela. Los jóvenes se acercaron un poco y de inmediato la puerta detrás de ellos se cerró con un seguro electrónico. Elías suspira, eso ya no parecía sorprenderle en lo absoluto. Ignoró el hecho de que estaban encerrados y avanzo otro poco, hasta llegar a lo que quedaba del cuerpo de una mujer, uno al que le habían arrancado las cuatro extremidades incluyendo la cabeza, dejando solo un mal trecho torso que lo habían abierto a todo el largo del estómago, dejándolo completamente vacío. No había ni el más mínimo rastro de donde pudieron haber quedado sus órganos.  El cuerpo parecía llevar un buen tiempo tirado en el piso, puesto que se podían ver a los gusanos blancos alimentándose de la putrefacta carne.

Todo indicaba que se encontraban en un camino sin salida, al menos si no estuviese el enorme mensaje escrito con sangre en la pared:

“Él nos hará libres”

Lo otro que les decía que no estaban completamente  perdidos, era el hecho de que Max se encontraba en la parte superior del balcón, apoyando los codos sobre el barandal. Su mano derecha se encontraba envuelta en una tela blanca que dejaba pasar las manchas rojas de sangre. Había sido un trabajo improvisado para una herida de bala. Su otra mano sostenía un cigarrillo.

Si a este chico no lo mataba la hemorragia o Elías, de seguro lo haría el cáncer.

-¿Es enserio? – gruñe Elías entre dientes.

-Déjame hablar con él.

-¡¿Qué no hablaron ya lo suficiente?!

-Por favor.

-Tks. Que fastidio. Has lo que quieras – gruñe por lo bajo.

Aunque no se lo dijo, Charlotte le agradeció el gesto.

-¿Por qué no me mataste?

-¿Por qué? – Repite sin emoción alguna – supongo que es divertido verlos. Los tributos que llegan a este piso no son más que trozos de carne que no se pueden defender, son aburridos, la emoción de asesinarlos solo dura unos segundos para luego convertirse en la nada y nunca es suficiente, entre más matas más sencillo se vuelve – hace una pausa para probar de su cigarrillo – me gusta verlos arder, me gusta hacerlos estallar y ver en cuantos pedazos pueden separarse, pero aquí eso es una opción que no tengo – inclina la cabeza a un lado curioso – dijiste que veías a este mundo como una variable infinita, yo lo veo como algo monótono y sin sentido, lo único que me hace sentir “vivo” es el asesinar a otras personas – hace una pausa- me la pase bien jugando contigo, incluso cuando ese cavernícola me destrozó la mano, fue divertido.

-¡Vete a la mierda, aún no he terminado contigo!

Max observa con curiosidad a los jóvenes frente a él.

-Con tus manos ocupadas no veo como lo harías, a menos que dejaras a la chica a un lado pero si lo haces fácilmente podría dispararle – dice levantando el arma – podría intentar disparate a ti, pero hay un 80% de probabilidades de que falle, después de todo tus reflejos son tan aterradores como tu fuerza, y tu lograrías asesinarme a cambio de la vida de tu compañera. Admítelo, estamos en un punto muerto.

-Maldita basura…

-Está bien, Elías – murmura la joven poniendo su mano en el hombro de él – solo te está provocando.

-¡No digas que está  bien, por un demonio! 

-Sé que no hay motivos para hacerlo pero… por favor, confía en mí.

Elías la mira de reojo, para luego gruñir por lo bajo y apartar la mirada.

-¿Qué es lo que buscas de verdad?- pregunta la rubia al chico que está observándolos desde las alturas.

-Seguir mirando su juego – hace una pausa – es interesante ver cómo acabará, quiero saber para cuál de los dos ira dirigido el próximo Réquiem.

-Eso no ocurrirá – responde con una gota de sudor cayendo por su frente.
Los oscuros ojos de Max se centran en los azulados ojos de Charlotte, y ambos se mantienen en un silencio que pareciera ser eterno.

-Como digas, pero eso no lograra cambiar el final, no existe un demonio bueno ni un ángel que no se pueda corromper – hace una pausa – realmente quería verlos morir en este piso, pero esa cosa que está contigo los mato a casi todo, además no estoy en condiciones de hacer algo, sobre todo porque me da flojera hacerlo. Recuerda el número de Dios y busca a Abraxas, Charlotte Evergarden, y trata de que Berserker no te asesine en tu búsqueda de la libertad.

Las últimas palabras se sintieron como hielo cayendo por su espalda, pero aun así la joven logra mantener la compostura, mientras que aquel extraño chico se pierde en la oscuridad del pasaje que estaba detrás de él, y es así como nuevamente quedan solos. 

-¿Qué fue todo eso?

-Nada importante – hace una pausa - ¿Qué es eso de Berserker?

-Nada importante – se queda mirando el cuarto vacío - ¿ahora por dónde vamos?

Antes de que la joven pueda decir algo, una parte del muro comienza a abrirse revelando un nuevo pasaje.

-Supongo que por allí.

Para un gran asombro, Elías no cuestiona nada y simplemente camina hacia la nueva gruta cargando a la joven en su espalda. Tal parecía que cualquier cosa era mejor que quedarse en aquella habitación. Después de todo, la oportunidad de matar al maestro de piso se había perdido y era más que evidente que eso lo causaba ira y frustración al hombre de cabello oscuro, su deseo de asesinar se acumulaba de forma peligrosa, con el riesgo de estallar en cualquier momento. Quería regresar y terminar el trabajo, el solo hecho de pensar que había dejado con vida un objetivo le hacía hervir la sangre.

Dejar con vida a alguien, era algo imperdonable.

Tras recorrer el último pasillo, se encuentran con velas casi apagadas, pentagramas escritos por todas partes y en la pared estaba colgado el cadáver de un hombre al que le faltaba la parte inferior del cuerpo.
Habían regresado al principio.

-Deben de estar bromeando – murmura Elías.

-Por allí – señala la puerta frente a ellos.

-¿No que eso estaba cerrado?

-Eso era antes.

Elías suspira.

-A ti no hay quien te entienda.

Efectivamente, el seguro electrónico de la puerta había sido retirado y basto con solo un empujón para abrirla, del otro lado no había más que un pequeño corredor que llevaba hacia las puertas blindadas del ascensor.

-Siento que todo esto no fue más que una muy mala broma, la salida estuvo siempre frente a nosotros. Joder, me recorrí todo el maldito piso para nada.

-incluso si la puerta hubiese estado abierta no teníamos el código para entrar al ascensor.

-Supongo – hace una pausa - ¿y tienes esa cosa?

-Sí, Max me lo dijo.

-¡No me recuerdes a ese bastardo! Joder – frunce el ceño – no pude matarlo y eso me molesta.

Charlotte lo observa por un instante. Aquello no parecía ser solo un berrinche, era algo que realmente le molestaba y frustraba, era odio. A la joven se le hacía muy raro verle así y no sabía cómo responder a aquello.

-Elías ¿de verdad es tan malo no matar a alguien en específico?

-¡Por supuesto que es algo malo, muy malo! ¡Es como querer decir algo, pero no recordar lo que era! ¡Ahora mismo podría matar a cien personas y no sería lo mismo, seguiría enojado!

La joven baja la mirada.

-Ya veo, pero si regresas a matar a Max sería un problema para seguir avanzando, además no sabemos dónde podría estar ¿Aún así quieres ir por él, de la misma forma que lo hiciste con Cathleya?

-¡Cállate, no me des ordenes!

-No es una orden, y lamento si soy egoísta… pero salir de aquí es más importante – murmura por lo bajo – al menos…. Es lo que yo pienso. Lo siento, sé que estoy ignorado tus deseos con eso.

-Que empalagosa eres – gruñe – siento que me va a dar diabetes.

-Lo siento.

-¡Deja de disculparte por todo! ¡Solo haces que te deteste más!

-De acuerdo.

La joven ingresa los números que conformaban el código, los mismos números que habían aparecido en su conversación con Max y que este mismo le había recordado, 53 y 20, lo números de Dios que hicieron que las blindadas puertas del ascensor se abrieran. Su descenso al siguiente piso continuaba.











Hola mis amores, espero que hayan disfrutado del capítulo :3

Capítulo dedicado a yukiluz2807

Pd: para los que me preguntaron que tipo de cuchillos usa Elías, son estos

Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

24K 2.7K 30
Hola, esta es mi primera historia Yaoi la lees bajo tu propio riesgo.Espero y les guste, habran cosas intensas Historia ChicoxChico asi que si no te...
431 116 12
Emily Willson lo tiene todo: una familia fantástica, muy buenos amigos, el futuro laboral asegurado, pero tiene un único y fastidioso problema; su ma...
La Osa Mayor [BD] Par Ada

Mystère / Thriller

32.9K 6.1K 178
• Título original: Beidou (北斗). • Título en inglés: The Plough. • Autora: Meng Xi Shi (梦溪石). • Traducción chino-inglés: Qianya, en https://bookswithq...
6.7K 709 16
Un circo en un lugar desconocido, lleno de artistas excéntricos. Un chico confundido y perdido que quiere regresar a casa a pesar de que su vida...