13 Pisos

By MPMUniverse

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Un lugar cuya ubicación es desconocida, un grupo de personas sin escrúpulos se reúne para realizar cosas atro... More

Prólogo
Capítulo 1: Piso 12
Capítulo 2: Un cambio en las reglas
Capítulo 3: Piso 11
Capítulo 4: Salón de clases
Capítulo 5: Prodigio, no te equivoques
Capítulo 6: Si juegas con fuego te quemas
Capítulo 7: Piso 10
Capítulo 8: Zona industrial
Capítulo 9: Acorralados
Capítulo 10: piso 9
Capítulo 11: El piso de los sacrificios
Capítulo 12: ¿Ángel o Demonio?
Capítulo 14: La balanza no distingue entre el oro o el plomo
Capítulo 15: Piso 8
Capítulo 16: Parque de diversiones
Capítulo 17: Jugando según las reglas
Capítulo 18: Las reglas son para romperse
Capítulo 19: En la guerra la moral es relativa
Capítulo 20: Charlotte Evergarden
Capítulo 21: Piso 7
Capítulo 22: Restauran de carne
Capítulo 23: Sed de sangre
Capítulo 24: No soy capaz de matarte
Capítulo 25: La motivación viene de lugares inesperados
Capítulo 26: piso 6, casa de muñecas
Capítulo 27: Sólo uno
Capítulo 28: ¿Vas a luchar o a huir?
Capítulo 29: Elías
Capítulo 30: Luz y oscuridad
Capítulo 31: Bienvenida
Capítulo 32: Adiós, Charlotte Evergarden
Capítulo 33: Piso 3, Prostíbulo
Capítulo 34: Monstruo vs Demonio
Capítulo 35: Inocencia
Capítulo 36: Capaz de todo
Capítulo 37: Decisiones
Capítulo 38: Lo que no se pudo decir
Capítulo 39: Fin del juego
Epílogo
Agradecimientos
¿Y ahora qué?
One shot <3
One Shot parte 2
One Shot final
ES IMPORTANTE

capítulo 13: Jaque Mate

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By MPMUniverse

La joven se mantiene inmóvil observando el impacto de la bala que estaba a escasos centímetros frente a ella, un poco más y hubiese sido algo mortal. Traga saliva para armarse de valor y mira al extraño que sostenía el arma y que  lucia totalmente despreocupado.

-No hagas movimientos muy brusco – le murmura botando humo de cigarrillo por su boca – eso me molesta.

Charlotte guarda silencio y lentamente logra sentarse sobre sus talones. Manteniendo la mirada fija en aquel sujeto.

-¿Quién eres tú? – pregunta con cautela.

El extraño se termina el cigarrillo y de inmediato saca otro.

-Cierto, eso de las presentaciones no me vienen – se rasca la nuca – pero supongo que debo hacerlo, soy Max, el maestro de este piso, bienvenida…  supongo.

Había sido una presentación un tanto extraña, pero la rubia no dijo nada al respecto, solo se mantuvo en silencio analizando la situación. Sus piernas se sentían adormecidas, no sería capaz de ponerse de pie por un tiempo, aunque eso tampoco habría sido una opción, ya que Max a pesar de su apariencia tenía muy buena puntería y no dudaría en dispararle si así le daba la gana. La habitación solo parecía tener una puerta que se encontraba a unos cuantos metros del sofá donde estaba Max, incluso si llegara a ella nada afirmaba que ésta estuviese abierta. La única opción que tenía Charlotte era escuchar lo que sea que aquel chico tuviese para decirle, después de todo, algo debía de querer, de otra forma ya la hubiese matado.

-¿Dónde está Elías?

-Es curioso que sea eso lo que te preocupe en este momento – murmura probando el cigarrillo – la verdad no tengo ni la más mínima idea de donde pueda estar, no lo estoy vigilando a cada segundo. Pero si tengo algo de suerte estará muerto – hace una pausa – pero lo dudo mucho.

La joven apuña las manos sobre sus rodillas.

-¿Por qué no me has matado aún?

-No tiene gracias matar a alguien inconsciente, eso es aburrido hasta para mí.

Aquellas palabras resonaron en lo más profundo de la mente de Charlotte, ya que eso era algo muy parecido a lo que Elías había comentado alguna vez “alguien con una expresión tan vacía, no tiene gracia”. Era una muy extraña similitud proveniente de dos personas que no se parecían nada, ni en el físico ni en la personalidad. Tal vez, si era lo suficientemente astuta podría encontrar la forma de salir de aquella habitación y encontrar a su compañero.

-Ya veo – murmura inexpresiva - ¿entonces qué es lo que quieres?

-¿Qué es lo quiero? – Repite mirando el arma – quiero ver como todas las personas de este edificio arden, pero eso sería romper las reglas y no quiero tener que pasar por toda esa tontería de ustedes, es demasiado trabajo – de la nada apunta directamente a Charlotte con la pistola – mantenerte con vida, ahora mismo me está resultando un gran trabajo, es realmente difícil el no querer matarte, yo diría que eres a lo que llamamos una víctima perfecta.

Un escalofrío recorre la espalda de la joven al momento de verse amenazada de muerte, y sin entender a que se refería con aquellas palabras.

-No comprendo a que te refieres.

-Obvio que no, no eres una asesina, pero me sorprende como es que ese cavernícola no te haya matado aun – baja el arma – de seguro debe de ser algo difícil de controlar, aunque su necesidad de salir de aquí debe de superarlo.

-Aun no has dicho que es lo que quieres.

-Cierto – ladea la cabeza a un lado, curioso y pensativo – quiero… jugar ajedrez.

Charlotte no puede evitar sorprenderse, pero aun así logra mantener la compostura incluso si por dentro el  miedo comenzaba a devorarla.

Max se pone de pie y camina hacia uno de los estantes que está repleto de libros. Abre unas pequeñas puertas del mueble y saca una caja de su interior. La rubia no lo deja de mirar ni por un segundo, su comportamiento se le hacía extraño, era un maestro de piso ¿acaso no haría ningún tipo de prueba? Se le hacía algo muy sospechoso y no tenía ni la más mínima idea de que es lo que podía estar tramando, aun llevaba la pistola en la mano y ese era un gran problema, había sido muy claro al decir que le dispararía ante cualquier movimiento que no le agradase. Tras haber conseguido lo que buscaba, Max regresa hacia donde está la joven que se mantiene con la espalda erguida y con una expresión impasible.

-Deja de mirarme de esa forma, cualquiera diría que planeas matarme – toma lugar en el piso frente a Charlotte – aunque eres incapaz de hacer tal cosa, es por eso que lo necesitas ¿verdad? – La joven baja la mirada – debiste ser muy lista como para persuadir ese cavernícola que solo sabe matar. Aunque eso me hace preguntar ¿Quién utiliza a quién?  

La rubia muerde su labio mientras Max acomoda las piezas del tablero. Era un juego de ajedrez hecho en su totalidad de cristal, los detalles que tenían era simplemente perfectos y parecían ser muy frágiles, tanto que daba miedo tocarlas por temor a que se rompieran.

-¿Por qué ajedrez?

-¿Por qué? – Repite inclinando la cabeza a un lado – el ajedrez me parece uno de los juegos más completos intelectualmente, se puede saber mucho de una persona por el modo en el que juega. Quiero saber que tan lista eres realmente como para haber llegado hasta aquí.

La joven hace una ligera mueca.

-No soy lista en lo absoluto.

-Ya veo – murmura colocando la última pieza en su lugar – entonces será un juego rápido ¿comienzas tú?

Charlotte no responde y simplemente hace la primera jugada con el caballo.

-¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? – pregunta al notar que no llevaba su reloj puesto.

-Como 40 minutos, tal vez más, tal vez menos – mueve un peón - ¿Por qué te importa tanto?

-Elías no es de las personas muy pacientes.

-Pareces muy convencida de que aún sigue por aquí. 

-No me has confirmado el que él esté muerto, por eso puedo suponer que aún debe de estar en algún lugar, y de seguro estará muy enojado.

-¿Le tienes miedo?

La joven guarda silencio por un instante antes de hacer su otra jugada.

-Sería estúpido no hacerlo, es un asesino después de todo – mueve una de sus torres – cualquiera le tendría miedo con solo verlo.

-¿En serio?

-Aquí son todos unos desconocidos para mí, es normal que desconfíe y les tenga miedo. Incluso las personas de un círculo cercano  no son del todo buenas, después de todo el 80% de las agresiones y asesinatos son cometidos por alguien que la víctima conocía.

El juego continua lentamente, cada uno analizando los movimientos de su oponente y las piezas que tenían de su lado, planeando la mejor estrategia para ganar, aunque Max parecía tener la ventaja absoluta del juego, ya que siempre conseguía eliminar con facilidad las piezas de Charlotte, aunque eso no era tan extraño, después de todo había sido él, el que había elegido aquel juego. A la joven solo le quedaba seguir resistiendo todo el tiempo posible, o al menos hasta que sus piernas volvieran a ser útiles.

Aquello parecía una verdadera batalla campal, donde la clave era la concentración y la estrategia. Si no fuera por la suave opera que se sonaba de fondo, toda la situación habría sido incluso más tensa.

-Han pasado como seis meses desde la última vez que anunciaron a un tributo libre – murmura Max mientras hacia una jugada – creo que se trataba de un miembro de fuerzas especiales, uno muy habilidoso pero aun así no logro pasar del piso 11, no logro superar a Cathleya. Hubiese sido divertido conocerlo.

-¿Por qué me cuentas esto?

-Solo pensaba en voz alta, eso es todo – vuelve a fumar – pero debo decir que eres el tributo libre más joven del que he escuchado, de seguro has de estar causando furor para Los Ojos.

-No pretendo ser un espectáculo para nadie.

-Nadie que llega en tu posición quiere serlo, pero fuiste traída para convertirte en un sacrificio para los asesinos y no hay forma de que cambies eso, tarde o temprano morirás en alguno de los pisos.

Aquel juego continuo en silencio, mientras que la mente de Charlotte trataba de asimilar toda esa información al mismo tiempo que mantenía la partida. De cierta forma aquello que había dicho Max la había afectado. No conocía el propósito de estar haciendo todo esto ¿Cuál eran sus intenciones? La joven simplemente no tenía respuestas para eso, solo parecía estar reteniéndola por alguna razón. Se le hacía difícil poder saber en qué pensaba el extraño chico frente a ella, parecía ser alguien muy calmado hasta el punto de ser un holgazán, pero el hecho de que sea un maestro de piso significaba que era alguien del cual cuidarse.

Charlotte entrecierra los ojos.

-¿Por qué el cementerio está separado del resto del piso?

-No es para los jugadores, al menos no para los jugadores comunes.

-Así que solo es para los que están en mi condición.

-Eres alguien muy perspicaz.

-Solo conecto los puntos, es todo, al igual que todos los pisos que visite, este lugar también tiene sus propias reglas de juego – hace una pausa – es como el de Cathleya, pagas por alguien en específico y que es sencillo matar, ya que no puede defenderse, en comparación el piso 12 y 10 eran más peligrosos.

-¿Eso crees?

-Es lo que me ha parecido, no hay nadie que me diga si me estoy equivocando o no. Pero no creo estar tan lejos de la realidad, al igual que la falta de maestros en el piso 10 – hace una pausa – era un piso de entrenamiento.

Max la mira de reojo.

-Aprendes rápido.

-No lo suficiente, aun no sé los nombres que reciben cada planta.

-Supongo que no habrá daño en que lo sepas, de todas formas no es como si fuera de ayuda – mueve a su alfil – hay dos tipos de pisos: de paga y común, el resto lo dejo a tu criterio.

La joven hace una pausa para mirar el tablero frente a ella. Cada vez perdía más piezas de su dominio. Suspira.

-Esta habitación es bastante silenciosa en comparación.

-Me gusta el silencio.

-¿Por eso el cementerio?

-En parte.

-Ya veo. Jaque – murmura bloqueando al rey con un alfil – realmente parece gustarte los juegos de destreza mental.

-¿Algo en especial que te haga decir eso?

-Tienes muchos libros de estrategias y logaritmos de juego.

-Solo los leí tratando de alcanzar el número de Dios.

Hay un pequeño silencio antes de que la joven diga algo.

-¿Te refieres al de cubo rubik?

Lo cual podría explicar la colección de este juguete que mantenía sobre una repisa en la pared del fondo.

-Es más difícil de lo que esperaba.

-Si fuera fácil, no se llamaría el número de Dios. No conozco a nadie que lo haya logrado.

-Teniendo en cuenta los 43 quintillones de posiciones que tiene dicho cubo, no creo que sea algo que se consiga a la primera, y con la limitación de resolverlo en tan solo 20 movimientos solo lo complica más.

-Creía que eran 53 movimientos, resolverlo en tan solo 20, eso sería un verdadero milagro.

-Aunque los milagros no existan, solo es una palabra empleada para señalar una situación que se dio por una línea que ya estaba establecida, pero que los usuarios desconocían, un milagro no es diferente a aquello que llaman magia.

Charlotte sostiene brevemente una pieza entre sus dedos para luego dejarla en su lugar.

-Todos necesitamos algo en que creer, cuando un niños tiene, miedo cree firmemente que sus padres estarán allí para protegerlo. Los científicos creen en sus hallazgos  y en las investigaciones de personas que nunca han visto y que han muerto hace siglos, los atletas creen en su entrenamiento y un pasajero en la capacidad del conductor. Mires por donde lo mires, los humanos siempre creerán en algo que es ajeno a ellos mismos – observa las detalladas piezas de cristal – y hacemos eso porque todos en el fondo somos débiles e inseguros.

Max observa como la joven continua con el juego, ignorando por completo el hecho de que podía dejarlo en jaque nuevamente en cualquier momento, pero Charlotte había dejado pasar aquel movimiento, aquel que era más lógico y el que podía acercarla a una victoria, puesto que solo contaba con su rey, la reina, un alfil, dos torres, un caballo y un peón, mientras que Max tenía casi todas sus piezas intactas. El chico de cabello oscuro suspira para sus adentros, tal y como lo había sospechado aquella sería una partida muy sencilla, otra más del montón todo indicaba que seguiría invicto en aquel juego. Había cometido un error al pensar que esa joven podría ser más astuta que el resto, un error que no era propio de él. Aunque por otro lado la forma de pensar de la joven había llamado un poco su atención, parecía ser alguien lista o por lo mínimo pensaba fuera del cubo, lo cual no sabía decir si era algo bueno o malo.

De reojo observo el reloj mural que estaba detrás de la rubia.

-Estas consiente de que luego de esto te matare ¿verdad? – Ella asiente – este es un final que iba a llegar de todas formas.

-El que tú lo decidieras no significa que vaya a terminar de esa forma.

-Eres muy optimista.

-No realmente.

-¿Sigues pensando que él vendrá por ti? – La joven apuña sus manos de forma inconsciente – has estado a su lado todo este tiempo y aun no sabes nada acerca de ese sujeto, realmente eres una chica ingenua.

-Por otro lado tu pareces conocerlo bastante – murmura sin levantar la mirada.

-Es la primera vez que lo veo en persona, pero se podría decir que en el mundo de los asesinos Elías Frederiksen es toda una celebridad, después de todo, no cualquiera entra en la lista roja, supongo, eso es lo que dicen los archivos de él.

-Que conozcas la historia de alguien, no te dice cómo será su futuro ni como es realmente.

-Pareces muy decidida a defenderlo, me pregunto porque – hace una pausa – entiendo que estés con ese cavernícola por el hecho de que puede protegerte, fuiste realmente lista en notar eso en su primer encuentro, pero estas viéndolo como si fuese un salvador, recuerda que sigue siendo humano y los humanos mueren con facilidad, o por lo mínimo son fáciles de persuadir, si tú lo hiciste nada impide que alguien más también lo haga. Son variables que como jugador puedo utilizar.

Charlotte lo mira directamente a los ojos.

-Así que todo lo resumes a las variables controlables.

-En este mundo no existe nada parecido a la casualidad o los milagros, todo lo que sucede ya está previamente establecido al momento de tomar una decisión, sin importar el camino que recorras llegaras inevitablemente al punto que estaba fijado desde antes que comenzaras a caminar, el orden de las variables no alteran el producto.

-Ya veo, yo nunca he sido buena en matemáticas ni en los juegos pero – inclina la cabeza a un lado sin dejar de mirarlo – esta es la realidad, donde hay 7 mil millones de personas, todas diferentes entre sí, todos tomando decisiones y acciones diferentes al resto a cada segundo. Todos poseen personalidades y aptitudes distintas y no existen manuales ni guías que te permitan interpretar algo que se encuentra en la psique y que es intangible. Te encuentras solo frente a esas 7 mil millones de personas a las que no conoces, solo un grano más de arena en una playa infinita que cambia con cada ola que la golpea ¿Cómo haces para adaptarte a todas y a cada una de esas personas? ¿Cómo evitas ir por un camino equivocado? ¿Cuáles son las variables que podrían afectar en cada encuentro? ¿Qué logaritmo debo ocupar para entender a una persona a la cual no conozco? ¿Cuál es la lógica de este mundo?

Max deja caer la pieza de cristal desde su mano y se queda observando a la chica de grandes ojos azules, que por un instante parecía desafiarlo. Una niña seis años menor que él, le había dado una cátedra completa desmoronando por completo sus teorías y lo que era peor, no podía argumentar nada ante esa lógica.
Era una chica lista, más de lo que aparentaba o de lo que quería mostrar. El que haya sido capaz de llegar hasta aquí no fue simple casualidad.

-Puede que si no te hubieses separado de Berserker, puede que hubieses tenido una oportunidad de ganar – dice tras una larga pausa – que mal que ya no este por aquí.

Un escalofrío recorre la espalda de la joven.

-¿Qué le hiciste? – pregunta ocultando su angustia.

-Tenerlo en este piso es un problema, es demasiado violento así que le di la oportunidad de que se marchara, sin necesidad de armar más escándalo, solo bastaba con que dijera que sí, y las puertas se abrirían para él, aunque claro, eso significaba tener que dejarte atrás.

Charlotte se queda inmóvil, procesando aquellas palabras que le cayeron como una lluvia de golpes, mientras que la opera que sonaba de fondo seguía inundando la habitación. Aquello había sido una excelente jugada por parte de Max.

-Ya veo – murmura por lo bajo – pensé que realmente lo habías matado.

-Pareces muy tranquila teniendo en cuenta de que sigues sola.

-No estoy para nada tranquila, pero mientras Elías siga con vida, entonces poder seguir con este juego – toma su torre – como lo habías dicho aún hay variables que siguen a mi favor.

-¿En serio?

-Te enfocaste en mí, alguien que se da por vencida rápidamente y tiene una voluntad muy débil como para hacer algo por su cuenta, para alguien listo como tú, debiste matar a Elías aunque dudo que hubieses sido capaz.

-Incluso si eso fuera correcto, si te asesino a ti tendría el mismo efecto.

-Ya perdiste tu oportunidad de hacerlo.

Por primera vez el rostro de Max muestra algún tipo de emoción.

Incertidumbre.

-¿Crees que aún no puedo hacerlo?

-Eso ya no está dentro de tus posibilidades, has perdido así como este juego – coloca la torre al centro del tablero – lo perdiste desde el momento en que me permitiste dar el primer movimiento – sonríe de una forma inocente – Jaque mate.

Max observa como su rey había quedado sin movimiento, sus piezas habían sido completamente neutralizadas por la joven, quien dio vuelta el resultado e tan solo dos jugadas.

-Tú…

-El ajedrez es un juego de estrategia, por eso incluso si eres más inteligente que yo nunca ibas a ganarme, juegas como lo haría una computadora que escoge el movimiento más lógico, por eso era sencillo adivinar qué es lo que harías. Alguien a quien consideradas inferior, acaba de ganar tu juego.

-Incluso viendo cuatro movimientos en el futuro, no logre ganarte.

-Es porque mientras tu veías cuatro yo veía 16, además ningún rey ha ganado algo sacrificando a los más débiles de su pueblo, eso es algo que solo un bárbaro sería capaz de hacer.

El chico se pone de pie, toma la pistola y apunta directamente a la joven, quien solo observa fijamente mientras una gota de sudor frío corre por su frente.

La mirada de Max seguía tan inexpresiva como siempre, como alguien que ya se ha aburrido del mundo entero y nada es capaz de emocionarlo.

-Me disculpo por haberte subestimado.

-Ese no fue el problema – murmura cerrando los ojos y bajando la cabeza, como si aceptara su destino – tu error fue creer que alguien tan obstinado e impulsivo como Elías tomaría el camino fácil.

Antes de que Max pueda decir algo, se escuchan tres terribles estruendos desde de la puerta haciendo que el seguro ceda y la puerta se abra de forma violenta golpeando con la  pared, provocando un ruido  seco.
En la entrada aparece un hombre cuya ropa tiene manchas de sangre y su mano sostiene una pistola que apunta directamente a la cabeza de Max.

-Te encontré, puto emo bastardo.




Hola mis tributos hermosos, perdón por la tardanza, pero aquí está el capítulo, espero que les haya gustado
:3  y si todo va bien ya no habrían más retrasos :)




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